Faltaban tres minutos para que comenzara la clase de inglés de Jack Eric Donovan, como se hacía llamar uno de los 15 fugitivos más buscados por los US Marshals, cuando dos policías de El Salvador llegaron hasta el salón donde veía su celular. “Jack, párate”, le ordenaron. “Date la vuelta, estás arrestado”.
Así arrestaron al exmarine acusado de asesinato que daba clases de inglés en El Salvador
Raymond McLeod fue extraditado este miércoles a California tras una intensa búsqueda que concluyó este lunes en un pueblo de El Salvador. Es el principal sospechoso del asesinato de su novia, pero en Centroamérica lo recuerdan con un maestro de inglés dedicado, puntual y amable.

Tuvieron que unir dos esposas para sujetar por detrás las manos de este hombre con físico de luchador.
Detrás venían dos alguaciles estadounidenses que confirmaron el final de una persecución de seis años por México y Centroamérica: “es él, es él”. Uno de los agentes expresó “ha pasado tiempo” y lo llamó por su nombre real: Raymond McLeod. “¿De dónde eres?”, le preguntó verificando su información.
Al exmarine de 37 años no le quedó de otra que quitarse la careta: había dicho que era un canadiense que llegó a El Salvador buscando olas y un clima tropical. “Estados Unidos”, respondió.

McLeod fue arrestado por las autoridades salvadoreñas la tarde del lunes en Sonsonate, luego pasó a la custodia de los US Marshal y lo extraditaron la madrugada de este miércoles a San Diego, California.
Ahora se encuentra en la cárcel Central de esa ciudad y su lectura de cargos por el presunto asesinato en 2016 de su novia Krystal Mitchell se programó para este viernes, informó la Fiscalía de ese condado.
En el pueblo salvadoreño Sonsonate, donde se escondió tres años, siguen incrédulos porque convivieron con un presunto asesino. Él rentaba una casa a unos 15 minutos a pie de la escuela de inglés Direct English, a la que llegó ofreciendo su trabajo voluntario y terminó siendo su mejor maestro, cuenta el director general de operaciones del instituto Marvin Carías, en una entrevista con Univision Noticias.
“Él llegó con nosotros que quería colaborar sin cobrar. ‘Aquí estoy en el país y quiero aportar, quiero colaborar, me gusta enseñar’. No llegó pidiendo trabajo, ni salario… él se ganó la confianza”, relata Carías, quien recuerda a McLeod como un profesor puntual, dedicado, respetuoso, inteligente, apasionado de la lectura, agradable y siempre dispuesto a ayudar a los demás.
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Huyendo con el salario mínimo
Pero esa imagen es muy distinta a la que describe la Fiscalía de San Diego, la cual alega que él estranguló a su pareja hasta quitarle la vida y luego huyó hábilmente para evadir a la justicia.
“Si yo tengo que evaluarlo a él por lo que hizo acá le tendría que dar un 9.5 (de calificación) porque era una persona totalmente diferente a lo que hemos leído en las noticias”, dijo Carías. “Había mucha vocación y dedicación a lo que hacía, como ‘quiero ayudar a estos muchachos a que tengan un trabajo bilingüe’ en los call centers que tenemos acá en el país… Nunca faltó a su trabajo. Él no tenía carro. Si llovía o no llovía él llegaba al trabajo caminando”.
Todos en la escuela Direct English en Sonsonate le decían ‘Jack’. Siendo el único profesor anglosajón era el que despejaba dudas sobre pronunciación y frases coloquiales. Él impartía de tres a cuatro clases por semana por un sueldo mensual de unos 300 a 450 dólares, es decir, recibía el salario mínimo en ese país. Eso fue suficiente para evadir un intenso operativo de búsqueda en Centro y Norteamérica.
Carías afirma que McLeod presentó un pasaporte canadiense que parecía legítimo y al tratar de revisar los antecedentes penales del nombre falso el resultado fue que estaba “limpio”. El director dice que el fugitivo fue contratado antes de que él comenzara a trabajar en la institución, por lo que desconoce si presentó algún documento que le permitiera trabajar legalmente en El Salvador.
