Cómo el tabaco, el alcohol y otras drogas generan cambios en nuestro ADN

La evidencia científica demuestra que el consumo del cigarrillo, licor, marihuana y otras drogas en hombres o mujeres -incluso antes de la concepción- genera cambios en el ADN que pueden afectar el desarrollo del feto. Un experto lo explica en detalle.

Por:
Philippe Arvers.
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Fue en 2009 cuando la noción de epigenética cobró todo su sentido para mí, durante una conferencia de Patrick McGowan, invitado a la Maison de Solenn por el profesor Bruno Falissard (Centre de recherche en épidémiologie et santé des populations, o CESP). Este especialista en neurociencia y epigenética presentó su estudio, publicado en la revista científica Nature, demostrando que los traumas infantiles pueden modificar la expresión de ciertos genes y conducir al suicidio.

Ya se sabía que las alteraciones del eje hipotálamo-hipofisario (el hipotálamo y la hipófisis están situados en el corazón del cerebro), como los niveles elevados de la hormona del estrés cortisol (un glucocorticoide), se asocian con episodios depresivos e intentos de suicidio.

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Para investigar una posible relación con estas trágicas situaciones, McGowan estudió la expresión de un gen que codifica los receptores de cortisol (NR3C1) en la estructura cerebral que contiene más cortisol: el hipocampo. Esto se hizo en tres poblaciones: víctimas de abusos suicidas en la infancia (doce personas), víctimas de suicidio sin antecedentes de abuso (doce personas) y doce controles (víctimas de muerte súbita o accidental, sin antecedentes de abuso).

Se observó que la expresión de este gen estaba disminuida sólo en las víctimas de abusos en la infancia. Y el mecanismo implicado no era genético como tal, con, por ejemplo, la mutación de un gen, sino epigenético. Es decir, una o varias letras de la palabra que constituye el gen no se cambiaban, sino que se alteraban (como una e transformada en una é), en este caso por metilación. Los niños no podían hacer frente a las situaciones de estrés debido al fallo de este eje cerebral.

Ahora se sabe que el consumo de sustancias psicoactivas puede inducir estas modificaciones epigenéticas. Identificar sus mecanismos ayudará a comprender mejor los mensajes de prevención de “tolerancia cero con el alcohol y el tabaco durante el embarazo”, que también deben preocupar al futuro padre.

Genética-epigenética: ¿de qué estamos hablando?

Somos muy conscientes de lo que caracteriza nuestro patrimonio genético, nuestro genoma. Encerrado en el núcleo de las células, se extiende a lo largo de los cromosomas, formados por una molécula de ADN envuelta en proteínas, las histonas. Esta configuración de la cromatina permite colocar una gran cantidad de información genética en el diminuto núcleo.

El genoma en sí está compuesto por regiones codificantes (principalmente genes) y no codificantes. La información de las regiones codificantes sólo es accesible a la maquinaria celular si la cromatina no está demasiado enrollada. En ese caso, los genes pueden transcribirse en otros tantos ARN mensajeros.

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Cada ARNm es conducido fuera del núcleo para ser traducido en una proteína. Las proteínas son esenciales para una gran variedad de funciones dentro de la célula y el organismo, tanto estructurales como funcionales.

Como se ha mencionado, el texto de un gen puede tener un error (mutación) en el propio ADN, lo que da lugar a la síntesis de una proteína anormal. Esto puede no tener consecuencias, o puede dar lugar a enfermedades genéticas potencialmente transmisibles a los descendientes.

Pero a veces no se puede asociar ninguna mutación: hay que fijarse no en el texto genético en sí, sino en lo que lo rodea.

El término epigenética fue propuesto por primera vez por Conrad Hal Waddington, paleontólogo y genetista británico (1905-1975), en la década de 1940, como “la rama de la biología que estudia las relaciones de causa y efecto entre los genes y sus productos”. Propuso el concepto de paisaje epigenético, es decir, el conjunto de modificaciones reversibles, transmisibles y adaptativas de la expresión génica sin cambiar el texto. Esto quiere decir que la expresión de los genes puede reducirse o inactivarse de forma flexible y dinámica a lo largo de la vida.

El epigenoma, o conjunto de modificaciones epigenéticas que recibe una célula, constituye así una verdadera memoria de los impactos ambientales (exposición a estreses nutricionales, tóxicos o psicosociales) a los que ha estado expuesta.

