Por qué detrás de la huelga de maestros de Los Ángeles están los estudiantes latinos

La falta de recursos en las escuelas del Distrito Escolar Unificado de los Ángeles, el segundo más grande de todo el país, es un tema que se ha vuelto personal para Ron Gochez. Sus alumnos son parte de una comunidad empobrecida, la gran mayoría inmigrantes que llegan de México y Centroamérica, quienes necesitan de un apoyo que ahora es insuficiente.

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Por:
Maria Luisa Tabares.
El sindicato de educadores de la ciudad pide un aumento inmediato del 6.5% a los salarios y la reducción del número de alumnos por clase, pero las autoridades educativas ofrecen un 6% en dos años y no se comprometen a disminuir la cantidad de estudiantes. Según una encuesta, el 80% de los padres de familia apoya el movimiento de los maestros.
Video Alcalde de Los Ángeles se muestra optimista en un apronta solución a la huelga de maestros

Cuando Ron Gochez estaba en segundo grado sus maestros entraron en huelga y –aunque no entendía bien lo que pasaba– recuerda que sus profesores salieron con pancartas a protestar. Han pasado 30 años desde esa, la última huelga de maestros en Los Ángeles, y ahora el que está en las calles exigiendo cambios para la educación pública es él.

Este maestro de Historia de la Dr. Maya Angelou Community High School, en Sur Centro de Los Ángeles, lidera las manifestaciones de varias escuelas de la zona que a diario protestan en las principales vías y al frente de los planteles educativos. Este jueves no fue diferente, a las 7:00 am estaba en la puerta de la preparatoria Maya Angelou con sus colegas para marchar durante el cuarto día de la huelga del sindicato de maestros del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD), el segundo más grande de todo el país.

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La lluvia no ha dado tregua desde que inició el paro, pero los profesores tampoco: bajo paraguas y ponchos, vestidos de rojo en unidad, los docentes continúan marchando. "Nada nos va a parar. Los maestros estamos dispuestos a salir a las calles y estar en la lluvia todo el día, con frío, empapados no importa, pero creemos en nuestra causa", dice a Univision Noticias Gochez.

Después de 20 meses de negociaciones entre el LAUSD y el sindicato (UTLA, por su nombre en inglés: United Teachers Los Angeles) que llegaron a punto muerto el pasado viernes, más de 30,000 maestros entraron en huelga desde el lunes para exigir no solo mejores salarios, sino sobre todo clases con menos estudiantes y más personal de apoyo como enfermeros, consejeros y psicólogos.

Las escuelas siguen abiertas, pero las clases están paradas, pues el distrito ha contratado un reducido número de personal sustituto que básicamente solo puede cuidar a los alumnos. Los pocos que asisten (menos de un tercio de la población estudiantil) pasan las jornadas viendo películas encerrados en auditorios.

Pero la gran mayoría de estudiantes (y padres) apoyan la huelga y por eso se están quedando en casa para ayudar a hacer presión, pues con cada día que pasa el distrito escolar pierde millones de dólares: los fondos estatales que reciben dependen de la asistencia estudiantil. Hasta ahora, las perdidas se calculan en unos $40 millones –un promedio de $10 millones al día–.

"Esta batalla no es por la educación en Los Ángeles, es por la educación pública en el país, porque si pueden ellos derrotar al sindicato en Los Ángeles, significa que ellos van a tratar de atacar a todos los sindicatos a nivel nacional. Por eso lo que está pasando aquí tiene la atención de todo el país, por el tamaño del distrito", explica Gochez.

Tanto educadores como padres de familia que apoyan la causa aseguraron que varias personas que están en contra de las protestas los han insultado en repetidas ocasiones. Incluso, una mujer grabó con su teléfono celular como un conductor, al parecer, iba a pasar su vehículo a un estacionamiento sin importar la presencia de manifestantes.
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Los latinos, los más afectados

Gochez, de 37 años y líder de la organización Unión del Barrio, explica que aunque el aumento salarial hace parte de las peticiones, no es la mayor preocupación. Una prueba de ello es que el sindicato docente rechazó la última propuesta del LAUSD de reducir un poco el número de estudiantes de cada aula y un incremento salarial del 6%, aunque la demanda de los maestros está muy cerca de eso: el 6.5 % retroactivo un año.

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Su mayor queja son las clases de más de 40 estudiantes, que un alumno se enferme y no haya quién lo atienda o que no haya consejeros suficientes para la población estudiantil que los necesita.

