Es ciudadano, pero no lo sabía: fue deportado tres veces y casi lo expulsan otra vez hasta que descubrió que fue adoptado por una pareja mexicana

José Ángel Torres pensaba que era un inmigrante sin papeles y por ello tuvo empleos donde le pagaban en efectivo y temía a los operativos ICE. Sin embargo, él nació en California y sus padres lo dieron en adopción a una pareja mexicana.

Foto Isaias Alvarado
Por:
Isaías Alvarado.
"Mi mamá le dio los papeles a mi esposa, así fue como me enteré de que era adoptado", dice José Ángel Torres, quien fue deportado en tres ocasiones y cuando estaba a punto de ser expulsado de EEUU una vez más supo que en realidad había nacido en California y descubrió que tenía dos hermanas. Ver más noticias aquí.
Video Hispano que fue deportado varias veces descubre que en realidad fue adoptado y es ciudadano de EEUU

He aquí la increíble historia de José Ángel Torres, un hombre de 56 años que fue deportado tres veces a México y cuando estaban a punto de expulsarlo por cuarta ocasión pudo confirmar que realmente había nacido en California y no al otro lado de la frontera, en Baja California, como le hizo creer la pareja mexicana que lo crio como si fuera su hijo biológico.

La vida de Torres parece sacada de un guion cinematográfico: él pensaba que era un inmigrante sin papeles y por ello tuvo empleos donde le pagaban en efectivo y temía a los operativos del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE). Tres veces lo expulsaron a México, entre 1997 y 2010, por meterse en líos judiciales y por los posteriores reingresos a California sin autorización.

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“Fue difícil. Toda la vida estuve escondiéndome, solo yendo del trabajo a la casa”, relata Torres en una entrevista con Univision Noticias.

Todo dio un giro cuando Juana Torres, la mujer que lo crio, confesó unos años antes de morir que no era su madre biológica y que él había nacido en California. Le dijo que conoció a su verdadera madre mientras trabajaba en el campo. Tenía 19 años y no sabía qué hacer con su embarazo. Juana, quien no podía tener hijos, le imploró que no abortara, que le diera al bebé en adopción y le ofreció pagar los gastos del parto.

José Ángel Torres y su madre adoptiva, Juana Torres.
José Ángel Torres y su madre adoptiva, Juana Torres.
Imagen Cortesía: Rosa Sotomayor


Dos días después de que el niño nació se lo entregó en Mexicali, Baja California. En un hospital del norte de California lo habían registrado como José Ángel Pagán, porque era el nombre del abuelo materno. En México le dejaron ese nombre porque así se llamaba el padre de Juana Torres. Solo le cambiaron el apellido y desde entonces lo conocieron como José Ángel Torres.

“Se fue la señora y nunca más supieron de ella. Y mi suegra nunca le dijo nada a mi esposo, quizás porque le daba miedo cómo iba a reaccionar”, contó la esposa Torres, Rosa Sotomayor, a este medio.

Torres y su nueva familia se quedaron en Mexicali hasta 1967, cuando tenía dos años. Cruzaron ilegalmente la frontera, llegaron a Riverside y más tarde se mudaron a Calipatria, ambas en California. Es decir, vivió 54 años como indocumentado. El secreto se desveló cuando Juana le entregó a su nuera los documentos de adopción en los cuales se mencionaba que los verdaderos padres de su hijo eran ciudadanos estadounidenses, como él.
También le dio el acta de bautizo, que certificaba que su madre biológica volvió a Baja California un año después de la adopción porque hacía falta su firma para el trámite eclesiástico.

Así encontró a sus hermanos

Unos años después, Rosa Sotomayor emprendió una investigación de más de una década que la llevó a hurgar en iglesias de Mexicali, un hospital del Valle de San Joaquín, bibliotecas con registros públicos y varios domicilios en el norte de California donde había vivido la madre biológica, Englentina Loya.

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La búsqueda se aceleró hace cuatro años, cuando agentes de ICE se presentaron al trabajo de Torres para arrestarlo y deportarlo por cuarta ocasión. “Ya me iban a sacar otra vez. Vinieron por mí al trabajo, iba a agarrar un café cuando me detuvieron los de ICE”, relató él.

