Soy residente legal, ¿cómo puedo traer a mi madre a EEUU? Respondemos tus preguntas de inmigración

Esta es una selección de respuestas de abogados a las dudas sobre cuestiones migratorias que nos llegan a la redacción de Univision Noticias.

Jorge Cancino
Por:
Jorge Cancino.
Para pedir la residencia de los padres, los residentes legales permanentes primerio tienen que convertirse en ciudadanos de Estados Unidos.
Para pedir la residencia de los padres, los residentes legales permanentes primerio tienen que convertirse en ciudadanos de Estados Unidos.
Imagen Getty Images

A medida que el gobierno de Donald Trump desarrolla su política migratoria, los inmigrantes buscan maneras de protegerse de la deportación o traer a sus familiares legalmente a Estados Unidos. ¿Pueden los residentes pedir la residencia de sus padres? ¿Qué pasa si pierdo la tarjeta I-94? ¿Qué pasa si tramité tarde mi renovación de DACA? Siguen llegando preguntas a la redacción de Univision Noticias. Puedes enviarnos la tuya a: jcancino@univision.net.

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Peticiones de largo tiempo

El usuario identificado con el nombre de Osvaldo, un residente legal permanente, pregunta: “¿Cómo puedo traer a mi madre que vive en Centroamérica? ¿Cuánto tiempo demora el trámite?”.

El abogado Nelson Castillo explica que “un residente legal permanente no puede presentar una petición familiar de residencia ( green card) a favor de sus padres, ni puede ayudarlos directamente”.

“Pero eso no quita el que puedan venir a Estados Unidos. Hay que evaluar si, por ejemplo, califican para una visa de turista y entren temporalmente al país, o bien sean elegibles para otro tipo de permiso de entrada”.

Castillo, sin embargo, señala que la manera en que un inmigrante puede pedir a sus padres “es convirtiéndose en ciudadano de Estados Unidos, tener más de 21 años de edad y mucha paciencia”.

“El convertirse en ciudadano, además de permitir que pueda pedir a sus progenitores, también lo protege de la política migratoria”, indicó.

En cuanto al trámite para pedir la residencia de un padre, Castillo dijo que “la gestión es por etapas. Si el padre o la madre está fuera del país, tendrá que presentar un Formulario I-130 y esperar que la Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración (USCIS) apruebe la petición familiar. Este trámite tarda entre cuatro a seis meses”, apuntó.

Una vez aprobada la solicitud, la USCIS envía el caso al Centro Nacional de Visas del Departamento de Estado, “proceso que tarda otros 30 a 60 días”, explicó. “Una vez gestiona la solicitud, programa una cita consular para que la persona, en este caso la madre, se presente y un funcionario del consulado de Estados Unidos la entreviste y determine que es admisible en Estados Unidos”.

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La USCIS explica que los residentes legales permanentes solo pueden presentar una solicitud para que cónyuges e hijos inmigren a Estados Unidos en calidad de residentes (green card).

Advierte que en algunos casos, las esperas tardan años, dependiendo del cupo de visa disponible en el Boletín de Visas del Departamento de Estado.

Si su familiar ya se encuentra dentro de Estados Unidos, puede solicitar un ajuste de estatus para obtener la residencia permanente cuando haya un número de visa disponible y presentando el Formulario I-485, Solicitud de residencia permanente o ajuste de estatus, dice la agencia federal.

También advierte que una petición de residencia legal permanente ( Formulario I-130) “sólo se usa para demostrar que la elegibilidad por parentesco”, y que una petición I-130 aprobada “no le garantiza el beneficio, simplemente le asigna un lugar en la lista para la tramitación de la visa (green card o tarjeta verde)”.

Visa extraviada

La usuaria identificada con el nombre de Liliana cuenta que un amigo extravió la visa y nunca reportó este hecho a las autoridades. “Si esta persona contrae matrimonio con un residente legal permanente, ¿es posible que arregle su situación migratoria en el país?”, pregunta.

Todo indica que el documento extraviado “es la tarjeta I-94” que el amigo de Liliana recibió cuando entró a Estados Unidos, “porque en el pasaporte de la persona se encuentra estampado el sello del agente federal que le dio el ingreso al país”, explica el abogado José Guerrero, quien ejerce en Miami, Florida. “Y ahí está la fecha autorizada para permanecer en Estados Unidos”, agrega.

