¿Tropas en la frontera enviadas por Trump? Tres cosas que debes saber antes de alarmarte

El presidente pretende recurrir a la misma fórmula que Estados Unidos usó en 1916 para luchar contra Pancho Villa: mandar la Guardia Nacional a la frontera.

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Por:
Damià S. Bonmatí.
El mandatario anunció sus planes de militarizar la frontera al recibir en la Casa Blanca a sus homólogos de las tres repúblicas bálticas, pero no dio detalles sobre su plan y no está claro qué cuerpo de las Fuerzas Armadas llegaría a dicha zona, la cual actualmente está vigilada por agentes migratorios.
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"Vamos a proteger nuestra frontera con los militares. Es un gran paso", dijo solemne el presidente Donald Trump este martes. Su inesperado anuncio ocupó titulares y noticieros, pero su falta de concreción condujo también a dudas y confusiones. Intentamos aclararlas:

1. La Casa Blanca se refiere a la Guardia Nacional, no a soldados del Ejército en servicio

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Trump no concretó a qué tropas se refería, si a la Guardia Nacional –desplegada en el pasado en la frontera– o a militares en activo –algo diferente–.

Sin embargo, horas más tarde de sus palabras, los periodistas presentes en la reunión interna explicaron que la opción discutida fue desplegar en la frontera a guardias nacionales, quienes dependen del Pentágono en coordinación con los estados.

Es decir, no se trata de los mismos soldados vestidos de verde como los que se desplegaron en Irak o Afganistán o en conflictos internacionales.

"El presidente tuvo una sesión informativa para tratar la estrategia de su administración, la cual incluye la movilización de la Guardia Nacional", informó al resto de medios el periodista Steven Nelson, de The Washington Examiner, que estaba en la reunión. Preguntado por Univision Noticias, el reportero dijo que esa fue la única opción militar que se planteó allí.

En esa reunión con el presidente, estuvieron presentes el secretario de Defensa, James Mattis; la secretaria de Seguridad Nacional, Kirsten Nielsen; el fiscal general, Jeff Sessions, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Joseph Dunford, según informó la agencia Reuters.

Aunque forma parte de las Fuerzas Armadas, la Guardia Nacional está compuesta en su mayoría por civiles que dedican una parte tiempo a servir a la nación o al estado en emergencias como huracanes, fuegos y conflictos civiles, según explica en la web oficial. Todos los estados y la mayoría de los territorios tienen sus propios guardias, tal y como lo establece la Constitución.

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Texas también ha enviado a sus guardias nacionales en la frontera, pero mandar a soldados activos sería absolutamente excepcional y se podría poner en duda su legalidad, dicen varios expertos. " No hay una tradición militar de que los miembros en activo operen dentro de territorio estadounidense", dijo el investigador Adam Isacson, experto en la frontera y directivo de la organización WOLA, a Univision Noticias.

2. Estados Unidos ya respondió así tres veces en la historia

Según el Migration Policy Institute, la primera vez que Estados Unidos mandó guardias nacionales a la frontera fue en 1916 para protegerse del revolucionario mexicano Pancho Villa. La decisión la tomó el presidente Woodrow Wilson y se desplegaron unos 100,000 agentes.

Ocurrió en más ocasiones, por ejemplo, durante los gobiernos de Barack Obama y George Bush hijo.

Fuerzas de seguridad en la reciente visita del presidente Trump a la frontera entre Estados Unidos y México, en Tijuana
Fuerzas de seguridad en la reciente visita del presidente Trump a la frontera entre Estados Unidos y México, en Tijuana
Imagen Jorge Duenes/Reuters


Entre mayo de 2006 y julio de 2008, presidente Bush mandó unos 6,000 soldados bajo la operación denominada 'Jump Start'. El presidente Obama inició la operación 'Phalanx', de menor envergadura, en 2010.

En ese momento, había una guerra abierta entre los cárteles en el norte de México y un ranchero de Arizona fue asesinado en territorio estadounidense. Los expertos creen que la situación actual no es comparable y subrayan que la llegada de indocumentados está en niveles bajos.

"¿Qué tienen que hacer esos soldados en la frontera?", se preguntó Isacson, quien asegura que los cruces ilegales de inmigrantes en la frontera marcaron en mínimos en décadas y que un agente fronterizo detiene de media tan solo a 18 migrantes al año.