Lo tenían bajo custodia cuando su esposa contrató a la abogada de inmigración Esther Valdes y le entregó los documentos de la adopción. “Ya lo iban a deportar. Presenté esos documentos y lo soltaron dos horas después”, dijo Valdes. “Pero no fue un proceso automático, tuvimos que rastrear por todos lados”, agregó.

José Ángel Torres en su ceremonia de naturalización en abril de 2021.
José Ángel Torres en su ceremonia de naturalización en abril de 2021.
Imagen Cortesía: Rosa Sotomayor


Uno de los hijos de Torres buscó en Ancestry.com, la empresa de genealogía más grande del mundo. Allí encontró una fotografía de Englentina Loya, lo cual le permitió encontrar un perfil de Facebook. El dueño de la cuenta tardó una semana en responder el mensaje que le escribió en privado. Respondió hasta que le mandaron otro contándole que estaban a punto de deportar a Torres y que necesitaban verificar su identidad.

Los otros familiares de Torres relataron que lo estuvieron buscando por varios años y que no solo tenía un hermano mayor, sino otras cinco medias hermanas. Contaron que habían pasado muchos veranos buscándolo en parques y en escuelas de preescolar de Calexico, cerca de la frontera con Mexicali. Con el paso de los años fueron perdiendo las esperanzas de volverlo a ver.

“La madre biológica escribió una carta diciendo que siguió buscando a su hijo por varios años y no lo quitó de su testamento”, compartió Rosa Sotomayor.

“Ahora puedo ir a donde yo quiera”

La carta que redactó Englentina y su testamento (en el cual indicaba que el paradero de su hijo José Ángel era "desconocido"), así como pruebas de ADN que se hicieron los hermanos de Torres, se agregaron a la evidencia que presentaron ante funcionarios del Departamento de Estado, el Centro de Visas y los Servicios de Ciudadanía e Inmigración (USCIS).

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Mientras avanzaba ese proceso, José Ángel viajó el 4 de julio de 2019 a San José, en el norte de California, para conocer a sus hermanos y sobrinos. “Lo aceptaron con los brazos abiertos. Hicieron un letrero que decía ‘It’s a boy’ (Es un niño), como si fuera un recién nacido”, contó emocionada Rosa Sotomayor.

“Se hizo una comida, tomaron fotos, hubo abrazos. Al otro día lo llevaron al panteón para visitar la tumba de su madre biológica”, continuó ella.

José Ángel Torres y sus hermanas en su reencuentro en el norte de California en julio de 2019.
José Ángel Torres y sus hermanas en su reencuentro en el norte de California en julio de 2019.
Imagen Cortesía: Rosa Sotomayor


Englentina Loya nunca volvió a mirar a su hijo. Su versión era que el padre biológico de su bebé, un puertorriqueño con una fuerte adicción a las drogas, lo secuestró y lo vendió en México. Ella falleció a principios de 2017, cuando ya la buscaba su hijo desaparecido. Un año antes murió Juana Torres.

A pesar de la evidencia, el USCIS rechazó este trámite el 4 de febrero y reactivó el proceso de expulsión a México. Su conclusión preliminar era que este hombre pudo haber robado los documentos de otra persona. “Dijeron: vamos a negar el caso, lo vamos a deportar”, señaló la abogada Valdes.

Pero esa decisión dio un viraje unos semanas después y finalmente aceptaron que continuara la naturalización. A principios de abril, Torres fue reconocido como ciudadano estadounidense en una ceremonia que se realizó en la oficina del USCIS de San Diego.

“Aún no podemos creer que después de tanto tiempo al fin podemos vivir a gusto”, menciona la esposa. “Lo único triste es que José estuvo varios años sin poder trabajar y solo le pagaban en efectivo. Y se perdieron muchos años sin aportar al Seguro Social (su plan de retiro)”, lamentó ella.

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Torres dice que vive tranquilo desde que reconocieron su verdadera identidad. “Cuando salimos de allí sentí que ya no tenía más problemas con nadie, que ahora puedo ir a donde yo quiera”, comenta este hombre, quien espera tramitar pronto una identificación del estado de California y un pasaporte de EEUU.

