Sandra Gonzalez, una inmigrante hondureña que lleva 20 años en Estados Unidos, nunca perdió la fe de que, algún día, encontraría una oportunidad para regularizar su estatus migratorio.
"Nunca perdí la fe": la historia de una hispana en Florida que después de 20 años podrá beneficiarse con nueva medida migratoria
Sandra González y más de medio millón más, podrán beneficiarse del anunció que hizo Biden sobre permitir que los cónyuges de ciudadanos estadounidenses sin estatus legal soliciten la residencia permanente y eventualmente la ciudadanía sin tener que salir primero del país por hasta 10 años.
Por eso, para ella significó un regalo el anuncio que hizo el presidente Biden que le daría un camino a la residencia a ella y a medio millón de cónyuges de ciudadanos norteamericanos que llegaron sin documentos al país.
“Yo nunca perdí la fe. Ya prácticamente estoy ahí, al pasito para poder tener mi residencia”, aseguró González en entrevista con Univision 23.
De sus dos décadas aquí, 12 años han sido en matrimonio con Eduardo Rivalta, un cubano ciudadano americano amante de la música y quien ha apoyado en todo momento a Sandra, dueña de su compañía de limpieza.
“Los trámites de migración siempre nos dan trabajo para poder seguir. Pero siempre con la esperanza de que algún día pasara algo bueno”, aseguró Eduardo.
El presidente Biden anunció el martes que su administración permitirá, en los próximos meses, que los cónyuges de ciudadanos estadounidenses sin estatus legal soliciten la residencia permanente y eventualmente la ciudadanía sin tener que salir primero del país por hasta 10 años.
Para calificar, un inmigrante debe haber vivido en Estados Unidos durante 10 años y estar casado con un ciudadano estadounidense.
Momentos duros lejos de la familia
Para Sandra estos 20 años sin volver a su país han sido muy difíciles porque no ha podido ver a su familia.
“Mi padre y mi madre han muerto, han muerto mis tíos. El no estar uno en esos momentos es duro. Ver crecer a tus hijos en fotos duele”, señaló.
La deportación tocó varias veces la puerta de este matrimonio. Tanto así que construyeron una casa en Honduras por si se tenían que marchar.
“Cada vez que llegaba la fecha de ir a ICE, yo decía. Dios mío, que no me la pongan allá adentro, que no me la dejen ahí”, refiere Eduardo.
Hoy Sandra puede calificar para este alivio gracias a que su abogado eliminó la orden de deportación que tenía.
Sandra y los demás beneficiados aún desconocen cuándo podrán enviar sus aplicaciones para este programa debido a que el gobierno no ha dado aún una fecha y tampoco el costo que tendrá la misma.
Alrededor de 1.1 millones de cónyuges que se encuentran en el país ilegalmente están casados con ciudadanos estadounidenses, según el grupo de defensa FWD.us., lo que significa que cientos de miles no calificarán porque estuvieron en los Estados Unidos durante menos de 10 años.
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