El Congreso aún no sabe qué hacer con los dreamers a seis días de que se cumpla el plazo sobre el presupuesto

Demócratas y republicanos siguen buscando una solución para los dreamers sin alcanzar acuerdos concretos. En la Cámara de Representantes, el escenario no es fácil para Donald Trump, porque el ala ultraconservadora rechaza cualquier tipo de amnistía para los indocumentados.

Jorge Cancino
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Jorge Cancino.
Aunque les dijo a los jóvenes inmigrantes que no se preocuparan porque DACA se solucionaría "con corazón y compasión", en un encuentro con republicanos en Virginia Occidental, el mandatario volvió a arremeter contra ellos. "Algunas personas los llaman dreamers. No son dreamers. No caigan en esa trampa. Es muy diferente a los soñadores", dijo.
Video Presidente Trump califica de "trampa" llamar dreamers a los jóvenes soñadores

A seis días del vencimiento del plazo para que el Congreso apruebe el presupuesto, impida un cierre del gobierno y tome una decisión sobre el futuro de DACA, demócratas y republicanos no saben todavía qué harán con los dreamers y revisan sus planes a puerta cerrada.

Al mismo tiempo, el presidente Donald Trump presiona a través de su cuenta en la red social Twitter para que la oposición respalde su plan migratorio que ofrece la ciudadanía para 1.8 millones de dreamers, pero deja fuera a más de 9 millones de indocumentados.

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En la Cámara de Representantes, las reuniones están siendo lideradas por el comité judicial, presidido por el republicano Bob Goodlatte (Virginia), un aliado del presidente. En el Senado, un grupo bipartidista de 39 miembros, que apoyó una resolución para extender el presupuesto hasta el 8 de febrero, mantiene los canales de comunicación abiertos, pero sin que hasta ahora "hayan tomado decisiones finales", dijo a Univision Noticias una fuente conocedora de las pláticas.

El martes, durante su discurso sobre el Estado de la Unión ante el Congreso, Trump pidió la unidad bipartidista para negociar una reforma urgente del sistema migratorio sobre un plan basado en cuatro pilares:


  1. Un camino a la ciudadanía para 1.8 millones de dreamers.
  2. La construcción del muro en la frontera con México y el fin de la inmigración indocumentada.
  3. Reducir la inmigración legal, terminar con la lotería de visas y establecer un sistema de méritos para futuros inmigrantes.
  4. Reducir la reunificación familiar que Trump y los republicanos ultraconservadores denominan "inmigración en cadena".

Reacciones inmediatas

El representante Steve Scalise (republicano por Luisiana), que está a cargo de contar los votos de su partido, dijo el miércoles que "va a requerir trabajo de nuestra parte para construir un consenso", y recordó que el año pasado tardaron "semanas y semanas" en elaborar una iniciativa de ley fiscal.

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Por su parte, el líder de la minoría demócrata en el Senado, Charles Schumer (Nueva York), ha acusado a Trump de utilizar a los dreamers como un "instrumento para destrozar nuestro sistema de inmigración legal", señalando que el plan migratorio del mandatario se trata de “una lista de deseos que los sectores intransigentes contrarios a la inmigración han defendido durante años”.

El jueves Trump acusó a través de un tuit a los demócratas de no estar haciendo nada por DACA. “Nancy Pelosi y Chuck Schumer tienen que moverse rápido o te decepcionarán de nuevo. Tenemos una gran oportunidad de hacer un trato o, ¡culpemos a los demócratas! El 5 de marzo se acerca rápidamente”, apuntó.

Un mes más de espera

Una fuente republicana dijo que en la Cámara Baja las negociaciones por ahora van encaminadas a extender el presupuesto por otras cuatro semanas para evitar un nuevo cierre del gobierno, mientras que "la negociación sobre DACA continúa".

Precisó, además, que de todas las iniciativas de ley sobre los dreamers presentadas hasta el momento, el plan patrocinado por los representantes Goodlatte y Raúl Labrador (Idaho), "tiene un buen chance de ser aprobado".

Si bien no se trata de un "producto final", añadió, "será usado para las negociaciones con el Senado".

