"Mi medicina es la meditación, el 'mindfulness' es mi Prozac": los consejos de una experta en adicciones

Valerie Mason-John tuvo una vida extremadamente dura: con apenas 5 años ya había vivido con tres familias distintas. Ello le condujo al alcohol, las drogas y varios intentos de suicidio que superó gracias a la meditación y la conciencia plena. Ahora ofrece cursos y conferencias en todo el mundo para difundir los beneficios de estas prácticas para sobreponerse a las adicciones.

Natalia Martín Cantero
Por:
Natalia Martín Cantero.
Cultivar amor bondadoso, aprender a querernos a nosotros mismos y vivir éticamente son los componentes que dan paso a la felicidad, dice Mason-John.
Cultivar amor bondadoso, aprender a querernos a nosotros mismos y vivir éticamente son los componentes que dan paso a la felicidad, dice Mason-John.
Imagen Cortesía Valerie Mason-John

“Siempre digo que el mindfulness es mi Prozac”, señala la británica en una entrevista con Univision Noticias, refieriéndose a ese estado mental que se consigue concentrándose en la consciencia de uno mismo en el presente, un estado de atención plena. “Si no hubiera sido por eso no creo que estuviese hoy aquí. Mucha gente que ha experimentado la mitad de que yo he vivido están muertos, o con medicación. Mi medicina es la meditación. Soy muy afortunada”, sostiene la autora del libro Desintoxica tu corazón. Meditaciones para sanar traumas emocionales, recientemente publicado en español.

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¿Qué es eso que ella ha experimentado? Entre otras cosas, esta mujer de 56 años nacida en Cambridge, Reino Unido, pero con raíces en Sierra Leona sufrió abusos desde niña, e intentó suicidarse en varias ocasiones ante la falta de apoyo familiar e institucional. Su madre tuvo cuatro hijos y los abandonó a todos; a ella la dejó en un orfanato con seis semanas. Pasó entonces de mano en mano ("en los años sesenta nadie quería un bebé negro", dice). Años después Mason-John se hizo periodista, pero este trabajo impulsó una caída libre en el mundo de las drogas londinense del que solo salió cuando comenzó con estas prácticas. "Me enganché a la meditación", señala. "Era gratuita, legal y no perjudicaba la salud".

“He estado en rehabilitación muchas veces”, recuerda sobre una época de su vida en la que también sufría bulimia y anorexia. Pero cada vez que acudía a espacios como el programa de 12 pasos (orientado a tratar el alcoholismo y otros tipos de dependencias), “me encontraba con que casi todos eran hombres blancos”, sostiene la activista y poeta, que en la actualidad vive entre Canadá y Europa. “En cierta ocasión estaba en una conferencia sobre rehabilitación y había, únicamente, otra persona de descendencia africana”.

Aunque su introducción en Occidente llegó precisamente de la mano de hombres blancos como Jon Kabat-Zinn, Manson John insiste en que la meditación es para todos. "Es nuestro derecho fundamental", ya que consiste en algo tan básico como volver al cuerpo y a la respiración. "Llegamos al mundo con una inhalación y nos vamos con una exhalación. Es algo que tenemos en común con todas las especies”.

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Ese todos, por supuesto, incluye a los católicos; en su opinión no hay ninguna razón para que no se sientan cómodos con el budismo. “Jesucristo meditaba y si piensas en los místicos, todos lo hacían”, dice. “En realidad, todo es mindfulness: cuando estás sentada, tumbada, cuando vas al baño, cuando caminas. El Buda no era budista. La palabra Buda significa 'despierto' y uno puede experimentar ese despertar siendo budista, cristiano, musulmán… ¡qué más da!”.

De hecho, recuerda, maestros como el Dalai Lama dicen que no hay que convertirse en nada: se trata de integrar estas enseñanzas en tu vida. “Mindfulness se refiere a ética. Habla de amor bondadoso y cómo cultivarlo, de estar atento al momento presente. ¿Por qué no querrías aprender a ser más ético, o más atento a lo que pasa en tu experiencia, seas lo que seas?”.

