Para vivir más, deja los refrescos: otro estudio los vincula con la muerte prematura

El consumo de más de dos refrescos al día, tanto azucarados como endulzados con edulcorantes artificiales, está relacionado con un riesgo de mortalidad prematura un 17% mayor, de acuerdo con un nuevo análisis de cerca de medio millón de europeos. El estudio, realizado a lo largo de 16 años, vuelve a alertar sobre el hábito tan común como nocivo de consumir sodas.

Por:
Univision
Estados Unidos es uno de los principales consumidores de refrescos del mundo.
Estados Unidos es uno de los principales consumidores de refrescos del mundo.
Imagen iStock

Los investigadores encontraron que las personas que consumen dos o más vasos de refrescos al día (unos 500 mililitros o algo más de una botella de 16 onzas) tienen un 17% más de posibilidades de padecer una muerte temprana comparado con aquellos que toman un único refresco al mes.

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Uno de los descubrimientos más chocantes del estudio es que, en el caso de los refrescos azucarados, este porcentaje es del 8%, mientras que cuando se trata de bebidas artificialmente edulcoradas la cifra sube al 26%. Una posibilidad para explicar este resultado es que los participantes consumieran este tipo de refrescos como respuesta a problemas de salud previos.

“Los resultados en torno a los refrescos azucarados suponen nuevas pruebas para limitar su consumo y reemplazarlos con otras bebidas saludables, preferiblemente agua”, dijo Neil Murphy, coautor del estudio, elaborado por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer en Lyon, Francia. “Para las bebidas edulcoradas, necesitamos una mayor comprensión
de los mecanismos que explican esta asociación”, señaló el investigador.

La investigación, que se publicó el martes en la revista especializada JAMA Internal Medicine, es un análisis estadístico que no sirve para establecer relaciones causa-efecto. Los nuevos descubrimientos no significan que los refrescos sean en sí mismos los causantes de las muertes prematuras, ya que en este tipo de estudios observacionales hay otros factores que pueden estar detrás de las vínculos observados, señaló Murphy. “Por ejemplo, la elevada ingesta de refrescos puede ser un marcador de una dieta no saludable en su conjunto”.


En cualquier caso, este es solo el último de una larga lista de estudios que indican que los refrescos pueden resultar devastadores para la salud. Entre las investigaciones más recientes destacamos estas:

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  • Las bebidas azucaradas, y hasta los juegos naturales, incrementan el riesgo de cáncer. Este es lo que señaló un estudio publicado en julio, que asocia el aumento 18% de probabilidades de padecer cáncer, y un 22% para el cáncer de mama, al consumo cotidiano de bebidas azucaradas.
  • Beber dos o más bebidas “light” al día incrementa el riesgo cardíaco en las mujeres. Tomar a diario dos o más bebidas artificialmente edulcoradas eleva los riesgos de padecer un ataque al corazón o muerte temprana, en particular para las mujeres de más de 50 años. El estudio, elaborado por la Asociación Americana del Corazón, revela que los riesgos son mayores para las mujeres sin historial de problemas de corazón ni diabetes, y también entre las mujeres obesas y las negras.
  • Ni siquiera está claro que estas bebidas eviten ganar peso. Una investigación de 2017, por ejemplo, concluía que el consumo de bebidas edulcoradas también está relacionado con el incremento del riesgo de padecer obesidad.
  • Otra revisión de los beneficios y riesgos nutricionales de los edulcorantes, de 2015, concluye: “Los numerosos estudios disponibles no proporcionan pruebas de que el consumo de edulcorantes artificiales usados como sustitutos del azúcar aporten mayores beneficios en relación al control del peso, la regulación de la glucosa en sangre en pacientes diabéticos ni a la incidencia de la diabetes tipo 2”.
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Por todo ello, la Organización Mundial de la Salud instó a todos los países hace tres años a establecer impuestos sobre las bebidas azucaradas para subir su precio y frenar así la epidemia de diabetes y obesidad a la que estos productos contribuyen. Esto es especialmente importante en EEUU. A pesar de que el consumo de refrescos se ha reducido en torno a un 25% desde 2,000, este país todavía es uno de los mayores consumidores del mundo. El 50% de las personas consultadas en una encuesta de 2018 señalaba que consumía sodas varias veces por semana, según los datos de Statista.

