La mexicana Hilda Marcela Cabrales falleció el día anterior a su cumpleaños número 27. Su padre, Luis Cabrales, explica que la fotografía en la que aparece con su perrito, que era su adoración, es de hace un año: el último que disfrutó con su familia.
"Estamos devastados": la familia de la mexicana abandonada frente a un hospital de Los Ángeles dona sus órganos y exige justicia
Hilda Marcela Cabrales falleció un día antes de cumplir los 27 años tras pasar dos semanas en coma, después de que unos encapuchados la dejaran en la calle frente a un hospital de Los Ángeles. La joven había salido de fiesta un día antes con su amiga Christy Giles, quien también murió tras ser dejada en una acera cercana a otro centro médico.

Los médicos de la joven confirmaron su muerte cerebral tras pasar más de dos semanas en coma.
“Ese perrito era su adoración. Me decía: ‘mira papá, tu primer nieto’”, dice su padre en entrevista telefónica. A Cabrales también la sobreviven su madre, Marcela Arzola, su hermana Fernanda; sus medios hermanos Raimundo y Ashley, y la esposa de su padre, Carolina.
Las fotografías y videos de una joven profesional –“que se había ganado su visa de trabajo”, recuerda con orgullo su padre–, presumiendo su rostro sin maquillaje, sonriendo con sus seres queridos reflejan una imagen muy distinta a su trágica muerte.
Cabrales fue abandonada frente a un hospital de Los Ángeles, donde se había mudado hace solo seis meses, por unos hombres encapuchados. Horas antes de que ella apareciera, la modelo Christy Giles, una joven aspirante a actriz de 24 años, había aparecido frente a otro hospital, también dejada en la calle por desconocidos. Las dos habían salido de fiesta un día antes.
Giles murió poco después de ser hallada. Cabrales sobrevivió dos semanas más, pero nunca recuperó la consciencia.

Los médicos indicaron que tenían una sobredosis de heroína, pero los familiares de las víctimas aseguran que las jóvenes no tenían esos hábitos. “Era una niña muy sana, muy joven”, insiste el padre de Cabrales.
Las dos amigas salieron de fiesta en la zona oeste de Los Ángeles. La última localización de Cabrales está registrada en un departamento en Beverly Hills.
Una nube de misterio se extiende sobre los hechos que precedieron al hallazgo de las dos jóvenes. La madre de Giles cree que fueron drogadas porque su hija, cuyo padre es militar, sabía cómo defenderse. “Se habría defendido”, explicó al diario británico The Sun.
"Vámonos de aquí"
Jan Cilliers, esposo de Giles y quien se encontraba de viaje ese fin de semana, explicó que no creía que su esposa y su amiga tomaran drogas, al menos no voluntariamente.
“Tengo todos los mensajes que ella intercambió con cualquier persona esa noche y ella envió un mensaje a Cabrales hacia las 5.30 de la mañana en el que decía ‘vámonos de aquí’ con el emoji que muestra los ojos abiertos”, explicó Cilliers a la emisora ABC7.
La joven mexicana respondió: “Pedí un Uber, llega en 10 minutos”. El coche llegó, pero ellas nunca bajaron. “En esos minutos, algo pasó”, considera Cilliers. “ Está claro que ellas intentaron escapar”.
El departamento de policía de Los Ángeles mantiene abierta la investigación.
El padre de Cabrales exige justicia. Su objetivo: que lo que le pasó a su hija no se repita. “Las personas que hicieron eso no pueden estar en la calle. Va a haber una justicia divina, pero también una justicia del hombre y esa se debe encargar de encerrar a estas personas por el daño que han hecho”.
“Ella lo hubiera querido así”
“Si me oigo tranquilo es porque tuvimos más de 15 días para despedirnos… estoy seguro que ella, dentro de su corazón enorme, me habría dicho: ‘Papá, quiero que tengas ánimos’”, explica Cabrales.
“Nosotros estamos devastados, solo esperamos que algún día, podamos decirle lo mucho que la amamos y la extrañamos”, explica y que donar los órganos de su hija ha contribuido a darle paz en medio de la tragedia.
“Yo le pedía a Dios: ‘devuélvemela pero solo al 100%, si no es así, llévala contigo’”, relata. Tras recibir la confirmación de los médicos de que no quedaba nada por hacer, decidieron desconectarla. “Estamos seguros de que ella lo hubiera querido así”.
Los órganos de la joven llegarán a por lo menos otras nueve personas. Luis Cabrales dice que así, al menos, el milagro por el que rezó su familia y no pudo ser podrá transmitirse a otros. “Ahora, al menos, ese milagro llegará a otras personas”.
El padre de Hilda Marcela dice que la donación es un último acto en su honor. No duda un segundo en insistir que ella misma lo habría querido así. “Ella hubiera decidido esto, hacer un milagro de vida… eso nos da paz, al menos una partecita”.











