Donde come uno comen 35: la solidaridad de este matrimonio que alberga a siete familias damnificadas por Eta e Iota en Honduras

Son una familia pobre, pero a Wilson Varela y a Evelyn Flores les sobra empatía. Al hacerse visible el desastre que dejó el huracán Eta salieron a buscar a familias que lo perdieron todo. Hoy, en su humilde vivienda, albergan a siete familias -12 adultos y 23 niños- mientras llega la ayuda por la crisis.

Claudia Mendoza
Por:
Claudia Mendoza.
Wilson Varela asegura que con lo poco que tiene ayuda a los demás así sea dándoles un techo donde puedan pasar la noche tranquilamente, pues muchas familias se quedaron sin vivienda por las inundaciones que provocaron los dos huracanes en Honduras.
Video Este hombre alberga en su casa a siete familias damnificadas por Eta e Iota

LA LIMA, Honduras. - "Salgan con la niña porque se está desbordando el río", cuenta Carlos Franco que le escuchó gritar a su vecino en Colonia Planeta, en La Lima, cuando esa zona de Honduras comenzó a sentir el feroz embate del huracán Eta a inicios de mes y las aguas del río Chamalecón ya le llegaban a los tobillos.

Franco, su esposa, Nohemy Portillo, y sus dos pequeños hijos, entre ellos una bebé de apenas 16 días, salieron con lo que tenían puesto. Lograron ponerse a salvo en la orilla del bulevar de ese municipio del norte del país. Allí se resguardaron junto a los padres de Franco, sus tres hermanas y los hijos de estas, durmiento en el suelo sobre pedazos de cartón y plástico.

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Antes del azote de Eta, Franco y su esposa sobrevivían vendiendo golosinas en una esquina del parque central de San Pedro Sula, cerca de Colonia Planeta y hasta donde se trasladaban todos los días en un vetusto vehículo que con sacrificio habían comprado.

Pero, como a millones de hondureños, Eta los agarró sin una alerta por parte del gobierno de Juan Orlando Hernández. No hubo sirenas ni bocinas que alertaran. Tampoco campañas en los medios de comunicación que indicaran a la población qué hacer o a dónde ir.

Lo perdieron todo cuando las aguas arrastraron su ropa, sus enseres y el carrito con el que vendían su mercancía.

Univision encontró a la familia de Carlos Franco reposado en el suelo, sobre pedazos de cartón y de plástico, junto con sus padres y tres hermanas suyas, todas con sus respectivos esposos, hijos e hijas.
Univision encontró a la familia de Carlos Franco reposado en el suelo, sobre pedazos de cartón y de plástico, junto con sus padres y tres hermanas suyas, todas con sus respectivos esposos, hijos e hijas.
Imagen Marvin Valladares / Univision


Eta dejó tierras hondureñas y Franco pensó que era tiempo de regresar a su casa para limpiarla y volver a habitarla. Como pudo, entre agua y lodo, la familia se abrió paso y regresó a intentar retomar las riendas de su vida. En esa faena estaban cuando el huracán Iota volvió a dejar bajo agua la zona.

“Tuvimos que regresar (al bulevar), donde ustedes nos conocieron, sin nada más que lo que todavía andábamos puesto”, rememora Franco en una conversación con Univision Noticias.

Unos samaritanos salen a su rescate

Mientras los Franco volvían a buscar resguardo en el bulevar, en la lejana colonia Altos del Carmen, Wilson Varela y su esposa, Evelyn Flores, decidieron comenzar a buscarlos para tenderles una mano. Habían visto la historia que les hizo Univision Noticias y decidieron salir a buscarlos.

“Los vimos a ella, a la tiernita, tirada en el suelo, monte y todo eso. El peligro de un animal que la picara. Ellos sin ropa, en chancletas, sin nada solo con lo que andaban puesto”, dice Varela. “Íbamos de champa en champa, gritando y preguntando por ellos. Teníamos miedo de no hallarlos vivos”, dice.

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En un momento de desesperación se subieron a unos neumáticos que hallaron en el agua, con los que nadaron hasta la zona en donde estaba la vivienda de los Franco. Pero hubo un punto en donde fue imposible pasar por los escombros.

Regresaron cabizbajos, sin saber qué hacer.

Una persona que maniobraba una lancha se aproximó a ellos y les ofreció ayuda. “Pero cuando llega la lancha nosotros no sabemos dónde están los familiares. El agua estaba hasta el tope de las casas, no sabíamos para dónde agarrar. Emocionalmente eso fue preocupante, porque miraba pasar refrigeradoras por el agua, pasaron animales y uno solo esperaba ver las caras de las personas”, recuerda.

