"Tengo síntomas y traté de saber si es coronavirus, pero ha sido imposible"

Vivo en Miami y comencé a tener tos, fiebre y congestión nasal tras haber viajado en avión. Pero durante días intenté buscar información, hacerme el test y saber si tengo la enfermedad y aún sigo sin tener mi diagnóstico.

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Por:
Mariana Rambaldi.
Pacientes esperan frente al Memorial Hospital West en Pembroke Pines, Florida, este martes 17 de marzo de 2020, en plena pandemia de coronavirus.
Pacientes esperan frente al Memorial Hospital West en Pembroke Pines, Florida, este martes 17 de marzo de 2020, en plena pandemia de coronavirus.
Imagen Brynn Anderson/AP

Después de más de cuatro días de búsquedas en internet, interminables llamadas y una visita al hospital, aún no sé si tengo coronavirus. La búsqueda de información práctica en tiempos de pandemia aquí donde vivo, en Miami, ha sido un tedioso recorrido lleno de confusión y el nerviosismo de aparentemente tener los síntomas a cuestas.

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Todo comenzó el sábado 14 de marzo por la mañana, cuando llegué a casa tras tres días de viaje para cubrir el debate entre Bernie Sanders y Joe Biden que no llegó a hacerse en Phoenix y que fue llevado a Washington DC justamente a causa de la pandemia. Fueron casi cuatro horas de vuelo desde la capital de Arizona hasta Miami.

Como volé durante la noche, llegué agotada a las 6 am hora del Este. Pasé el día casi completo durmiendo o recostada porque no podía ponerme de pie, pensando que el malestar era producto del vuelo, del jet lag, de no dormir.

El domingo por la mañana iba a salir a comprar provisiones para mantenernos porque estamos trabajando desde casa, pero me comencé a sentir mal. Preferí no salir. Me quedé en cama y me tomé la temperatura, tenía 100.4 grados Fahrenheit (38 grados centígrados). Pronto comencé a sentir dolor en la garganta, tos, la nariz tapada.

Pensando en que había tomado tres vuelos esta semana -y que no hay un sitio mejor para contagiarse coronavirus o algún otro virus que ataque las vías respiratorias que un avión- comenzamos a buscar información sobre síntomas y tests en la zona de Miami.

Quiero destacar que soy una persona sana de 37 años, sin ninguna enfermedad preexistente por lo que no soy población de 'riesgo' ante la pandemia. Sin embargo, confieso que sentir los posibles síntomas de una enfermedad que tomó a todos los sistemas sanitarios del mundo por sorpresa y que ha causado tantas muertes en tan poco tiempo me hacía sentir nerviosa.

Naufragando en internet

Más tos y mocos, fiebre persistente y dolor en el cuerpo. Los síntomas los tenía, entonces comenzamos a buscar información en internet. Le preguntamos a Google '¿cómo hago para hacerme el test del coronavirus en Miami?' -en inglés, ya que estamos en EEUU- en distintas combinaciones de palabras.


La búsqueda me arrojaba infinidad de notas de distintos medios, especialmente locales de Miami. Estadísticas mundiales, casos notables, conteo de muertos, pero poca información práctica de a dónde acudir si se sospecha de un contagio.

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Buscaba algo como un número de teléfono, un link a una central de coronavirus del condado, o del estado, una lista de sitios a los que llamar. Pero las búsquedas arrojaban más notas de información general.

Entonces comenzamos a navegar por páginas oficiales gubernamentales del estado. Allí tampoco pudimos encontrar información oficial práctica sobre qué hospitales o clínicas están realizando el test cerca de mi domicilio.

Esperando por teléfono

Entonces apelamos a la vieja usanza y decidimos llamar por teléfono a ver si alguien nos podía orientar. El Departamento de Salud del estado de Florida era la opción lógica.

Llamamos al call center del departamento para atender específicamente consultas sobre el coronavirus, según la página. Presionamos en el menú telefónico la opción 'testing' y estuvimos en espera durante 22 minutos. Sorpresiva, automática y misteriosamente, la llamada se transfirió a una oficina de salud de Tampa... una ciudad a 280 millas de Miami. Desistimos.

El siguiente paso fue 'probar suerte' en obtener información en mi seguro privado de salud. Llamamos. Salió mejor. Nos atendieron muy amablemente y, tras advertirnos que no podían dar ningún consejo de salud (no lo estábamos buscando tampoco) nos dieron la información de los tres sitios en donde se estaban haciendo pruebas de coronavirus en esos momentos en mi área.

Pero también nos dijeron que tenía que llamar a mi médico antes de dirigirnos a cualquier centro de salud. Para ese entonces tuve que esperar al día siguiente, porque los médicos no atienden los domingos.

