Por qué el plasma de quienes se recuperan del covid-19 podría salvar vidas

Se trata de una terapia centenaria y hay indicios de que el llamado 'plasma convaleciente' ayudó durante la pandemia de 1918 y también cuando la probaron durante el brote del SARS y del ébola. La FDA acaba de dar luz verde a su uso bajo estrictas condiciones, pero no hay garantías de que vaya a funcionar esta vez. En un mes podríamos saber la respuesta.

María Isabel Capiello
Por:
María Isabel Capiello.
Dr. Zhou Min, paciente recuperado del covid-19, dona su plasma en el centro de Wuhan, en China. Se cree que este plasma puede tener anticuerpos que ayuden a reducir la carga viral en los pacientes contagiados. La técnica será probada en Estados Unidos.
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Dr. Zhou Min, paciente recuperado del covid-19, dona su plasma en el centro de Wuhan, en China. Se cree que este plasma puede tener anticuerpos que ayuden a reducir la carga viral en los pacientes contagiados. La técnica será probada en Estados Unidos. <br>
Imagen Chinatopix via AP, File

Una terapia centenaria usada durante la gripe española de 1918 y otras epidemias comenzará a ser implementada en los hospitales estadounidenses luego de que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) autorizara este martes su uso en pacientes con casos muy severos o en riesgo de muerte por el covid-19.

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Se llama plasma convaleciente y, como su nombre sugiere, consiste en transferir plasma de personas que se han recuperado de la enfermedad a pacientes muy enfermos para ayudarlos a combatir el virus.

La terapia se basa en un sencillo principio: cuando alguien se infecta por determinado patógeno, el cuerpo fabrica anticuerpos para combatir la infección. Después de que la persona se recupera, esos anticuerpos quedan flotando en el plasma sanguíneo por meses o incluso años. Esos mismos anticuerpos bien podrían ayudar a otras personas a sanar.

Ha sido efectivo en el pasado, pero no hay garantías de que funcione esta vez.

Asegurándose de no dar falsas esperanzas, la FDA aclara categóricamente que “aunque promisoria, la terapia del plasma convaleciente no ha sido efectiva para cada enfermedad en la que se ha aplicado”.

China la usó a principios de febrero, pero no ha compartido los resultados de esos estudios. Liang Yu, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Zhejiang, contó a la revista Nature que en una investigación preliminar los médicos trataron a 13 pacientes en estado crítico. A los pocos días el virus ya no era detectable en los pacientes, lo que indica que los anticuerpos lo habían eliminado, pero su condición de salud no mejoró, lo que atribuyeron a que el tratamiento se hizo demasiado tarde cuando ya la enfermedad estaba demasiado avanzada.

“No sabremos hasta que la probemos”

“El abordaje tiene mérito y lo interesante es que no es una idea nueva: ha estado con nosotros por días, años o más”, explica a la agencia The Associated Press Jeffrey Henderson, profesor de medicina y microbiología molecular de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, quien forma parte de una red de médicos e investigadores que están estableciendo protocolos para el uso de plasma para tratar a pacientes infectados con el covid-19.

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“No sabremos hasta que tengamos experiencia y reportes de casos sobre esta enfermedad particular si será efectivo o no, pero a juzgar por su récord con varios virus, tiene buenas probabilidades de funcionar”, dice.

En efecto, durante la pandemia de 1918 más de 1,700 personas recibieron plasma de sobrevivientes a la gripe H1N1 y se cree que hubo buenos resultados, pero los estudios de esa época no eran rigurosos como los actuales.

También usaron el plasma convaleciente durante la epidemia del SARS en 2002 y el ébola en 2014. En ninguna de esas ocasiones se hicieron estudios científicos serios, pero sí hay claves de que podría ayudar.

Arturo Casadevall, jefe de microbiología molecular e inmunología de la Escuela de Salud Pública John Hopkins Bloomberg, y promotor de este tratamiento para el covid-19, considera que aquellos casos en los que no funcionó en el pasado se debieron a que se implementó muy tarde. “Cuando alguien está al final de su vida, es muy difícil de alterar el curso de la enfermedad a ese punto”, aclara a The Associated Press.

El 27 de febrero, Casadevall apenas asomaba la idea de usar el plasma convaleciente, en un editorial que escribió para el diario The Wall Street Journal. “Sabía que si publicaba esto en un periódico la gente reaccionaría, mientras que si lo escribía en una revista científica, no obtendría el mismo impacto”, contó a la revista Nature.

Un mes después, su propuesta se ha hecho realidad gracias a una colaboración científica sin precedentes.

