Corte revive petición de asilo basada en lazos familiares de una mujer amenazada por 'Los Zetas'

Por unanimidad, un panel de jueces rechazó los veredictos emitidos por un juez de inmigración y la Junta de Apelaciones de Inmnigración y regresó el expediente para que vuelva a ser revisado y se tome en cuenta el veredicto.

Jorge Cancino
Por:
Jorge Cancino.
Jen Psaki, secretaria de Prensa de la Casa Blanca, se refirió de forma directa a quienes planean cruzar la frontera con México. En medio de la pandemia, el actual gobierno no habría tenido el tiempo de poner en marcha un plan capaz de procesar a los miles de personas que buscan refugio en el país.
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Un panel de jueces de la Corte de Apelaciones del 4º Circuito revivió una solicitud de asilo presentada por una inmigrante guatemalteca cuyo caso había sido negado por la Junta de Apelaciones de Inmigración (BIA). La mujer argumenta que fue amenazada por integrantes de Los Zetas' (un cártel de drogas) debido a lazos familiares.

La decisión unánime (3-0) del panel dictaminó que Anita Elizabeth Argueta Díaz de Gómez, una inmigrante guatemalteca, demostró suficientemente que la relación con su familia era una de las razones principales por las que fue perseguida por la banda de narcotraficantes en el departamento (provincia) donde vive.

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“Díaz de Gómez afirma que recibió repetidas amenazas de muerte de una pandilla en Guatemala después de que ella y su familia presenciaran un asesinato masivo a manos de pandilleros. La familia fue extorsionada por los miembros del grupo criminal y otras demandas”, se lee en la sentencia de 14 páginas emitida por el panel.

Los primeros fallos

El documento judicial indica que el juez de inmigración que tuvo a su cargo resolver el pedido de asilo de la inmigrante guatemalteca había determinado que “su argumento era creíble” y había “corroboró sus afirmaciones”.

No obstante, agrega, tanto el juez como la BIA “concluyeron que Díaz de Gómez no había establecido que la persecución que sufrió se debiera a sus lazos familiares”. Y que la Junta equivocadamente también sostuvo que Díaz de Gómez “no había demostrado que el gobierno guatemalteco no pudo o no quiso protegerla de este daño”.

Tras rechazar los argumentos adicionales, la BIA desestimó la apelación presentada por la inmigrante.

Rechazan sentencias

Por unanimidad, el panel de jueces de la Corte de Apelaciones del 4º Circuito dijo que “rechazamos la visión ‘excesivamente estrecha’ de la Junta y concluimos que Díaz de Gómez estableció que sus lazos familiares eran una razón central de su persecución”.

“También sostenemos que el expediente establece de manera concluyente que el gobierno guatemalteco no pudo o no quiso controlar a quienes perseguían a Díaz de Gómez”, añade el fallo.

Los integrantes del panel concluyeron que “otorgaban la petición de revisión” presentada por la mujer y reenvió el caso para que la BIA lo “reconsidere”.

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“EL dictamen del panel abre la puerta para que estas personas, que son perseguidas por el hecho de estar vinculadas con familiares que son amenazados por pandillas, sean considerados sus argumentos cuando piden asilo en Estados Unidos”, dice José Guerrero, un abogado de inmigración que ejerce en Miami (Florida).

“Ahora la BIA deberá revisar el caso y volver a emitir un veredicto. Esto es importante porque los argumentos presentados por Díaz de Gómez han sido considerados válidos por la totalidad de integrantes del panel”.

Quién es Díaz de Gómez

La guatemalteca Anita Elizabeth Argueta Díaz de Gómez tiene un título universitario y trabajó como maestra en una escuela primaria en Guatemala durante al menos ocho años antes de huir de su país en busca de asilo en Estados Unidos, en 2015.

Poco después de ingresar al país presentó una petición de asilo
así como las solicitudes de retención de deportación y protección bajo el amparo de la Convención Contra la Tortura (CAT).

De acuerdo con documentos judiciales, la inmigrante recibió amenazas de muerte a partir de 2008. En noviembre de 2009 Díaz de Gómez, su esposo y otros miembros de la familia presenciaron un asesinato masivo llevado a cabo por los Zetas, una pandilla mexicana de narcotraficantes que opera en Guatemala.

