Un 70% de los tiroteos masivos están relacionados con violencia doméstica

Más de dos tercios de los tiroteos masivos que se producen en EEUU tienen un vínculo con incidentes de violencia doméstica, según muestran las investigaciones. Este podría ser el caso del pistolero de la escuela de Uvalde, en Texas. Sigue lo último del tiroteo en nuestro blog.

Por:
Univision
La directora médica de Trauma Pediátrico del Hospital Universitario de San Antonio, Lillian Liao, está a cargo de la atención de varios niños sobrevivientes de la masacre en la escuela primaria de Uvalde, Texas. Liao cuenta las lecciones aprendidas en un tiroteo anterior, la matanza en una iglesia en Sutherland Springs en 2017, donde murieron 26 personas, incluyendo un nonato. Más información en Univision Noticias.
Video “Es desgarrador”: habla la doctora que atiende a varios niños que sobrevivieron la masacre en Uvalde, Texas

Aunque todavía no se conocen los motivos que impulsaron a Salvador Ramos, el atacante de 18 años, a entrar en la escuela primaria Robb de Uvalde y disparar indiscriminadamente, matando a al menos 19 niños y dos maestras, lo que hemos aprendido tras miles de tiroteos masivos en este país es que con gran frecuencia hay un vínculo entre los tiradores masivos y la violencia doméstica.

Un artículo elaborado por el Fondo Educativo para Detener la Violencia Armada (EFSGV) del Instituto Johns Hopkins que analizó los datos del Archivo de Violencia Armada entre 2014 y 2019 llega a dos conclusiones principales:

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  • En primer lugar, en más de dos tercios (68,2%) de los tiroteos masivos analizados, el autor mató a familiares o parejas íntimas o el tirador tenía un historial de violencia doméstica.
  • En segundo lugar, los tiroteos masivos relacionados con la violencia doméstica se asociaron con una mayor tasa de mortalidad. Por término medio, sólo una de cada seis personas sobrevive a un tiroteo masivo relacionado con la violencia doméstica, en comparación con una de cada tres personas en los tiroteos masivos no relacionados con la violencia doméstica.

A menudo, tras los tiroteos masivos, se cuestiona el papel que puede haber desempeñado la salud mental del perpetrador. Pero la gran mayoría de los enfermos mentales no son violentos, y poner el foco en esta cuestión —estrategia favorita de los republicanos— es desviar la atención de los verdaderos problemas, como el libre acceso a las armas de fuego y los antecedentes violentos del agresor.

Disparó a su abuela antes de abrir fuego en la escuela

En el trágido episodio de esta semana en Texas, se sabe que el pistolero disparó a su abuela (que permanece en estado crítico) justo antes de llegar a la escuela. Todavía no se ha revelado información sobre sus antecedentes y faltan detalles que esclarezcan el caso (como las alusiones de la madre del perpetrador al carácter violento de su hijo), pero lo que parece claro es el hilo conductor que comparte con otros tiradores en masa: un historial de agresiones a mujeres con las que están relacionados.

"Estas cosas no salen de la nada", dijo Gabrielle Perry, de la Fundación Therman Perry de defensa de las mujeres víctimas de violencia doméstica, en declaraciones a la revista digital Jezebel. "El tirador de Virginia Tech, el de Aurora, el de Las Vegas, que golpeó a su madre y le robó el coche. El tirador del club nocturno Pulse, que maltrataba a su mujer. La gente cree que son cosas intrascendentes, pero todo empieza con las mujeres".

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La ley federal impide que los condenados por violencia doméstica compren un arma de fuego, pero hay muchas lagunas y descuidos que siguen permitiendo a los agresores poseer y llevar armas sin consecuencias.

"La violencia con armas de fuego tiene muchas formas, pero está claro que un historial de violencia interpersonal debería ser un factor decisivo a la hora de que un individuo siga teniendo acceso a un arma", escribió Lisa Geller, autora principal del estudio de Johns Hopkins citado más arriba.

" Nuestro estudio encontró una clara conexión entre la violencia doméstica y los tiroteos masivos, y descubrimos que los tiroteos masivos relacionados con incidentes de violencia doméstica o perpetrados por un tirador con un historial de violencia doméstica tienen mayores tasas de mortalidad. Aunque hay varias razones para ello, es posible que la intención del autor de un tiroteo masivo relacionado con la violencia doméstica sea diferente a la de un tirador que aparentemente ataca a las víctimas de forma indiscriminada en lugares públicos".

Desarmar a los maltratadores domésticos

Las conclusiones del documento que presentó Geller tienen ramificaciones críticas para la política de prevención de la violencia armada, demostrando claramente la importancia de desarmar a los maltratadores domésticos.

El documento se suma a estudios anteriores sobre los vínculos más amplios entre la violencia doméstica y la violencia con armas de fuego, que muestran que una mujer tiene un 400% más de probabilidades de ser asesinada por un maltratador si hay un arma de fuego en el hogar, y que la mitad de los homicidios cometidos por parejas íntimas son perpetrados con un arma de fuego.