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Para Muzaffar Chishti, investigador de Migration Policy Institute, la decisión de desplegar la Guardia Nacional ha sido tomada históricamente en situaciones extraordinarias, y esta vez no las ve. "Todos los presidentes se han tomado esa decisión muy en serio", dijo a Univision Noticias.

César Cuauhtémoc García, profesor asociado de Leyes en la Universidad de Denver, explica que otro presidente que usó a los militares fue Bill Clinton. De hecho, un marine desplegado en la frontera causó la muerte de un adolescente texano, Esequiel Hernandez Jr, en 1997, como relataba entonces The New York Times.

3. Los guardias no tienen entre sus funciones detener a inmigrantes

El presidente Trump anunció ese posible despliegue tras días tuiteando – de manera infundada– sobre llegadas masivas de inmigrantes indocumentados por la frontera sur.

Sin embargo, vistas las funciones y los precedentes, la Guardia Nacional no perseguiría o arrestaría a personas tratando de cruzar la frontera de manera ilegal.


En 2010, por ejemplo, los militares desplegados en la frontera no estuvieron autorizados para arrestar a indocumentados, traficantes de drogas o coyotes. Daban apoyo a agentes fronterizos con vigilancia, comunicaciones y operaciones de inteligencia.

En opinión de Muzaffar Chishti, con su anuncio, Trump quiso presionar para que el Congreso apruebe más dinero para construir el muro fronterizo con México y para responder a sus bases electorales que tan apeladas se sintieron con la retórica contra la inmigración ilegal.

Eduardo Olmos, agente fronterizo, camina en la franja que separa a Tijuana de San Diego a la que nadie sin autorización puede entrar.
Unos 2,400 agentes de la Patrulla Fronteriza vigilan en el sector de San Diego, California.
Acceso a la franja entre los dos cercos en la zona de Otay Mesa. Al fondo se observa la valla antigua.
Eduardo Olmos, agente de la Patrulla Fronteriza, recorre el tramo entre dos bardas metálicas en San Diego, un modelo que el gobierno Trump pretende ampliar.
A lo largo de esa franja hay vehículos de la Patrulla Fronteriza estacionados.
El agente fronterizo Eduardo Olmos conduce junto a la colonia Libertad de Tijuana, México.
Según las autoridades, en la colonia Libertad, que se observa al fondo de esta foto, viven traficantes de personas.
La colonia Libertad es considerada como una zona conflictiva, por eso la Patrulla Fronteriza no deja de vigilarla desde su jurisdicción.
En el lado de Tijuana, los asentamientos poblacionales llegan hasta la vieja barda fronteriza.
El agente fronterizo Saúl Rocha habla sobre las medidas de seguridad implementadas en el sector San Diego.
Un vehículo de la Patrulla Fronteriza apostado cerca de la garita de San Ysidro, el cruce fronterizo más activo del mundo.
El agente Eduardo Olmos de cara a Playas de Tijuana.
Una bota vieja cerca de la valla fronteriza que concluye en el Océano Pacífico.
A la izquierda, Playas de Tijuana; a la derecha, un sector de San Diego por donde circula una camioneta de la Patrulla Fronteriza.
El agente Saúl Rocha observa dos países separados por dos cercos fronterizos.
Un cartel publicitario en Tijuana se observa a través del viejo cerco fronterizo de Estados Unidos.
A la estación en San Diego de la Patrulla Fronteriza le toca vigilar 60 millas.
En 2016, la Patrulla Fronteriza arrestó a 31,000 personas en San Diego, esto es 100% menos que hace 30 años.
El descenso de detenciones en ese sector se atribuye al doble cerco, la tecnología y la gran cantidad de agentes.
A medida que han bajado los arrestos en San Diego, estos han subido en Arizona y Texas.
El agente Eduardo Olmos señala la zona cerca del Océano Pacífico donde cada fin de semana se reúnen decenas de familias de inmigrantes.
Un agente fronterizo en cuatrimoto patrulla cerca de la playa de San Diego.
El agente fronterizo Saúl Rocha (derecha) conversa con uno de sus colegas en una zona restringida al público, cerca del mar de California.
Detrás de la valla fronteriza, sobre la cual le escribieron la frase “Dios ama a Estados Unidos”, una familia mexicana posa sonriente.
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Eduardo Olmos, agente fronterizo, camina en la franja que separa a Tijuana de San Diego a la que nadie sin autorización puede entrar.
Imagen Isaias Alvarado
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