A partir de la próxima semana el gobierno de Trump pondrá fin a la política del 'catch and release'

El secretario interino del Departamento de Seguridad Nacional, Kevin McAleenan, anunció el fin a la práctica de arresto y liberación generalizadas de migrantes en la frontera con México.

Por:
Univision
El director interino del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Kevin McAleenan, explicó que en vez de seguir permitiéndoles esperar en Estados Unidos por sus casos de asilo, los devolverá a México bajo el amparo del Programa de Protección de Migrantes (MPP).
Video Gobierno de Trump anuncia que regresará a México a migrantes que pasen entrevista de “miedo creíble”

El gobierno de Donald Trump aseguró que, a partir de la próxima semana, pondrá fin a la política del ‘catch and release’, que consiste en detener y luego liberar a migrantes detenidos en la frontera después que piden asilo.

La decisión responde “al impacto combinado de las iniciativas del DHS” implementadas en la frontera, dijo la agencia en un comunicado de prensa publicado en su página digital.

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“La política, que será implementada por el DHS a partir de la próxima semana, es parte de la estrategia del gobierno de Trump para mitigar las lagunas que actúan como un 'factor de atracción' para las unidades familiares que buscan cruzar ilegalmente en la frontera suroeste", agrega.

El anuncio de McAleenan

El anuncio de la medida fue hecho por el secretario interino del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Kevin McAleenan, durante una conferencia en el Consejo de Relaciones Exteriores (Council on Foreign Relations). “Con algunas excepciones humanitarias y médicas, el DHS ya no liberará unidades familiares de las estaciones de la Patrulla Fronteriza al interior del país", dijo.

“Esto significa que para las unidades familiares, el mayor grupo demográfico por volumen que llega a la frontera este año, la práctica de captura y liberación ordenada por el tribunal, debido a la incapacidad del DHS para completar los procedimientos de inmigración con las familias detenidas juntas bajo custodia, habrá sido mitigado”, agregó.

McAllenan dijo además que la medida constituye “un paso vital para restaurar el estado de derecho y la integridad de nuestro sistema de inmigración”, y anunció que los migrantes que pasen la entrevista de miedo creíble también serán devueltos a territorio mexicano a esperar la resolución de sus casos de asilo.

Los argumentos

El director interino del DHS argumentó que la implementación de ambas “herramientas garantiza resultados de inmigración efectivos”, y aseguró que “este enfoque también sirve como una transición a la implementación completa de la regla final del Acuerdo Judicial Flores de 1997, que permitirá al DHS mantener a las familias unidas a través de procedimientos de inmigración justos y expeditos”.

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En agosto McAleenan anunció la publicación en el Registro Federal la nueva política de detención de familias migrantes en la frontera que tiene como objetivo la detención indefinida hasta que finalicen sus procesos en las cortes de inmigración.

“Esta regla final modifica las regulaciones relacionadas con la captura, procesamiento, cuidado, custodia y liberación de menores extranjeros”, señala el documento, que fue puesto a disposición del comentario público por 60 días.

La nueva norma, anunciada en agosto por McAleenan “reemplaza las regulaciones que se promulgaron en 1988 en respuesta a una demanda presentada en 1985 contra el Fiscal General y el legado del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, contenidas en el caso Flores versus Meese”, se lee en el documento.

El primer anuncio

La cancelación de la política del catch and reléase fue anunciada por primera vez en abril del año pasado cuando la Casa Blanca publicó un memorando donde elimina la práctica que consiste en dejar libres a inmigrantes indocumentados que sean detenidos mientras se resuelven sus casos de asilo en suelo estadounidense.

El memorando, fechado el 6 de abril y firmado por Trump, incluye una serie de órdenes, entre ellas una que tiene como objetivo elaborar "una lista detallada de todas las instalaciones existentes, incluidas las instalaciones militares, que podrían usarse, modificarse o reutilizarse para detener a extranjeros por violaciones de la ley de inmigración en las fronteras de Estados Unidos o cerca de ellas".