La búsqueda continuó varios días más, esta vez por tierra. Decidieron seguir indagando entre las interminables filas de covachas de palos y plásticos que cientos de personas improvisaron en el bulevar, hasta que los gritos de alegría rompieron el ensordecedor dolor de imaginarlos ahogados. Con abrazos terminó el suplicio... Varela y su esposa los habían encontrado.

Carlos Franco, su esposa, sus tres niños y sus dos padres duermen en un pequeño cuarto de madera que está fuera de la casa en San Pedro Sula, gracias a la solidaridad de la familia Varela.
Carlos Franco, su esposa, sus tres niños y sus dos padres duermen en un pequeño cuarto de madera que está fuera de la casa en San Pedro Sula, gracias a la solidaridad de la familia Varela.
Imagen Marvin Valladares / Univision

12 adultos y 23 niños

Univision Noticias regresó para ver a las familias y encontró que, ahora, los Varela no solo albergan a la familia Franco. En medio de los dos huracanes se impusieron como meta buscar a sus familiares más cercanos, por eso en su humilde vivienda habitan actualmente 12 adultos y 23 niños.

En la sala hay apenas un juego de sala viejo y un televisor en el cual todos ven algún programa por las tardes y noches. Durante el día “todos salen a rebuscarse”, dicen. Unos salen a ver en qué parte se dona comida para llevarla a casa.

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Héctor Tacho, cuñado de Evelyn, logró rescatar un viejo carrito de venta de helados que dejó el día de las inundaciones en una zona que no es de riesgo. Ahora sale a diario a vender sus helados para llevar unos centavos a la casa de Varela, donde se alberga él, su esposa y sus siete hijos.

“Perdí todo en la Colonia Planeta. Gracias a la voluntad del concuña estamos aquí reunidos todos, porque no sabemos a dónde ir”, narra Tacho.

En un cuarto duerme la mayoría de los niños y niñas y, en dos habitaciones más, instalaron a otras familias.

“Me siento bien porque acá estoy en una casa, duermo en un colchón, como y me siento bien”, dice Nicol Franco, la hija de 10 años de Franco y Portillo.

Mientras, Suyapa Tacho, la hija de Héctor Tacho, de 12 años, agrega, “era bien feo estar allá porque yo sentí que un animal me iba a picar y todo. Aquí estoy bien porque estoy con mis primitos, mis tías y mis hermanas”.

Los niños juegan el el patio de la casa de Wilson Varela.
Los niños juegan el el patio de la casa de Wilson Varela.
Imagen Marvin Valladares / Univision


Los Franco duermen en un pequeño cuarto de madera que está fuera de la casa. Las camas no bastan, por eso tiran algunas colchonetas en el suelo. “Aquí no estamos debajo del agua, del lodo, nada que ver, y por lo menos estoy donde ella (su recién nacida) esté tranquila. Tiene su camita, yo la acuesto tranquila y no hay problema de nada”, dice Portillo.

Ahora estas familias comparten todo: lo que come uno comen los 35. Dicen que permanecerán en esta casa hasta que las aguas que inundaron las suyas bajen, puedan ingresar y limpiarlas para rehacer sus vidas en medio de la crisis y la pobreza que Iota y Eta les heredó.

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“No soy adinerado, pero con lo poquito que tenemos estamos ayudando. No da el que tiene sino el que tiene voluntad”, dice Varela. Este hombre, quien se gana la vida con un negocio de venta de frutas y comida, está convencido de que la decisión que tomó su familia y él fue la correcta, porque dice que no dejará a ninguno de los suyos en la calle.

