La 'bolivianización' de Perú: 5 cosas que debes saber sobre las violentas protestas que sacuden al país sudamericano

Semanas de protestas han culminado con la llegada de miles de personas a la capital en medio de violentos enfrentamientos y batallas campales con la policía, mientras se ponen de manifiesto las profundas divisiones existentes en el país, alentadas por una confluencia de factores internos y agitadores externos.

Por:
Eduardo Gamarra (The Conversation).
Al menos 43 personas han fallecido en enfrentamientos durante las protestas provocadas por la destitución de Pedro Castillo en Perú, en las que manifestantes demandan la renuncia inmediata de la presidenta Dina Boluarte, elecciones inmediatas y la elaboración de una nueva Constitución que reemplace la de 1990 del gobierno de Alberto Fujimori. Sigue las últimas noticias en Univision.
Video Crisis política y más de 40 muertos en manifestaciones: ¿qué está pasando en Perú?

Perú está sumido en una crisis política y civil.

Semanas de protestas han culminado con la llegada de miles de personas a la capital en medio de violentos enfrentamientos y batallas campales con la policía.

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Desencadenadas por la reciente destitución del exlíder Pedro Castillo, las protestas han puesto de manifiesto las profundas divisiones existentes en el país y están siendo alentadas por una confluencia de factores internos y agitadores externos.

¿Qué desencadenó las protestas en Perú?

El detonante inmediato fueron los acontecimientos del 7 de diciembre de 2022, cuando el ahora destituido presidente Castillo se embarcó en lo que se ha descrito como un intento de golpe de Estado.

Pero si fue un "golpe" está sujeto a debate. Los partidarios de Castillo dicen que estaba intentando evitar otro tipo de golpe, instigado por el Congreso.

Castillo -un antiguo profesor indígena de izquierdas del sur del país- intentó impedir que el Congreso lo destituyera por corrupción y traición a la patria.

Pidió a los militares que le apoyaran, y su intención era formar una asamblea constituyente para reformar la Constitución del país.

Pero su plan no funcionó. Los militares rechazaron la estratagema de Castillo, y el Congreso siguió adelante con su votación de destitución, apartándole del poder.


Los acontecimientos de ese día desencadenaron las protestas que han ido cobrando fuerza en las semanas posteriores.

Pero aunque los acontecimientos del 7 de diciembre fueron el detonante inmediato, es importante comprender que esta crisis se gestó hace mucho tiempo.

¿Cuál es el trasfondo más amplio de la crisis política?

La crisis tiene sus raíces en la naturaleza del sistema político peruano.

En parte, por diseño, la constitución del país, que fue adoptada en 1993 pero modificada una docena de veces desde entonces, crea ambigüedad en cuanto a quién tiene el mayor poder: el presidente o el Congreso.

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La Constitución otorga al Congreso un enorme margen para limitar el poder ejecutivo, incluida la destitución mediante juicio político.

La idea era servir de baluarte contra los excesos de presidentes de mentalidad autoritaria.

Pero, en realidad, fomenta la inestabilidad y la debilidad del Ejecutivo.

La Constitución está redactada de forma tan ambigua que también da margen de maniobra a los presidentes que quieren cerrar el Congreso, como intentó sin éxito Castillo.

Mientras tanto, en Perú se ha desmantelado el antiguo sistema de partidos políticos.

Partidos antaño poderosos ya no existen o luchan por conseguir apoyo. Como resultado, el sistema de partidos del país se ha fracturado: más de una docena de partidos están representados en el Congreso, lo que dificulta que un solo líder o partido consiga la mayoría.

En resumen, resulta difícil gobernar cuando no se tiene una base legislativa para hacerlo. Por ejemplo, Castillo solo contaba con el apoyo de 15 miembros de su propio partido en la asamblea de 130 escaños.

Además, el país está profundamente polarizado y dividido en varios frentes: étnico, racial, económico y, como han demostrado las protestas, regional.

¿Quién protesta en Perú y cuál es la magnitud del movimiento?

En primer lugar, son partidarios de Castillo.

Aunque no tenía una base de poder real en la capital del país, Lima, Castillo -como primer presidente rural real que ha tenido el país- contaba con un apoyo significativo en el sur.

Las protestas se han concentrado en torno a la ciudad de Puno, pero el apoyo ha llegado de todo el altiplano andino del sur de Perú.

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En la zona predominan el quechua y el aimara, los dos principales grupos indígenas del sur peruano. Los quechuas y aimaras peruanos son "primos hermanos" de los mismos grupos al otro lado de la frontera, en Bolivia. Y esto es importante en el contexto de las protestas actuales.