Aquí se representan los diferentes niveles de compactación del ADN (desde la célula hasta las letras que componen la molécula). Las posibles modificaciones epigenéticas se indican en color (metilación en rojo, acetilación en azul, fosforilación en amarillo).
Aquí se representan los diferentes niveles de compactación del ADN (desde la célula hasta las letras que componen la molécula). Las posibles modificaciones epigenéticas se indican en color (metilación en rojo, acetilación en azul, fosforilación en amarillo).
Imagen NIH/Phrood, CC BY-SA

Los principales mecanismos epigenéticos

Las modificaciones epigenéticas pueden producirse a muchos niveles y adoptar muchas formas:

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Algunos ARN pequeños, los ARN que no codifican ningún gen, se denominan interferentes porque su función es interferir en la expresión normal del ADN. Por lo tanto, tienen un papel regulador o estructural.

La cromatina se puede remodelar. Esto puede llevar a su inactivación y a la desregulación de la expresión génica.

Las histonas, que permiten el empaquetamiento del ADN, también pueden modificarse químicamente: por metilación (adición de un grupo metilo X-CH3), acetilación (adición de un grupo acetilo X-CO-CH3), fosforilación (adición de un grupo fosfato) o ubiquitinilación (adición de una pequeña proteína llamada ubiquitina, que controla la degradación de su objetivo).

Los efectos son diversos (condensación o descompactación de la cromatina para reprimir o activar la transcripción de genes, etc.), rápidos y de corta duración.

Por último, el ADN también puede ser modificado por el mismo tipo de reacción química. Por ejemplo, su metilación local desactiva los genes presentes, de forma estable pero potencialmente reversible.

El impacto epigenético del tabaco

Tuvimos la oportunidad de volver a tratar estos grandes temas en el congreso anual de la Société Francophone de Tabacologie, en Reims, en noviembre de 2021. Este fue el tema de una sesión que dirigí con el Dr. Jean Perriot.

En esta ocasión, Johanna Lepeule (IAB, Grenoble) abordó el tema del tabaquismo materno y la metilación del ADN placentario. En un estudio publicado en 2020 en BMC Medicine, ella y su equipo analizaron la placenta de 568 mujeres, divididas en tres grupos: no fumadoras (381 mujeres); exfumadoras (70 mujeres), que habían dejado de fumar en los tres meses anteriores al embarazo y no habían fumado durante el mismo; y fumadoras (117 mujeres), que habían fumado en los tres meses anteriores al embarazo y durante el mismo.

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Los principales resultados fueron los siguientes:

Se observaron alteraciones en 152 regiones del genoma en las que, tras dejar de fumar las exfumadoras, la metilación del ADN parecía volver al mismo nivel que en las no fumadoras. Los cambios en estas regiones se clasificaron como reversibles.

Se observaron alteraciones en 26 regiones genómicas cuyo nivel de metilación permaneció inalterado a pesar del cese del tabaquismo en las exfumadoras, y comparable al de las fumadoras. Por lo tanto, estas regiones llevan la memoria de la exposición preconcepcional al tabaco.

Entre los genes que se ven afectados por el tabaquismo, se han identificado algunos que son especialmente importantes para el desarrollo del feto y del bebé.

La conclusión es, por tanto, muy clara: hay que dejar de fumar al momento de planear que se va a concebir o buscar un hijo.

La cesación del tabaquismo debe implicar tanto a la futura madre como a su pareja. De hecho, el ADN de los espermatozoides en desarrollo puede estar también afectado por las metilaciones.

El impacto epigenético del alcohol

El alcohol también tiene un efecto epigenético demostrado, como ha señalado el profesor Mickael Naassila, presidente de la Sociedad Francesa de Alcoholología (SFA) y de la Sociedad Europea de Investigación Biomédica sobre el Alcoholismo (ESBRA).

De nuevo, hay varios mecanismos epigenéticos implicados:


  • Hipermetilación del ADN observada en porciones específicas del genoma de las células sanguíneas.
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  • Metilación y acetilación de una histona.
  • Estos cambios están asociados con los trastornos por consumo de alcohol y en el síndrome de alcoholismo fetal.

Actualmente, se está investigando en Francia sobre moléculas que permitirían inducir una reducción del consumo de alcohol y frenar la recaída, como la administración de inhibidores de la histona deacetilasa (HDAC), como el butirato de sodio.

