Nuevo pulso legal por los migrantes: demandan política de Trump que niega fianzas a solicitantes de asilo

ACLU y otras instituciones presentaron un recurso contra la medida del gobierno. El Consejo Estadounidense de Inmigración (AIC) dijo que negar el derecho de fianza "podría resultar en la detención innecesaria de miles de personas más cada año, a pesar de los enormes costos financieros y humanos".

Jorge Cancino
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Jorge Cancino.
Cindi Santana fue detenida al cruzar la frontera en 2016. Una vez en prisión y sin recursos, acudió a la empresa Libre by Nexus, que se presentaba como amiga de los inmigrantes, para que la ayudara a librarse de su fianza de $12,000. Lo que entonces no sabía es que su libertad le saldría muy cara.
Video Libertad bajo grillete, el alto precio que muchos inmigrantes pagan a una empresa para salir de la cárcel

La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) y organizaciones que defienden los derechos de los inmigrantes interpusieron una demanda en contra de una política del gobierno de Donald Trump que niega el derecho de fianza a solicitantes de asilo en la frontera con México.

El Consejo Estadounidense de Inmigración (American Immigration Council) dijo en su cuenta de Facebook que acudieron a los tribunales "para detener el uso por parte del gobierno de la encarcelación en masa como arma para castigar a los inmigrantes".

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El AIC señaló además que "la administración Trump nuevamente está infringiendo la ley en su cruzada para impedir que los solicitantes de asilo pidan protección en Estados Unidos".

El Proyecto de Derechos de los Inmigrantes del Noroeste (NWIRP) dijo, por su parte, que las leyes y políticas deben ser justas y equitativas, además advirtió que cuando la libertad o los derechos fundamentales están en peligro, todas las personas tienen el derecho al debido proceso y representación legal competente.

"La demanda trata de bloquear la directiva del fiscal general que niega la fianza a los solicitantes de asilo, obligándolos a la detención mientras dura el proceso de su solicitud", explicó el NWIRP en su cuenta de Twitter.

La nueva regla

El pasado 17 de abril el gobierno de Trump dio un nuevo golpe a la política de asilo al emitir una orden que mantendrá privados de libertad por tiempo indefinido a miles de inmigrantes que piden asilo en Estados Unidos tras cruzar la frontera.

La medida, que no afecta a los que se presentan a los puertos de entrada, niega a los peticionarios solicitar una audiencia de fianza cuando llegan al país en busca de la protección del gobierno.

La orden fue emitida por el fiscal general William P. Barr en medio de una nueva oleada migratoria, formada principalmente centroamericanos que huyen del Triángulo Norte a causa de la violencia y la pobreza.

Tras cruzar parte de Centroamérica y México, los migrantes se entregan en la frontera donde piden asilo. Una ley de 2008 impide al gobierno federal deportarlos de inmediato y establece que un juez de inmigración atienda sus solicitudes.

Ataque a los migrantes

La AIC dijo, tras conocerse el cambio de norma, que la decisión de Barr "podría resultar en la detención innecesaria de miles de personas más cada año, a pesar de los enormes costos financieros y humanos".

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"La decisión de Barr es la más reciente en el ataque en curso del gobierno de Trump contra individuos que huyen de la persecución y la tortura en sus países de origen", señaló Trina Realmuto, abogada directora de la AIC y coasesora legal de los demandantes.

"En lugar de cumplir con la reciente orden de la corte de distrito que requiere audiencias justas para los solicitantes de asilo ante un juez de inmigración, el gobierno ha elegido en su lugar encerrarlos indefinidamente", agregó.

La orden de Barr revierte un protocolo que rige desde 2005 y que permite a los peticionarios de asilo que demuestren un "miedo creíble" el derecho a una audiencia de fianza ante un juez de inmigración.

La medida no es inmediata, sino que entrará en vigor dentro de 90 días a partir de la fecha de emisión.

Las cortes de inmigración tienen acumulados más de 860,000 casos y los casos de asilo pueden demorar dos o más años, tiempo durante el cual los peticionarios pueden permanecer detenidos. Pero Trump esta semana firmó una nueva orden ejecutiva para acelerar los procesos y que los jueces resuelvan los casos en un plazo máximo de 180 días, medida que fue criticada por abogados quienes advierten que daña el debido proceso migratorio al no darle a los migrantes tiempo suficiente para defender sus casos.

Detalles de la demanda

La demanda judicial entablada por ACLU, la AIC y el NWIRP argumenta que la nueva norma de asilo dictada por Barr viola cláusulas del debido proceso, de la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA) y La ley de Procedimiento Administrativo.

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"La medida deja abierta la posibilidad de que haya violaciones constitucionales si la persona es detenida por un largo tiempo sin tener derecho a una fianza", afirmó en abril José Guerrero, un abogado de inmigración que ejerce en Miami, Florida.

"La orden dice que una persona que pasa a una entrevista de miedo creíble no tendrá derecho a un juicio de fianza, algo que está garantizado por las leyes", agregó. "Eso sin duda motivará demandas de inmediato porque puede haber derechos constitucionales que se vean afectados".

La ACLU ha señalado desde que se publicó orden de Barr, que se trata de una medida "obscena".