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El lunes comenzamos desde la mañana a tratar de encontrar a mi médico en la cadena de prestadores en la que me atiendo y cuyos empleados suelen ser muy amables y eficientes. Explicamos que yo estaba con síntomas de coronavirus y que el médico tenía que darnos la orden para el siguiente paso.

La persona que atendió inmediatamente dijo que nos iba a poner con la enfermera, pero cuando transfirió la llamada se cortó. Fue imposible volver a comunicarse con ellos, pese a que en la central telefónica las operadoras les dejaron dos mensajes pidiéndoles que nos llamaran de nuevo. La advertencia de que era una consulta por posible coronavirus no pareció servir de mucho.

Cuatro horas después desistimos y decidimos no esperar más.

Al hospital

Decidimos ir directamente al hospital, uno de los tres que nos señaló el seguro. Elegimos uno que queda a unos 15 minutos de casa (en auto).

Llegamos a Urgencias y en la puerta nos recibió una mujer a la que apenas le veíamos los ojos, envuelta en un traje protector celeste, barbijo, guantes y una suerte de casco de plástico transparente que le cubría la cara. La mujer con aspecto de 'astronauta' no nos dejó pasar al lobby hasta que nos tomó la fiebre a ambos y nos dio tapabocas.


Luego de una breve espera, pasamos al área de atención. Allí los pacientes y acompañantes llevaban las mismas protecciones, mientras que los que eran trabajadores del hospital además llevaban guantes y trajes plásticos.

En las casi cuatro horas que estuve ahí me hicieron todas las preguntas de rigor (¿ha viajado en avión? ¿Tiene tos? ¿Fiebre? ¿Mocos? ¿Tiene dificultad al respirar?).

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Luego, prueba de orina, radiografías, me pusieron suero porque tenía el ritmo cardíaco muy alto (no sé por qué), test de laboratorio para ver si tenía gripe A o B, otro para ver si eran streptococos.

"Vamos a hacerte la prueba del coronavirus", finalmente me dijo el médico agregando que como todo lo demás ya había sido descartado, el siguiente paso era ese.

Parecía haber sido un cambio de opinion médica, porque poco antes, el doctor le había comentado a mi novio en el pasillo fuera de la habitación que estaban "dosificando los tests de coronavirus" porque no había tantos disponibles para tanta gente y que yo no parecía necesitarlo.

La mejor parte: el test

"Se demorará hasta tres días" en llegar el resultado, me dijo el doctor pocos minutos antes de darme el alta y mandarme a casa. Eso fue lunes.

Martes, miércoles, jueves.

Sin novedades aún, llamamos al hospital. Le dijimos a la mujer que nos atendió de la línea de emergencias que no habíamos tenido noticias del test del coronavirus y que se cumplían los tres días de plazo que el médico nos dijo.

La respuesta fue inesperada.

Dijo que los resultados "van a estar listos dentro de dos o tres semanas" porque "hay muchos casos acumulados", que mi situación es "la misma que la de decenas de miles de personas en todo el país", con un tono que pareció algo indolente.

Semanas, no días, para saber si tengo el virus, pensé con incredulidad.

La mujer nos aseguró que los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC) les habían informado que ellos deben acceder a todos los casos y que tienen un severo backlog (retraso).

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"¿Qué hacemos mientras tanto?", preguntamos tratando de averiguar cosas como por cuánto tiempo yo podría ser transmisora si es que tengo coronavirus, o si podía o no tomar algo para calmar la tos.

"Yo no puedo decirle qué hacer, salvo sugerirle que se mantenga en cuarentena en su casa y evite el contacto con otros", respondió la mujer.

Solo me queda esperar, trabajar desde casa, no salir y continuar 'aislada'.

Además de no tener enfermedades preexistentes, pienso en que yo tengo la suerte de contar con seguro médico y hablar inglés, tres puntos que me han permitido navegar esta experiencia que aún sigo transitando. Pero en medio de una pandemia como esta, seguramente muchos que no cuentan con esas tres ventajas podrían estar con síntomas y sin saber cómo afrontar el enredo de buscar información para saber qué hacer.

Tal vez será cuestión de ¿días, semanas? hasta que los procedimientos funcionen aceitados, la información esté disponible y ordenada, y los mecanismos para diagnosticar sean más rápidos que el virus.