El impacto epigenético de las drogas ilícitas

En enero de 2022, la Academia Nacional de Medicina de Francia publicó un informe sobre el tema, bajo la dirección de Jean-Pierre Goullé y Michel Hamon (subcomité de adicciones), del que es importante conocer varios puntos. Aquí están los principales, identificados en modelos animales:


  • Cannabinoides: el THC (Δ9-tetrahidrocannabinol) “es probable que cause cambios epigenéticos”. Pueden observarse en una persona cuyos padres consumieron la droga antes de la concepción, o cuya madre la consumió durante la gestación, o que estuvo expuesta al THC durante la adolescencia o más tarde. Se observa la metilación del ADN, modificaciones de las histonas y modificaciones del ADN no codificante.
  • Cocaína: causa acetilación de histonas, metilación del ADN y ADN no codificante.
  • El consumo de drogas legales (alcohol y tabaco) e ilegales modifica nuestro epigenoma. Por lo tanto, es importante tenerlo en cuenta en las acciones de salud pública, en particular en jóvenes y en parejas que desean tener hijos. El uso de métodos validados, basados en habilidades psicosociales, ya permite actuar en esta dirección.
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Citando a Claude Olievenstein, psiquiatra especializado en drogadicción: “La adicción es la confluencia de un producto (una sustancia psicoactiva), un individuo y un entorno (familiar y sociocultural)”. Acabamos de ver cómo una sustancia psicoactiva puede afectar a nuestros descendientes y modificar nuestro genoma de forma reversible, transmisible y adaptativa. Este encuentro puede hacernos más vulnerables y llevarnos a desarrollar una adicción.

*Philippe Arvers es médico especializado en adictología y tabacología en la Universidad Grenoble Alpes (UGA).

