Votar en Améxica: esto es lo que aprendimos al recorrer la frontera entre EEUU y México antes de las elecciones

Cuatro equipos de Univision Noticias recorrieron en diferentes etapas las 1,989 millas de frontera que dividen a México y Estados Unidos parando en pueblos y ciudades de ambos lados para reportar sobre sus preocupaciones y expectativas ante los comicios más grandes de la historia mexicana. Esto es lo que vimos.

Lorena Arroyo
Por:
Lorena Arroyo.
Myriam Rivas no ha ocupado ningún cargo público ni sabe cómo hacer una campaña. Se aventuró a una candidatura como alcaldesa del municipio Guadalupe con la única idea de que su pueblo no siga relegado.
Video "No tengo miedo", dice una candidata de un pueblo mexicano que se vació por la violencia

CIUDAD DE MÉXICO.- Un ama de casa sin experiencia política que, tras ver cómo su pueblo se vacía por la violencia, decide postularse a su alcaldía en Chihuahua para ofrecerle un mejor futuro a sus hijos y sus nietos; un político veterano que, a sólo días de las elecciones, tiene que sustituir en la boleta a su compañero, un candidato a diputado federal asesinado en Coahuila, o una mujer, la primera en llegar a la presidencia de su municipio en Tamaulipas, que busca ser reelegida pero que reconoce que mantener a raya la inseguridad se le va de las manos.

Estas son algunas de las historias que recoge el blog 'Amexica: la frontera también vota' por el que varios equipos de Univision Noticias recorrieron en el último mes las 1,989 millas de frontera entre Estados Unidos y México en las vísperas de las elecciones presidenciales del 1 de julio. Queríamos conocer los anhelos de quienes viven en los lugares donde ambos países se funden, pero también sus preocupaciones y expectativas ante los comicios más grandes de la historia mexicana.