Evo Morales, expresidente de Bolivia, lleva mucho tiempo hablando de "runasur", el concepto de unir a los pueblos indígenas de toda la región andina.

El gobierno peruano ha culpado a Morales de provocar las protestas y ahora se le ha prohibido la entrada en Perú. Sin duda, grupos bolivianos han estado en el sur de Perú movilizando al movimiento y algunos han sido detenidos.

Pero lo que realmente se está viendo es una "bolivianización" del movimiento de protesta en Perú.

Las tácticas del movimiento de protesta en Perú son similares a las de las fuerzas detrás de los disturbios pro-Morales en Bolivia, tanto en 2003 como en 2019 -los bloqueos de carreteras, la violencia contra la policía que ha visto al menos un oficial muerto y otros heridos.

Esto no excusa en absoluto la brutal respuesta de la policía, que ha causado la muerte de más de 50 manifestantes.

Pero incluso en el tratamiento de estas muertes se ven ecos de Bolivia. Al igual que en Bolivia, los manifestantes califican la violencia de las autoridades contra las manifestaciones de "genocidio", afirmando que la policía ataca a los grupos indígenas por ser quienes son.

En mi opinión, esto es incorrecto. Es evidente que la policía está haciendo un uso excesivo de la fuerza, pero los propios agentes implicados son, en muchos casos, indígenas.

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¿Cuáles son las reivindicaciones de los manifestantes?

En primer lugar, pretenden obligar al gobierno de Lima a que acepte la celebración de una asamblea constituyente para redactar una nueva Constitución.

También intentan forzar la dimisión de la mujer que sustituyó a Castillo, Dina Boluarte.

Creo que es un objetivo alcanzable. Boluarte sufre muchos de los mismos problemas que su predecesor: tiene poco apoyo real en el Congreso y ningún apoyo en las calles. Además, al no haber sido elegida, carece de legitimidad democrática a los ojos de muchos.

La presidenta Boluarte ha dicho que no dimitirá. Está estudiando la posibilidad de convocar elecciones anticipadas, pero hay pocas posibilidades de que acepte una asamblea constituyente en este momento.

En cuanto al modo en que este movimiento hará avanzar el concepto de runasur regional, es difícil de juzgar. Ciertamente, la situación peruana ya no es sólo una cuestión peruana, sino que implica a Bolivia, y la protesta cuenta con el apoyo de la izquierda latinoamericana.

Pero es difícil decir hasta qué punto el movimiento de protesta cuenta con apoyo dentro de Perú, dado lo dividido que está el país. Desde luego, no cuenta con el respaldo de las zonas urbanas del norte del país.


No obstante, ha demostrado la capacidad de movilización de los pueblos indígenas, al igual que en Bolivia. Y el objetivo de muchos no es ganar apoyos, sino demostrar esta fuerza.

¿Seguirá la protesta peruana el curso de los disturbios pasados en la región?

Nadie lo sabe.

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Si se sigue la lógica de la comparación con Bolivia, se verá un aumento de la agitación y, potencialmente, más violencia, como la que experimentó ese país en 2003 y 2019.

Si ese es el caso, será difícil que Perú vuelva al viejo estilo de política limeño-céntrica. Las profundas divisiones de la sociedad peruana y la fractura de su sistema político hacen difícil imaginar que surja una fuerza política que pueda hacer frente a todos estos problemas. Y eso es lo que hace que la situación actual sea tan difícil de resolver.

Mientras tanto, las comparaciones con las protestas en Perú que derrocaron a Alberto Fujimori en 2000 pueden estar fuera de lugar. Aquellas protestas se produjeron en un contexto muy diferente: Fujimori era percibido entonces como un dictador que había saqueado al país miles de millones de dólares. Fue un levantamiento para destituir a un dictador.

Lo que hay ahora es un expresidente impopular en la cárcel y una presidenta impopular con reclamaciones controvertidas de legitimidad en el poder. El contexto es muy diferente. No se trata de una transición del autoritarismo a la democracia; es la protesta resultante de un sistema democrático ineficaz en un momento en que el país está profundamente dividido.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

