¿Quieres dejar de sentirte triste y deprimido? Controla el uso de redes sociales

Pasar mucho tiempo en Facebook, Instagram o Snapchat hace que te sientas más triste y deprimido. Las últimas investigaciones muestran hasta qué punto estas plataformas afectan el estado emocional de los usuarios.

Natalia Martín Cantero
Por:
Natalia Martín Cantero.
Si las redes sociales te sirven para organizar un partido de fútbol entre tus amigos, eso es saludable.
<b> </b>Si usas las redes sociales en lugar de jugar al fútbol, eso es no saludable.
Si las redes sociales te sirven para organizar un partido de fútbol entre tus amigos, eso es saludable. <b> </b>Si usas las redes sociales en lugar de jugar al fútbol, eso es no saludable.
Imagen iStock

Las redes sociales nos permiten estar más conectados que nunca pero, al mismo tiempo, puede que, en realidad, jamás hayamos estado más solos. El último capítulo en la larga saga de investigaciones que se adentran en esta paradoja procede de la Universidad de Pensilvania y muestra por primera vez una relación causa-efecto entre el tiempo que pasamos en las redes sociales y la incidencia de depresión o soledad.

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Este estudio, que saldrá publicado en el número de diciembre de la revista Journal of Social and Clinical Psychology, observó que los participantes (estudiantes universitarios de entre 18 y 22 años) que redujeron de forma drástica (10 minutos al día) el uso de Facebook, Instagram o Snapchat disfrutaron de mejoras en su estado de ánimo y en la percepción de su propia vida.

“Ha sido chocante. Lo que encontramos es que las tasas de depresión y soledad se redujeron de forma significativa en el curso de tres semanas entre las personas que limitaron el uso de redes sociales”, dijo Melissa Hunt, profesora de psicología en la Universidad de Pensilvania y directora del estudio, titulado " No más FOMO: limitar el uso de redes sociales reduce la soledad y la depresión". FOMO es el acrónimo en inglés de Fear Of Missing Out, y refleja lo que desde hace tiempo es una epidemia: el miedo constante a perdernos algo, o estar en un lugar con la insoportable sensación de que algo importante ocurre al mismo tiempo en otro sitio.



Hunt y su equipo dividieron a los participantes en dos grupos. Uno redujo el tiempo de exposición a las redes a 10 minutos al día, mientras que el otro continuó con su uso habitual. Posteriormente, analizaron siete medidas que dan pistas sobre nuestra salud psicológica como el miedo a engancharse, la depresión, soledad o ansiedad. El primer grupo, como señalábamos, salió mucho mejor parado.

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Reducir el uso de redes te hace sentir menos solo

La psicóloga no sugiere que los jóvenes abandonen para siempre las redes sociales, un objetivo poco realista. Lo que propone es limitar el tiempo de uso. “ Resulta irónico que reducir el uso de las redes sociales en realidad te haga sentir menos solo”, dice. Pero cuando se profundiza un poco más en los resultados, todo cobra sentido. “Parte de la literatura existente sobre redes sociales sugiere que en ellas hay una cantidad enorme de comparación social. Cuando sigues a otras personas, en particular en Instagram, es fácil concluir que la vida de los demás es mejor que la tuya”, asevera.

Este no es el primer estudio que encuentra vínculos entre el uso de redes sociales y la depresión y tristeza. Pero las investigaciones anteriores se referían a una simple correlación, mientras que en este caso se trata de una conexión causa-efecto. Es posible, señala Hunt, que la gente que se sienta sola y deprimida use sitios como Facebook porque está buscando más conexiones sociales. Pero el nuevo estudio sugiere que las tres redes sociales estudiadas están haciendo sentir peor a la gente, tanto los que se encontraban mal como los que no.

Falta replicar estos hallazgos en otros grupos de edad o en diferentes entornos. El estudio tampoco determina con exactitud el tiempo óptimo que los usuarios deberían invertir en las redes, ni da pistas sobre la mejor manera de usarlas. Pero Hunt destaca dos conclusiones importantes extrapolables a la población en general: en primer lugar, cuando no estás ocupado en generar más "me gusta", estás destinando más tiempo a cosas que probablemente te harán sentir mejor. Y en segundo lugar, teniendo en cuenta que estas herramientas están aquí para quedarse, la sociedad tiene que descubrir cómo usarlas de manera que limite los efectos dañinos.