<b>Narely Yocelin, 16 años, Tijuana (Baja California). </b>A sus 16 años, 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/una-familia-esta-construyendo-una-pared-en-el-patio-de-su-casa-para-no-ver-el-muro-de-trump-video">Narely Yocelin habla del muro</a></b>, 'la migra' y los motivos que llevan a los migrantes a cruzar a Estados Unidos con toda la naturalidad del mundo. La joven vive en Nido de las Águilas, una colonia pobre de Tijuana que está literalmente al lado de la valla fronteriza. Su abuela construyó una pared en el patio de su casa para no ver lo que pasa al otro lado. Y Yocelin dice que prefiere ver ese muro que el que va a construir el presidente Donald Trump porque, considera, "sería ver a los mexicanos derrotados por él".
<b>Pedro Morales, 67 años, Tijuana.</b> La casa de Pedro Morales, un hombre originario de Jalisco y residente en la colonia Nido de las Águilas, es la antesala de la ruta más mortal en California para los migrantes. Tanto así que en su patio está la oxidada lámina de tres metros de alto que el gobierno de Estados Unidos colocó a principios de la década de 1990 para tratar de detener a los indocumentados. “Hay unos que así como se brincan los agarran. Como a los 10 minutos ya los tienen bien apañados (arrestados)”, cuenta don Pedro, recargado sobre la valla fronteriza. “Cuando se pone la neblina y cuando está lloviendo es cuando más pasa la gente. Ahorita no, en el día no”, aclara.
<b>Josué García, 22 años, Mexicali (Baja California). </b>En el 
<b><a href="https://www.univision.com/los-angeles/kmex/noticias/indocumentados/por-que-este-hotel-para-migrantes-en-mexicali-es-distinto-a-otros-refugios-en-la-frontera">Hotel del migrante deportado</a></b>, un albergue que renta las ruinas de lo que fue el famoso Hotel Centenario en el centro histórico de Mexicali, nos encontramos con Josué García, un joven de 22 años que dijo haber llegado allí huyendo de la mara. "En Honduras hay mucha delincuencia, los pandilleros quieren que trabajes para ellos robando y vendiendo droga
<b>.</b> Muchos evitamos problemas y por eso salimos de nuestro país", dijo Josué, quien, cuando lo encontramos, estaba esperando el mejor momento para tratar de saltar la valla y entrar a Estados Unidos.
<b>Mayra Zepeda (izquierda) y Evelyn López, Mexicali.</b> Entre las migrantes que se albergaban en el Hotel del migrante deportado estaban también las hondureñas Mayra y Evelyn. “Usted no tiene idea de lo que me va a pasar si me regreso a Honduras. Me van a desaparecer”, afirmó la primera. Ambas mujeres se conocieron en el camino y también decían huir de la violencia de las maras.
<b>Isabel Romero, Mexicali.</b> Isabel Romero es la directora del albergue gestionado por la organización Ángeles sin Fronteras que ha llegado a tener hasta 700 personas. “Duermen en los pasillos, en la azotea, en la parte de abajo”, dice. Romero cuenta cómo consiguieron rehabilitar el hotel en ruinas con apoyo del gobierno. Ahora, a pesar de los esfuerzos, el edificio está en malas condiciones: cortinas y cobijas hacen de puertas y ventanas y carece de ventilación para sobrellevar los sofocantes veranos.
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<b>Baltazar Serda, Mexicali.</b> La frontera también se degusta y si no, que se lo pregunten a Baltazar Serda, quien atiende una ‘carreta’ ubicada sobre la calle Ferrocarrileros en Mexicali donde vende los populares tacos de borrego. “Si vienes a Mexicali y no comes tacos de borrego, es como si no hubieras venido”, sentencia el hombre. Él asegura que su puesto tiene una salsa picosa que alivia cualquier exceso de alcohol y un caldo de res que cura la resaca. Sus mejores clientes son los trasnochados.
<b>Mauricio Villa, Mexicali.</b> También en Mexicali nos encontramos con el activista Mauricio Villa protestando por la construcción de una planta cervecera de Constellation Brands que, según estima, le quitará el 25% del agua disponible a los habitantes de esa zona de Baja California afectada por la sequía. Ese es el argumento que tiene en pie de guerra a su organización, Mexicali Resiste, porque consideran que la 
<b><a href="http://mexicaliresiste.org/wp/">crisis ambientalista que debe ser resuelta ya</a></b>.
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<b>Reynalda Terán, Mexicali, 74 años. </b>A Reynalda Terán le sobrarían motivos para estar enfadada con los indocumentados que cruzan de noche por su propiedad, que se ocultan en su patio trasero y que incluso se han metido a su casa huyendo de la Patrulla Fronteriza. Pero ella asegura que es afortunada por vivir frente a la valla metálica que divide California y México. “Pobrecitos, me dan lástima, yo estuve igual que ellos”, dice esta anciana que se benefició de la amnistía migratoria de la década de 1980. Aunque ya es ciudadana estadounidense, no olvida lo difícil que la pasan los indocumentados. “Muchos vienen a buscarse la vida, el pan de cada día”, comenta.
En 
<b>Calexico (California)</b> nos encontramos con este hombre que compagina dos empleos: por un lado es conductor de Uber y por otro lleva 18 años trabajando como agente de la Patrulla Fronteriza.
<br>“La satisfacción más grande para un agente fronterizo no es agarrar a indocumentados, para mi fue agarrar a un violador de niños”, le dijo a Univision Noticias. El hombre, que prefiere que no se publique su nombre, dice que no está totalmente de acuerdo con el muro que quiere construir Donald Trump. “Para las zonas donde cruzan muchos migrantes sería bueno tener un muro más grande”, pero no cree necesario construirlo a lo largo de toda la frontera. “No vale la pena gastar esa plata, es mejor que la gasten en educación”, afirma.
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<b>Octavo Celaya Ortíz, Sonoyta (Sonora). </b>Don Octavio Celaya Ortíz es el dueño de una farmacia a pocos metros de la línea fronteriza. Él lleva 68 años residiendo en este municipio y hace 5 fue presidente municipal, lo que le permite tener una visión más clara de las necesidades del pueblo. “Somos un oasis en el desierto, un lugar de paso. Nos favorece el turismo nacional porque somos el cuello de botella de la república mexicana hacia las Californias”, explica.