<b>Aerolíneas.</b> Miles de vuelos nacionales e internacionales se han restringido. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo proyectó que la industria de las aerolíneas de EEUU y Canadá podría perder más de $20,000 millones en ingresos y muchas compañías en todo el mundo podrían declararse en bancarrota si la crisis por el coronavirus se extiende. Un grupo que representa a las aerolíneas más grandes del país solicitó al gobierno de Donald Trump 25,000 millones de dólares en subvenciones y otros 25,000 millones de dólares en préstamos a bajo interés o sin intereses.
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<b>Hoteles. </b>Esta industria emplea a más de 1,6 millones de estadounidenses, lo que la convierte en el noveno sector más grande del país, en términos de trabajadores totales. Pero a medida que la gente se ha quedado en casa, la demanda de hoteles ha disminuido drásticamente. En la primera semana de marzo hubo una disminución del 11.6% en los ingresos por habitación disponible en los hoteles de EEUU, por lo que pronto algunas cadenas anunciarán recortes y solicitudes de ayuda económica.
<b>Cines.</b> Las recomendaciones de distanciamiento social han impactado severamente a esta industria. La recaudación del fin de semana del 13 al 15 de marzo fue de unos 54 millones de dólares, la más baja desde septiembre de 2000. Para tener una mejor idea, ningún fin de semana del año 2020 había recaudado menos de 80 millones. La cadena AMC ha anunciado el cierre de todos sus cines y Regal anunció que cerraría más de 500 salas, dejando a más de 25,000 personas sin empleo.
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<b>Deportes profesionales</b>. El aplazamiento o la suspensión de ligas deportivas han creado un gran vacío no solo para fanáticos y jugadores, sino también para el amplio ecosistema a su alrededor que depende de ellas. Por ejemplo, la NBA podría perder hasta 450 millones solo por la venta de boletos si los partidos que restan de la temporada en suspenso no se juegan. También podría perder hasta 200 millones en otros ingresos: estacionamientos, concesiones, mercancías y otros.
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<b>Cruceros.</b> El contagio de más de 600 pasajeros con el coronavirus en el lujoso barco Diamond Princess se convirtió en el primer gran golpe para la industria de cruceros. Hasta el 16 de marzo había al menos siete embarcaciones en el limbo porque los pasajeros dieron positivo o mostraron síntomas del virus y ningún país estaba dispuesto a recibirlos. Las acciones de tres grandes compañías de cruceros: Royal Caribbean, Carnival Corp. y Norwegian Cruise Line Holdings, cayeron más del 50% a raíz de la pandemia de covid-19.
<b>Envíos y carga.</b> China, donde se originó el brote, es uno de los centros de envío más importantes del mundo y la pandemia ha obligado al país a cerrar puertos y enviar a casa a los trabajadores de las fábricas. Según la Cámara de Transporte Internacional el coronavirus ha costado a la industria mundial alrededor de 350 millones de dólares por semana. En enero, el volumen de transporte en América del Norte disminuyó un 9,4% en comparación con el mismo mes de 2019. En EEUU hay más de 225,000 empleados en esta industria.
<b>Producción audiovisual.</b> Cuando Tom Hanks anunció que dio positivo por el coronavirus la filmación de la película en la que estaba trabajando se paralizó. Esta fue una de las decenas de filmes y programas de televisión que detuvieron la producción, ya sea porque un miembro del equipo tenía síntomas, dio positivo o entró en contacto con alguien que sí lo hizo. Una sola producción de Hollywood puede emplear hasta 500 personas y ahora están en riesgo más de 220,000 estadounidenses que trabajan en esta industria.
<b>Industria automotriz.</b> Cuatro de cada cinco automóviles fabricados en el mundo dependen de partes hechas en China y la industria ha comenzado a verse afectadde suministro. Por otra parte, la demanda de automóviles ha disminuido desde el comienzo de la crisis por el coronavirus y las acciones de General Motors, Ford y Fiat Chrysler han perdido más del 25% de su valor desde principios de marzo. Esto pone en peligro los trabajos de los casi 1.3 millones de estadounidenses empleados en este campo.
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<b>Petróleo y gas.</b> El distanciamiento social ha impulsado el desplome de la demanda de combustible. La Agencia Internacional de Energía proyectaba un aumento en la demanda de más de 800,000 barriles de petróleo en 2020, pero desde el surgimiento de la pandemia se proyecta una disminución de 90,000. Los efectos en la industria petrolera han sido especialmente graves con la afectación de China, el principal consumidor de energía del mundo. El precio del petróleo tuvo una caída sin precedentes, alcanzando los 30 dólares por barril a mediados de marzo