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A Jayden Pérez le duele el estómago cada vez que recuerda los disparos en la primaria Robb. Cuenta que algunos de ellos impactaron la puerta de su aula la mañana del 24 de mayo. Habían estado practicando en una clase cuando un ruido hizo que su maestra abriera la puerta y vieron a un grupo de estudiantes corriendo en busca de resguardo.
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<b>"Luego lo que escuchamos fue un tiroteo"</b>, dijo a Univision Noticias el pequeño de 10 años. 
<b>"Estaba asustado, pero mi compañera Madison apagó las luces y nos escondimos"</b>, agregó.
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<br>Estando escondidos fue que el atacante 
<b>"disparó hacia la puerta e hirió a mi maestra y a una amiga".</b> Después se atrincheró en uno de los salones y masacró a 19 estudiantes y dos docentes en el incidente más mortífero en una escuela de Estados Unidos en una década.
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<br>Jayden fue hasta el memorial en la plaza central de Uvalde, donde colocaron 21 cruces para honrar a las víctimas. Fue una por una escribiendo un mensaje, para "mostrarle" a quienes perdieron la vida lo mucho que los extrañan. 
<b>"Estén unidos, porque nunca saben cuándo van a perder a alguien", </b>dijo tras escribir en la última cruz.
Miriam Trinidad es una madre que tiene que dar instrucciones impensables a sus hijos. “Siempre les he dicho: 'Cuídense, cuando pase ese tipo de cosas hagan caso a los maestros (…) Si te dicen agáchate, agáchate'".
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<br>Lo había hecho incluso viviendo en el que consideraba un tranquilo Uvalde. Donde los 'problemas' se centraban mas bien en la cercanía del pueblo con la frontera con México y los asuntos migratorios que vienen con ello.
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<b>“Cuando me enteré (del 'lockdown' en la escuela) pensé que era una persona que estaba huyendo porque lo andaba persiguiendo la Patrulla Fronteriza. Nunca pensé que fuese a ser de esta magnitud la situación"</b>, relata.
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<br>Su hija Stephanie, a la que le ruega se proteja si un atacante entra a su escuela, está en shock, dice esta madre. "Todavía no asimila la pérdida de su compañera de 'softball'", agrega en la que es una declaración constante en Uvalde, donde prácticamente todos conocen a una de las 21 víctimas o a un familiar de ellas. El dolor y el trauma es colectivo.
Stephanie Sánchez tiene 12 años y cada semana jugaba 'softball' con su amiga Eliahana Cruz, una de las niñas del salón de cuarto grado víctima de la furia del atacante. Dice que prefiere recordarla cuando juntas vestían el uniforme de las 'Little Bombshells' y salían al campo de juego.
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<br>"Jugaba segunda o 'middle center base'. Era muy buena jugadora", dice sobre la pequeña de 10 años. 
<b>"Ahora está en un mejor lugar".</b>
A Alayna Borrego le cuesta creer que perdió a su amiga Jacklyn Cazares, con quien practicaba gimnasia. La recuerda como una pequeña que "siempre estaba feliz, siempre con una sonrisa, siempre decía cosas buenas de las personas".
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<br>También le preocupa cuando llegue el momento de regresar a clases el siguiente año escolar. 
<b>"¿Qué tal si este no es un lugar seguro?", </b>es la pregunta que pasa por su mente tras el ataque armado en la escuela primaria que acabó con la vida de su amiga.
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<b>"Porque si esto pasó hace un año podría pasar de nuevo. Cualquiera podría ir así y entrar a la escuela de nuevo y repetir lo que pasó el año pasado"</b>, dice Alayna.
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<br>Con ingenuidad dice que "subir la cerca" de las escuelas ayudaría a evitar que intrusos armados irrumpan violentamente en ellas. Pero dentro de su inocencia pone el foco en los reclamos que se han escuchado en las últimas horas por la respuesta de las autoridades al tiroteo en la primaria Robb. El atacante entró sin encontrar resistencia y, luego, pasó más de una hora dentro hasta que fue abatido por agentes de la Patrulla Fronteriza.
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<b>"Y dejan todas las puertas de la escuela abiertas, entonces si yo quiero puedo abrir una puerta y escapar de la escuela, si yo quisiera. Es algo lógico cerrar las puertas, pero no sé por qué no lo hacen”</b>, reclama la pequeña.
Arely Borrero es la mamá de Alayna y confirma que 
<b>su hija "tiene miedo de ir a la escuela y no regresar a casa". </b>"Tiene miedo a que las instalaciones no estén preparadas en cuanto a seguridad para ellos", relata la madre de esta familia que hace cuatro años se mudó a Uvalde por una oportunidad laboral.
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<br>El temor de su hija es el mismo suyo y de su esposo, Aldo. Y como no creen que una tragedia como esta cambie el 'lobby' por la tenencia de armas también comparten la solución que esgrime Alayna: reforzar la seguridad escuela por escuela.
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<br>"Entonces, 
<b>¿qué nos queda?</b> Pedir que cambien las instalaciones de las escuelas con más seguridad para nuestros hijos. O, ¿qué nos queda? 