<b>Alberto Murillo, Sonoyta (Sonora).</b> También en Sonoyta nos encontramos con Alberto Murillo, el dueño de una tapicería en esta ciudad fronteriza con Arizona que se ha especializado en fabricar objetos de camuflaje para ayudar a los indocumentados a cruzar el desierto. "Yo igual crucé la frontera y sé lo que se siente”, afirma el hombre. Murillo le contó a Univision Noticias 
<b><a href="https://www.univision.com/arizona/ktvw/noticias/elecciones-mexico-2018/camuflaje-para-el-desierto-la-ultima-compra-de-los-indocumentados-antes-de-pasar-la-frontera-video">qué vende en su tienda y por qué lo hace.</a></b>
<b>Francine Jose, reserva binacional indígena Tohono O’odham (Arizona/Sonora).</b> Francine Jose vive a pocas millas de la frontera entre EEUU y México, en el 
<b><a href="https://www.univision.com/arizona/ktvw/noticias/la-frontera-partio-nuestro-territorio-los-indigenas-que-pueden-votar-en-mexico-y-en-estados-unidos-video">territorio de la nación Tohono O’odham</a></b>. Su tribu se niega rotundamente a que en sus tierras se construya un muro fronterizo y eso les convierte en uno de los puntos más atractivos para los migrantes que quieren llegar a Estados Unidos . Su vivienda está en mitad de la nada, solamente rodeada por cactus y con frecuencia recibe visitas inesperadas de migrantes perdidos en un desierto, que llega a superar los 125 grados Fahrenheit. “Quiero ayudarles, pero no quiero meterme en problemas", dice la mujer.
<b>Max Iseler, 17 años, Nogales.</b> A este estudiante de secundaria de Washington DC nos lo encontramos en Nogales (Sonora), en el albergue de migrantes a donde llegó para ayudar como voluntario durante una semana. "Quiero ayudar a encontrar una solución a este problema", le dijo a Univision Noticias. Allí nos contó que antes no era consciente de la medida en que la inmigración afecta a tanta gente de diferentes países. "No son solo números. Ver a la gente, escuchar sus historias y ver sus sonrisas me ha cambiado", asegura.
<b>Rubén Sánchez, 43 años. Agua Prieta, Sonora. </b>El muro fronterizo entre México y Estados Unidos no solo separa países sino también familias. A pocas millas de la valla divisoria nos encontramos con Rubén Sánchez para quien los barrotes de hierro construidos a lo largo de esta frontera no son más que "un monumento a la intolerancia”. A él, lo separan de su hija, Ruby, quien hace unos meses emigró a territorio estadounidense y no puede cruzar a visitarlo porque se encuentra en medio del proceso para obtener su residencia.
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<b>Julio Camacho, 73 años. Nogales (Sonora). </b>Sentado al lado de su puesto de venta de artículos mexicanos a las afueras de la garita DeConcinni, uno de los tres puertos fronterizos en Nogales por donde diariamente pasan cientos de personas, nos encontramos a Julio Camacho. “Antes, los clientes estadounidenses cruzaban para hacer compras aquí, pero ahora los productores mandan las cosas por mayoreo al otro lado y a nuestros negocios les ha ido muy mal”, cuenta Camacho. Según explica, el turismo y la economía de la frontera se han visto afectados por las políticas y el discurso en contra de los indocumentados de 
<b>Donald Trump</b> y temen que la reciente decisión de 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/relaciones-internacionales/como-afectaria-a-mexico-el-incremento-de-aranceles-del-acero-que-planea-imponer-estados-unidos">imponer aranceles en algunos productos mexicanos</a></b> cause un fuerte golpe en la región.
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<b>Ivan Thompson,</b> 
<b>Entronque, Chihuahua. </b>Si hablamos de negocios, la frontera parece ser un buen lugar para dar rienda suelta a la creatividad.
<b> </b>Eso le pasó a Ivan Thompson, un estadounidense que hace ya un par de décadas se hizo popular como 'el vaquero del amor'. Fue tras llegar a la ciudad fronteriza de Anthony, en Nuevo México, para trabajar como vaquero. Como se sentía solo, puso un anuncio en un periódico de Ciudad Juárez para buscar una novia mexicana. Recibió 80 respuestas y decidió montar un negocio para estadounidenses que, como él, buscaban una esposa al otro lado de la frontera. La idea le reportó beneficios y fama, pero decidió dejarlo por el incremento de la violencia en la zona. 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/elecciones-mexico-2018/el-cowboy-del-amor-el-vaquero-solitario-que-monto-un-negocio-para-buscar-esposas-mexicanas-a-gringos-como-el-video">Esta es su historia.</a></b>
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<b>Guadalupe Valdivia, Sunland Park, Nuevo México. </b>Para algunos habitantes de la frontera, el muro que divide Estados Unidos y México no es exclusivamente un elemento del discurso político sinónimo del endurecimiento de las políticas migratorias. Es una realidad con la que conviven cada día. Ese es el caso de Guadalupe Valdivia, una vecina de Sunland Park, fronteriza con Chihuahua. Ella vivió la época en la que los migrantes cruzaban a sus anchas de un lado a otro, presenció persecuciones de la Patrulla Fronteriza en su propio jardín y vio cómo se levantó el muro que, asegura, le da tranquilidad. “Para nosotros es mucho mejor si el muro está tapando, pero esto ya es desde hace tiempo. No es desde que está este señor”, dijo Valdivia refriéndose al presidente Donald Trump.
Vealquín Gómez, La Mesa, Nuevo México. “Es una pendejada”, un “derroche” de dinero. Así define Vealquín Gómez el muro que se está ampliando muy cerca de su casa. Para él, cualquiera que quiera saltarlo tan “solo necesita una escalera más alta” de los 18 pies que mide la valla fronteriza que conoce bien. Este hombre es un defensor de los inmigrantes mexicanos y asegura que sin ellos “no tendríamos agricultura" porque no habría mano de obra.
