El Senado argentino le dijo “no” al aborto legal, pero el movimiento de mujeres es imparable

Después de una histórica sesión y pese a la negativa, una referente del feminismo asegura que el país “dio un paso enorme” y dice ya trabajan para que la ley salga el año próximo.

Diego Jemio
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Diego Jemio.
El Senado de Argentina rechazó en la madrugada de este jueves un proyecto de ley para legalizar y despenalizar el aborto en las 14 primeras semanas de embarazo. La iniciativa que movilizó a la sociedad civil y provocó un largo debate público deberá esperar al menos un año para ser presentada nuevamente por sus impulsores.
Video Protestas y celebraciones: las dos caras del rechazo a la despenalización del aborto en Argentina

BUENOS AIRES, Argentina.- Las arengas se repiten una y otra vez. Salen de la Plaza del Congreso y de las calles aledañas y atraviesan las paredes del recinto, donde los senadores ocupan sus bancas. Una marea formada por cientos de miles de pañuelos verdes grita el primero: “Iglesia. Estado. Asunto separado”. Al rato sigue otro que ignora la lluvia sin tregua en Buenos Aires: “Mujer, escucha. ¡Únete a la lucha! Y finalmente el pedido: “Aborto legal en el hospital”. Del costado sur de la plaza, con pañuelos celestes, los militantes en contra de la legalización del aborto piden de una forma abstracta -y como una mera reacción- salvar “las dos vidas” sin demasiadas propuestas de cómo hacerlo. Esas son algunas de las escenas de la extensa vigilia, que reunió alrededor de dos millones de personas sólo en la capital.

Finalmente, esta madrugada, luego de una histórica sesión que duró casi 16 horas, el Senado rechazó la legalización del aborto en la Argentina por 38 votos a 31. El “no” fue transversal y reunió votos tanto en Cambiemos –el partido del presidente Mauricio Macri– como en el Partido Justicialista y el kirchnerismo. En junio pasado, la Cámara de Diputados dio media sanción al proyecto de ley por la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), que despenaliza el aborto hasta las 14 semanas de gestación e incorpora la práctica al sistema público de salud.

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Desde la noche del martes, las calles comenzaron a poblarse de cientos de miles de jóvenes que llegaron desde distintos puntos del país.

Algunos alquilaron hoteles cercanos al Congreso. Y hay quienes optaron por montar una improvisada carpa en las avenidas cercanas. Se montaron escenarios con grandes shows para amenizar una larga espera antes de la votación. Fueron 62 oradores en el debate histórico de una de las leyes que despertó más interés en la opinión pública desde el regreso de la democracia.

“En la Argentina, se registraron unas tres mil muertes por abortos inseguros desde la llegada de la democracia. Son sólo estimaciones porque reina la clandestinidad. Aun sin ley, ante el embarazo no deseado, las mujeres seguirán entregándose a escondidas a las manos de un seudocirujano”, inició el debate y adelantó su voto positivo Pedro Guastavino, de la provincia de Entre Ríos. “ Esta ley no obliga ni recomienda a nadie abortar. Sólo defiende el derecho a elegir. Si no hay ley, vamos a contribuir a la clandestinidad”, siguió en la misma línea Norma Durando, de La Pampa.


Mientras el debate avanzaba, las calles porteñas eran una marea incontrolable. Del lado “verde”, a favor de la ley, se montaron shows de artistas como Hilda Lizarazu, Mariana Baraj, Liliana Felipe y Ana Prada. Mientras que el “Festival por las Dos Vidas” reunió a artistas cristianos, como Gabriel Bazán y el grupo Rescate.

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El debate también sirvió como un botón de muestra de lo más retrógrado de cierta clase dirigente argentina. Rodolfo Urtubey, senador por Salta y hermano del gobernador de esa provincia, dijo en su exposición: “Hay casos en los que la violación no tiene violencia sobre la mujer".

