Fallo judicial: dos DUI abren automáticamente la puerta de la deportación de EEUU

La decisión esclarece uno de los principales requisitos que exige el servicio de inmigración para casos en los que un inmigrante indocumentado enfrenta deportación y solicita la cancelación del proceso por tener más de 10 años en el país, está casado con una residente o ciudadana y tiene hijos menores de edad.

Jorge Cancino
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Jorge Cancino.
Tener un DUI por manejar borracho o drogado es una ofensa muy grave en Estados Unidos que puede complicarle la vida a los inmigrantes. Si eres indocumentado y tienes un DUI, eres una prioridad de deportación para el gobierno de Trump. Si eres residente legal, puedes tener problemas para obtener la ciudadanía. Sepa por qué hoy debes cuidarte más que nunca al volante.
Video Los riesgos del DUI para los inmigrantes legales e indocumentados

Un reciente fallo emitido por la Oficina de Revisión de Casos de Inmigración (EOIR) determinó que dos o más condenas por conducir bajo la influencia (de alcohol o drogas) “establece una presunción de que un extranjero carece de buen carácter moral bajo la Ley de Inmigración y Nacionalidad”.

La decisión esclarece uno de los principales requisitos que exige el servicio de inmigración para casos en los que un inmigrante indocumentado enfrenta deportación y solicita la cancelación del proceso por tener más de 10 años en el país, está casado con una residente o ciudadana y tiene hijos menores de 21 años.

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La ley permite que en estos casos el inmigrante indocumentado solicite al juez, por medio del Formulario 42B, que cancele la orden de expulsión y, en su lugar, le otorgue la residencia permanente (green card), siempre y cuando cumpla con los tres requisitos señalados, además de tener buen carácter moral.

“Si bien esta decisión es muy específica, que afecta únicamente a los casos relacionados con el Formulario 42B, la decisión establece la presunción de no tener una buena conducta de carácter moral en un período de 10 años, pudiendo afectar entonces los casos de residencia y también de ciudadanía (naturalización)”, advierte Alex Gálvez, un abogado de inmigración que ejerce en Los Ángeles, California.

Alcance del fallo

Gálvez dice además que, si bien “la decisión específicamente dice que el análisis es sólo sobre la 42B y no para aplicaciones normales de residencia permanente, recomienda que los oficiales de inmigración apliquen un buen análisis cuando estén adjudicando la green card (tarjeta vrde)”.

Se desconoce por ahora si el dictamen afectará o tendrá impacto en otras determinaciones de beneficios migratorios o decisiones en las cortes de inmigración.

“Lo que está claro es que tener dos DUI durante en un período de 10 años requeridos para poder presentar un Formulario 42B y batallar por permanecer legalmente en Estados Unidos, resultará en la presunción de no tener un bien carácter moral, y con ello perder el caso”, agrega.


Gálvez advierte que el DUI es uno de los “cinco pecados capitales” del indocumentado, y “una falta imperdonable para las autoridades de inmigración”.

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“El problema es que la gente se da cuenta de lo serio de este problema recién cuando cae en manos de ICE (Oficina de Inmigración y Aduanas). Piensan que por tratarse de una falta menor (Misdemeanor) no es tan grave como una felonía, pero están equivocados”, subrayó.

Los cinco pecados capitales mencionados por Gálvez son:


  • Violencia doméstica
  • Posesión de drogas para uso personal
  • Robar
  • DUI
  • Prostitución

“Todos estos crímenes están en la lista de delitos menores, pero deportables”, recalca.

“Supremamente serio”

“Los inmigrantes deben saber que manejar borracho o bajo la influencia de alguna droga es un crimen supremamente serio en Estados Unidos, no solo para los inmigrantes”, dice Rebeca Sánchez-Roig, una abogada que ejerce en Miami, Florida, y que durante 15 años sirvió como Fiscal de Inmigración.