<b>Alicia Estrada, Guadalupe (Chihuahua), 51 años. </b>La violencia de los cárteles del narcotráfico hizo que Guadalupe, un municipio en una zona rural y desértica en el Valle de Juárez, se quedara prácticamente vacío. Algunos vecinos se fueron y a otros los mataron, entre ellos a los agentes de policía. Al esposo de Alicia Estrada lo hallaron muerto a orillas de una carretera en 2010. Pero ella, al contrario que muchos de su municipio, decidió quedarse. “Estamos más seguros sin policías, ya no los necesitamos”, dice desde el sector Barriales. En su cuadra solo vive ella y dos personas más. El resto de las casas, más de una decena, están abandonadas. Pero ella asegura no sentir temor.
<b>Adele Santiago, 48 años, Tornillo (Texas).</b> Adele Santiago rompe en llanto cuando habla de su pasado. Siente con frecuencia un “gran daño”, tristeza e impotencia. Cuando tenía 7 años cruzó la frontera de México a Estados Unidos con sus padres que fueron detenidos por funcionarios de inmigración. A ella la dejaron tirada en el medio de la calle y una señora la acogió hasta que pudo reunirse con sus padres. Ahora se identifica con los migrantes que han sido separados de sus padres en la frontera en los últimos meses. “Reunifiquen a las familias”, decía la pancarta que llevaba en Tornillo, cerca de uno de los centros de detención de menores donde la encontramos.
<b>Marco Baeza, Presidio (Texas).</b> Como hacen muchos en su municipio, Marco Baeza cruza al menos una vez a la semana la frontera hasta Ojinaga, el pueblo mexicano del otro lado. Allí va a comer, a comprar porque es más barato, a visitar conocidos o al médico. Baeza es jefe de policía de esa localidad texana desde 2002, se siente tan estadounidense como mexicano (él nació en Tijuana) y dice estar orgulloso de que, desde que asumió el cargo, allí no ha habido un asesinato. Como ciudadano de dos naciones, asegura que le molesta cómo muchas personas criminalizan a los inmigrantes. 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/un-jefe-de-policia-explica-por-que-las-fronterizas-presidio-y-ojinaga-se-necesitan-una-a-la-otra-video">Mira su historia aquí.</a></b>
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<b>Marcelo Aranda Rioja, Ojinaga (Chihuahua). </b> Marcelo Aranda coordina el programa de educación para adultos de Chihuahua que recibe a los deportados para ofrecerles educación. “Una persona se encarga de registrarlos, anotarlos y entregarles una libretita con un lapicero”, cuenta este profesor con 50 años de experiencia. Pero en los últimos tiempos, asegura, “no ha habido mucha demanda de educación entre los deportados” y teme que el programa se acabe.
<b>Mike Davidson y Ernesto Hernández, Boquillas Crossing (Texas) - Boquilla del Carmen (Coahuila).-</b> Estos dos amigos son un ejemplo viviente de que la cooperación entre México y Estados Unidos es posible y puede ser muy positiva. Davidson es estadounidense y Hernández, mexicano. Ambos decidieron asociarse hace cinco años en un proyecto que impulsan a diario en el propio Río Grande: tienen pequeñas canoas que cruzan a los turistas desde la inhabitada orilla de Boquillas hasta la del poblado de Boquillas del Carmen. "Nosotros queremos probar que las relaciones binacionales son buenas", dice Davidson.
<b>Lucía Orozco Ureste, 38 años, y familia. Boquillas del Carmen.</b> Lucía, su esposo y sus cuatro hijos viven en el remoto pueblo de Boquillas del Carmen, en Coahuila. Como viven en las afueras tuvieron que comprar sus propias celdas solares para poder encender un ventilador y tener un poco de luz por la noche. Tampoco tienen agua corriente, la toman del río. “Nosotros compramos nuestros paneles solares porque el gobierno no nos los dio (...) porque es una zona de riesgo”.
<b>Carla Elizabeth Martínez, 28 años, Boquillas del Carmen. </b>Carla Elizabeth Martínez trabaja como cocinera en el restaurante José Falcon’s, uno de los dos que tiene Boquillas del Carmen. No terminó la secundaria porque su papá se enfermó y tampoco espera acabarla. Recuerda con dolor los años en que la frontera con Texas estuvo cerrada, después del atentado de las torres gemelas. Su familia fue de las que vendió figuras de alambre en pleno Río Bravo. Su hermano cruzaba y dejaba la artesanía del lado estadounidense con un bote para que los turistas dejaran el dinero. Mientras, se quedaba cantando en la orilla mexicana. Al final del día, recogían las ganancias.
<b>Juan Pablo Medeano, 19 años, Ciudad Acuña.</b> Juan Pablo trabaja en un taller mecánico a orillas de la carretera. Lamenta que en su ciudad puede andar por la calle de noche con confianza: “Me pueden golpear”, dice con timidez, aunque asegura que hasta ahora nada le ha pasado porque es precavido.
<b>Norma, McAllen (Texas). </b>Un día, el hijo de Norma le comentó que vivían en una jaula. Tenía tan solo 11 años. En casa nunca lo habían hablado, pero la mujer pensó que su pequeño tenía demasiada razón. La “jaula” es el valle del Río Grande, en el extremo sur de Texas: “No podemos salir ni a México ni a Estados Unidos”. Para ella y su esposo, la repetida idea de que la frontera es un país aparte toma dimensiones reales. Al sur tienen la frontera con México, que superaron por una garita hace 17 años y que no volvieron a cruzar nunca más por miedo a no poder volver a Estados Unidos. Al norte, los llamados 
<i>checkpoints</i>, puntos de control de la Patrulla Fronteriza donde verifican la documentación antes de abandonar el área.
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Narely Yocelin, 16 años, Tijuana (Baja California). A sus 16 años, Narely Yocelin habla del muro, 'la migra' y los motivos que llevan a los migrantes a cruzar a Estados Unidos con toda la naturalidad del mundo. La joven vive en Nido de las Águilas, una colonia pobre de Tijuana que está literalmente al lado de la valla fronteriza. Su abuela construyó una pared en el patio de su casa para no ver lo que pasa al otro lado. Y Yocelin dice que prefiere ver ese muro que el que va a construir el presidente Donald Trump porque, considera, "sería ver a los mexicanos derrotados por él".
Imagen Ana María Rodríguez.