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Guerrero explica que si una persona pierde la tarjeta I-94, documento que debe ser devuelto cuando el extranjero se marcha de Estados Unidos, “puede obtener una copia visitando la página digital de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) ingresando sus datos personales de identificación”.

En cuanto a conseguir papeles, Guerrero explica que, si el cónyuge es ciudadano o se convierte en ciudadano estadounidense, puede pedir la residencia permanente de su esposo o esposa y éste, por haber entrado legalmente al país, puede ajustar su estado migratorio dentro de Estados Unidos”.

“Pero si no se hace ciudadano y sigue como residente, puede pedir la residencia del cónyuge, pero cuando le avisen que hay un cupo de visa disponible, que puede demorar varios meses y a veces un par de años, tendrá que gestionar un Perdón 601-A para hacer el trámite consular en su país de origen y no le caiga encima la Ley del Castigo”, añade.

Atrasos en la renovación de DACA

La usuaria que responde al nombre de Elva88 dice que es una dreamer protegida por la Acción Diferida (DACA) de 2012. Cuenta que el pasado 19 de marzo la Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración la llamó para que le tomaran las huellas digitales “y hasta ahora no he recibido nada. ¿Qué puedo hacer porque mi permiso de trabajo vence la próxima semana? ¿Tengo que buscar abogado?”, pregunta.

“No tiene que buscar un abogado”, responde Guerrero, “a menos que tenga algún tipo de problema legal o haya cometido una falta que la convierta en inelegible para DACA”.

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La USCIS señala que el trámite de renovación del amparo tarda entre cuatro y cinco meses, y exhorta a los dreamers a no dejar para última hora en envío del formulario de reinscripción.

La agencia advierte que si las peticiones de renovación se hicieron semanas antes de la expiración de los permisos de trabajo, es probable que el beneficiario del programa se quede sin autorización para trabajar en el país.

“Desde el 27 de marzo de 2015, USCIS ha estado enviando por correo recordatorios de renovación a los titulares de DACA con 180 días de antelación a la fecha de expiración de su periodo vigente de acción diferida, recordó la agencia.

El DACA frena temporalmente las órdenes de deportación y otorga un permiso de trabajo renovable cada dos años.

Salida voluntaria destruye sueños

El usuario identificado con el nombre de Jaime pregunta si existe alguna ley de amparo que permita legalizar la permanencia de indocumentados que firmaron una orden de salida voluntaria, se quedaron y tienen hijos residentes legales permanentes y ciudadanos.

“No existe ninguna ley en Estados Unidos que proteja automáticamente a las personas que firmaron una salida voluntaria y se quedaron indocumentados en Estados Unidos”, dice Jaime Barrón, un abogado de inmigración que ejerce en Dallas, Texas. “Significa que tiene una orden de deportación activa. Eso hoy en día es un problema muy grande”.

“Barrón dice que en este tipo de casos hay que revisar detalladamente el expediente de la persona, “y ver si se puede pedir una reapertura del caso, y durante este proceso tratar de convencer al juez y la fiscalía para que acepten los argumentos”.

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“Pero todo esto plantea un dilema. Si hace el pedido de revisión y lo rechazan, se expone. Y al final tendrá que irse de Estados Unidos porque lo van a deportar”.

Los turistas no pueden trabajar en EEUU

La usuaria identificada con el nombre de Evelyn cuenta que ella, su esposo y sus hijos entraron legalmente a Estados Unidos con visas de turismo. “Todavía tenemos tres meses para que caduquen nuestros permisos de estadía y nos queremos quedar”, cuenta. “¿Podremos solicitar una visa de trabajo? Si nos rechazan el pedido, ¿nos pueden deportar? ¿Podemos quedarnos indocumentados?”, pregunta.

“Los turistas que entran con una visa de no inmigrante tipo B2, declaran que sólo vienen como turistas y que permanecerán temporalmente en el país”, dice Barrón.

“Si piden permiso de trabajo, automáticamente violan los términos de sus visas y se las pueden quitar”, agrega.

Barrón dijo además que si Evelyn y su esposo quieren trabajar legalmente en Estados Unidos, “tendrán que cambiar de visa”.

