LOS ÁNGELES, California. – El temor a ser detenidos en medio de operativos migratorios ha transformado la vida de cientos de familias indocumentadas en el sur de California, por lo que organizaciones sin fines de lucro han comenzado a movilizarse para apoyarlos.
Organizaciones en California brindan ayuda a inmigrantes que temen salir de casa por deportaciones
Organizaciones sin fines de lucro distribuyen alimentos, asesoría legal y fondos de emergencia para ayudar a las familias que se mantienen en encierro voluntario ante el temor a las redadas migratorias.
Para muchos, la solución ha sido radical: quedarse encerrados en casa por días, incluso semanas, renunciando a trabajar, vender sus productos o asistir a citas médicas y escolares.
“Es horrible, la sensación de estar encarcelado es horrible”, relató una familia hispana.
“Mi esposa y yo salimos de México hace 14 años por problemas de extorsión en la Ciudad de México. El pánico que vivíamos entonces es el mismo que siento ahora aquí”, confesó un padre de familia afectado, que ha decidido quedarse encerrados en casa por días.
El impacto económico de este autoencierro es devastador. Familias que viven del trabajo diario, como vendedores ambulantes o empleados de limpieza, han dejado de percibir ingresos vitales. Sin poder pagar rentas, servicios o comida, su situación se vuelve insostenible.
Para responder a esta crisis silenciosa, organizaciones como el Centro de Trabajadores Clean Carwash ofrecen alimentos, asistencia legal y apoyo económico limitado; sin embargo, reconocen que los recursos disponibles no son suficientes para la magnitud del problema.
“Hemos empujado un fondo de solidaridad, pero la cantidad de personas que pueden donar no alcanza para cubrir toda la necesidad que existe”, advirtió Flor Menénez, directora ejecutiva del centro.
Otras iniciativas, como la de la Fundación Local Hearts junto a Singer Realty Group, han brindado ayuda financiera directa a vendedores ambulantes obligados a quedarse en casa.
“Nos parte el alma no poder ayudar a todos. Muchos de estos trabajadores son los pilares de sus familias”, lamentó un empresario local, preocupado además por la falta de mano de obra.
Mientras las organizaciones comunitarias buscan formas de ampliar su apoyo, la realidad es que miles de familias siguen viviendo en un encierro forzado, atrapadas entre el miedo a la deportación y la necesidad.
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