“Cuando era fiscal me tocó un caso donde un inmigrante tenía acumulados siete y ocho arrestos por este delito, incluso el día en que había nacido su hijo. El gobierno piensa que, si una persona no puede estar esa noche con su esposa y su hijo, es un caso grave donde además pone en peligro la vida de terceras personas”, explica.

Sanchez-Roig comenta que el DUI se convirtió en una de las principales causas de deportación en 2010, a raíz del caso Martinelly Montaño, un indocumentado boliviano que iba conduciendo borracho y chocó un vehículo en el que viajaban tres religiosas rumbo a la misa del día domingo en Prince William, Virginia. Una de ellas, Denise Mossier, perdió la vida y las otras dos resultaron gravemente heridas.

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El caso Martinelly cobró notoriedad nacional porque no solo se encontraba ebrio al momento del accidente, sino que tenía otras infracciones por el mismo delito, además de una orden de deportación pendiente. “El DUI es una falta deportable, un crimen penal”, advierte Sánchez-Roig. "Es una prioridad de deportación para el gobierno”.

Los abogados consultados por Univision Noticias indicaron que el fallo de la EOIR, avalado por el fiscal general William Barr, "es muy probable" que sea apelado en las cortes federales.

<b>Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años</b> en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Un grupo de migrantes bajo el programa de 'Retorno a México' 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/en-buses-o-en-vuelos-pagados-por-trump-la-angustia-lleva-a-los-centroamericanos-que-esperan-en-mexico-a-devolverse-a-sus-paises">espera para subirse al autobús que les llevará de regreso a su país</a></b>, Guatemala. Un número creciente de centroamericanos están regresando a sus lugares de origen exhaustos por las largas esperas en México como consecuencia de este plan implementado por la administración Trump desde enero. Para sus primeras cortes, 
<b>los últimos que retornaron a Tijuana contaron que tienen que quedarse en México entre seis y nueve meses más.</b>
Una migrante muestra los documentos de la política Protocolo de Protección de Migrantes recibidos de manos de las autoridades estadounidenses antes de ser devuelta a Tijuana. Más de 20,000 migrantes ya forman parte de este programa, por el cual tienen que 
<b>esperar el resto de su proceso migratorio en ciudades fronterizas en las que corren riesgos de seguridad,</b> como Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Matamoros. 
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Personal de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) brinda información a una migrante sobre el programa de Retorno Voluntario Asistido en el albergue Ágape en Tijuana, México. 
<b>La OIM está proporcionando billetes de avión pagados con fondos del gobierno de Estados Unidos </b>a los migrantes que quieran regresarse a Honduras, El Salvador y Guatemala. Un funcionario de la OIM explicó a Univision Noticias que, aunque son muchos los que sí se regresan, al menos 50% de los que se anotan en las listas pueden cambiar de opinión en el lapso de una semana.
Iván Vargas, coordinador de la línea de autobuses privada Transporte Turístico Ejecutivo, revisa la lista de pasajeros de una unidad que tiene como destino Tapachula, Chiapas. La imagen fue tomada a las afueras del albergue Ágape en Tijuana, México.
Diana Cruz, de 16 años, dice adiós a sus amigos del albergue Ágape antes de subirse al autobús que llevará a su familia de Tijuana a Tapachula. Esta familia decidió emprender el viaje de regreso a su país de origen, Guatemala, después de ver que el proceso de petición de asilo estaba muy demorado y les obligaba a esperar en México. La hermana pequeña, Atziry, de 7 años, empezó a decirle a la mamá que echaba de menos a su abuela y quería regresarse y 
<b>la madre tomó la decisión de volver para no someter a sus niñas a más sufrimiento.</b>