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Solo para casos críticos

En vista de la magnitud de la pandemia de covid-19 en Estados Unidos, a la par de los ensayos clínicos -que serían la vía tradicional e igualmente se están implementando- la FDA autoriza el uso de la terapia exclusivamente en pacientes que cumplan con criterios muy específicos y que estén en peligro de muerte por el covid-19 (definido esto por parámetros rigurosos detallados en un documento).

La agencia aclara que no se autoriza el uso del plasma convaleciente con fines preventivos y los médicos deberán solicitar aprobación para usarlo.

Después de esta primera fase, investigadores anhelan que se apruebe el uso del plasma convaleciente en personas de alto riesgo de desarrollar covid-19 como lo son las enfermeras y médicos para ver si se logra evitar el contagio, lo que -de funcionar- ayudaría además a aliviar la carga sobre el sistema de salud.

Por ahora, el foco está en buscar donantes que -en este caso- serían personas que se hayan recuperado por completo del virus y den negativo en las pruebas, y en cuyos análisis de plasma tengan un alto nivel de anticuerpos para el covid-19.

¿Cuánto habrá que esperar para saber si es efectivo? Alrededor de un mes, según estimaciones de Casadevall.

De funcionar, bien podría ayudar a evitar el colapso de los hospitales que no tienen ni las cama ni respiradores artificiales suficientes para atender a los pacientes en estado crítico.

Cuatro antecedentes

Tropas de la Guardia Nacional entregan comida a los residentes de New Rochelle, al norte de la ciudad de Nueva York. Esta ciudad, a unos 25 minutos de Manhattan, es considerada por las autoridades un "área de contención". Aquí es donde se encuentran la mayoría de los alrededor de 150 casos de coronavirus del condado de Westchester, la zona cero de la enfermedad en el estado de Nueva York y en la Costa Este del país.
Empleados del metro desinfectan partes de la estación de New Rochelle. El suburbio de unos 80,000 residentes no es un perímetro de exclusión o cuarentena estricta, aun así, "es una medida drástica", dijo el gobernador de Nueva York Andrew Cuomo en una conferencia de prensa. "Es el mayor grupo de casos en el país".
En un radio de una milla (1.6 kilómetros) las personas que no estén en cuarentena de forma individual pueden dejar sus casas, pero escuelas y centros comunitarios están cerrados, y las reuniones prohibidas.
"La mayoría de jóvenes de la ciudad, muchos latinos, van a las escuelas de la zona del norte por ser de más calidad y muchos reciben allí gratis la comida que no encuentran fácilmente en casa", dijo a la agencia EFE Daniel Bonnet, el director del centro social WestCOP, donde se han hecho las entregas.
Una de las primeras medidas fue hacer llegar las comidas a los estudiantes, y para ello el gobernador Cuomo activó la Guardia Nacional.
Selvin Jiménez, de 10 años, toma una de las raciones de comida entregadas por la Guardia Nacional en New Rochelle. Se han empaquetado unas 3,000 comidas que están siendo distribuidas por los soldados y una veintena de voluntarios, explicó Bonnet.
Un militar saludando a un estudiante del "área de contención". La Guardia Nacional también se encargará de desinfectar colegios y centros públicos.
Un negocio cerrado en pleno día en una calle de New Rochelle. Como parte del pan de contención del coronavirus las residencias de ancianos no están aceptando visitas. Las autoridades calculan que esto debe durar dos semanas.
La Guardia Nacional no participará en ninguna actividad militar o policial y está operando únicamente como apoyo logístico", explicó el alcalde de New Rochelle, Noam Bramson.
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La estación de metro de New Rochelle. En esta comunidad es donde se encuentran la mayoría de los casos de coronavirus del condado de Westchester. Más que en toda la ciudad de Nueva York, una ciudad de más de casi 9 millones de habitantes. Las autoridades sospechan que el coronavirus comenzó a propagarse desde una sinagoga de la ciudad.
Las familias de la zona, en su mayoría judíos ortodoxos, están dentro de sus casas siguiendo las recomendaciones de las autoridades y de los rabinos, en una cuarentena que pretende evitar nuevos contagios de una enfermedad que ha puesto a esta localidad en el mapa.
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Tropas de la Guardia Nacional entregan comida a los residentes de New Rochelle, al norte de la ciudad de Nueva York. Esta ciudad, a unos 25 minutos de Manhattan, es considerada por las autoridades un "área de contención". Aquí es donde se encuentran la mayoría de los alrededor de 150 casos de coronavirus del condado de Westchester, la zona cero de la enfermedad en el estado de Nueva York y en la Costa Este del país.
Imagen TIMOTHY A. CLARY/AFP via Getty Images
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