A veces nos esmeramos con una dieta drástica y llena de sacrificios cuando lo que realmente necesitamos es 
<b>prestar más atención y prescindir de calorías (y comportamientos) superfluos que no aportan nada más que michelines</b>. Te ofrecemos algunas recomendaciones para comer lo correcto sin pasar hambre.
<b>Bebe agua antes de comer.</b> Es un truco para engañar al estómago que funciona: se estima que dos vasos de agua antes de comer harán que consumas entre 70 y 90 calorías menos. En lo que se refiere al agua –no así los refrescos– todo es salud, así que no dudes en beber al principio, durante o al final de la comida. Además, el cuerpo confunde a veces el hambre con la sed.
<b>La verdura o la sopa, primero. </b>La verdura tiene mucha fibra y pocas calorías, mientras que la sopa suele tener muchos nutrientes y pocas calorías. Ambos alimentos te ayudarán a controlar la saciedad y evitarán que abuses del segundo plato.
<b>Aléjate de la cestita del pan. </b>En muchos restaurantes colocan una cesta de pan sobre la mesa antes de que llegue la comida, a menudo acompañada de mantequilla. Si tienes hambre, empiezas a pellizcar migas de pan hasta que terminas el panecillo. Son 100 o más calorías que te podrías haber ahorrado.
<b>La fruta siempre entera o cortada en piezas, pero nunca en jugos. </b>El jugo de fruta es puro azúcar que sin la fibra de la pulpa pasará directamente al torrente sanguíneo activando los mecanismos que conducen a la obesidad. El gran malentendido es creer que los jugos equivalen a la fruta.
<b>Ni siquiera está claro que los jugos de frutas naturales sean una opción óptima </b>para consumirlos a diario. 
<a href="http://www.who.int/dietphysicalactivity/fruit/es/" target="_blank">La OMS recomienda </a>la fruta como un elemento fundamental de nuestra dieta, pero la recomendación se refiere a las piezas enteras y alternadas con las comidas principales. Por el contrario, su sustitución por jugos –incluso los naturales– es 
<a href="http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16522898" target="_blank">poco recomendable</a> porque aportan una enorme cantidad de azúcares.
<b>Proteínas primero, carbohidratos después.</b> Si tu plato consiste en carne y papas, recuerda que las proteínas son las que están alimentando a tu cuerpo; es mejor que sacies el hambre con ellas, y dejes las papas para después (y recuerda que no tienes por qué acabarlas todas).
<b>Di no a las calorías vacías de la bebida. </b>Los refrescos son una bomba calórica que conviene evitar a toda costa. Te recomendamos agua con lima o limón, o agua con gas si te apetece algo más exótico. Los refrescos 
<a href="http://www.todobien.club/la-pizza-tambien-lleva-azucar-los-terrones-ocultos-en-1795810574">son una bomba de relojería</a> en cuanto a calorías vacías, sin valor nutricional. Incluso la tónica, con su característico sabor amargo, tiene casi las mismas calorías que las colas (unas 124 por una lata de de 12 onzas).
Por cierto que los refrescos 
<a href="http://www.todobien.club/engordan-los-refrescos-sin-azucar-la-respuesta-es-si-1795727884">light o zero <b>no son una alternativa saludable</b></a>: numerosos estudios relacionan su consumo con un incremento de la obesidad. En teoría, estas bebidas deberían ayudarnos a adelgazar si reemplazan a otras con alto contenido en calorías. Pero este no es el caso, entre otras cosas porque los edulcorantes artificiales no proporcionan la “recompensa” que busca el cuerpo; no de la misma manera que lo hacen los naturales.
<b>Opta por salsas con base de tomate en lugar de cremosas. </b>Las salsas cremosas (normalmente elaboradas con nata líquida) no solo contienen muchas más calorías sino que también suelen llevar menos verduras. Las sopas con base de tomate suelen ser más nutritivas y ligeras.