“Cuando la familia se detuvo al costado de una carretera después de escuchar disparos, los pandilleros amenazaron con matar a Díaz de Gómez y a su esposo si denunciaban lo que habían visto”, indica el relato de la corte. “Unas semanas después, los miembros de Los Zetas comenzaron a exigir que el esposo de Díaz de Gómez trabaje para la pandilla, amenazando con matarlo si Ella se negaba. Luego de que aumentaron las amenazas, el esposo de Díaz de Gómez huyó a Estados Unidos en 2010”.

Las amenazas siguieron

La mujer permaneció en Guatemala para continuar su trabajo
como maestra. Pero en ese mismo período de tiempo la banda de delincuentes buscó reclutar al hermano de Díaz de Gómez y amenazó con matarlo a él y a su familia si no aceptaba.

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“En abril de 2015 los Zetas provocaron que una motocicleta chocara con un caballo en el que se movilizaban Díaz de Gómez y un hermano. Tras la colisión la pandilla la secuestró al hombre, lo golpeó severamente y le cortó un pedazo de la lengua.

En julio de 2015 el hermano fue asesinado por el grupo criminal por negarse a sus esfuerzos de reclutamiento. Los padres de la maestra también fueron amenazados de muerte.

En 2015, durante una ida al cementerio para visitar los restos de su hermano, Díaz de Gómez volvió a ser amenazada de muerte si no aceptaba traficar droga para la pandilla, situación que motivó su huida a Estados Unidos en busca de asilo.

Los errores

De acuerdo con la sentencia emitida por el panel de jueces del 4º Circuito, tanto el juez de inmigración como la BIA, equivocadamente concluyeron que “el daño que ella sufrió no se debió a ningún motivo protegido legalmente y que el gobierno (de Guatemala) pudo y estaba dispuesto a protegerla”.

El panel escribió además que “Díaz de Gómez afirma que la Junta incurrió en error al concluir que ella no estaba perseguida por su pertenencia al grupo social particular que consiste en su familia”. Y que, aunque los Zetas generalmente buscaron reclutarla y extorsionarla a ella y a miembros de su familia, sostiene que su relación con su hermano, esposo y padres “fue al menos una de las razones principales de la persecución que sufrió”.

La inmigrante también alega que la secuencia de eventos que precedieron a su decisión de salir de Guatemala, y el hecho de que los Zetas la amenazaron explícitamente con hacerle daño si los miembros de su familia no accedían a las demandas de la pandilla, y la falta de respuesta de las fuerzas del orden público, fueron los motivos por los cuales se vio forzada a huir en busca de asilo.

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La corte de Apelaciones concluyó que los argumentos de Díaz de Gómez tienen fundamento, demuestran persecución en el pasado y tiene derecho a la presunción de un temor fundado de persecución futura.

“Llegamos a la conclusión de que la Junta se equivocó al sostener que Díaz de Gómez no estableció haber sufrido persecución en el pasado debido a sus vínculos con su núcleo familiar y que el gobierno podía y estaba dispuesto a protegerla”. Por tanto, “enviamos el caso para más consideración para que Díaz de Gómez reciba el beneficio de la presunción de que tiene un temor fundado de persecución futura si regresa a Guatemala”, concluye el fallo.