El Caucus Congresional Hispano confirma las reuniones privadas. "Las conversaciones están siendo lideradas por los números dos de cada bancada", dijo a Univision Noticias Carlos Paz, portavoz del Caucus.

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Para los demócratas la clave para que la Cámara actúe y se ponga de acuerdo con el Senado es aumentando la presión sobre presidente del Congreso, Paul Ryan (republicano por Wisconsin). "Si no hay presión nada se mueve en el pleno", dijo Paz.

El 5 de marzo, fecha límite

La fecha del 5 de marzo fue fijada por el propio Trump cuando canceló DACA en septiembre. Pero desde el 9 de enero el programa permanece activo temporalmente después de que un juez federal de California ordenara que se mantenga mientras se resuelven varias demandas en contra de la decisión del presidente.

El plan Goodlatte-Labrador ( Securing America’s Future Act, Asegurando el Futuro de América H.R. 4760), presentado el 11 de enero, cuenta con el apoyo de Trump. La iniciativa propone legalizar a los dreamers protegidos por DACA y que los beneficiarios accedan a un permiso migratorio que les autorice a permanecer en el país sin ser deportados durante tres años. Al término de ese plazo, podrán renovar indefinidamente la autorización de permanencia, pero no menciona una green card o residencia legal permanente que les permita convertirse en ciudadanos estadounidenses.

El plan, además, incluye los cuatro pilares del proyecto de la Casa Blanca de Trump.

"Los republicanos saben y esperan que haya cambios a esta iniciativa, lo cual sería inteligente sabiendo que en el Senado necesitan apoyo demócrata", dijo la fuente. “Y también cuando vaya a (comité de) conferencia” en caso de que las cámaras aprueben versiones distintas.

Cuesta arriba

En la Cámara de Representantes el escenario no fácil para Trump, por eso crítica y apela al apoyo de Pelosi para mover votos demócratas que respalden su postura. "No tiene asegurado todos los votos republicanos porque el ala ultraconservadora se niega a darle una amnistía a los dreamers", dice otra fuente conocedora de las negociaciones que tampoco quiere mostrarse. "Menos aún un camino directo a la ciudadanía", como pide el presidente.

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Para convencer a Pelosi, el presidente tendrá que hacer algo más que publicar tuits criticando a la líder de la minoría demócrata. La representante por California dijo el miércoles que Trump, en su discurso sobre el Estado de la Unión, empleó "palabras ofensivas, ignorantes y prejuiciosas" para hablar de inmigración. Y la legisladora Michelle Lujan Grisham, quien preside la bancada hispana del Congreso, añadió que los comentarios del mandatario fueron dirigidos a "inflamar las tensiones sobre los inmigrantes" y provocar a la base conservadora del mandatario, pero que simultáneamente dañaron las negociaciones con la oposición en el Congreso.

La pregunta ahora es si de verdad las negociaciones están dañadas o si todo forma parte de un duro proceso político para llegar a un acuerdo, en el que ambos bandos deberán ceder algo más de que han dicho hasta ahora.

"La mayoría de los estadounidenses respaldan una reforma integral de inmigración", recuerda Roberto Izurieta, director de programas de América Latina y Campañas Políticas de la Universidad George Washington. "El plan de Trump es parcial, deja afuera a muchos que necesitan (regularizar sus permanencias) y endurece demasiado (los requisitos para la inmigración legal). Pero, como toda reforma importante, requiere, en realidad, de un trabajo bipartidista”.

"Me parece muy bueno que estemos hablando del tema y que el presidente mencione la necesidad de una reforma, de la necesidad de asegurar a los dreamers. Ojalá sea el principio y se llegue a un acuerdo integral", añadió Izurieta.

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Respecto al apoyo de los demócratas en el Senado, Izurieta precisó que el presidente no necesita de la totalidad de la bancada de la oposición para aprobar un proyecto de ley, sino de diez. "A eso apunta", dijo. Pero también señaló que el haber asociado inmigración y crimen, como lo hizo el martes cuando se dirigió al Congreso, "fue una ofensa, un insulto y debe ser rechazado".

