Descubren un “sello nuevo y emergente del cáncer”: hongos que colonizan los tumores malignos

La comprobación de que hay hongos dentro de muchos tipos de cáncer obliga a reevaluar todo lo que sabemos de esta enfermedad bajo un nuevo lente y es posible que revolucione su tratamiento y diagnóstico en el futuro.

Por:
Univision
La Asociación Americana para la Investigación del Cáncer ha encontrado una disminución considerable en el número de personas que mueren a causa de esta enfermedad. Un experto explica las posibles causas de esta buena noticia. Sigue las últimas noticias en Univision.
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Desde hace tiempo se sabe que millones y millones de microorganismos colonizan varias partes del cuerpo como el cabello, la piel y los intestinos. Ahora grupos de científicos acaban de descubrir que los hongos también habitan en otro lugar: los tumores cancerosos. Algo que bien podría abrir camino a nuevas herramientas diagnósticas y tratamientos para el cáncer.

Dos investigaciones en la revista científica Cell son las primeras en establecer con rigor un vínculo entre los hongos y el cáncer.

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La primera, de la Universidad de California en San Diego y el Instituto de Ciencias Weizmann en Israel, buscó ADN fúngico en 17,000 muestras de tumores recolectados en EEUU, Europa e Israel.

Sus resultados sugieren que la presencia de hongos es “un sello nuevo y emergente del cáncer”, advierte en un comunicado uno de sus autores, Ravid Straussman, biólogo especializado en cáncer del Instituto de Ciencias Weizmann.

Él y su equipo encontraron mezclas de varios tipos de hongos dentro de 35 tipos diferentes de tumores cancerosos y hasta lograron describir asociaciones entre los microbiomas fúngicos y características del cáncer, como su respuesta a terapias.

Por ejemplo, la presencia de malassezia globosa, un hongo que habita de forma natural en la piel, estuvo vinculada a un índice menor de supervivencia.

La cantidad de hongos detectada en las muestras de ADN fúngico varió considerablemente. “Algunos tumores no tenían ninguno; mientras que otros tenían altas cantidades”, dice Straussman en entrevista con StatNews.

Según sus cálculos, “podría haber 1 millón de células fúngicas en un tumor, lo que podría tener un gran efecto en la biología del cáncer”.

Hongos “prefieren” algunos tipos de cáncer

El segundo estudio emprendido por un equipo de la Universidad de Cornell y la Universidad de Duke también detectó la impronta genética de los hongos en tumores localizados en distintas partes del cuerpo y sugiere que algunos tipos de cánceres tienen más probabilidades de albergar mayores cantidades de hongos, que otros.

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Por ejemplo, los hongos blastomyces parecieron ser más frecuentes en cánceres de pulmón; mientras que los hongos cándida prevalecieron en los cánceres gastrointestinales y podrían estar asociados a mayor índice de metástasis y peor supervivencia.

“Estos datos son emocionantes porque sientan las bases para pruebas baratas que busquen ADN de cándida y que puedan delinear con mayor precisión el pronóstico de los cánceres gastrointestinales y aumentar las biopsias estándar de ADN tumoral para permitir la detección temprana de estos cánceres antes de que se presenten otros signos”, indica en un comunicado Steven Lipkin, coautor del estudio, profesor de medicina y genetista del Centro Médico de la Universidad de Cornell.

“Es plausible que algunos de estos hongos promuevan la progresión del tumor y la metástasis, pero incluso si no lo hicieran, podrían ser muy valiosos indicadores del pronóstico”, agrega su colega Iliyan Iliev, profesor de inmunología de la Universidad de Cornell, quien también participó en la investigación.

¿Cómo llegaron los hongos a los tumores cancerosos y qué hacen allí? Un misterio por resolver

Las dos investigaciones publicadas en la revista Cell “ofrecen evidencia bastante convincente de que puede haber hongos muy raros dentro de los tumores”, dice a StatNews, Ami Bhatt, profesor de Medicina de la Universidad de Standford, quien no participó en ninguna de ellas.

Pero a este punto el hallazgo suscita más preguntas que respuestas: ¿Cómo llegaron ahí y por qué? ¿Qué significa su presencia? Nadie lo sabe con certeza por ahora.