Con al menos 136 políticos asesinados, la campaña para estas elecciones ha sido también la más violenta en un momento en que los homicidios alcanzan cifras récord en México. Al viajar por algunos de los estados que encabezan los ránkings de inseguridad, nos encontramos con historias marcadas por el crimen como el repunte de asesinatos en Tijuana (Baja California), que superaban los mil al comenzar el recorrido a principios de junio, o el temor que impregna la vida cotidiana de la población de distintas zonas de Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas.

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Pero también hay mucha vida, la que se desarrolla a ambos lados de la frontera como un territorio común donde la geografía, la cultura y la población de ambos países se unen haya o no haya muro. Así, es habitual que cada día desde primera hora, cientos de personas crucen desde Tijuana a San Diego o desde Ciudad Juárez a El Paso para ir a trabajar. Además, cada año, millones de estadounidenses llegan a municipios fronterizos mexicanos como Los Algodones (en Baja California) para hacerse tratamientos médicos o dentales a un precio mucho más asequible que en su país.

El alto precio de la vivienda en San Diego hace que muchos trabajadores opten por vivir en Tijuana (México) y cruzar cada día al lado estadounidense para ir a trabajar. Entre quienes recorren todos los días esa ruta también hay gente que se vio obligada a mudarse a México por la deportación de algún familiar. Conoce algunas de esas historias en este video de Univision Noticias.
Video Ganar en dólares y gastar en pesos: La gente que cruza cada día la frontera entre Tijuana y San Diego para trabajar

Para muchas personas de la frontera, el muro más allá de ser un elemento del discurso político o sinónimo del endurecimiento de las políticas migratorias es una realidad con la que conviven en su día a día, como con los migrantes que llegan al norte de México a la espera de poder cruzar a Estados Unidos en busca de una vida mejor. También están acostumbrados a ver a diario a los agentes de la Patrulla Fronteriza que, según nos contaron, en ocasiones hasta se meten en los patios de sus casas para buscar a indocumentados.

Además, visitamos pueblos que no entienden de fronteras, como los indígenas Tohono O'odham, que pueden votar tanto en México como en Estados Unidos y se niegan rotundamente a una valla que divida su territorio.

Para la nación indígena binacional Tohono O’odham, dividida entre Arizona y Sonora no existe la frontera. Ellos pueden pasar de un lado a otro libremente y también pueden votar en ambos países.
Video “La frontera partió nuestro territorio”: los indígenas que pueden votar en México y en Estados Unidos


En algunos municipios limítrofes, como Ojinaga (Chihuahua) y Presidio (Texas), existe una relación de interdependencia que no quieren perder. Como relató el jefe de policía del municipio texano Marco Baeza, durante años, cuando la vieja línea de electricidad de su ciudad dejaba de funcionar y quedaban en las sombras, era su vecina mexicana quien le surtía energía hasta tres y cuatro veces por semana. Ahora, Presidio ya ha renovado su cableado pero pocos ven necesario un muro entre dos ciudades acostumbradas a convivir en paz. El propio Baeza, quien presume de que no se ha cometido ni un solo asesinato desde que él es jefe policial, asegura que cruza al menos una vez a la semana la frontera para comprar, comer, visitar a conocidos o ir al médico.

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Así que se opone a la ampliación del muro propuesta por el presidente Donald Trump que ya se ve en algunos puntos de la frontera, como en este tramo cercano al cruce fronterizo de Santa Teresa (Nuevo México), que comenzó a ampliarse en abril (mira el antes y el después en la fotografía interactiva).

¿Por qué vota la frontera?

En el viaje por la frontera, también fuimos testigos de los problemas cotidianos de las comunidades limítrofes: desde manifestaciones en contra de la construcción de una cervecera en Mexicali, que los vecinos creen que puede dejar sin agua a su comunidad, a las solicitudes que se repiten en distintas localidades a las autoridades para que generen más empleos, reduzcan la violencia o mejoren las carreteras en zonas donde llegar a un hospital puede tomar hasta cinco horas, como les sucede a los vecinos de Boquillas del Carmen, un municipio remoto de Coahuila, separado de Texas por el río Bravo y que se siente olvidado por su gobierno.

Como sucede en el resto del país, en la frontera también se refleja el hartazgo de la política tradicional y de los políticos que prometen y no resuelven sus problemas. La gente está cansada de la corrupción, de la desigualdad y de la inseguridad.