Javier Hernández Kistte tiene 27 años y vive en Los Ángeles. Llegó a EEUU desde la Ciudad de México cuando tenía ocho años y se graduó en la Universidad de California en Irvine. Contó a la agencia Reuters que ser beneficiario de DACA le ayudó a trabajar para pagar sus estudios. "Mis padres todavía son indocumentados y como familia luchamos con la ansiedad de que puedan ser deportados en cualquier momento”, agregó.
Hernández Kistte en su lugar de trabajo, una empresa producción de efectos especiales de Los Ángeles. “La ansiedad ha aumentado con la incertidumbre de que mi hermano y yo regresemos a un estatus de indocumentados. No se trata solo de nosotros. Sé que hay personas que están dispuestas a negociar por nuestro derecho a estar aquí, pero que harían de la vida de otros una pesadilla. No quiero eso", concluyó.
Martha Valenzuela tiene 23 años y llegó a los dos años desde Sinaloa, México. Se graduó en la Universidad del Estado de California. Sobre el fin del programa DACA del cual es beneficiaria dijo a Reuters: “Me rompió, es traumático porque he vivido en este país durante 21 años. Todos queremos un camino hacia la ciudadanía, todos queremos protección permanente para nosotros y nuestras familias”.
Valenzuela trabaja en una empresa en Orange, California. “La razón por la que este país nos etiquetó como ‘soñadores’ es porque queremos algo que parece que fuera inalcanzable. Si podemos soñarlo, podemos lograrlo. Se necesitan agallas para soñar y se necesitan agallas para luchar por ello", concluyó Valenzuela.
Bárbara Hernández tiene 26 años, vive en Santa Ana y se graduó en la Universidad Comunitaria de Orange Coast en California. Llegó a EEUU desde la Ciudad de México cuando tenía seis años. Trabajaba como maestra de educación especial hasta que DACA fue derogado por el nuevo gobierno. "Ese fue el trabajo más gratificante y amoroso que he tenido, pero con este gobierno y el fin de DACA estaba muy asustada ”, aseguró la dreamer.
Hernández participa en las protestas en Los Ángeles a favor de una legislación para los dreamers. "Tuve una etapa de pánico y estaba deprimida", agregó. "Me preocupa cómo se sienten los beneficiarios de DACA y su estado mental. Me gustaría ver una protección permanente no solo para nosotros, sino también para los otros 11 millones de inmigrantes sin documentos".
Karla Estrada tiene 26 años, vive en Los Ángeles y es graduada de la Universidad de California. Es asistente legal y se prepara para ingresar a la Escuela de Leyes. Llegó a EEUU desde Morelos, México, cuando tenía cinco años. "DACA siempre ha sido muy problemático y temporal, no es lo ideal. Nos ha dado la libertad de trabajar, legalmente, sin temor a que en tres meses nos despidan porque no tenemos un número de seguridad social”, afirmo la soñadora.
Estrada vive en un apartamento en Los Ángeles y su familia permanece en México. “Tengo que cuidarme en este país, pero también tengo que cuidar de mi mamá, mi papá y mi hermano que están en México. Lo que más me asusta es no poder cuidar a mi familia (…)”, concluyó.
Brian Caballero tiene 25 años y está a punto de graduarse en el Politécnico de California en Pomona. Llegó a Estados Unidos cuando tenía seis años desde Guadalajara, México. Asegura que está preocupado por el fin de DACA: "Me aterroriza que cuando finalmente me gradúe no pueda ser empleado en EEUU”.
Caballero en una clase de laboratorio del último año de la carrera de Ingeniería Eléctrica. “La gran mayoría de las personas indocumentadas vinieron para tener una vida mejor. La mayoría de las personas están aquí igual que yo, tratando de obtener educación para mejorar sus vidas ", concluyó.
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Javier Hernández Kistte tiene 27 años y vive en Los Ángeles. Llegó a EEUU desde la Ciudad de México cuando tenía ocho años y se graduó en la Universidad de California en Irvine. Contó a la agencia Reuters que ser beneficiario de DACA le ayudó a trabajar para pagar sus estudios. "Mis padres todavía son indocumentados y como familia luchamos con la ansiedad de que puedan ser deportados en cualquier momento”, agregó.
Imagen Lucy Nicholson/Reuters
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