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“No tenemos los experimentos para presentar un vínculo causal entre el inicio o la progresión del tumor y los hongos, pero esto realmente alienta a las investigaciones futuras a pensar en diseñar experimentos orientados a la investigación de microbiomas”, insiste Bhatt.

En todo caso, "el hallazgo de que los hongos están comúnmente presentes en los tumores humanos debería impulsarnos a explorar mejor sus efectos potenciales y reexaminar casi todo lo que sabemos sobre el cáncer a través de una 'lente del microbioma'", enfatiza Ravid Straussman, del Instituto Weizmann de Ciencias.

Una vez que se comprenda el papel de los hongos en el cáncer, se podrán desarrollar terapias o probióticos que controlen estos microorganismos para detener la progresión del cáncer, advierte a Scientific American Charis Eng, genetista de cáncer de la Clínica Cleveland en Ohio.

Haber identificado la presencia de hongos dentro de los tumores cancerosos es apenas del comienzo y bien podría revolucionar a futuro lo que entendemos sobre el cáncer.

<b>Estetoscopio</b>. Hoy en día forma el estetoscopio forma parte esencial de cualquier consulta médica, pero antes de su creación en 1815, los doctores tenían que conformarse con colocar el oído encima del pecho del paciente para escuchar los latidos de su corazón o su respiración, lo que no siempre era efectivo, sobre todo cuando la persona tenía mucha grasa corporal, algo que justamente fue lo que le ocurrió al inventor de este instrumento médico, el francés René Laennec, a quien en esa circunstancia se le ocurrió la idea de crear un objeto que amplificara los sonidos del corazón y los pulmones.
<b>Aspirina</b>. Desde los tiempos ancestrales, la humanidad descubrió los beneficios analgésicos de un extracto de la corteza del sauce blanco, que, siglos después, derivaría en el popular principio llamado activo ácido acetilsalicílico, cuya presentación más estable en tabletas fue descubierta por el alemán en 1897, Felix Hoffmann y patentada por el laboratorio Bayer. Pronto se convirtió en el analgésico más usado en la historia con el nombre que todos conocemos: aspirina. Hoy en día tiene numerosas indicaciones: analgésico, antipirético y para prevenir ataques al corazón, entre otras. La Organización Mundial de la Salud la reconoce como una de las medicinas esenciales.
<b>Anestesia</b>. Durante siglos la humanidad exploró este concepto, pero la invención de la anestesia moderna tal y como la conocemos se atribuye al dentista William Morton y John Collins quienes, en 1846, demostraron el uso del éter sulfúrico durante una cirugía para remover un tumor del cuello de un hombre. Desde entonces ha habido notables avances en el campo de la anestesiología que permiten que largas y completamente indoloras cirugías sean posibles.
<b>Antibióticos</b>. Pensar en que alguien muera por una infección de garganta o de oído hoy parece algo inconcebible, pero era lo que ocurría antes del descubrimiento de los antibióticos que se atribuye a Alexander Fleming, inventor de la penicilina. En 1928, este profesor de bacteriología se dio cuenta por accidente que había un hongo capaz de matar algunas bacterias, lo que abrió camino a la era de los antibióticos, que son compuestos que las bacterias y los hongos producen de forma natural, para matar o inhibir especies microbianas rivales. Hoy en día los médicos tienen muchos tipos de antibióticos entre los cuales escoger y, según la Academia Estadounidense de Pediatría, se recetan en EEUU más de 150 millones por año.
<b>Desfibrilador</b>. La desfibrilación -el proceso por el cual se aplican cargas eléctricas al corazón de un paciente para restituir el ritmo cardiaco- salva vidas. Si alguien sufre un paro cardíaco y es desfibrilado durante el primer minuto, su chance de supervivencia es del 90%. Por cada minuto que se retrasa este procedimiento, sus probabilidades se reducen entre 7 y 10%, advierte la 
<a href="https://suddencardiacarrest.org/" target="_blank">Asociación de Ataques Cardiacos Repentinos</a>. La primera desfibrilación exitosa se atribuye a Claude Beck, quien la hizo en un joven de 14 años durante una cirugía en 1947. Con el paso de las décadas, se logró crear artefactos que pudieran usarse más allá de la sala de operaciones hasta que finalmente, en 1965, Frank Pantridge inventara el primer desfibrilador portátil del mundo, que fue instalado en una ambulancia. Hoy en día los hay por doquier y, a diferencia de ese modelo que pesaba 70 kilos, ahora son pequeños y mucho más livianos.