Hasta ahora no se sabe, en caso de que la orden de Barr entre en vigor, adónde serán enviados los migrantes que sean detenidos en la frontera, pasen la entrevista de miedo creíble y se les niegue una audiencia de fianza.

La nueva norma no afectará a los menores no acompañados (UAC) aprehendidos por la Patrulla Fronteriza en la frontera y tampoco a las Unidades Familiares. Ambos grupos están protegidos contra la detención por una ley de 2008 sobre tráfico humano, que exige que un juez de inmigración decida sus futuros en Estados Unidos, y un Acuerdo Judicial de 1997 que prohíbe la privación de menores de edad.

A lo largo del muro en el sector El Paso, en Texas, pueden verse decenas de pantalones, camisas y prendas de ropa interior que van dejando los migrantes a su paso.
La montaña del Cristo Redentor en Sunland Park, Nuevo México, forma un muro fronterizo natural entre México y Estados Unidos. A pesar de su difícil geografía y el frío de la primavera, muchos inmigrantes usan sus senderos para cruzar.
Más de 40 personas se entregaron a la Patrulla Fronteriza en dos horas. Eran en su mayoría padres y madres con sus hijos en brazos, incluso bebés, que vinieron a Estados Unidos buscando mejores oportunidades de empleo.
Al no haber muros en la montaña del Cristo Redentor, la zona es vigilada permanentemente por la Patrulla Fronteriza y por sensores de movimiento. No es este el punto por el que ocurre el grueso de los cruces de indocumentados en el sector El Paso.
El arresto de un grupo de inmigrantes indocumentados en Texas, visto desde una vía.
"No habla inglés, solo español", se lee en el sobre que el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) entregó a la familia hondureña Vindel una vez que fueron liberados. Eran un padre y una madre con sus dos hijos. Los adultos fueron dejados en libertad, pero con un grillete en sus tobillos y deben presentarse en los próximos días con un oficial de ICE en su nueva dirección.
Aunque la Patrulla Fronteriza no tiene cifras exactas de cuántos coyotes han sido detenidos en los últimos años, aseguran que continuamente comparten información de inteligencia con las autoridades mexicanas. Explican que los traficantes de personas no cruzan a Estados Unidos pero sí guían a los migrantes hasta el río, por lo que debe ser el gobierno vecino quien efectúe las detenciones.
De un lado, el izquierdo, Ciudad Juárez, México; del otro, Sunland Park, Nuevo México.
Un niño guatemalteco ve al oficial de la Patrulla Fronteriza mientras él le hace preguntas a su padre.
Un agente de la Patrulla Fronteriza acompaña a un grupo de inmigrantes indocumentados hasta una de las puertas de acceso a Estados Unidos, donde los espera otro equipo para trasladarlos al centro donde le hacen las primeras entrevistas para luego remitirlos a ICE.
La frontera del sector El Paso está resguardada en buena parte por una verja metálica doble. Y no toda tiene muros construidos por el hombre, solo 83 millas. Otra parte tiene barreras naturales, como montañas.
A través de los sensores y las cámaras a lo largo de la frontera, la Patrulla Fronteriza detectó que un grupo de seis inmigrantes indocumentados intentaban cruzar a Estados Unidos con una escalera improvisada para escalar el muro fronterizo en el sector El Paso. La vigilancia del lugar se activó incluso con un helicóptero.
Una vez que los migrantes centroamericanos se entregan a la Patrulla Fronteriza son interrogados sobre su identidad. Este lunes, uno de los agentes aseguró que un joven había falsificado un acta de nacimiento para disminuir su edad a 17 años y ser tratado como menor.
Los oficiales de la Patrulla Fronteriza en El Paso aseguran que nunca habían visto cifras tan altas de inmigrantes arrestados en este sector. Enero y febrero de 2019 fueron dos meses en los que repuntó el dato, con más de 1,000% de variación en relación con los mismos meses de 2018.
Un tramo del muro fronterizo en el sector El Paso es levantado para sustituir el anterior, que se ve justo enfrente, y que fue instalado hace más de 10 años.
En la verja de El Paso es común ver zonas en las que los inmigrantes cortaron la estructura para poder entrar a Estados Unidos sin entregarse a la Patrulla Fronteriza. Los agentes aseguran que quienes se encargan de hacer los cortes son los coyotes.
El agente Frank Pino asegura que durante sus patrullajes de este año ha sido común encontrar grupos numerosos de inmigrantes indocumentados que quieren entregarse para pedir asilo. El grueso de las personas se rinde en el tramo que va de Ysletas a El Paso, ambos en Texas.
En un tramo de la zona de Santa Teresa, en Nuevo México, el muro de acero se acaba y el camino queda abierto y es aprovechado por los inmigrantes indocumentados para cruzar. En la imagen, una patrulla fronteriza vigila el área.
Un oficial de la Patrulla Fronteriza abre la puerta para salir del cinturón que vigiló.
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A lo largo del muro en el sector El Paso, en Texas, pueden verse decenas de pantalones, camisas y prendas de ropa interior que van dejando los migrantes a su paso.
Imagen Almudena Toral/Univision
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