Esto lo sabe de primera mano Jasmín Morales, consejera estudiantil de la misma escuela comunitaria en la que enseña Gochez, ubicada en uno de los barrios más pobres de la ciudad, a donde llegan la mayoría de los jóvenes inmigrantes que vienen de Centroamérica. Es una preparatoria a la que asisten 980 alumnos de entre 14 y 21 años, que cuenta con poco más de 40 profesores y solo dos consejeras.

Morales expone que muchos de los jóvenes tienen dificultades para ir a estudiar, por problemas de estabilidad emocional, salud mental y porque muchos están trabajando para poder vivir. "Hacemos todo lo que podemos como consejeras, pero una sola persona solo puede hacer cierto trabajo. Si nos dan más recursos, podemos apoyar a más estudiantes", asegura.

"La razón por la que estamos luchando por la educación pública es porque esto afecta más a la clase trabajadora, a los pobres. Es nuestra comunidad, la latinoamericana, que es una de las más pobres en el país", dice Gochez.

Se estima que la huelga afecta a cerca de medio millón de estudiantes de 900 escuelas, la mayoría de ellos hispanos, pues el 74% de la población estudiantil del Distrito Escolar Unificado de los Ángeles es latina.

"En esta escuela las necesidades son muy diferentes: hay muchos estudiantes que son recién llegados al país, que vienen de Centroamérica y están en una transición, en un cambio y vienen con mucho trauma. Por eso necesitan servicios extra de consejería, necesitan apoyo y como escuela comunitaria nosotros deberíamos tener esos servicios para ellos y no lo tenemos", lamenta Morales.

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Hace unas semanas Roberto, un hondureño de 19 años y uno de los mejores estudiantes de su clase, le dijo al maestro Gochez que no podía continuar con los estudios, porque tenía que trabajar durante el día para ayudar a su familia. El profesor lo pudo ayudar a conseguir otro trabajo que no interfiriera con sus estudios, "porque me lo dijo, pero cuántos nunca me pueden decir nada".

Otro de sus estudiantes, José, quien también llegó de Centroamérica solo en el tren 'La Bestia', tenía un trabajo de 8:00 pm a 4:00 am y solo podía dormir una o dos horas antes de ir cada día a la escuela... Ese es el pan de cada día de este profesor, quien dice que sin recursos para ayudar a estos jóvenes, sus vidas penden de un hilo.

"Sabemos que nuestros estudiantes tienen más probabilidad de quedar en la cárcel o muertos o en pobreza que de ir a una universidad. Porque aunque tienen la misma inteligencia que cualquier otro estudiante en cualquier parte del mundo, simplemente son los recursos, la preparación que se les va a dar o no y por eso es esta lucha", advierte.

"Una ciudad llena de millonarios, donde los maestros se tienen que ir a huelga"

Gochez nació y se crió en Sur Centro de Los Ángeles, pero no estudió la preparatoria allí. "Yo estudié la High School en Santa Mónica. Mi mamá limpió casas ahí para una familia rica y usamos esa dirección y yo fui a esa escuela. Por eso vivíamos en el barrio, pero estudié a cuatro cuadras de la playa", cuenta.

Mientras su mamá se ganaba la vida haciendo aseo en viviendas, los padres de sus compañeros de clase eran abogados o directores de Hollywood. "Eran niños que yo me acuerdo que cuando tenían 15 años ya tenían un BMW, tenían carros mejores que el del director de la escuela. Era otro planeta", relata.

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El maestro señala que ese choque de realidades le hizo entender cuál es la diferencia entre la educación de un estudiante en las áreas más privilegiadas. Resalta que hay escuelas de la zona que no tienen un psicólogo, otras en que la librería solo abre dos/tres días a la semana por falta de personal y peor aún, algunas donde la enfermera solo va un día a la semana. "Si un niño se enferma, se cae, hay un pleito o algo le pasa… ¿sabes qué? No es miércoles ahora, no te podemos ayudar, no te enfermes ahora", dice con tristeza.

Gochez expone que el distrito escolar sí tiene los recursos que los estudiantes de esa parte de la ciudad necesitan urgentemente, pues vienen de vivir experiencias difíciles en sus países: "Los estudiantes que acaban de llegar de Centroamérica y México, que han llegado en el tren 'La Bestia', muchachas que han sido abusadas sexualmente, vienen con mucho trauma y necesitan de ayuda psicológica, que muchas escuelas no tienen".

"Eso da pena en un país de primer mundo, en una ciudad tan rica como esta, que no tengan lo mínimo para los estudiantes", lamenta.

"Estamos aquí en un día lluvioso en el condado más rico del mundo, en el estado más rico del país en un estado que es lo más azul (demócrata) que se pueda ser, y en una ciudad llena de millonarios, donde los maestros se tienen que ir a huelga para conseguir lo básico para nuestros estudiantes", destacó a comienzos de semana el presidente de UTLA, Alex Caputo Pearl.