<b>Píldora anticonceptiva</b>. El impacto social del fármaco para el control de la natalidad aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en 1960 ha sido crucial. La llamada píldora ha permitido a las mujeres el control de su fertilidad, algo que fue muy revolucionario y controversial en su momento. Si bien sus ‘creadores’ fueron dos hombres (Gregory Pincus y John Rock), dos mujeres la hicieron realidad al encontrar los fondos necesarios para su desarrollo: Margaret Sanger -fundadora de Planned Parenthood- y Katherine McCormick.En la actualidad 8 de cada 10 mujeres han tomado la píldora en algún momento de sus vidas.
<b>Rayos X</b>. Antes de la invención de los rayos X, los médicos solamente podían buscar señales externas de daños en el organismo. La posibilidad de ver lo que ocurre adentro ha permitido diagnosticar toda clase de males. También abrió la puerta a otros importantes inventos como las tomografías o las resonancias magnéticas.Todo comenzó por accidente en 1895 cuando el físico alemán Willhelm Conrad Rӧntgen descubrió una radiación desconocida en ese momento (por lo que la llamó rayos X) que tenía la capacidad de penetrar los cuerpos opacos. Poco después, los rayos X comenzaron a usarse para identificar las balas en soldados heridos en la guerra.
<b>Teoría de los gérmenes</b>. Durante siglos, la humanidad no comprendía cómo se transmitían y contraían las enfermedades. Se creía que se generaban de forma espontánea, prácticamente ‘de la nada’. Esto cambió cuando Louis Pasteur y Robert Koch identificaron que los gérmenes eran la causa. No obstante, les costó convencer a la comunidad científica sobre su revolucionaria teoría, que hoy nos parece tan evidente.
<b>Vacunas</b>. El valor de las vacunas como una poderosa herramienta de salud pública para salvar vidas ha sido corroborado una vez más durante esta pandemia del coronavirus. Su creación se remonta a hace 200 años cuando en el Reino Unido, el médico Edward Jenner notó que algunas mujeres que ordeñaban vacas parecían estar protegidas de la viruela si antes ya habían contraído una enfermedad más leve llamada viruela bovina, lo que lo motivó a hacer un experimento con un niño de 8 años, a quien inoculó con materia de la llaga de viruela bovina de una ordeñadora y luego con el virus. Así pudo confirmar su teoría: el niño había producido un grado de protección contra la viruela. Según un 
<a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-40720048" target="_blank">reportaje</a> de la 
<i>BBC</i>, en 1798 publicó su primera investigación donde habló por primera vez del término ‘vacuna’, del latín: vacca. El resto es historia.
<b>Termómetro clínico</b>. Este instrumento médico tan popular fue creado por el médico italiano Santorio Santorio en el siglo XVII. Entre 1592 y 1603 Galileo Galilei había inventado un tubo de cristal sensible al calor lleno de un líquido cuya altura variaba según la temperatura. Pero fue Santorio quien hizo el primer instrumento con gradación para medir la temperatura corporal humana. Con el tiempo, otros lo perfeccionaron, como hizo Daniel Fahrenheit artífice del modelo del termómetro de mercurio, mucho más preciso. Pero, según un 
<a href="https://www.nationalgeographic.org/encyclopedia/thermometer/" target="_blank">reportaje</a> de 
<i>National Geographic</i>, no fue hasta el siglo XIX cuando, gracias a la explicación científica de la fiebre que hiciera Carl Wunderlich, que el termómetro se hizo indispensable.
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Estetoscopio. Hoy en día forma el estetoscopio forma parte esencial de cualquier consulta médica, pero antes de su creación en 1815, los doctores tenían que conformarse con colocar el oído encima del pecho del paciente para escuchar los latidos de su corazón o su respiración, lo que no siempre era efectivo, sobre todo cuando la persona tenía mucha grasa corporal, algo que justamente fue lo que le ocurrió al inventor de este instrumento médico, el francés René Laennec, a quien en esa circunstancia se le ocurrió la idea de crear un objeto que amplificara los sonidos del corazón y los pulmones.
Imagen DIRK WAEM/BELGA MAG/AFP via Getty Images
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