Lizbeth Polo Smith ha vivido sin papeles en Estados Unidos desde 2002, cuando dejó su natal Perú para irse a trabajar a Connecticut. Desde entonces pudo traer a dos de sus tres hijos a Estados Unidos, gracias a un trámite de visas que hizo su expareja y que duró seis años.
Sin embargo, Lizbeth no pudo traer a Estados Unidos a su hijo mayor, Manlio Miguel, por ser hijo de un padre peruano sin ascendencia estadounidense. Han pasado 14 años desde que vio a Manlio por última vez.
Por eso Lizbeth viajó a Florida para aprovechar una oportunidad que tal vez no se repita. Manlio, un cadete de la Escuela Naval del Perú, está a bordo del buque escuela B.A.P. Unión, que tenía pautado arribar en Miami el sábado, 17 de septiembre.
Lizbeth voló de Connecticut a Miami para poder ver a su hijo. Con lágrimas en sus ojos, empieza a agitar sus brazos en el aire cuando ve que el buque donde viene Manlio se acerca al muelle del Museum Park.
"Estoy nerviosa. Estoy realmente feliz porque han sido tantos años, pero también siento mucha culpa. No sé cómo voy a reaccionar al verlo en persona, con uniforme. Quiero estar compuesta".
A bordo del B.A.P. Unión, el buque escuela a vela más grande de América Latina, los 89 cadetes de tercer año vienen trepados en las perchas horizontales de los tres mástiles. Es una tradición de la Marina de Guerra del Perú.
Lizbeth saca su teléfono y busca un dibujo que le envió Manlio. Él viene en el melacho bajo del trinquete, donde muestra la ilustración.
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Desde lejos, Lizbeth ve a Manlio (tercero desde la izquierda, centro), quien se está secando los ojos con un pañuelo. "Está llorando también", dice Lizbeth entre lágrimas.
Los cadetes pasarán cinco días en Estados Unidos, parte del viaje inicial del buque escuela que les ha permitido visitar Ecuador, Colombia, Puerto Rico y Cuba.
Unos 20 minutos después del arribo, Manlio puede bajarse del buque y abrazar a su madre por primera vez en 14 años. Es un encuentro emocional, lleno de lágrimas.
"Él era el más grande y me pidió que no me fuera (de Perú). Mi finalidad era traerlos, pero al llegar aquí uno se da cuenta que eso es muy difícil. Hice de todo para enviarles dinero: tamales, alfajores, pasteles. Él ve el sacrificio que he hecho".
Lizbeth se arrepiente de "los días en que llegaba a la casa y yo no estaba", dice, pero siente que tenía que irse de Perú por sus hijos: "En Perú, hay pocas oportunidades para una mujer de más de 30 años con tres hijos. Yo de chica fui pobre, y no le siento vergüenza a la pobreza, sino miedo. No había dinero para la leche de los niños. Dije: 'Tengo que venirme'".
Manlio, de 23 años, ya es más alto que su madre, quien lo recordaba gordito, pelucón y tosco.
Lizbeth y su hijo pasarán cinco días juntos en Florida. Él ya ha hecho planes: quiere bailar salsa en Miami, hacer compras en los grandes centros comerciales y visitar los parques de diversión en Orlando.
Lizbeth quiere llevarlo a los Cayos de Florida.
Manlio dice sentirse dichoso de ser parte de la Escuela Naval del Perú: "Es otro mundo, tan distinto de la vida civil".
Mientras él guía a un grupo de turistas que vinieron a ver el buque, Lizbeth y Manlio tienen sus momentos de madre e hijo. En una ocasión ella le agarra la mano e intenta restregarle dos rastros de pintura. Él le explica: "Ayer estuvimos pintando todo el día para dejar todo bonito".
Manlio también está feliz de ver a su hermana menor, aunque con ella comparte más a menudo porque la joven sí puede entrar y salir de Estados Unidos sin preocupación.
La esperanza de Manlio es que su madre pueda ir a Perú para verlo graduarse de la escuela naval en diciembre de 2017.
Ella dice que podría suceder: está tramitando un permiso migratorio a través de su actual esposo que le permitiría salir de Estados Unidos y visitar nuevamente su país.
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Lizbeth Polo Smith ha vivido sin papeles en Estados Unidos desde 2002, cuando dejó su natal Perú para irse a trabajar a Connecticut. Desde entonces pudo traer a dos de sus tres hijos a Estados Unidos, gracias a un trámite de visas que hizo su expareja y que duró seis años.
Imagen David Maris
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