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La Casa Blanca enfatizó en ese momento que la política migratoria del presidente está enfocada en la adopción de "un sistema de inmigración que sirva al interés nacional" y para ello se ha propuesto, además de detener y aumentar el arresto de indocumentados, "construir un muro" en la frontera con México y garantizar "la pronta eliminación ( deportación) de los entrantes (inmigrantes que ingresan al país) ilegales (indocumentados)".

El decreto en cuestión surgió luego que el Congreso desestimara, en los debates sobre el presupuesto un pedido del presidente de $25,000 millones para la seguridad fronteriza, entre los que estaba el dinero para el muro.

Órdenes previas

La cancelación del ‘catch and release’, además, responde a las órdenes ejecutivas del 25 de enero de 2017 (una sobre las ciudades santuario y otra sobre el muro) y otra del 20 de febrero de 2017, cuando el mandatario ordenó al secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) que emita "una nueva orientación y política" respecto al uso apropiado de la autoridad de detención bajo la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA) para detener y no liberar a extranjeros después de ser aprehendidos por violaciones a las leyes migratorias vigentes.

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Si bien el DHS ha estado implementando la orden desde entonces, Trump ha exigido hacer más para "proteger a nuestro país de los peligros de la liberación de extranjeros detenidos en nuestras comunidades mientras sus solicitudes de inmigración están pendientes".

El memorando de abril del año pasado, sin embargo, no detalló que muchos de los inmigrantes a los cuales se refiere han huido de sus países a causa de la violencia y la pobreza, ni que llegan a Estados Unidos en busca de asilo.

Esta vez, McAleenan sí los cita y señala que a partir de la próxima semana, junto con la eliminación de la política de atrapar y liberar, aquellos que no demuestren miedo creíble serán deportados prontamente, y aquellos que pasen la entrevista serán regresados a México bajo el amparo del Protocolo de Protección Migratoria (MPP) anunciado el pasado mes de diciembre.