<b>Miguel Hernández, 88 años, Tecate (Baja California).</b> En el pintoresco parque central de Tecate, una pequeña ciudad con la etiqueta de “Pueblo Mágico” y que es conocida en el mundo por ser el lugar donde se fabrica la cerveza del mismo nombre, Miguel Hernández tiene claro que votará a Andrés Manuel López Obrador en las elecciones del 1 de julio. “Baja California ha sido panista por mucho tiempo, pero ahora está de lado de Obrador”, asegura Hernández, un retirado que ha pasado 5 de sus 88 años en Tecate. Él confía en que el abanderado de Morena acabe con la corrupción que tanto afecta a su ciudad y al país.
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<b>Mayra Medina, 18 años, Tecate. </b>Esta estudiante que nos encontramos en Tecate votará el 1 de julio por primera vez pero aún no sabe por quién lo hará. Ella dice que sus amigos tampoco han tomado una decisión. “Me dicen que no saben, que es algo que no les interesa; se les hace aburrido”, señala.
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<b>Jorge Benítez, Mexicali.</b> Protestando frente a unos carteles de su organización, Mexicali Resiste, nos encontramos a Jorge Benítez indignado con la construcción de una fábrica de la cervecera Constellation Brands que cree que le va a quitar el agua a su municipio. El activista asegura que políticos y exservidores públicos tienen las manos metidas en la obra, ya sea representando legalmente a la empresa, ayudándole a obtener permisos o tienen la licitación para edificar la planta. De cara a las elecciones del domingo, pide a los candidatos locales “que miren el problema que causará esta empresa. Estamos en una zona desértica con escasez de agua”, insiste.
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<b>Francis Ramírez Díaz, 63 años, Yuma (Arizona). </b>Nacida en México pero residente en Estados Unidos por más de cuatro décadas, Francis Ramírez dice que no votará en las elecciones de este domingo porque 
<b><a href="https://www.univision.com/los-angeles/kmex/noticias/elecciones-mexico-2018/las-trabas-por-las-que-muchos-mexicanos-en-el-exterior-no-podran-votar-el-1-de-julio">no se registró a tiempo para tramitar su credencial de elector en el exterior</a></b>. Sin embargo, le gustaría que cambiaran las cosas en su país de origen. “Yo voy para allá a cuidar a mi mamá y miro todas las injusticias (...) Eso da mucha tristeza, a nuestro México querido, que está tan lindo, y que ahora es una perdición, completa”, dice. La mujer teme que si gana el candidato puntero en las encuestas, López Obrador, el país tome el rumbo de Venezuela, como alegan sus críticos. Sin embargo, tampoco cree en los otros candidatos.
<b>Guadalupe Sánchez, 71 años, Yuma.</b> Desde hace 32 años, don Guadalupe Sánchez vive en Arizona pero no se olvida de su país natal: México. Dice que él le apuesta al cambio y que el 1 de julio votará por López Obrador. “A ver si hay cambio porque con estos otros, no hay nada”, afirma. “Todo el mundo quiere votar por López Obrador, ya estuvo con los demás”.
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<b>Susi Godoy, 49 años, Yuma. </b>Originaria de San Luis Río Colorado (Sonora), Susi Godoy dice que votará en las próximas elecciones presidenciales pero aún no sabe por quién. Lo que sí que tiene claro es que el próximo presidente debería mirar más a los inmigrantes que buscan un futuro mejor. “Pienso que el gobierno mexicano debe de aportar más para que no esté cruzando gente para acá y se estén perdiendo vidas”, apunta.
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<b>Adolfo Quiroz, Sonoyta (Sonora). </b>Por casi cuatro décadas Adolfo Quiroz ha mantenido y fortalecido su compañía ‘Hielera de Sonoyta’, un negocio familiar que cuenta con nueve empleados. Por estos días, cuando las temperaturas superan los 40 grados, es de los más populares entre los vecinos. El hombre le pide a las autoridades locales que salgan elegidas el domingo que mejoren el sistema de deshechos, el drenaje de aguas y la salud pública. Respecto a la presidencia de México, cree que la gente está desesperada con la actuación de los partidos que se han alternado en los úlitmos años el poder y ve a López Obrador con esperanza.
<b>Verlon M. Jose, territorio binacional Tohono O’odham (Arizona - Sonora). </b>Verlon Jose es vicepresidente de la nación indígena Tohono O'odham. Nació en territorio estadounidense, pero desde hace 30 años puede votar en México. La ley permite que los miembros de los Tohono O’odham se registren como electores siempre que puedan demostrar que sus antepasados vivieron del lado mexicano. Los candidatos a la presidencia mexicana lo saben y al menos dos les han tocado las puertas para pedirles su apoyo. En las semanas previas a las elecciones, Jose fue invitado a un encuentro en la Ciudad de México con uno de los directores de campaña de Andrés Manuel López Obrador, mientras que Ricardo Anaya se reunió en persona con él. "El mejor candidato para la presidencia de México va a ser un presidente con puertas abiertas, un presidente que pueda mover a la gente hacia adelante. Uno que ponga a la nación Tohono O’odham en la mesa de negociaciones", afirma él sin revelar su voto.
<b>Arturo Munguia, Nogales. </b>Nacido en Tijuana, Arturo Munguia tenía tan solo 9 meses cuando su madre se lo llevó a Bakersfield, California. Allí vivió hasta enero, cuando fue deportado. En Nogales trabaja en un centro de llamadas mientras espera aque se resuelva su caso en las cortes estadounidenses. Como no cree que pueda regresar a Estados Unidos se plantea cómo retomar su vida en este lado de la frontera y, aunque no votará el domingo porque no se inscribió a tiempo, tiene una petición para el próximo presidente: “Ayuda para la gente que no conoce México. Nos tienen que ayudar a conseguir los documentos mexicanos, porque para mí fue un problema”, pide.