Alrededor de la una de la mañana, cuando todos los conteos daban por hecho el triunfo del “no”, llegó uno de los discursos esperados por muchos: Cristina Fernández de Kirchner. La expresidenta, senadora por la provincia de Buenos Aires e indiscutible líder de la oposición tenía una posición contraria a la legalización del aborto, pero explicó las razones de su cambio de opinión. “¿Quiénes me hicieron cambiar la forma de pensar? Las miles de chicas que critican a la sociedad patriarcal. Los senadores están rechazando un proyecto sin proponer nada alternativo. Esta ley no obliga a nadie a hacerse un aborto. Estamos bajando la cortina de la discusión. Es una pena que no hayamos podido abordar un consenso”, dijo.

Cerca de las tres de la mañana, en una helada noche con seis grados, los senadores pulsaron sus botones para decirle “no” a la legalización. Desde el bando de “las dos vidas” se festejó como si fuese un triunfo. Una alegría por dejar las cosas como están, con 43 muertes por abortos clandestinos por año y 47 mil gestantes que requirieron atención hospitalaria por complicaciones derivadas de interrumpir un embarazo. La “ola verde” terminó triste, pero orgullosa.

¿Cómo se seguirá debatiendo el tema? El 21 de agosto, el Poder Ejecutivo mandará al Senado un proyecto de reforma del Código Penal, que apuntará a la despenalización de la mujer que se practique un aborto (ahora hay penas que van de uno a cuatro años de prisión). Es un avance, pero aún lejos del proyecto de ley impulsado por los movimientos feministas, que busca un aborto seguro, legal y gratuito.

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Irreversible

El proyecto de ley por el aborto legal hubiese sido imposible sin el trabajo de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, una alianza argentina de organizaciones que trabaja por este objetivo desde 2005. Nelly “Pila” Minyersky es abogada, militante feminista, una de las fundadoras del colectivo y una de las redactoras del proyecto que logró media sanción en Diputados.

Después de la votación, su voz está fatigada por las horas, pero suena luminosa y esperanzada. Dice que a las mujeres nunca los derechos le fueron regalados. Y que se consolidó algo imparable, que impulsará la ley más temprano que tarde.


“Los senadores y senadoras tenían la oportunidad de figurar en los anales de la historia por contribuir al progreso de su país y no a sus creencias particulares. Pero no lo hicieron. Podríamos estar frustradas, pero no nos sentimos así porque creo que ganamos. Mañana mismo nos pondremos a trabajar para que la ley se debata el año próximo. ¿Se imaginan la cantidad de gente que estará en las calles? Sacamos la sexualidad del oscurantismo. Eliminamos el tabú en torno al aborto. Es un paso adelante enorme. Esto es irreversible. Ahora somos muchas”, le dijo Minyersky a Univision Noticias.

Se demoró la conquista de un derecho en la Argentina. No es una decisión gratuita porque implicará más muertes por abortos clandestinos. Pero el movimiento de mujeres -fuerte y masivo- resulta imparable en el país. En cada bus de la ciudad y en cada subterráneo, hombres y mujeres sonríen cómplices cuando identifican en el otro un pañuelo verde en el puño, la mochila o el cuello. Resulta difícil pensar que esos pañuelos se guardarán en un cajón hasta el año próximo, cuando se discuta nuevamente la ley. En los últimos meses, millones de personas se educaron gracias a un debate sobre un tema del que no se hablaba. Con la paciencia de la piedra, Minyersky lo explica mejor que nadie. “ Los senadores no lo entendieron, pero ya lo harán. Y será ley”.