<b>Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años</b> en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Un grupo de migrantes bajo el programa de 'Retorno a México' 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/en-buses-o-en-vuelos-pagados-por-trump-la-angustia-lleva-a-los-centroamericanos-que-esperan-en-mexico-a-devolverse-a-sus-paises">espera para subirse al autobús que les llevará de regreso a su país</a></b>, Guatemala. Un número creciente de centroamericanos están regresando a sus lugares de origen exhaustos por las largas esperas en México como consecuencia de este plan implementado por la administración Trump desde enero. Para sus primeras cortes, 
<b>los últimos que retornaron a Tijuana contaron que tienen que quedarse en México entre seis y nueve meses más.</b>
Una migrante muestra los documentos de la política Protocolo de Protección de Migrantes recibidos de manos de las autoridades estadounidenses antes de ser devuelta a Tijuana. Más de 20,000 migrantes ya forman parte de este programa, por el cual tienen que 
<b>esperar el resto de su proceso migratorio en ciudades fronterizas en las que corren riesgos de seguridad,</b> como Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Matamoros. 
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Personal de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) brinda información a una migrante sobre el programa de Retorno Voluntario Asistido en el albergue Ágape en Tijuana, México. 
<b>La OIM está proporcionando billetes de avión pagados con fondos del gobierno de Estados Unidos </b>a los migrantes que quieran regresarse a Honduras, El Salvador y Guatemala. Un funcionario de la OIM explicó a Univision Noticias que, aunque son muchos los que sí se regresan, al menos 50% de los que se anotan en las listas pueden cambiar de opinión en el lapso de una semana.
Iván Vargas, coordinador de la línea de autobuses privada Transporte Turístico Ejecutivo, revisa la lista de pasajeros de una unidad que tiene como destino Tapachula, Chiapas. La imagen fue tomada a las afueras del albergue Ágape en Tijuana, México.
Diana Cruz, de 16 años, dice adiós a sus amigos del albergue Ágape antes de subirse al autobús que llevará a su familia de Tijuana a Tapachula. Esta familia decidió emprender el viaje de regreso a su país de origen, Guatemala, después de ver que el proceso de petición de asilo estaba muy demorado y les obligaba a esperar en México. La hermana pequeña, Atziry, de 7 años, empezó a decirle a la mamá que echaba de menos a su abuela y quería regresarse y 
<b>la madre tomó la decisión de volver para no someter a sus niñas a más sufrimiento.</b>
La frontera entre México y Estados Unidos en El Chaparral, el cruce fronterizo en Tijuana. Decenas de inmigrantes llegan a este punto cada mañana para esperar su turno para entrar y ser entrevistados por la Patrulla Fronteriza. La espera promedio para que llamen un número ahora está en al menos cuatro meses. La mayoría de los migrantes son retornados a México con una fecha para su primera corte con un juez de inmigración. Pero, al final, el caso puede tomarles hasta un año, entre otras cosas, porque sin un abogado el juez los devuelve a México —o a los centros de detención si tienen la suerte de ser admitidos en Estados Unidos— hasta que vuelvan con alguien que los represente.
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Una adolescente guatemalteca que prefirió no ser identificada sale del albergue Embajadores de Jesús, antes de subirse a un autobús cuyo destino es Tapachula. Se regresa porque teme que en su corte el juez de inmigración la devuelva a la hielera de la Patrulla Fronteriza y tenga que vivir de nuevo el frío que caracteriza a estos lugares, la mala alimentaci´on y los maltratos de funcionarios que les reiteran que no son bienvenidos en Estados Unidos, según denuncia.
El pastor Gustavo Banda, encargado del albergue Embajadores de Jesús, en el patio trasero de su casa donde organizan cada día donaciones que reciben para los migrantes. "Les están dando una esperanza muy pequeña para que se queden", dice Banda. "Los quieren desanimar porque su cita es hasta enero del año próximo", agrega. Él cree además que la falta de permisos de trabajo y la poca asistencia que les da el gobierno mexicano para regularizarse es lo que los desalienta a esperar hasta su primera fecha de corte.
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Francisco, de 34 años, quiere regresar a su país por su hijo Andy Javier, de 9 años. “Está sufriendo, mejor le regreso para Guatemala”, explica minutos antes de que parta el autobús del albergue Ágape en Tijuana.
Dos hermanos guatemaltecos de 6 años y 8 años juegan antes de subirse al autobús que les llevará de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala.
<b>Ileidy Díaz, de Guatemala, es la madre de esos niños.</b> Ella explica que su plan era que su esposo en Estados Unidos los pidiera, entre otras cosas porque ella y su hijo están enfermos: ella quería recibir tratamiento para su vitiligo y esperaba que su hijo pudiera ser tratado por una enfermedad en sus ojos. Por ahora, nada de eso ocurrirá. Díaz asegura que ya no quiere que sus hijos sufran más mientras esperan hasta el 14 de enero, cuando le tocará su fecha de corte. Cuenta que en la hielera les maltrataron, que a ella los funcionarios de la Patrulla Fronteriza la obligaron a la fuerza a firmar su regreso a México mientras sus hijos lloraban. "El miedo que eso me generó me hace devolverme a mi país", dice.
José Mario Sarmiento, de Honduras, en un autobús que viaja de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala. “La vi muy difícil,” dice José Mario sobre la razón por la que ha decidido regresarse a su país. Llegó a Tijuana hace mes y medio. Quería cruzar ilegalmente ya que tiene una deportación previa, pero le dio mucho miedo la situación en la frontera y la posibilidad de ser arrestado y tener que pasar mucho tiempo en la cárcel.
Bolsas de basura cargadas de pertenencias de migrantes que se regresan a sus países de origen en un autobús privado con trayecto Tijuana-Tapachula.
<b>José María García, conocido como 'Chema', </b>encargado del albergue para migrantes Juventud 2000, parado frente a la casa ubicada en la zona norte de Tijuana, México, una de las áreas más inseguras de la ciudad. Según él, una parte de los centroamericanos que llegan al recinto deciden cruzar de forma ilegal a Estados Unidos "ya que ven que las posibilidades son cada vez más cerradas para poderse quedar o recibir el asilo", cuenta. Lo hacen, explica "porque cada vez ven más lejano (el fin de sus procesos) o cada vez ven menos las posibilidades de quedarse en los Estados Unidos". En sus estimaciones, 30% de los que llegan a su albergue se marchan o a su país o a la frontera para cruzar sin ser vistos.
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Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Imagen Almudena Toral/Univision
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