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El ciclón Iota, que 
<a href="https://www.univision.com/noticias/meteorologia/arranca-techos-como-si-fueran-de-carton-iota-azota-una-comunidad-de-nicaragua-golpeada-antes-por-eta">tocó tierra en Nicaragua este martes siendo categoría 4</a>, dejó seis muertos en ese país, dos de ellos niños, además de dos en el archipiélago colombiano de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, uno en Panamá y otro en El Salvador.
Este hombre camina por la zona de la costa nicaragüense golpeada por Iota, ahora convertido en tormenta tropical. En partes de la vecina Honduras causó inundaciones en áreas que todavía seguían afectadas por las crecidas provocadas por Eta hace dos semanas.
El paso del huracán por este país centroamericano ha dejado estragos por doquier y la agresividad de los ríos desbordados amenaza con causar más daños en cuanto a infraestructura. Por esa razón, los damnificados piden que las autoridades locales les brinden comida, medicamentos y un refugio en medio de la difícil situación que están atravesando. 
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Un niño camina sobre los escombros de las casas destrozadas por el huracán Iota en Puerto Cabezas, Nicaragua.
Este hombre carga una de las láminas de zinc arrancada de los techos de las viviendas por los vientos huracanados de Iota este martes. El principal organismo de seguridad civil de Nicaragua informó que 48,000 personas fueron evacuadas, la mayoría en el Caribe Norte.
En Bilwi, principal ciudad del Caribe Norte de Nicaragua, hay "caída de árboles, de postes de luz del tendido eléctrico, de techos de casas que salieron por el aire y un hotel que perdió todo el techo", dijo el director del Sistema Nacional de Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Sinapred), Guillermo González. El ministro nicaragüense de Infraestructura, Denis Moncada, dijo que brigadas intentan despejar 497 árboles que cayeron sobre carreteras en los municipios caribeños de Rosita, Siuna y Bonanza.
El gobierno nicaragüense informó que 114,200 viviendas en todo el país quedaron sin energía eléctrica y 47,638 sin agua. Pero todavía se desconoce la magnitud real de los daños porque la comunicación con Bilwi ha sido interrumpida. Hay cortes de vías, principalmente en el departamento sureño de Rivas, sobre la carretera Panamericana, por el desborde del río Ochomogo.
Una vivienda destrozada por Iota en Puerto Cabeza, Nicaragua. Más de 40,000 personas estaban en refugios. Una iglesia perdió parte de su techo en Puerto Cabezas.
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Vecinos de Filimón Rivera caminan por zonas totalmente inundadas tras el paso de Iota. Los informes de los medios locales del martes por la noche mostraban ríos desbordados desde el norte de Nicaragua, el Bocay y el Coco.
El huracán Iota ha desbordado el río Iyas Waslala, en el norte de Nicaragua, tras tocar tierra el lunes por la noche. Aunque se va debilitando, todavía se teme una gran destrucción a su paso.
Iota mantenía vientos con fuerza de huracán de categoría 1 el martes por la mañana y se movía tierra adentro sobre el norte de Nicaragua con vientos máximos sostenidos de 135 kilómetros por hora (85 millas por hora).
Iota tocó tierra como un poderoso huracán de categoría 4 a lo largo de casi exactamente el mismo tramo de la costa caribeña de Nicaragua que fue devastada por el poderoso huracán Eta 13 días antes.
Iota llegó a la costa a solo 25 kilómetros (15 millas) al sur de donde el huracán Eta tocó tierra el 3 de noviembre, también como una tormenta de categoría 4. Las lluvias torrenciales de Eta saturaron el suelo de la región, dejándolo propenso a nuevos deslizamientos de tierra e inundaciones. 
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El poderoso huracán Iota, de categoría 4, 
<a href="https://www.univision.com/noticias/meteorologia/es-mucho-mas-grande-que-eta-los-vientos-devastadores-del-huracan-iota-comienzan-a-golpear-a-nicaragua">tocó tierra la noche de este lunes cerca de Haulover, en la costa caribeña de Nicaragua</a>, con vientos máximos sostenidos de hasta 250 kilómetros por hora (155 millas por hora), informó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.
Decenas de familias fueron evacuadas de la localidad nicaragüense de Bilwi, en Puerto Cabezas, Nicaragua, y trasladadas a refugios temporales ante la llegada del devastador huracán Iota.
El presidente de Colombia, Iván Duque, informó que la isla de Providencia sufrió "una afectación máxima" tras el castigo de Iota, que en ese momento era huracán categoría 5. "Estamos hablando de un deterioro de cerca del 98% de la infraestructura", indicó el mandatario colombiano.
El huracán Iota castigará una región en Centroamérica que hace apenas unas dos semanas fue golpeada por 
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Habitantes de la colonia de San Rafael, en Honduras, se preparan para evacuar la comunidad a través del río Ulua, antes de que el huracán Iota impacte en la zona.
En Honduras, según medios locales, más de 175,000 personas han sido evacuadas desde el sábado, especialmente en zonas inundadas por Eta en el Valle de Sula, cerca de San Pedro Sula, la capital industrial del país ubicada 180 kilómetros al norte de Tegucigalpa.
En Miami y Los Ángeles, entre otras ciudades, se han habilitado varios puntos en los que se recaudan artículos de primera necesidad, ropa, medicamentos y alimentos que puedan servir de auxilio para los miles de damnificados que ha dejado el fenómeno natural en su devastador paso por Centroamérica. 
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El ciclón Iota, que tocó tierra en Nicaragua este martes siendo categoría 4, dejó seis muertos en ese país, dos de ellos niños, además de dos en el archipiélago colombiano de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, uno en Panamá y otro en El Salvador.
Imagen Getty Images/Getty Images
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