ORLANDO, Florida.- La tragedia sacudió a la comunidad de Orange County, el 14 de octubre, cuando Eloida “Ellie” Shea, teniente de la Oficina del Sheriff, fue encontrada muerta en su hogar con una herida de bala. En un principio, el caso se presentó como un suicidio, pero pocos días después, el relato dio un giro escalofriante: su esposo, el exsargento Anthony Shea, había sido arrestado bajo la acusación de asesinarla.
“Había sangre en sus brazos y manos”: exoficial es acusado de asesinar a su esposa policía y disfrazar el crimen de suicidio
Investigaciones revelaron que Anthony manipuló el teléfono de Ellie para reforzar su coartada, pero una grabación accidental capturó el sonido del disparo; el matrimonio de los Shea arrastraba un historial de abuso y violencia desde 2012, cuando Ellie solicitó protección legal ante amenazas de su esposo.
Anthony, de 49 años, y Ellie, de 39, compartían no solo una vida familiar con cinco hijos, sino también un recorrido profesional en la misma fuerza policial. Sin embargo , tras años de problemas maritales y recientes traiciones, la relación de ambos llegó a un trágico desenlace. Los dos oficiales mantenían una fachada de familia unida, pero tras bambalinas, el matrimonio estaba marcado por la desconfianza, la violencia y el engaño.
De acuerdo con los documentos de la Corte , el detonante habría sido una infidelidad de Anthony, descubierta por su esposa en meses recientes. En una declaración a la policía, Anthony describió a Ellie como “deprimida y abrumada” después de enterarse de su aventura extramarital, lo que llevó a continuas discusiones en los días previos a su muerte.
Según relató a los agentes que respondieron a la emergencia, Anthony aseguró que, en medio de una de esas peleas, la tarde del 14 de octubre decidió salir de la casa junto a sus dos hijas para darle espacio a Ellie y fue a comprar coles de Bruselas a una tienda Publix. Sin embargo, l os detalles de su coartada no tardarían en desplomarse bajo el peso de la evidencia.
Cuando la policía llegó a la escena, notaron que Anthony tenía sangre en sus antebrazos y manos, y que se había lavado apresuradamente en el fregadero de la cocina, algo que describieron como un intento de controlar la escena.
Pero fueron los registros de los teléfonos móviles lo que reveló las mayores inconsistencias en su versión. Según los investigadores, Anthony usó el teléfono de Ellie después de su muerte para enviarse mensajes a sí mismo, en un burdo intento de reforzar la narrativa del suicidio.
Una grabación accidental, descubierta en el teléfono de Ellie, capturó el sonido del disparo fatal, seguido por un inquietante silencio. Anthony tardó casi un minuto en llamar al 911, tiempo suficiente, según los investigadores, para haber planeado la coartada que lo salvaría. Pero las pruebas decían lo contrario.
Infidelidad, violencia y traición: surgen evidencias de abuso coyugal
La historia de Ellie y Anthony no era la de una pareja perfecta. Registros judiciales de 2012 revelaron un oscuro historial de abuso. Ellie, entonces una joven madre y oficial en ascenso, había solicitado protección legal tras denunciar que su esposo la había amenazado con violencia sexual. “Me dijo que haría que diez hombres me violaran”, detallaba en una de las declaraciones judiciales. A pesar de esos antecedentes, la pareja siguió adelante, criando a sus hijos y manteniendo su vida laboral en la misma institución policial.
En los días posteriores al asesinato, más detalles emergieron. Una búsqueda en el teléfono de Ellie mostraba que había investigado en internet sobre abuso sexual dentro de matrimonios policiales. También, en la última conversación con Anthony antes de su muerte, según los registros, hablaron sobre la infidelidad de él.
El 14 de octubre, esa tensión explotó en el peor de los desenlaces posibles. Anthony Shea está ahora tras las rejas, acusado de asesinato en primer grado, y sin derecho a fianza. El próximo 25 de octubre se enfrentará a una audiencia previa al juicio.





