<b>Tiendas minoristas.</b> Varias cadenas importantes de artículos de vestir, implementos deportivos y tecnología han cerrado sus tiendas temporalmente. Urban Outfitters, Nike y otras compañías han anunciado planes para pagar a los trabajadores por los salarios perdidos, al menos por unas semanas. Estas son buenas noticias para los empleados, pero significa que las empresas se verán afectadas a mediano plazo.
<b>Casinos y apuestas. </b>Algunos establecimientos de esta industria, que maneja más de 200,000 millones de dólares, permanecen cerrados en Las Vegas y Atlantic City, como parte de las medidas para contener el 
<a href="https://www.univision.com/temas/coronavirus">coronavirus</a>. Casinos de Massachusetts e Illinois cerrarán durante dos semanas, y en Maryland, los hipódromos y otras instalaciones de apuestas se estas cerradas indefinidamente. La crisis también afectó las apuestas legales de en los deportes profesionales y amateurs, la mayoría de ellos pospuestos.
<b>Tecnología. </b>Apple, Samsung y Google cerraron sus oficinas corporativas y fábricas en China. Muchas de las principales compañías tecnológicas tienen su sede en Seattle y sus alrededores, una de las áreas más afectadas por el coronavirus virus. Varias fábricas de piezas tecnológicas se encuentran en zonas aisladas en China desde de enero y se proyecta que la producción de consolas de videojuegos, teléfonos inteligentes y relojes inteligentes disminuirá en más del 10% y Apple podría perder hasta 67 mil millones de dólares.
<b>Convenciones.</b> Conferencias, exposiciones y ferias de todo tipo han sido canceladas. Facebook y Google tuvieron que suspender sus convenciones y muchas reuniones del mundo de la tecnología y otras áreas se han pospuesto o cancelado, lo que ha costado millones a las economías locales. La suspensión de estas ferias podría devastar una industria de 55,000 personas en EEUU.
<b>Servicio de comida.</b> Las principales ciudades han ordenado a los restaurantes que solo ofrezcan opciones de comida para llevar como medida preventiva. Esto podría poner en peligro miles de millones en salarios para los empleados, muchos de los cuales trabajan por hora y propinas. El fin de semana del 14 de marzo, los restaurantes en la mayoría de las principales ciudades del país informaron una disminución en la ocupación de entre el 30% y el 64%. Más de 10 millones de estadounidenses trabajan en esta industria.
<b>Parques temáticos.</b> Disney, el mayor operador de este tipo de establecimientos, cerró sus parques en todo el mundo (seis), lo que podría significar una pérdida de hasta 500 millones de dólares por semana. Otras compañías como Sea World, Six Flags y Universal Studios anunciaron medidas similares. En EEUU hay casi 200,000 personas que trabajan en parques temáticos, muchos de los cuales podrían perder sus empleos.
<b>Gimnasios. </b>En Los Ángeles, el alcalde ordenó que se cerraran todos los gimnasios y algunas cadenas dejaron de operar voluntariamente en otros estados. Gold’s Gym and Orangetheory cerraron incluso sus oficinas corporativas y empresas como Planet Fitness perdieron el 48% de su valor de mercado en las últimas semanas.
<b>Construcción.</b> Las empresas constructoras han visto interrumpido el suministro de equipos y piezas desde China y algunas compañías pequeñas podrían despedir trabajadores. Se estima que hay 7.6 millones de estadounidenses en este sector y a medida que el coronavirus afecta la economía del país es probable que muchas empresas de esta industria, tradicionalmente en expansión, dejen de crecer.
<b>Uber y Lyft.</b> El distanciamiento social ha hecho que la demanda de servicio en estas aplicaciones haya caído sustancialmente, en especial en las grandes ciudades. Además, ambas compañías anunciaron que dejarían de permitir que diferentes usuarios compartan el mismo automóvil, una modalidad que atraía clientes. Muchos conductores informaron una disminución del 50% en sus ingresos y Uber prometió asistencia financiera a los que están en cuarentena. El precio de la acción de esta compañía cayó de más de 40 dólares en febrero a menos de 17 a mediados de marzo.
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Aerolíneas. Miles de vuelos nacionales e internacionales se han restringido. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo proyectó que la industria de las aerolíneas de EEUU y Canadá podría perder más de $20,000 millones en ingresos y muchas compañías en todo el mundo podrían declararse en bancarrota si la crisis por el coronavirus se extiende. Un grupo que representa a las aerolíneas más grandes del país solicitó al gobierno de Donald Trump 25,000 millones de dólares en subvenciones y otros 25,000 millones de dólares en préstamos a bajo interés o sin intereses.
Imagen HECTOR RETAMAL/AFP via Getty Images
Desde el mes de enero de 2020 se ha escuchado al presidente Trump hablar sobre el coronavirus pero su discurso ha cambiado mucho en estas semanas. Aunque ahora asegura que sabía que llegaría una pandemia, varios videos de entrevistas, rallies y conferencias de prensa demuestran lo contrario.Más información aquí.
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