En un discurso televisado difundido la madrugada del lunes, la presidenta de Perú, 
<a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/dina-boluarte-primera-presidenta-peru-destitucion-pedro-castillo">Dina Boluarte</a>, cedió a una de las reclamaciones de las protestas de partidarios del expresidente Pedro Castillo en varias ciudades del país y dijo que propondría al parlamento adelantar los comicios a abril de 2024.
"Hasta la fecha de realización de las elecciones generales anticipadas, mi gobierno promoverá, asimismo, la concertación en el Congreso de la República de una ley de reforma del sistema político que permita (...) contar con un sistema democrático de gobierno más eficiente, transparente y participativo", dijo Boluarte en su intervención, citada por EFE.
El anuncio se produjo en medio de una ola de manifestaciones de partidarios de Pedro Castillo, el presidente que fue depuesto y arrestado 
<a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/pedro-castillo-destituido-por-el-congreso">el miércoles después de que intentara disolver el Congreso</a> y anunciara un Ejecutivo de emergencia para gobernar por decreto, convocar una asamblea constituyente y reorganizar el sistema judicial.
Las protestas se intensificaron particularmente en las zonas rurales, bastiones de Castillo, un exmaestro de escuela y neófito político procedente de los Andes. Pero también hubo manifestaciones y enfrentamientos con la policía en Lima.
VIDEO: La abogada izquierdista Dina Boluarte fue juramentada por el pleno del Congreso como la primera presidenta de la historia de Perú, tras la destitución de Pedro Castillo. El exmandatario fue detenido y encerrado en la misma prisión donde se está el expresidente Fujimori.
Durante una manifestación en Andahuaylas, una comunidad andina a 220 millas (350 km) al oeste de Cusco, se reportó la muerte de un joven de 15 años. La noticia la dio la legisladora María Taipe Coronado durante un discurso desde el palacio legislativo en el que pidió la salida de Boluarte. La prensa estatal reportó un segundo fallecimiento en esa misma comunidad, pero no dio a conocer más detalles.
Anthony Gutiérrez, director de un hospital local, dijo a una estación de radio que la segunda víctima era una persona de 18 años. Al menos 26 personas han resultado heridas, según reportes.
El sábado, precisamente en Andahuaylas, 16 personas recibieron tratamiento en un hospital por conmociones cerebrales, incluyendo una que se encontraba en estado grave.
Los manifestantes prendieron fuego a un cuartel de policía, causaron actos de vandalismo en un pequeño aeropuerto que es utilizado por las fuerzas armadas y marcharon por las calles.
VIDEO: Andreas Feldmann, profesor de ciencias políticas, asegura que Perú ha estado sumido en una crisis durante los últimos 10 años que ha provocado la destitución de dos presidentes y el total deterioro institucional.
Boluarte, de 60 años, fue juramentada rápidamente a media semana en reemplazo de Castillo, horas después de que el ahora exmandatario sorprendiera al país al ordenar la disolución del Congreso, que en respuesta lo destituyó por “permanente incapacidad moral”. Fue arrestado por cargos de rebelión. Castillo tomó su medida fallida contra el Congreso, bajo control opositor, horas antes de que los legisladores se dispusieran a dar inicio a un tercer intento de destitución en su contra.
En tanto, en Lima, cientos de personas se reunieron nuevamente el domingo frente al palacio legislativo. Policías con equipamiento antimotines usaron gases lacrimógenos mientras los parlamentarios daban comienzo a una sesión dentro del recinto. La policía también persiguió y golpeó a los manifestantes que huían del lugar en medio de nubes de gas.
La presidenta ha exhortado a la unidad nacional para que el país sane de la agitación más reciente. “La vida de ningún peruano amerita ser sacrificada por intereses políticos", tuiteó Boluarte el domingo. "Expreso mis condolencias por el fallecimiento de un ciudadano en Andahuaylas. Reitero mi invocación al diálogo y a deponer la violencia”.
Perú ha tenido 
<a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/peru-ingobernabilidad-crisis-politica-destitucion-pedro-castillo">seis presidentes en los últimos seis años</a>, incluyendo tres en una sola semana en 2020. La lucha de poderes en el país ha continuado en un momento en que la región andina y sus miles de pequeñas granjas atraviesan dificultades para sobrevivir a la peor sequía en medio siglo.
Miles de personas se movilizaron por calles de Cajamarca, Arequipa, Tacna, Andahuaylas, Huancayo, Cusco y Puno, según imágenes difundidas por las televisoras locales. Mientras tanto, gremios agrarios y organizaciones campesinas e indígenas anunciaron un "paro indefinido" a partir del martes, sumándose a los pedidos de cierre del Congreso, adelanto de elecciones y una nueva Constitución, según un comunicado del Frente Agrario y Rural del Perú.
En Lima, los manifestantes gritaban lemas como "Castillo no estás solo, el pueblo te respalda", o enseñando pancartas como "Dina y Congreso la misma porquería" o "Ratas corruptos".
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En un discurso televisado difundido la madrugada del lunes, la presidenta de Perú, Dina Boluarte, cedió a una de las reclamaciones de las protestas de partidarios del expresidente Pedro Castillo en varias ciudades del país y dijo que propondría al parlamento adelantar los comicios a abril de 2024.
Imagen ERNESTO BENAVIDES/AFP via Getty Images
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