<b>Cambiar a nuestros hijos a escuelas privadas o llevarlos a otra parte a 20, 25 minutos de aquí, a otras escuelas más pequeñas donde nuestros hijos estén prácticamente escondidos para que no pase esto".</b>
María Alvarez tiene 80 años y lleva más de 50 viviendo al final de la calle que conduce hasta la primaria Robb. 
<b>"Recuerdo como los 'kids' pasaban y me decían 'bye'".</b>
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<br>Habla y se le siente descolocada por la tragedia en la escuela donde estudiaron sus hijos, nietos, bisnietos y hasta tataranietos. El lugar al que también los llevaba a practicar deporte y por el que siente profundo agradecimiento. El lugar que está casi en la esquina de su casa, en un barrio de viviendas modestas y apacible que el 24 de mayo cambió para siempre. 
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<br>Dice que no escuchó los disparos, pero supo que algo pasaba cuando vio a padres corriendo calle abajo hacia la escuela. Una de sus tataranietas, Monique, estaba dentro del plantel durante la matanza.
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<br>La pequeña está bien. Pero María no encuentra palabras para describir cómo está Uvalde. "No sé, no sé (...) Uno que ha vivido aquí toda la vida, en esta calle..."
Graciela Ortiz se crió en Uvalde. "Crecí con las ventanas abiertas, las puertas de los carros no las teníamos que trancar..." Por eso quiso que sus hijos se desarrollaran en el pueblo, donde sentía una gran sensación de seguridad.
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<br>Pero ahora el pueblo ha pasado a ser el escenario de un mortal tiroteo en el que las principales víctimas fueron niños. 
<b>“Tenemos mucha ansiedad,</b> no me quiero imaginar lo que están pasando los padres de los niños y los familiares de las maestras”, dice a Univision Noticias.
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<br>Graciela le cortaba el cabello a la pequeña Amerie Jo Garza, una estudiante con la que se ensañó el atacante. 
<b>“Comencé a cortarle el pelo, su mamá y su abuelita son mis clientes y lo siento mucho por ellas, mucho”.</b>
Lety Padilla tomó su hora de almuerzo para llevar unas flores amarillas y un oso de peluche hasta la entrada de la primaria Robb, donde colocaron un memorial con 21 cruces con los nombres de cada víctima. Se le ve afligida, se le quiebra la voz al hablar. "¿Qué te puedo decir? No puedo".
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<br>Es otra vecina a la que cuesta entender cómo la escuela a la que fueron sus tres hijos y sus nietos fue epicentro de semejante barbarie. 
<b>"Aquí (en Uvalde) todos nos conocemos".</b>
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<br>Recuerda especialmente a Irma García, una de las dos maestras que murieron protegiendo a sus estudiantes. 
<b>"La última vez que la miré fue en la tienda, hace como un mes. La miré y pensé: 'Hace mucho que no miraba a Miss García'"</b> Ese día no pudieron hablar. Tampoco pudo despedirse.
Neftalí Barboza es un pastor de la Iglesia Nueva Jericó que nació y creció en Uvalde. Por estos días ora por las familias golpeadas por una masacre que creían "nunca sucedería" en el pueblo, y prepara junto con otros pastores y religiosos ayuda espiritual para ayudarlas a sobrellevar el trauma.
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<br>Reconoce que será un camino de recuperación largo. 
<b>"Será necesaria la consejería, no es algo que se sana de un día para otro, tampoco se olvida"</b>, admite.
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<br>Mientras las familias están preparadas para recibir ayuda tras los primeros días del impacto inicial, Barboza les envía en sus oraciones "fortaleza y consuelo". "Creemos que nunca va a suceder, pero desafortunadamente sucedió".
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<b>"Sé que hay muchas preguntas, pero ahorita doy gracias a Dios por la unidad que se ha dado".</b>
En video | Estudiantes que sobrevivieron narran la hora de terror dentro de su escuela.
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A Jayden Pérez le duele el estómago cada vez que recuerda los disparos en la primaria Robb. Cuenta que algunos de ellos impactaron la puerta de su aula la mañana del 24 de mayo. Habían estado practicando en una clase cuando un ruido hizo que su maestra abriera la puerta y vieron a un grupo de estudiantes corriendo en busca de resguardo.

"Luego lo que escuchamos fue un tiroteo", dijo a Univision Noticias el pequeño de 10 años. "Estaba asustado, pero mi compañera Madison apagó las luces y nos escondimos", agregó.

Estando escondidos fue que el atacante "disparó hacia la puerta e hirió a mi maestra y a una amiga". Después se atrincheró en uno de los salones y masacró a 19 estudiantes y dos docentes en el incidente más mortífero en una escuela de Estados Unidos en una década.

Jayden fue hasta el memorial en la plaza central de Uvalde, donde colocaron 21 cruces para honrar a las víctimas. Fue una por una escribiendo un mensaje, para "mostrarle" a quienes perdieron la vida lo mucho que los extrañan. "Estén unidos, porque nunca saben cuándo van a perder a alguien", dijo tras escribir en la última cruz.
Imagen Patricia Vélez/Univision
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