La prisión de la mente

Mason-John cree que el primer elemento de una vida feliz es dejar ir ese apego a tu identidad. “Soy una mujer, soy negra, soy gay... la sociedad proyecta una identidad en mi pero no tengo por qué hacer caso. Todo esto no son más que conceptos que nos mantienen en la prisión de nuestras mentes. Y, de hecho, muchos de estos conceptos como el de raza o el de identidad sexual cada vez están más desdibujados”.

¿Y los otros elementos? Mason-John se refiere a vivir una vida ética, cultivar amor bondadoso, aprender a querernos a nosotros mismos como esos componentes que dan paso a la felicidad.

En última instancia, señala, el camino a nuestra felicidad para por hacer frente al sufrimiento y al dolor. “Enseguida nos damos cuenta de que no sirve tener un auto de lujo, una gran casa, ni siquiera un trabajo excelente. Está más bien en el camino de la sencillez, la alegría o la quietud. Pero para tener quietud es necesario afrontar el sufrimiento”.

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Lo que solemos hacer, en general, es justo lo contrario. Buscar todo tipo de distracciones (en la era de Internet no hace falta ir muy lejos para encontrarlas) con el fin de dar esquinazo a nuestro sufrimiento, pensando que lo dejaremos atrás. “Ocurre lo contrario. Si no lo afrontamos, terminaremos multiplicándolo”.

No ocurre de la noche al día, por supuesto. “Algunos practican mindfulness y tienen la expectativa de que todo va a ir genial de repente, como por arte de magia. La realidad es que te enfrentas con cosas que ha estado reprimidas durante mucho tiempo, y esto duele. Si no aceptamos el dolor, creamos el sufrimiento; y el dolor es tan poderoso que nos pasamos la vida evitándolo, y eso crea precisamente el sufrimiento. El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”.