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¿Por qué nos hacen sentir mal las redes sociales? Este estudio de la Universidad de Stanford fue el pionero a la hora de analizar hasta qué punto uno se siente mal después de navegar por Facebook y observar las fotos, biografía y actualizaciones invariablemente dichosas de tus contactos. Los participantes en este estudio –estudiantes elegidos al azar– se mostraron convencidos de que “ todo el mundo disfrutaba de una vida perfecta”. Todo el mundo menos ellos, claro.


Queremos ser más felices que los demás

Si solo quisiéramos ser felices, sería fácil; pero queremos ser más felices que los demás, y esto es casi siempre difícil, ya que los creemos más felices de lo que son”, dijo Monstesquieu varios siglos atrás. Facebook tiene un poder especial para hacernos sentir más tristes y más solos. “Subrayando la versión más inteligente, divertida de la vida de la gente, e invitando las comparaciones constantes en las que tendemos a vernos como los perdedores, Facebook parece explotar el telón de Aquiles de la naturaleza humana", indica el estudio.

Los investigadores comprobaron hasta qué punto los participantes subestimaban las experiencias negativas de sus amigos en Facebook y, por el contrario, sobreestimaban las positivas. Por otra parte, resulta que cuanto más subestimaban las emociones negativas de otras personas, más solos y desdichados se sentían. Pero resulta que Facebook se caracteriza precisamente por eso: por la exhibición de las “propiedades” de uno en forma de un ejército de amigos, observaciones inteligentes, fotos de bebés perfectos que no lloran ni se hacen caca.

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¿Y qué hay de la soledad? Las redes sociales nos permiten estar más conectados que nunca, pero jamás hemos estado más solos, ni hemos sido más narcisistas. Esta es la tesis de un interesante ensayo del novelista Stephen Marche. “Vivimos en una acelerada contradicción: cuanto más conectados, más solos estamos”, señala Marche. El autor apunta a la paradoja de que las redes sociales podrían estar contribuyendo al aislamiento que querían conquistar, y explica por qué. Entre otras cosas: es la calidad y no la cantidad de interacciones con otros lo que importa.

La profundidad de tu red social fuera de Facebook es lo que determina la profundidad de la red social dentro, y no al revés. En esta transferencia, lo que ocurre es que Facebook no destruye amistades, pero tampoco las crea. Si las redes sociales te sirven para organizar un partido de fútbol entre tus amigos, eso es saludable. El problema está cuando usas las redes sociales en lugar de jugar al fútbol.

