EEUU deportó a más inmigrantes sin antecedentes que a criminales durante 2015

Según los datos más recientes, publicados esta semana por DHS, el gobierno expulsó del país a más de 193,000 personas sin un pasado criminal.

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Por:
Melvin Félix.
Un grupo de indocumentados guatemaltecos deportados de Estados Unidos llega al Aeropuerto La Aurora en Ciudad de Guatemala. (Imagen de archivo).
Un grupo de indocumentados guatemaltecos deportados de Estados Unidos llega al Aeropuerto La Aurora en Ciudad de Guatemala. (Imagen de archivo).
Imagen Getty Images

Estados Unidos deportó a más inmigrantes sin antecedentes penales que a criminales durante el año fiscal 2015, según nuevos datos publicados esta semana por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS).

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Entre octubre de 2014 y septiembre de 2015, la administración de Obama expulsó a 333,341 indocumentados del país: de ellos, 139,950 eran criminales mientras que 193,391 no tenían antecedentes.

Aunque el gobierno de Obama ha señalado a los criminales como el grupo de mayor prioridad a la hora de deportar a inmigrantes, la realidad es que cada año su gobierno expulsa a más personas sin antecedentes penales ("non-criminals") que a criminales.

El presidente electo Donald Trump, por su parte, ha prometido enfocar su agenda migratoria en expulsar entre 2 y 3 millones de indocumentados criminales.

Si Trump llega a deportar a más inmigrantes criminales que a personas sin antecedentes penales, sería la primera vez que sucediera desde 1996, cuando el gobierno expulsó del país a 38,015 criminales y a 31,665 denominados "non-criminals", según datos de DHS.

Menos deportaciones

El mayor grupo de deportados en el año fiscal 2015 procedía de México; entre los 242,456 mexicanos deportados, 106,193 eran criminales y 136,263 no lo eran. Otros países con decenas de miles de deportados incluyen a Honduras, Guatemala y El Salvador.

Las cifras de DHS muestran además que la cifra de deportaciones en Estados Unidos disminuyó por segundo año consecutivo.

En el año fiscal 2015, la cantidad de inmigrantes expulsados por la administración de Obama disminuyó un 20% comparado al anterior. (Los datos sobre deportaciones del año fiscal 2016, que terminó el pasado septiembre, aún no han sido publicados por DHS.)

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Durante ese período, la cantidad de deportaciones en Estados Unidos llegó a su nivel más bajo desde 2007, según un análisis de Pew.

La disminución en deportaciones no solo ocurrió entre inmigrantes sin antecedentes criminales, sino también entre aquellos considerados criminales, según el análisis de Pew. “Es solo la tercera vez que disminuye la cifra de deportaciones de inmigrantes criminales desde al menos 1981”, reportó el centro, que atribuyó la caída en cifras a una reducción de detenciones en la frontera entre Estados Unidos y México, entre otros factores.

Desde que Obama llegó a la presidencia, cerca de 2.8 millones de inmigrantes han sido deportados, según Pew. En contraste, el gobierno de George W. Bush deportó a 2 millones de inmigrantes entre 2001 y 2008.

En 2013, el gobierno de Obama deportó a unos 435,000 indocumentados, un récord que varias organizaciones citan al caracterizarlo como 'deportador en jefe'.