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<b>Marco Franco, 25 años, Douglas (Arizona).</b> Pese a que se mudó a Estados Unidos, 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/elecciones-mexico-2018/este-mexicano-explica-por-que-votara-desde-el-extranjero-no-me-olvido-de-mis-raices-mi-familia-sigue-batallando-video">Marco Franco, un joven originario de Mexicali y residente en Douglas,</a></b> no quiere renunciar a su derecho a elegir al próximo presidente de México. Por eso, siguió los trámites para pedir el voto por correo. Dice que lo que más le preocupa de las próximas elecciones es que quien salga elegido mantenga una buena relación con EEUU. “Quisiera que el candidato pudiera asegurar que va a haber una buena relación para la frontera ya que mi familia vive en la frontera”, afirmó.
<b>Lorenzo García Domínguez, 65 años, colonia El Millón, Ciudad Juárez (Chihuahua).</b> Lorenzo García no sabe por quién votar este domingo. No cree en ninguno de los candidatos que han tocado su puerta en la colonia El Millón, en Ciudad Juárez, a escasos metros del muro fronterizo con El Paso.
<br>“Tanta gente que ha venido y tanto que han prometido... El día de la elección, cuando esté ahí frente a la planilla, decidiré”, asegura este campesino, quien cuenta lo difícil que se ha hecho trabajar en sus cultivos de alfalfa, algodón o de trigo por las presiones de criminales en la zona que le prohíben regarlos en la noche, cuando el flujo de agua es mayor. “Ningún candidato ha hecho nada por nosotros aquí”, lamenta.
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<b>Rocío Gallegos y Gabriela Minjares, Ciudad Juárez. </b>Estas dos periodistas acaban de emprender un reto: han fundado una web para publicar investigaciones sobre corrupción, narcotráfico, desapariciones de personas y asesinatos en Ciudad Juárez. Ambas saben que enfrentan dos grandes amenazas: la de la violencia criminal y la presión de los políticos y no tienen esperanzas de que un nuevo presidente, gobernador o alcalde puedan 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/asesinatos/matan-a-hector-gonzalez-el-sexto-periodista-asesinado-este-ano-en-mexico">acabar con la inseguridad en la que ejercen el periodismo los reporteros en México. </a></b>“No vemos un cambio para nosotros en un futuro, porque hasta ahora ningún candidato ni local ni nacional ofrece garantías para mi libertad de expresión, de informar y el derecho de los ciudadanos de saber”, asegura Gallegos.
<b>Domingo Hernández de León, 73 años, Boquillas del Carmen (Coahuila).</b> Cuando este cantante de rancheras que vive del dinero que le dan los turistas piensa en las elecciones del 1 de julio, solo pide a quien gane en su municipio que le dé cemento para su casa. Tiene un techo que armó con varas de carrizo, pero ya está “muy viejito”, asegura. También quisiera que asignaran más médicos al pueblo, que pudieran venir con más frecuencia y no cada una vez al mes por dos semanas.
<b>Rosa Benavides, 28 años, Boquillas del Carmen. </b>Con lo que gana su esposo trabajando en el campo y ella vendiendo artesanías de alambre, Rosa Benavides mantiene a sus cuatro hijos. Su familia estuvo entre quienes abandonaron Boquillas del Carmen en 2003 cuando Estados Unidos cerró la frontera después de los ataques terroristas a las Torres Gemelas. Ahora Benavides no sabe por quién votar: “Porque cuánta cosa nos dicen en la tele y qué pasa, nada. Vienen, nos prometen y no nos ayudan. Ni siquiera vuelven”, lamenta.
<b>José Carlos Padilla Flores, 32 años, Boquillas del Carmen. </b>José Carlos Padilla reconoce que no le gusta mucho la política y que no cree en las promesas que los candidatos van regando con cada apretón de mano en época electoral. “A mí me gusta es trabajar. Ellos no resuelven mucho. No sé decirte nada de los políticos”. Eso sí, si tuviera que pedirles algo, sería que terminaran los 80 kilómetros de carretera que conectan a su municipio con el resto del país.
Dalia Yanos, 45 años, Laredo (Texas). Pese a que tiene una casa esperándola al otro lado de la frontera, en Nuevo Laredo, y a que se está planteando volver por los menores costos de vida, Dalia Yanos lleva 20 años sin elegir a ningún gobernante y tampoco tiene tarjeta de elector. “Es más de lo mismo. Siempre hay campaña y no hay alguien a quien irle. Prometen cosas y a la media hora no las cumplen”, asegura.
<b>Cristina Rodríguez, 60 años, San Benito (Texas).</b> Cristina Rodríguez ya planificó su rutina del domingo. Se levantará tan temprano como pueda en su casa en San Benito (Texas) para cruzar la frontera a Matamoros y llegar a su casilla de votación, incluso antes de que abra a las 8:00 am. "Yo me voy sola manejando". Ni su esposo, que es estadounidense, ni ninguno de sus dos hijos en Estados Unidos la acompañará a votar. "Mientras uno pueda, debe ir a votar porque eso es lo más importante para un mexicano. Hay que servir de ejemplo", afirma. "Anteriormente sí votaba al mismo partido", dice. "Pero veo tantas cosas que para dar mi voto esta vez quiero pensarlo bien".
<b>Bryan Tader Amador (19 años) y Vanessa Hernández (20 años), Matamoros, Tamaulipas. </b>Su corta edad no impide que Bryan Tader Amador y Vanessa Hernández estén hartos del funcionamiento de la política mexicana. "Solo buscan satisfacer cosas mínimas y la gente se deja (...) siento decepción", dice Tader, quien apenas ha votado en una elección local por el PRI. Ahora marcará la boleta a favor de Morena porque considera que demuestra en su discurso "más compromiso con la gente". Por su parte, Hernández era seguidora del Partido de Acción Nacional (PAN), pero también le dio la espalda y votará por Morena, porque cree que "le hará bien al país, mejorará la seguridad, bajará los impuestos y apoyará a los jóvenes".
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Miguel Hernández, 88 años, Tecate (Baja California). En el pintoresco parque central de Tecate, una pequeña ciudad con la etiqueta de “Pueblo Mágico” y que es conocida en el mundo por ser el lugar donde se fabrica la cerveza del mismo nombre, Miguel Hernández tiene claro que votará a Andrés Manuel López Obrador en las elecciones del 1 de julio. “Baja California ha sido panista por mucho tiempo, pero ahora está de lado de Obrador”, asegura Hernández, un retirado que ha pasado 5 de sus 88 años en Tecate. Él confía en que el abanderado de Morena acabe con la corrupción que tanto afecta a su ciudad y al país.
Imagen Ana María Rodríguez


