Demócratas exigen investigación sobre la cancelación del TPS a El Salvador, Haití y Honduras

En la misiva el grupo citó un informe del Comité de Relaciones Exteriores del Senado que descubrió evidencia de oficiales con nombramientos políticos que “ignoraron intencionalmente las advertencias de que acabar con el TPS para los tres países representaría un riesgo para la seguridad nacional de Estados Unidos y el bienestar” de los miles de receptores del amparo.

Jorge Cancino
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Jorge Cancino.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció este lunes la extensión por un año del Estatus de Protección Temporal (TPS) que protege a unos 250,000 salvadoreños residentes en EEUU desde 2001.
Video "Respiro con alivio": salvadoreños residentes en EEUU sobre la extensión por un año del TPS

Líderes demócratas de ambas cámaras del Congreso pidieron este martes al Inspector General del Departamento de Estado que investigue la terminación de los Estatus de Protección Temporal (TPS) de El Salvador, Haití y Honduras, programas humanitarios que frenan temporalmente la deportacion de unos 400,000 inmigrantes indocumentados.

“Solicitamos específicamente que la Oficina del Inspector General revise en qué medida los oficiales con nombramiento político del gobierno de Donald Trump en el Departamento de Estado inyectaron consideraciones electorales en el proceso de toma de decisiones del TPS”, escribieron los legisladores en una carta dirigira al Inspector General Steve Linick.

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En la misiva el grupo citó un informe del Comité de Relaciones Exteriores del Senado que descubrió evidencia de oficiales con nombramientos políticos que “ignoraron intencionalmente las advertencias de que acabar con el TPS para los tres países representaría un riesgo para la seguridad nacional de Estados Unidos y el bienestar” de los miles de receptores del amparo.

Quiénes firmaron la carta

La carta dirigida al Inspector General del Departamento de Estado fue firmada por el senador Bob Menéndez (D-Nueva Jersey), el integrante de mayor rango en el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta, y el congresista Joaquín Castro (D-Texas), Presidente del Caucus Hispano del Congreso y del Subcomité de Investigaciones y Superintendencia de Relaciones Exteriores en la Cámara de Representantes.

El grupo está integrado además por los legisladores Eliot Engel (Nueva York), Presidente del Comité de Relaciones Exteriores; Jerrold Nadler (Nueva York), Presidente del Comité Judicial; Albio Sires (Nueva Jersey), Presidente del Subcomité para el Hemisferio Occidental; y Zoe Lofgren (California), Presidenta del Subcomité de Inmigración y Ciudadanía de la Cámara Baja.

En el reporte citado por el grupo, publicado en noviembre de 2018 y titulado ‘Politizando las Protecciones Humanitarias’, el Comité de Relaciones Exteriores del Senado incluyó una compilación de más de 80 páginas de comunicaciones internas (cartas problemáticas, memorandos y cables de la embajada) que llevaron al presidente Trump a terminar las designaciones de TPS para El Salvador, Honduras y Haití.

Elecciones 2020

Los líderes demócratas señalaron además en la carta al Inspector General que entre los documentos se encontraban casos específicos de oficiales con nombramientos políticos del gobierno de Trump en el Departamento de Estado que hacen referencia explícita a las elecciones presidenciales de 2020 en sus recomendaciones al Secretario de Estado.

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“La recomendación de estos funcionarios políticos demuestra cómo el gobierno favoreció una decisión política predeterminada por encima de la experiencia colectiva del Departamento de Estado, sin tener en cuenta la orientación proporcionada por cualquier otra oficina relevante”, concluyeron.

El Congreso creó el TPS en 1990 como parte de los cambios a la ley de inmigración de aquel año.

Las cancelaciones

En septiembre del 2017 el gobierno de Trump comenzó a cancelar los TPS. El primero en la lista fue Sudán, con poco más de 1,030 beneficiarios.

La Casa Blanca argumentó que las condiciones por las que habían sido concedidos cesaron o mejoraron para las naciones favorecidas.

La segunda anulación fue el 6 de noviembre, cuando el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) anunció la eliminación del beneficio para los nicaragüenses.

El TPS para Honduras y Nicaragua fue otorgado a principios de en 1999 tras el paso del huracán Mitch por las costas centroamericanas.

El 22 de ese mes el gobierno agregó a la lista a Haití, donde el programa ampara de la deportación a unos 58,000 inmigrantes.

Dos meses después, el 8 de enero de 2018, le tocó el turno a El Salvador: casi 192,000 inmigrantes indocumentados que llevan casi dos décadas en Estados Unidos —muchos desde marzo de 2001, cuando fue implementado— quedaron desamparados.

El 4 de mayo el DHS puso fin al TPS de Honduras, que protege a unos 56,000 nacionales de ese país.

Fallo judicial

El 3 de octubre de 2018 un juez federal bloqueó la decisión del gobierno de acabar con el TPS, que permite que miles de inmigrantes vivan y trabajen legalmente en Estados Unidos. El fallo aseguró que la terminación de los programas podría causar "un daño irreparable y grandes adversidades" a los beneficiarios.