La frontera entre México y Estados Unidos en El Chaparral, el cruce fronterizo en Tijuana. Decenas de inmigrantes llegan a este punto cada mañana para esperar su turno para entrar y ser entrevistados por la Patrulla Fronteriza. La espera promedio para que llamen un número ahora está en al menos cuatro meses. La mayoría de los migrantes son retornados a México con una fecha para su primera corte con un juez de inmigración. Pero, al final, el caso puede tomarles hasta un año, entre otras cosas, porque sin un abogado el juez los devuelve a México —o a los centros de detención si tienen la suerte de ser admitidos en Estados Unidos— hasta que vuelvan con alguien que los represente.
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Una adolescente guatemalteca que prefirió no ser identificada sale del albergue Embajadores de Jesús, antes de subirse a un autobús cuyo destino es Tapachula. Se regresa porque teme que en su corte el juez de inmigración la devuelva a la hielera de la Patrulla Fronteriza y tenga que vivir de nuevo el frío que caracteriza a estos lugares, la mala alimentaci´on y los maltratos de funcionarios que les reiteran que no son bienvenidos en Estados Unidos, según denuncia.
El pastor Gustavo Banda, encargado del albergue Embajadores de Jesús, en el patio trasero de su casa donde organizan cada día donaciones que reciben para los migrantes. "Les están dando una esperanza muy pequeña para que se queden", dice Banda. "Los quieren desanimar porque su cita es hasta enero del año próximo", agrega. Él cree además que la falta de permisos de trabajo y la poca asistencia que les da el gobierno mexicano para regularizarse es lo que los desalienta a esperar hasta su primera fecha de corte.
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Francisco, de 34 años, quiere regresar a su país por su hijo Andy Javier, de 9 años. “Está sufriendo, mejor le regreso para Guatemala”, explica minutos antes de que parta el autobús del albergue Ágape en Tijuana.
Dos hermanos guatemaltecos de 6 años y 8 años juegan antes de subirse al autobús que les llevará de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala.
<b>Ileidy Díaz, de Guatemala, es la madre de esos niños.</b> Ella explica que su plan era que su esposo en Estados Unidos los pidiera, entre otras cosas porque ella y su hijo están enfermos: ella quería recibir tratamiento para su vitiligo y esperaba que su hijo pudiera ser tratado por una enfermedad en sus ojos. Por ahora, nada de eso ocurrirá. Díaz asegura que ya no quiere que sus hijos sufran más mientras esperan hasta el 14 de enero, cuando le tocará su fecha de corte. Cuenta que en la hielera les maltrataron, que a ella los funcionarios de la Patrulla Fronteriza la obligaron a la fuerza a firmar su regreso a México mientras sus hijos lloraban. "El miedo que eso me generó me hace devolverme a mi país", dice.
José Mario Sarmiento, de Honduras, en un autobús que viaja de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala. “La vi muy difícil,” dice José Mario sobre la razón por la que ha decidido regresarse a su país. Llegó a Tijuana hace mes y medio. Quería cruzar ilegalmente ya que tiene una deportación previa, pero le dio mucho miedo la situación en la frontera y la posibilidad de ser arrestado y tener que pasar mucho tiempo en la cárcel.
Bolsas de basura cargadas de pertenencias de migrantes que se regresan a sus países de origen en un autobús privado con trayecto Tijuana-Tapachula.
<b>José María García, conocido como 'Chema', </b>encargado del albergue para migrantes Juventud 2000, parado frente a la casa ubicada en la zona norte de Tijuana, México, una de las áreas más inseguras de la ciudad. Según él, una parte de los centroamericanos que llegan al recinto deciden cruzar de forma ilegal a Estados Unidos "ya que ven que las posibilidades son cada vez más cerradas para poderse quedar o recibir el asilo", cuenta. Lo hacen, explica "porque cada vez ven más lejano (el fin de sus procesos) o cada vez ven menos las posibilidades de quedarse en los Estados Unidos". En sus estimaciones, 30% de los que llegan a su albergue se marchan o a su país o a la frontera para cruzar sin ser vistos.
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Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Imagen Almudena Toral/Univision
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