Confiesa que aún siente temor de volver a México, por tantos años que fue un indocumentado.

El próximo 4 de julio él planea volver a San José para visitar a sus hermanos. La fecha está marcada como el aniversario de su reencuentro y la celebran. “Ellos pensaron que nunca me iban a encontrar”, dice Torres.

A las 5:00 am un equipo de 14 agentes migratorios se reúnen para dar los últimos detalles de la operación en el Valle de San Fernando.
Casi todos los oficiales de ICE en este equipo son de origen hispano.
Cinco indocumentados con antecedentes penales estaban en la lista negra de ICE.
Carlos, el primer objetivo de la operación, había sido vigilado por ICE durante unos días.
Como lo planeaban, el arresto ocurrió cuando el migrante salió a cargar su camioneta pick-up afuera de un complejo de apartamentos en Northridge.
Un oficial revisa los tatuajes en la espalda de Carlos, a quien identifican como integrante de la pandilla ‘Sureños’.
Según ICE, este sujeto ha sido convicto por manejar ebrio en dos ocasiones y por dos delitos menores relacionados con las drogas.
Un agente conversó con un pariente del detenido, quien afirmó que este trabajaba en la construcción.
Carlos dijo a Univision Noticias que le dolió que lo hayan arrestado frente a su familia.
El inmigrante mencionó que sus botas usadas eran prueba de que ahora se gana la vida honestamente.
Desde enero, la oficina de ICE en Los Ángeles, cuya jurisdicción abarca siete condados del sur de California, ha detenido a más de 2,200 inmigrantes.
Agentes rodearon una casa en el barrio Reseda, domicilio de su segundo objetivo aquella mañana.
Uno de los agentes de ICE tocó la puerta y exclamó “¡Policía!”, a pesar de que funcionarios locales han criticado esa práctica.
Llamar a la puerta ya no es la primera opción para aproximarse a sus objetivos, pues se corre el riesgo de una reacción violenta y muchos migrantes ya saben que no están obligados a abrirles.
Dos agentes montaron guardia afuera de la vivienda, mientras otros verificaban si el hombre que buscan había escapado a pie.
Después se enteraron que el sujeto abrió la puerta y pidió tiempo para ponerse una playera, pero salió corriendo por el patio trasero.
La huida desató una persecución a pie y en vehículos, que circularon a alta velocidad en el vecindario.
A unas cuadras de su casa, los agentes de ICE detuvieron al inmigrante.
El arrestado, Eduardo, es acusado por venta de droga, manejar ebrio dos veces, resistirse a un arresto y falsificación.
Este mexicano de 48 años había sido deportado en dos ocasiones.
Desde el inicio del año fiscal, el 1 de octubre, ICE ha detenido a más de 5,400 personas en el sur de California.
La agencia reconocó que el 10% de los inmigrantes detenidos no tenían antecedentes penales.
Uno de cada dos agentes de ICE que se encargan de capturar fugitivos en el sur de California es de origen hispano.
Los antecedentes penales de uno de los buscados por ICE aquella mañana.
David Marín, director de operaciones de ICE en Los Ángeles, es uno de los agentes hispanos.
El agente Marín habla con los oficiales de ICE al finalizar las detenciones ese día.
Los inmigrantes fueron trasladados a un centro de detención de ICE en Camarillo, en el condado de Ventura.
Otro mexicano detenido, Eduardo, también fue llevado al centro migratorio en Camarillo.
Revisión de los migrantes detenidos antes de ser procesados.
Carlos se quita las agujetas de sus botas antes de ser llevado a una celda.
Eduardo se quedó sin sus huaraches de correa.
Solo tres de los cinco objetivos de ICE ese día lograron ser detenidos.
Toma de huellas digitales de uno de los inmigrantes bajo custodia.
Eduardo dijo que regresaría a su natal Guerrero y que jamás volvería a Estados Unidos.
Carlos dijo que buscará regresar a este país, al cual llegó cuando era un niño.
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Imagen Isaias Alvarado
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