Los grandes protagonistas de la campaña por la legalización del aborto fueron los jóvenes que tomaron como propio el reclamo por la despenalización del aborto que el movimiento de mujeres hace décadas lleva adelante en Argentina. "Es un momento muy histórico y muy grande para nuestro país porque hace muchas décadas se viene pidiendo que se despenalice el aborto. Y entendemos que muchos de los avances son gracias a las pibas y los pibes que estamos saliendo a la calle. Mucha juventud, que entienden muchas cosas, que pueden destruir paradigmas mucho más rápido", dice orgullosa Lucila, de 19 años.
"Siento un gran orgullo por toda esta cantidad de mujeres jóvenes, por la fuerza y la posición que tienen", dice Eva de 60 años, una sindicalista con perspectiva de género. "Llevo cuatro décadas y media esperando ver este día. Soy de una generación que creció creyendo en la cigüeña, 
<b>no se nos hablaba de sexo ni de la anticoncepción pero si quedabas embarazada y eras soltera, te echaban de tu casa, te cuestionaban, te maltrataban socialmente"</b>.
Pero no todas las jóvenes piensan igual. Yo escuché el corazón de mi bebé a las siete semanas de gestación y ellos proponen que hasta las 14 semanas se pueda abortar", dice Malena (20) con lágrimas en los ojos. "Cuando escuché a mi bebé, supe que era otro corazón aparte que latía adentro mío. Por eso no tiene derecho a destruir otra vida. ¡Qué se hagan cargo de sus responsabilidades, porque el bebé no tienen la culpa!".
La Plaza del Congreso estuvo dividida entre la convocatoria "de los pañuelos verdes" por el despenalización del aborto y las asociaciones antiaborto que invocan el derecho del niño por nacer porque consideran que la vida empieza desde la concepción. Entre sus argumentos, quienes defienden el derecho de la mujer a decidir han tomado el discurso a favor de la educación sexual integral y la distribución gratuita de métodos anticonceptivos para la planificación familiar y evitar los abortos.
"¿Entonces por qué dentro de las instituciones religiosas no permiten que se hable de sexualidad ni distribuyen métodos anticonceptivos gratuitos, que son una ley nacional? En las escuelas públicas queda a criterio de los profesores si dar educación sexual o no y se aplica poco. Pero en las escuelas privadas si hablas del tema te echan", dice este grupo de mujeres que trabaja con jóvenes en situación de derechos vulnerados.
Entre los detractores por la legalización del aborto, estuvo el diputado Gioja que tiene un hijo con Síndrome de Down. "No quiero pensar qué hubiese pasado por mi cabeza si hace 41 años alguien me hubiese venido a decir 'mirá la ley te autoriza, si querés ese chico no nace'.” José Ignacio, de 19 años, está de acuerdo. "Legalizar el aborto no haría que las cifras disminuyan. En países como Islandia, el síndrome de Down desapareció desde la ley de aborto, porque las mujeres deciden terminar sus embarazos. Si consideramos la terminología legal y que una persona es desde el momento de la concepción, esto es un asesinato".
"A la gente que se hace llamar pro-vida les pido empatía con las mujeres y las madres, además hay que dejar que las mujeres elijan sobre su cuerpos. Y sobre todo, no todas las mujeres están en la misma igualdad de recursos para acceder a abortos seguros o poder criar a alguien como les gustaría", dice Nicolás de 17 años.
Laly dirige un centro para víctimas sobrevivientes de abuso sexual y está en contra de la legalización del aborto. "Es muy difícil para una nena abusada llevar adelante un embarazo, sin duda. Pero conozco casos muy especiales. A una nena de 10 años violada el estado le hizo un aborto, ella llegó al hogar ya con el aborto realizado. Es muy fuerte porque la nena aún tienen pesadillas y se siente mal. Y no puede estar en lugares donde hay bebes, tuvo tres intentos de suicidio. ¿Por qué? Porque ella piensa en su bebé, porque no eligió sacárselo de su vientre". Le preocupa lo que sucederá a partir de la ley de legalización del aborto.
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Los grandes protagonistas de la campaña por la legalización del aborto fueron los jóvenes que tomaron como propio el reclamo por la despenalización del aborto que el movimiento de mujeres hace décadas lleva adelante en Argentina. "Es un momento muy histórico y muy grande para nuestro país porque hace muchas décadas se viene pidiendo que se despenalice el aborto. Y entendemos que muchos de los avances son gracias a las pibas y los pibes que estamos saliendo a la calle. Mucha juventud, que entienden muchas cosas, que pueden destruir paradigmas mucho más rápido", dice orgullosa Lucila, de 19 años.
Imagen Macarena Gagliani
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