<b>Un árbol marca la diferencia</b>
<br>Un simple árbol en medio de la ciudad puede marcar la diferencia y tener efectos positivos en los viandantes, según 
<a href="https://eurekalert.org/pub_releases/2017-11/uobc-scy110117.php">un reciente estudio</a> que documenta el vínculo entre la exposición a la naturaleza y el bienestar. La investigación es llamativa porque no se refiere a acampadas, ni largos paseos por el campo, sino a algo tan simple como el beneficio que producen las plantas de casa, los pájaros o el sol a través de la ventana de nuestro hogar.
<b>Déficit de atención por naturaleza </b>
<br>Este término fue acuñado hace unos años por el periodista y escritor Richard Louv, preocupado por el impacto negativo que la creciente desconexión con la tierra tiene en nuestra mente y cuerpo. Las salidas al campo han constituido un remedio clásico para las enfermedades psiquiátricas, pero ahora se plantea de otra manera: 
<b>alejarse de la naturaleza es lo que crea trastornos como la hiperactividad o la obesidad</b>, argumenta Louv.
<b>La adicción a la pantalla comienza pronto</b>
<br>Louv, que también es autor del superventas 
<a href="http://richardlouv.com/">Los últimos niños en los bosques: salvar a nuestros hijos del trastorno de déficit de naturaleza</a>, está preocupado por la adicción temprana a las pantallas, lo que supone que haya un 
<a href="http://www.abc.net.au/radionational/programs/lifematters/nature-deficit-disorder/2963804">montón de energía bloqueando nuestros sentidos</a>. “Esto, para mí, es 
<b>la definición de estar menos vivos</b>. No creo que nadie quiera que sus hijos estén menos vivos".
<b>El derecho de los niños a experimentar la naturaleza</b>
<br>Numerosos estudios han probado las ventajas para la salud mental y física, la cognición, la habilidad para aprender e incluso para la productividad del contacto con la naturaleza. Los efectos son tan positivos que, en 2012, en su congreso mundial, la 
<a href="http://www.iucn.org/">Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza</a> aprobó 
<a href="https://portals.iucn.org/docs/2012congress/motions/en/M-132-2012-EN.pdf">una resolución</a> por el derecho de los niños a experimentar la naturaleza.
<b>Si alguien te da a elegir entre 10,000 dólares o diez árboles, escoge los árboles </b>
<br>Esta es la comparación que hacen los autores de un estudio de Toronto (Canadá) que muestra cómo los barrios con árboles son más saludables. Concretamente, 
<b>tener diez o más árboles en el vecindario mejora la percepción de la salud de forma comparable a como lo haría disponer de 10,000 dólares extra</b> (la percepción de la salud es un factor subjetivo, pero los autores señalan que correlaciona fuertemente con las medidas objetivas de salud). “La gente ha descuidado las ventajas psicológicas del medioambiente para la psique”, señala 
<a href="http://psychology.uchicago.edu/people/faculty/berman.shtml">Marc Berman</a>, psicólogo de la Universidad de Chicago y director del estudio.
<b>Desde la ventana del hospital</b>
<br>En 1984, 
<a href="http://www.majorhospitalfoundation.org/pdfs/View%20Through%20a%20Window.pdf">en uno de los más tempranos y llamativos estudios,</a> el investigador Roger Ulrich observó cómo los pacientes que se estaban recuperando de una operación quirúrgica de vesícula en un hospital de Pensilvania recibían el alta un día antes y pedían menos analgésicos para el dolor si desde la ventana de su habitación veían unos árboles, frente a aquellos que sólo podían contemplar una pared.
<b>Salir a la naturaleza mejora el estado de ánimo</b>
<br>Gregory Bratman, de la Universidad de Stanford, en California, reveló cómo los voluntarios que caminaban por una zona verde del campus 
<a href="http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0169204615000286">se mostraban más atentos y felices</a> que aquellos que lo hacían, durante un tiempo equivalente, en una zona con tráfico denso.
<b>¿Por qué altera el parque el estado de ánimo? </b>
<br>Una de las razones es que la naturaleza reduce nuestra tendencia a rumiar las cosas, ese estado mental en el que no paramos de pensar en todo lo que puede ir mal, como un disco rayado. Esa es, en esencia, la conclusión de 
<a href="http://www.pnas.org/content/112/28/8567.abstract">otro estudio</a> que examina los mecanismos neurológicos que se producen cuando estamos en la naturaleza. “Salir a la naturaleza podría ser una forma fácil y casi inmediata de mejorar el estado de ánimo”, 
<a href="http://well.blogs.nytimes.com/2015/07/22/how-nature-changes-the-brain/?_r=0">resume Bratman</a>.
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<b>Shinrin-yoku, baños de bosque </b>
<br>Desde 1982 Japón hizo que la práctica del 
<i>shinrin-yoku</i>, o “baños de bosque”, forme parte de su programa de salud nacional. El objetivo es que la gente conecte con la naturaleza de la forma más natural.
<b>Más gente en el campo que en la ciudad</b>
<br>En 2008, por primera vez en la historia, había 
<b>más gente viviendo en las ciudades que en el campo. </b>Y 
<a href="http://www.pnas.org/content/105/7/2295.full">un estudio</a> de ese año encontró que el porcentaje de americanos que participan en actividades al aire libre como pescar o acampar ha decrecido un 1% al año desde finales de los 80.
<b>La ecoterapia frente a lo virtual </b>
<br>Nuestras
<b> </b>experiencias tienden a ser más virtuales que reales y eso tiene consecuencias negativas para la salud, como el incremento del estrés. Por esta razón, la “ecoterapia” es un campo de estudio en ebullición. Lo que recomienda, en esencia, es muy simple: nos conviene caminar descalzos en la tierra y consumir menos Netflix.
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Un árbol marca la diferencia
Un simple árbol en medio de la ciudad puede marcar la diferencia y tener efectos positivos en los viandantes, según un reciente estudio que documenta el vínculo entre la exposición a la naturaleza y el bienestar. La investigación es llamativa porque no se refiere a acampadas, ni largos paseos por el campo, sino a algo tan simple como el beneficio que producen las plantas de casa, los pájaros o el sol a través de la ventana de nuestro hogar.
Imagen Unsplash
Cada año son cerca de 330.000 personas que se suicidan, y diciembre y enero son meses con altos índices de intentos. En Estados Unidos es la octava causa de muerte y por primera vez, los hispanos encabezan la lista de intentos de suicidio.
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