Sonsonate está a una hora y media en vehículo de Surf City, un popular destino vacacional que cada año recibe a cientos de extranjeros amantes de las olas y turistas de bajo presupuesto, conocidos como “mochileros”. Hay hostales que ofrecen alojamiento por 10 dólares la noche. Por eso no les fue extraño ver a un rubio que decía haber emigrado para surfear en Centroamérica.
“Nos dijo que el propósito por el que había llegado era surfear, porque aquí hay muchas playas y por el clima tropical”, cuenta Carías. “Si usted viene encuentra un 90% de la población que es extranjera: de Estados Unidos, Canadá, incluso de Europa. Gente blanca. Era uno más del montón”.
Pero nunca lo vieron con una tabla de surf. Solo sabían que alquilaba una casa en la colonia Angélica. Eso sí, era un visitante frecuente del gimnasio local. “Se hizo muy famoso en el gimnasio porque estaba bien grande, bien musculoso. Hasta como entrenador personal de mucha gente. Daba dietas como nutricionista: ‘esto es lo que podés comer, no comas esto, haz este ejercicio’. Incluso hasta vendía suplementos de gimnasio. No sé cómo los conseguía”, dijo el directivo de Direct English.
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“¿A quién le va a caer ese dinero?”
Con el paso del tiempo McLeod fue mejorando su español. Pasó de saber un par de preguntas básicas a dominarlo bastante bien y manejar los modismos salvadoreños, aunque con acento “gringo”.
Mientras la madre de su presunta víctima, Josephine Funes Wentzel, una detective policial retirada, lo buscaba en Guatemala y compartía un video en el que baila con una mujer, McLeod sobrevivía sin un ingreso fijo en Sonsonate. Por el cierre de las escuelas durante la pandemia se quedó sin empleo varios meses. Nadie sabe qué hizo para obtener dinero.
A finales 2019, su jefe le preguntó cuánto tiempo pensaba quedarse en Sonsonate para saber si debía buscar a un maestro que lo substituyera. Este respondió que su objetivo era viajar en un período de seis meses a un año a una playa de Nicaragua para surfear, luego iría a Brasil y finalmente volvería a su “casa en Canadá”. Era, en realidad, su plan para seguir huyendo de los US Marshals.
La pandemia lo forzó a quedarse en el pueblo. Cuando se reanudaron las clases este volvió y contó que en la cuarentena había leído 54 libros, incluyendo Way of the Wolf de Jordan Beltfort, en el que se basa la película The Wolf of Wall Street que protagoniza Leonardo DiCaprio.
Su estrategia de escape le falló porque una mujer leyó un artículo de Univision Noticias sobre su caso, lo identificó como un profesor de inglés y lo denunció. El operativo policial para capturarlo se inició la semana pasada, cuando policías llegaron a la recepción de Direct English para preguntar si había un extranjero dando clases. El lunes por la mañana volvieron para preguntar su nombre y por la tarde se presentaron alrededor de 12 policías, incluyendo alguaciles de EEUU.
Carías los acompañó hasta el salón donde estaba McLeod con dos alumnos. Fue puntual hasta el último momento: faltaban tres minutos para que comenzara su clase y ya había preparado todo. “Él no puso ninguna resistencia. Puso su teléfono, se dio la vuelta y ahí le pusieron las esposas”, dijo el director del plantel.
“Su cara fue de sorpresa y tristeza. Nunca levantó la cara. Él salió del segundo piso hasta la puerta de la institución con la cara hacia abajo. Nunca volvió a ver a nadie del equipo. Callado. No dijo ‘bye’, ‘lo siento’. Nada”, relató.
Por información que llevara a esta captura el gobierno de EEUU ofrecía un pago de hasta 50,000 dólares. Ahora la pregunta que más se hacen en Sonsonate es quién cobrara la recompensa. “Es una duda de ¿quién habrá sido el que lo denunció? ¿A quién le va a caer ese dinero?”, dice Carías.