<b>Un árbol marca la diferencia</b>
<br>Un simple árbol en medio de la ciudad puede marcar la diferencia y tener efectos positivos en los viandantes, según 
<a href="https://eurekalert.org/pub_releases/2017-11/uobc-scy110117.php">un reciente estudio</a> que documenta el vínculo entre la exposición a la naturaleza y el bienestar. La investigación es llamativa porque no se refiere a acampadas, ni largos paseos por el campo, sino a algo tan simple como el beneficio que producen las plantas de casa, los pájaros o el sol a través de la ventana de nuestro hogar.
<b>Déficit de atención por naturaleza </b>
<br>Este término fue acuñado hace unos años por el periodista y escritor Richard Louv, preocupado por el impacto negativo que la creciente desconexión con la tierra tiene en nuestra mente y cuerpo. Las salidas al campo han constituido un remedio clásico para las enfermedades psiquiátricas, pero ahora se plantea de otra manera: 
<b>alejarse de la naturaleza es lo que crea trastornos como la hiperactividad o la obesidad</b>, argumenta Louv.
<b>La adicción a la pantalla comienza pronto</b>
<br>Louv, que también es autor del superventas 
<a href="http://richardlouv.com/">Los últimos niños en los bosques: salvar a nuestros hijos del trastorno de déficit de naturaleza</a>, está preocupado por la adicción temprana a las pantallas, lo que supone que haya un 
<a href="http://www.abc.net.au/radionational/programs/lifematters/nature-deficit-disorder/2963804">montón de energía bloqueando nuestros sentidos</a>. “Esto, para mí, es 
<b>la definición de estar menos vivos</b>. No creo que nadie quiera que sus hijos estén menos vivos".
<b>El derecho de los niños a experimentar la naturaleza</b>
<br>Numerosos estudios han probado las ventajas para la salud mental y física, la cognición, la habilidad para aprender e incluso para la productividad del contacto con la naturaleza. Los efectos son tan positivos que, en 2012, en su congreso mundial, la 
<a href="http://www.iucn.org/">Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza</a> aprobó 
<a href="https://portals.iucn.org/docs/2012congress/motions/en/M-132-2012-EN.pdf">una resolución</a> por el derecho de los niños a experimentar la naturaleza.
<b>Si alguien te da a elegir entre 10,000 dólares o diez árboles, escoge los árboles </b>
<br>Esta es la comparación que hacen los autores de un estudio de Toronto (Canadá) que muestra cómo los barrios con árboles son más saludables. Concretamente, 
<b>tener diez o más árboles en el vecindario mejora la percepción de la salud de forma comparable a como lo haría disponer de 10,000 dólares extra</b> (la percepción de la salud es un factor subjetivo, pero los autores señalan que correlaciona fuertemente con las medidas objetivas de salud). “La gente ha descuidado las ventajas psicológicas del medioambiente para la psique”, señala 
<a href="http://psychology.uchicago.edu/people/faculty/berman.shtml">Marc Berman</a>, psicólogo de la Universidad de Chicago y director del estudio.
<b>Desde la ventana del hospital</b>
<br>En 1984, 
<a href="http://www.majorhospitalfoundation.org/pdfs/View%20Through%20a%20Window.pdf">en uno de los más tempranos y llamativos estudios,</a> el investigador Roger Ulrich observó cómo los pacientes que se estaban recuperando de una operación quirúrgica de vesícula en un hospital de Pensilvania recibían el alta un día antes y pedían menos analgésicos para el dolor si desde la ventana de su habitación veían unos árboles, frente a aquellos que sólo podían contemplar una pared.
<b>Salir a la naturaleza mejora el estado de ánimo</b>
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<a href="http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0169204615000286">se mostraban más atentos y felices</a> que aquellos que lo hacían, durante un tiempo equivalente, en una zona con tráfico denso.
<b>¿Por qué altera el parque el estado de ánimo? </b>
<br>Una de las razones es que la naturaleza reduce nuestra tendencia a rumiar las cosas, ese estado mental en el que no paramos de pensar en todo lo que puede ir mal, como un disco rayado. Esa es, en esencia, la conclusión de 
<a href="http://www.pnas.org/content/112/28/8567.abstract">otro estudio</a> que examina los mecanismos neurológicos que se producen cuando estamos en la naturaleza. “Salir a la naturaleza podría ser una forma fácil y casi inmediata de mejorar el estado de ánimo”, 
<a href="http://well.blogs.nytimes.com/2015/07/22/how-nature-changes-the-brain/?_r=0">resume Bratman</a>.
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<b>Shinrin-yoku, baños de bosque </b>
<br>Desde 1982 Japón hizo que la práctica del 
<i>shinrin-yoku</i>, o “baños de bosque”, forme parte de su programa de salud nacional. El objetivo es que la gente conecte con la naturaleza de la forma más natural.
<b>Más gente en el campo que en la ciudad</b>
<br>En 2008, por primera vez en la historia, había 
<b>más gente viviendo en las ciudades que en el campo. </b>Y 
<a href="http://www.pnas.org/content/105/7/2295.full">un estudio</a> de ese año encontró que el porcentaje de americanos que participan en actividades al aire libre como pescar o acampar ha decrecido un 1% al año desde finales de los 80.
<b>La ecoterapia frente a lo virtual </b>
<br>Nuestras
<b> </b>experiencias tienden a ser más virtuales que reales y eso tiene consecuencias negativas para la salud, como el incremento del estrés. Por esta razón, la “ecoterapia” es un campo de estudio en ebullición. Lo que recomienda, en esencia, es muy simple: nos conviene caminar descalzos en la tierra y consumir menos Netflix.
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