<b>Evita la piel. </b>La piel del pollo (y otras carnes) es la parte más grasa del alimento. Una pechuga de pollo al horno, por ejemplo, cuenta por unas 140 calorías. La 
<a href="http://nutritiondata.self.com/facts/poultry-products/699/2">misma pieza con piel</a> suma 193.
<b>Reduce el azúcar del café. </b>En especial si eres una de esas personas que toman tres y cuatro tazas al día, recuerda que todo suma, y que cucharita a cucharita puedes terminar con hasta 100 calorías de más sin ningún nutriente beneficioso.
<b>Come despacio y sin distraerte</b>. Comer con conciencia, masticando bien los alimentos y disfrutando de cada bocado es una manera de redescubrir una de las cosas más placenteras que hacemos como seres humanos. Además, 
<a href="http://click.e.fusion.net/?qs=b7f5ed9841fe3fde93c8bd0fb4420620c452abd8377e25bb06028f8a5b1fb1958c1b90f4328a5848dcecd8fbfc7810c26515d1eeac1a428e" target="_blank">comer lentamente y prestando la suficiente atención al plato</a> –lo que incluye apagar las pantallas– es una forma de evitar el sobrepeso. Si comemos demasiado rápido, no le damos oportunidad al cerebro de darse cuenta de que estamos llenos.
<b>Aprende a leer las etiquetas de los alimentos. </b>De esta forma será más fácil evitar las comidas ultracalóricas y nocivas, como las 
<a href="https://www.univision.com/noticias/nutricion/11-alimentos-con-grasas-trans-que-harias-bien-en-eliminar-de-tu-dieta-fotos">grasas trans</a>
<b>, </b>nefastas para la salud de las arterias. Observa también con atención las calorías por ración y el tamaño, de forma que tengas claro cuánta cantidad estás comiendo.
<b>Evita el extra de queso. </b>En muchos restaurantes ofrecen la opción de un extra de queso. Aunque está muy rico, este es un alimento muy calórico repleto de grasas (y en muchos casos sal) que puede añadir hasta 
<a href="http://nutritiondata.self.com/facts/dairy-and-egg-products/8/2">100 calorías a tu plato</a>.
<b>Duerme entre 7 y 9 horas</b>. Además de ponernos de mal humor, o precisamente por ello, tras la noche en blanco gravitamos los platos que menos nos convienen
<b>. “Los estudios del sueño prueban que tan solo dos o tres noches de mal sueño provocan cambios en las hormonas que promueven la obesidad, así como cambios en las hormonas que promueven la resistencia a la insulina”</b>, dice 
<a href="https://www.univision.com/noticias/nutricion/8-cosas-que-hacen-que-comamos-mas-y-que-no-solemos-tener-en-cuenta">Adrienne Youdim</a>, profesora de medicina en la Universidad de California en Los Ángeles.
<b>Unta verduras, no papas fritas. </b>Y, de ser posible, con una crema ligera. Este es un snack muy saludable y una forma (a veces la única) de comer zanahorias o apio crudos sin casi darse cuenta
<b>. </b>
<b>Come frutos secos. </b>Los alimentos muy calóricos deben limitarse si queremos controlar nuestro peso. Sin embargo, 
<b>los frutos secos son una excepción. </b>Ni los investigadores ni las entidades de referencia en nutrición tienen miedo a que la población gane peso por consumir más frutos secos. Al contrario: son numerosas las investigaciones que indican que su consumo se relaciona con 
<b>menores tasas de obesidad </b>(además de una reducción en el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, cáncer o diabetes). No hablamos aquí de almendras recubiertas de caramelo, claro, sino de nueces, almendras, o anacardos sin tostar y sin sal. Y con moderación.
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A veces nos esmeramos con una dieta drástica y llena de sacrificios cuando lo que realmente necesitamos es prestar más atención y prescindir de calorías (y comportamientos) superfluos que no aportan nada más que michelines. Te ofrecemos algunas recomendaciones para comer lo correcto sin pasar hambre.
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