Marco Pablo, padre de uno de los guatemaltecos que salió en el grupo de migrantes que iba hacia Estados Unidos a principios de enero. Su hijo se llama Anderson, tiene 16 años. La familia cree que él es 
<a href="https://www.univision.com/noticias/sucesos/hallan-19-cuerpos-tiroteados-calcinados-en-un-pueblo-a-millas-de-la-frontera-con-texas">una de las 19 personas que fallecieron</a> en la masacre en Camargo, a 40 millas de la frontera con México.
Aunque las familias en Comitancillo, Guatemala, no han recibido la confirmación sobre la muerte de sus allegados, muchos ya han levantado panteones y han realizado actos funerarios para despedir a sus hijos, esposos o padres.
María Mauricio es la madre de Anderson. En el pueblo de Comitancillo han dado por hecho el fallecimiento de 13 de sus habitantes en la masacre de Camargo y no porque las autoridades les hayan informado oficialmente. Lo suponen 
<b>por lo que escuchan en las noticias, porque algunos de ellos recibieron una llamada anónima </b>de alguien que les informaba de las muertes, o porque desde el jueves 21 de enero 
<a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/una-comunidad-de-guatemala-llora-sus-familiares-sin-tener-la-certeza-de-que-murieron-en-mexico">sus familiares no los llamaron más</a>.
Vista de una carretera que lleva a Nueva Esperanza, el pueblo de donde salieron los migrantes guatemaltecos.
Entre los 13 guatemaltecos que viajaron a Estados Unidos había 
<b>algunos que se dedicaban a actividades del campo para poder sobrevivir,</b> una era contadora y también había un joven futbolista muy reconocido en el pueblo. La mayoría de las familias cuenta que dejaron Guatemala para buscar mejores condiciones de vida. Algunos también querían producir dólares con los que poder sustentar tratamientos médicos para sus familiares.
El 22 de enero pasado, la Fiscalía General del estado de Tamaulipas informó que habían hallado 19 cuerpos baleados y quemados en un pueblo de México, a 40 millas de la frontera con Texas. En Comitancillo, Guatemala, comenzó un calvario para 13 familias que creían que sus padres, hijos y tíos estaban entre los fallecidos porque habían viajado hacia Estados Unidos en días anteriores. Así que decidieron ir a la Cancillería en la capital para buscar más información.
Viajaron unas 
<b>seis horas desde Comitancillo a Ciudad de Guatemala. </b>Cuando llegaron a la Cancillería, las autoridades no pudieron confirmarles la muerte de sus familiares, pero algunos sí permitieron que se les tomaran muestras de sangre para hacer pruebas de ADN con los restos hallados en Camargo.
El 30 de enero, la Fiscalía de Tamaulipas confirmó la nacionalidad de cuatro de los 19 fallecidos en Camargo: 
<b>dos eran mexicanos y dos guatemaltecos. </b>
Otro de los jóvenes que se presume murieron en la masacre es Rivaldo Danilo, de 18 años. En la imagen tres niños de su familia.
Una niña que es familiar de Ribaldo Danilo. El padre de este joven, Rodolfo Jiménez, dijo a Univision Noticias que 
<a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/una-comunidad-de-guatemala-llora-sus-familiares-sin-tener-la-certeza-de-que-murieron-en-mexico">no tenían esperanzas de hallarlo</a> con vida. 
<b>La última llamada que les hizo fue el 21 de enero.</b> Ese día les dijo que iba por México. Desde entonces no se ha vuelto a comunicar.
Los últimos días de enero, las familias de los 13 guatemaltecos 
<b>recibieron numerosos visitantes en sus casas que los acompañaron a orar </b>por sus hijos, esposos y tíos. En la imagen una allegada de Rivaldo Danilo.
Dos retratos de Ribaldo Danilo en el altar que improvisó la familia para orar por el joven, a quien dan por muerto.
A Anderson también le realizaron una especie de funeral con su foto y flores.
La 
<a href="https://www.univision.com/noticias/sucesos/hallan-19-cuerpos-tiroteados-calcinados-en-un-pueblo-a-millas-de-la-frontera-con-texas">desinformación de las familias</a> sobre la posible de sus familiares se vio alimentada por 
<b>autoridades que dieron por fallecidos a los guatemaltecos cuando aún ni siquiera el gobierno de México había anunciado las identidades</b>. Uno de ellos fue el gobernador departamental de San Marcos, Luis Carlos Velásquez, quien se reunió con las familias y se ofreció a ayudarlos con la repatriación. O el diputado Enrique García, quien publicó una lista con los nombres de los presuntos fallecidos.
Aunque en Comitancillo ya han dado por muertos a sus familiares, la Cancillería de Guatemala ha asegurado que la confirmación de todos los nombres de los fallecidos podría tomar meses porque 
<b>en algunos casos los restos hallados son casi cenizas.</b> La Fiscalía de Tamaulipas no ha informado a Guatemala los nombres de los dos ciudadanos de ese país que ya pudieron ser identificados.
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Marco Pablo, padre de uno de los guatemaltecos que salió en el grupo de migrantes que iba hacia Estados Unidos a principios de enero. Su hijo se llama Anderson, tiene 16 años. La familia cree que él es una de las 19 personas que fallecieron en la masacre en Camargo, a 40 millas de la frontera con México.
Imagen Johan Ordonez/AFP vía Getty Images
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