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

<b>Estetoscopio</b>. Hoy en día forma el estetoscopio forma parte esencial de cualquier consulta médica, pero antes de su creación en 1815, los doctores tenían que conformarse con colocar el oído encima del pecho del paciente para escuchar los latidos de su corazón o su respiración, lo que no siempre era efectivo, sobre todo cuando la persona tenía mucha grasa corporal, algo que justamente fue lo que le ocurrió al inventor de este instrumento médico, el francés René Laennec, a quien en esa circunstancia se le ocurrió la idea de crear un objeto que amplificara los sonidos del corazón y los pulmones.
<b>Aspirina</b>. Desde los tiempos ancestrales, la humanidad descubrió los beneficios analgésicos de un extracto de la corteza del sauce blanco, que, siglos después, derivaría en el popular principio llamado activo ácido acetilsalicílico, cuya presentación más estable en tabletas fue descubierta por el alemán en 1897, Felix Hoffmann y patentada por el laboratorio Bayer. Pronto se convirtió en el analgésico más usado en la historia con el nombre que todos conocemos: aspirina. Hoy en día tiene numerosas indicaciones: analgésico, antipirético y para prevenir ataques al corazón, entre otras. La Organización Mundial de la Salud la reconoce como una de las medicinas esenciales.
<b>Anestesia</b>. Durante siglos la humanidad exploró este concepto, pero la invención de la anestesia moderna tal y como la conocemos se atribuye al dentista William Morton y John Collins quienes, en 1846, demostraron el uso del éter sulfúrico durante una cirugía para remover un tumor del cuello de un hombre. Desde entonces ha habido notables avances en el campo de la anestesiología que permiten que largas y completamente indoloras cirugías sean posibles.
<b>Antibióticos</b>. Pensar en que alguien muera por una infección de garganta o de oído hoy parece algo inconcebible, pero era lo que ocurría antes del descubrimiento de los antibióticos que se atribuye a Alexander Fleming, inventor de la penicilina. En 1928, este profesor de bacteriología se dio cuenta por accidente que había un hongo capaz de matar algunas bacterias, lo que abrió camino a la era de los antibióticos, que son compuestos que las bacterias y los hongos producen de forma natural, para matar o inhibir especies microbianas rivales. Hoy en día los médicos tienen muchos tipos de antibióticos entre los cuales escoger y, según la Academia Estadounidense de Pediatría, se recetan en EEUU más de 150 millones por año.
<b>Desfibrilador</b>. La desfibrilación -el proceso por el cual se aplican cargas eléctricas al corazón de un paciente para restituir el ritmo cardiaco- salva vidas. Si alguien sufre un paro cardíaco y es desfibrilado durante el primer minuto, su chance de supervivencia es del 90%. Por cada minuto que se retrasa este procedimiento, sus probabilidades se reducen entre 7 y 10%, advierte la 
<a href="https://suddencardiacarrest.org/" target="_blank">Asociación de Ataques Cardiacos Repentinos</a>. La primera desfibrilación exitosa se atribuye a Claude Beck, quien la hizo en un joven de 14 años durante una cirugía en 1947. Con el paso de las décadas, se logró crear artefactos que pudieran usarse más allá de la sala de operaciones hasta que finalmente, en 1965, Frank Pantridge inventara el primer desfibrilador portátil del mundo, que fue instalado en una ambulancia. Hoy en día los hay por doquier y, a diferencia de ese modelo que pesaba 70 kilos, ahora son pequeños y mucho más livianos.
<b>Píldora anticonceptiva</b>. El impacto social del fármaco para el control de la natalidad aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en 1960 ha sido crucial. La llamada píldora ha permitido a las mujeres el control de su fertilidad, algo que fue muy revolucionario y controversial en su momento. Si bien sus ‘creadores’ fueron dos hombres (Gregory Pincus y John Rock), dos mujeres la hicieron realidad al encontrar los fondos necesarios para su desarrollo: Margaret Sanger -fundadora de Planned Parenthood- y Katherine McCormick.En la actualidad 8 de cada 10 mujeres han tomado la píldora en algún momento de sus vidas.
<b>Rayos X</b>. Antes de la invención de los rayos X, los médicos solamente podían buscar señales externas de daños en el organismo. La posibilidad de ver lo que ocurre adentro ha permitido diagnosticar toda clase de males. También abrió la puerta a otros importantes inventos como las tomografías o las resonancias magnéticas.Todo comenzó por accidente en 1895 cuando el físico alemán Willhelm Conrad Rӧntgen descubrió una radiación desconocida en ese momento (por lo que la llamó rayos X) que tenía la capacidad de penetrar los cuerpos opacos. Poco después, los rayos X comenzaron a usarse para identificar las balas en soldados heridos en la guerra.
<b>Teoría de los gérmenes</b>. Durante siglos, la humanidad no comprendía cómo se transmitían y contraían las enfermedades. Se creía que se generaban de forma espontánea, prácticamente ‘de la nada’. Esto cambió cuando Louis Pasteur y Robert Koch identificaron que los gérmenes eran la causa. No obstante, les costó convencer a la comunidad científica sobre su revolucionaria teoría, que hoy nos parece tan evidente.
<b>Vacunas</b>. El valor de las vacunas como una poderosa herramienta de salud pública para salvar vidas ha sido corroborado una vez más durante esta pandemia del coronavirus. Su creación se remonta a hace 200 años cuando en el Reino Unido, el médico Edward Jenner notó que algunas mujeres que ordeñaban vacas parecían estar protegidas de la viruela si antes ya habían contraído una enfermedad más leve llamada viruela bovina, lo que lo motivó a hacer un experimento con un niño de 8 años, a quien inoculó con materia de la llaga de viruela bovina de una ordeñadora y luego con el virus. Así pudo confirmar su teoría: el niño había producido un grado de protección contra la viruela. Según un 
<a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-40720048" target="_blank">reportaje</a> de la 
<i>BBC</i>, en 1798 publicó su primera investigación donde habló por primera vez del término ‘vacuna’, del latín: vacca. El resto es historia.
<b>Termómetro clínico</b>. Este instrumento médico tan popular fue creado por el médico italiano Santorio Santorio en el siglo XVII. Entre 1592 y 1603 Galileo Galilei había inventado un tubo de cristal sensible al calor lleno de un líquido cuya altura variaba según la temperatura. Pero fue Santorio quien hizo el primer instrumento con gradación para medir la temperatura corporal humana. Con el tiempo, otros lo perfeccionaron, como hizo Daniel Fahrenheit artífice del modelo del termómetro de mercurio, mucho más preciso. Pero, según un 
<a href="https://www.nationalgeographic.org/encyclopedia/thermometer/" target="_blank">reportaje</a> de 
<i>National Geographic</i>, no fue hasta el siglo XIX cuando, gracias a la explicación científica de la fiebre que hiciera Carl Wunderlich, que el termómetro se hizo indispensable.
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Estetoscopio. Hoy en día forma el estetoscopio forma parte esencial de cualquier consulta médica, pero antes de su creación en 1815, los doctores tenían que conformarse con colocar el oído encima del pecho del paciente para escuchar los latidos de su corazón o su respiración, lo que no siempre era efectivo, sobre todo cuando la persona tenía mucha grasa corporal, algo que justamente fue lo que le ocurrió al inventor de este instrumento médico, el francés René Laennec, a quien en esa circunstancia se le ocurrió la idea de crear un objeto que amplificara los sonidos del corazón y los pulmones.
Imagen DIRK WAEM/BELGA MAG/AFP via Getty Images
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