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<b>Juan García</b>, de 39 años, sostiene en la palma de su mano un pequeño ejemplar del Nuevo Testamento. Su pareja, que no lo acompañó en la travesía hacia Estados, se lo puso en la mochila antes de su partida. Este hondureño dice que lo leía cuando se sentía “deprimido”. Fue deportado de Estados Unidos en 2013; entonces entró solo. Esta vez hizo el viaje con su niño de 9 años y dejó atrás a tres hijos más. "Nos están dejando pasar con niños menores de edad", asegura sobre el proceso migratorio.
El anillo de casado es casi lo único que ha sobrevivido a la travesía hacia Estados Unidos de 
<b>Roni Alberto Aguirre</b>, de 40 años. Salió de Ahuachapán, El Salvador, con “ropita” que se quedó en las estaciones de México y con “un poquito de dinero” que se gastó en autobuses. Cruzó con su hijo de 16 años, José Mauricio, un estudiante a quien otros jóvenes lo “invitaban” a entrar a las pandillas. “Como en 15 días hubieron 10 muertos, puros jóvenes que andan en las maras”, dice el padre. Todavía no ha informado a su esposa Edith de su logro.
Lo que no podía permitirse perder en el viaje, lo guardaba en el sostén. 
<b>Karla Vanessa Castellón</b>, de 34 años, dejó en el camino mucho de lo que llevaba al salir de El Salvador junto a su hijo de 6 años. Alcanzaron Estados Unidos con cuatro documentos: su carné de identidad, el pasaporte, el acta de nacimiento de su pequeño y el teléfono de su madrastra en Los Ángeles. El viaje completo con coyotes le costó 7,000 dólares, pero antes de cruzar el Río Grande le pidieron 2,000 más. Si no, se quedaba en México. Tuvo que llamar a su familia en California para que le depositara el dinero.
“Desde que salí de Honduras cuidé mucho dos papeles: el teléfono de mi mamá y la fotocopia de la ecografía”. 
<b>Ayliin Gómez</b>, de 19 años, emprendió el viaje en su primera etapa de embarazo con su hermana y su hija de 3 años. Por si acaso, se memorizó el número de teléfono (borrado en esta imagen) de su madre, que se marchó a California cuando ella tenía tan solo 1 año. Cuando la Patrulla Fronteriza le permitió hacer una llamada, le comunicó que había dejado Honduras y que en 2017 iba a ser abuela.
Hace cinco años que la salvadoreña 
<b>Carmen Ramírez</b>, de 41 años, no ve a su esposo. Se aprendió su teléfono de memoria durante el viaje con la ayuda de su hijo adolescente. El joven tomaba el papel donde estaba anotado el número y le hacía la prueba. “¿Cómo es?”, le preguntó a su madre cuatro veces hasta que vio que lo podía recitar. Era una precaución adicional por si perdía el pedacito de hoja que llevaba guardada en el sostén. El esposo de Ramírez, desde San Francisco, pidió ayuda a unos primos para terminar de juntar los 10,000 dólares que los coyotes le cobraron.
¿El estado de Washington o Washington DC? 
<b>Alexis Cruz</b>, de 32 años, no está seguro en cuál de los dos lugares vive el pariente que lo va a recibir. Pero al menos tiene su dirección anotada en un trozo de papel que envolvió en tres bolsas de plástico para que no se mojara. “Uno pasa por lluvia, agua, por el río”, cuenta este hondureño dentro de una carpa en la 
<b><a href="https://www.facebook.com/univisionnoticias/videos/10155125854634796/?pnref=story">iglesia Sagrado Corazón de McAllen</a></b>. Cruz también trae la partida de nacimiento de su niña de 10 años, algo que casi todos los inmigrantes con hijos se aseguran de llevar para demostrar su parentesco ante las autoridades migratorias de Estados Unidos.
El viaje de los migrantes está marcado no solo por lo que traen, sino también por lo que deben dejar atrás. En el caso de 
<b>Maritza Hernández</b>, una salvadoreña de 34 años, fue su padre con Alzheimer. Pero no tenía alternativa. Dice que las pandillas querían cobrarle una "renta" de 80 dólares mensuales, más de un tercio de su sueldo como funcionaria pública. Cuando se negó, la amenazaron de muerte e intentaron quitarle dos veces a su hijo –con el que viaja–. Lo único que logró conservar en el viaje hacia Estados Unidos fueron los pasaportes de ambos.
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Juan García, de 39 años, sostiene en la palma de su mano un pequeño ejemplar del Nuevo Testamento. Su pareja, que no lo acompañó en la travesía hacia Estados, se lo puso en la mochila antes de su partida. Este hondureño dice que lo leía cuando se sentía “deprimido”. Fue deportado de Estados Unidos en 2013; entonces entró solo. Esta vez hizo el viaje con su niño de 9 años y dejó atrás a tres hijos más. "Nos están dejando pasar con niños menores de edad", asegura sobre el proceso migratorio.
Imagen Federica Narancio
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