Entre los mexicanos que viven en las comunidades fronterizas de Estados Unidos, la sensación va desde la apatía de quienes no votarán porque no creen que puedan cambiar las cosas, hasta la indecisión de los que no confían en ningún candidato, el entusiasmo de los que decidieron participar por primera vez en una elección con el voto por correo, o la emoción de los que este domingo cruzarán la frontera para ir a un recinto electoral en México porque consideran que un cambio es posible.

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El rechazo a los partidos que han gobernado desde el año 2000 cuando acabó la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en México y se alternó la presidencia con el Partido de Acción Nacional (PAN) para retornar al PRI en el último sexenio, podría verse reflejado en el apoyo ciudadano al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) de Andrés Manuel López Obrador tanto en los estados fronterizos como entre los mexicanos residentes en Estados Unidos.


Ese cambio lo percibe la directora del departmento de gobierno de la Universidad de Texas en Brownsville, Guadalupe Correa-Cabrera, quien asegura que, pese a que la frontera ha sido una zona tradicionalmente conservadora y menos receptiva a las propuestas de la izquierda, en estas elecciones se podría reflejar un cambio. "Ahora noto cada vez más apoyo a López Obrador y siento que en estas comunidades hay más gente dispuesta a participar en las elecciones", afirma. "Quieren un cambio de estatus quo. Dicen que lo que ha habido hasta ahora no está funcionando".

Baja California, por ejemplo, podría pasar de ser un bastión del Partido Acción Nacional (PAN), a decantarse por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), según una encuesta de Opinión Pública Surveys (OPUS) publicada a mediados de junio que da una intención de voto a López Obrador del 58.25%.

Al otro lado de la frontera, AMLO, como le conocen sus seguidores, también es popular. Según un sondeo de Latino Decisions de principios de mayo, el 40% de los mexicanos en EEUU que se habían registrado hasta entonces para elegir presidente aseguraban que votarían por el candidato de izquierda. Y aunque ese voto no se espera que sea decisivo, hasta este viernes se habían roto récords de participación desde el exterior con 97,000 votos recibidos de las 181,000 boletas enviadas, según informaron las autoridades electorales.

A Marco Franco, un joven de 25 años, originario de Mexicali que ahora vive en Douglas (Arizona), lo que más le preocupa en las próximas elecciones es que el nuevo presidente de México mantenga una buena relación con EEUU. “Quisiera que el candidato pudiera asegurar que va a haber una buena relación para la frontera ya que mi familia vive en la frontera”, explicó a Univision Noticias.
Video Este mexicano explica por qué votará desde el extranjero: "No me olvido de mis raíces, mi familia sigue batallando”


Pero más allá de quien resulte elegido este domingo, tanto las personas que viven en la frontera como quienes tienen a sus familias divididas entre México y Estados Unidos piden al próximo presidente que se siente a negociar con Donald Trump y que piense los millones de migrantes mexicanos que viven en el país vecino, así como en los que llegan desde Centroamérica.

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“Independientemente de quién llegue a la presidencia, es claro que va a necesitar una persona que conozca de primera mano lo que pasa en materia de migración en nuestra frontera”, nos dijo en Tijuana José María “Chema” García Lara, el director del refugio para migrantes Movimiento Juventud 2000. De la misma opinión es el fundador del Colegio de la Frontera Norte (Colef), Jorge Bustamante, quien confesó que ve a los candidatos a la presidencia con preocupación "por la ignorancia que han demostrado respecto de los problemas de la frontera y en particular de los migrantes”.


Después de este domingo, cuando los mexicanos emitan su voto, las historias en la frontera se seguirán escribiendo con un nuevo presidente al frente de México y con nuevos rostros en algunos gobiernos locales; y algunas de las historias narradas a lo largo de este mes en el blog Amexica, la frontera también vota podrían llegar a tener un final feliz.

"Queremos que florezca un poco más el pueblo porque está muy abandonado. Estamos muy olvidados", nos decía Myrian Rivas, el ama de casa que se lanzó como candidata a alcaldesa de Guadalupe, el pueblo que se vació por la violencia. "No tengo miedo. Quiero una vida diferente para mis nietos nomás. Que mi hija acabe sus estudios y que mucha gente vea que se puede tener un futuro diferente, que con miedo no vamos a llegar a ninguna parte", añadía entre lágrimas.

Como ella, mucha gente de la frontera, como en otras partes de México, parece dispuesta a fiscalizar a quien salga elegido presidente pero también a trabajar por buscar un país mejor.

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*Amexica, la frontera también vota fue un trabajo en equipo de Univision Noticias. Los periodistas Isaías Alvarado, Ana María Rodríguez, Esther Poveda, Paula Díaz, Patricia Clarembaux y Luis Velarde recorrieron la frontera. Además, Damià Bonmatí, Manuel Ocaño, Dulce Mascareño, Luis Hernández y Pablo Hernández contribuyeron con historias sobre el terreno. Los gráficos del proyecto son de Luis Melgar, la edición fotográfica de David Maris y el diseño web de Daniela Jaramillo y Paola Duque. Lorena Arroyo coordinó el proyecto.

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