El sindicato de maestros alega que las autoridades escolares del distrito favorecen financieramente a las escuelas tipo charter (públicas, pero administradas por privados) y perjudican al resto de la educación pública de Los Ángeles. UTLA insiste que la huelga tiene como fin "cambiar el balance de poder y transformar a los trabajadores en una fuerza para ser tenida en cuenta".

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Este jueves se reanudaron las negociaciones entre el distrito y el sindicato, mediadas esta vez por el alcalde de la ciudad, Eric Garcetti.

Mientras tanto, Ron sigue liderando la batalla en las calles y dice que seguirá luchando por sus estudiantes, por defender la educación pública y por una profesión que le ha dado todo lo que soñó: "Mi plan de vida es ayudar a la clase trabajadora, a nuestra comunidad que está sufriendo, que es la más pobre y ser maestro para mí es todo".

"Aunque yo entiendo que no es el trabajo mejor pagado, me acuerdo del primer cheque que me dieron, fue más del doble de lo que gana uno de mis padres y pensé ‘qué hago con esto, nunca he tenido tanto dinero’", recuerda orgulloso una de las razones que lo inspira a seguir en pie de lucha. "El maestro marchando, el maestro luchando, también está enseñando".

Sin importar la lluvia que no ha parado desde que empezó la huelga, miles de maestros han salido durante los últimos cuatro días a marchar por lo que han definido como su causa: la educación pública.
La huelga indefinida, el primer paro de su tipo en Los Ángeles desde 1989, fue declarada por el Sindicato de Maestros UTLA luego de no llegar a un acuerdo con el LAUSD tras meses de negociaciones.
Los Ángeles está pasando por los mismos problemas que algunos estados tienen con escuelas independientes. Críticos sostienen que las escuelas 
<i>charter</i>, que son públicas pero administradas como privadas, afectan negativamente las finanzas del distrito al quitarles estudiantes y los fondos públicos asignados por alumno.
Los maestros están pidiendo un aumento salarial, clases más pequeñas y más personal de apoyo. Funcionarios escolares dicen que esto podría llevar al distrito a la bancarrota.
Pero el tema salarial no es al parecer el principal punto de desencuentro. El sindicato docente rechazó la última propuesta de LAUSD de reducir un poco el alumnado de cada aula y un aumento salarial del 6% (la demanda de los maestros es del 6.5% retroactivo un año).
Sus mayores demandas incluyen la contratación de psicólogos, bibliotecarios, enfermeras y otro personal de apoyo, así como reducir el número de los estudiantes de las clases.
Según dijo el educador Mike Finn, los 46 estudiantes que tiene en una de sus clases "es inmanejable" y ha visto un aumento paulatino del número de alumnos, lo que afecta la preparación de los jóvenes para la universidad.
Los educadores y quienes los respaldan, que se han manifestado toda la semana en las calles de la ciudad, fueron invitados por el sindicato a usar el color rojo en su ropa en señal de unidad y apoyo a la huelga.
Las escuelas siguen abiertas, pero las clases están paradas, pues el distrito ha contratado un reducido número de personal sustituto que básicamente solo puede cuidar a los alumnos. Los pocos que asisten (menos de un tercio de la población estudiantil) pasan las jornadas viendo películas encerrados en auditorios.
La gran mayoría de estudiantes (y padres) apoyan la huelga y por eso se están quedando en casa para ayudar a hacer presión, pues con cada día que pasa el distrito escolar pierde millones de dólares: los fondos estatales que reciben dependen de la asistencia estudiantil. Hasta ahora, las perdidas se calculan en unos $40 millones –un promedio de $10 millones al día–.
Se estima que la huelga afecta a cerca de medio millón de estudiantes de 900 escuelas, la mayoría de ellos hispanos, pues 
<b>el 74% de la población estudiantil del Distrito Escolar Unificado de los Ángeles es latina.</b>
María Arienza (a la derecha) maestra de inglés y español, grita consignas al lado de su estudiante Stephanie Medrano, afuera de la secundaria North Hollywood.
El actor, músico y activista Steven Van Zandt (en el centro) protesta junto con maestros y simpatizantes enfrente de la secundaria Hamilton en Los Ángeles.
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Sin importar la lluvia que no ha parado desde que empezó la huelga, miles de maestros han salido durante los últimos cuatro días a marchar por lo que han definido como su causa: la educación pública.
Imagen Marcus Yam/Los Angeles Times vía Getty Images
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