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El fallo emitido por el juez de distrito Edward Chen, en San Francisco, liberó de la deportación a cerca de 400,000 inmigrantes originarios de El Salvador, Haití, Nicaragua y Sudán. La medida no incluyó a Honduras en ese momento.

La decisión planteó que el gobierno de Trump falló al demostrar qué daño pueden causar los nacionales de estos países que incluso han permanecido en Estados Unidos por más de 20 años.

El dictamen fue el resultado de una demanda colectiva presentada en marzo de ese año por nueve inmigrantes de los esos países y cinco niños estadounidenses. En ella argumentaron que el presidente hizo declaraciones con prejuicios raciales que pudieron llevar a la cancelación del TPS, siendo esto algo que prohíbe la Constitución.

"Hay evidencia circunstancial de que la raza fue un elemento motivador" para acabar el TPS, argumentó Chen en su fallo al citar ejemplos dados por los demandantes, como cuando en enero de 2018 durante una reunión con legisladores bipartidistas, Trump se refirió a ciertos países —El Salvador y Haití específicamente— como "huecos de mierda".

<b>Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años</b> en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Un grupo de migrantes bajo el programa de 'Retorno a México' 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/en-buses-o-en-vuelos-pagados-por-trump-la-angustia-lleva-a-los-centroamericanos-que-esperan-en-mexico-a-devolverse-a-sus-paises">espera para subirse al autobús que les llevará de regreso a su país</a></b>, Guatemala. Un número creciente de centroamericanos están regresando a sus lugares de origen exhaustos por las largas esperas en México como consecuencia de este plan implementado por la administración Trump desde enero. Para sus primeras cortes, 
<b>los últimos que retornaron a Tijuana contaron que tienen que quedarse en México entre seis y nueve meses más.</b>
Una migrante muestra los documentos de la política Protocolo de Protección de Migrantes recibidos de manos de las autoridades estadounidenses antes de ser devuelta a Tijuana. Más de 20,000 migrantes ya forman parte de este programa, por el cual tienen que 
<b>esperar el resto de su proceso migratorio en ciudades fronterizas en las que corren riesgos de seguridad,</b> como Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Matamoros. 
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Personal de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) brinda información a una migrante sobre el programa de Retorno Voluntario Asistido en el albergue Ágape en Tijuana, México. 
<b>La OIM está proporcionando billetes de avión pagados con fondos del gobierno de Estados Unidos </b>a los migrantes que quieran regresarse a Honduras, El Salvador y Guatemala. Un funcionario de la OIM explicó a Univision Noticias que, aunque son muchos los que sí se regresan, al menos 50% de los que se anotan en las listas pueden cambiar de opinión en el lapso de una semana.
Iván Vargas, coordinador de la línea de autobuses privada Transporte Turístico Ejecutivo, revisa la lista de pasajeros de una unidad que tiene como destino Tapachula, Chiapas. La imagen fue tomada a las afueras del albergue Ágape en Tijuana, México.
Diana Cruz, de 16 años, dice adiós a sus amigos del albergue Ágape antes de subirse al autobús que llevará a su familia de Tijuana a Tapachula. Esta familia decidió emprender el viaje de regreso a su país de origen, Guatemala, después de ver que el proceso de petición de asilo estaba muy demorado y les obligaba a esperar en México. La hermana pequeña, Atziry, de 7 años, empezó a decirle a la mamá que echaba de menos a su abuela y quería regresarse y 
<b>la madre tomó la decisión de volver para no someter a sus niñas a más sufrimiento.</b>
La frontera entre México y Estados Unidos en El Chaparral, el cruce fronterizo en Tijuana. Decenas de inmigrantes llegan a este punto cada mañana para esperar su turno para entrar y ser entrevistados por la Patrulla Fronteriza. La espera promedio para que llamen un número ahora está en al menos cuatro meses. La mayoría de los migrantes son retornados a México con una fecha para su primera corte con un juez de inmigración. Pero, al final, el caso puede tomarles hasta un año, entre otras cosas, porque sin un abogado el juez los devuelve a México —o a los centros de detención si tienen la suerte de ser admitidos en Estados Unidos— hasta que vuelvan con alguien que los represente.
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Una adolescente guatemalteca que prefirió no ser identificada sale del albergue Embajadores de Jesús, antes de subirse a un autobús cuyo destino es Tapachula. Se regresa porque teme que en su corte el juez de inmigración la devuelva a la hielera de la Patrulla Fronteriza y tenga que vivir de nuevo el frío que caracteriza a estos lugares, la mala alimentaci´on y los maltratos de funcionarios que les reiteran que no son bienvenidos en Estados Unidos, según denuncia.
El pastor Gustavo Banda, encargado del albergue Embajadores de Jesús, en el patio trasero de su casa donde organizan cada día donaciones que reciben para los migrantes. "Les están dando una esperanza muy pequeña para que se queden", dice Banda. "Los quieren desanimar porque su cita es hasta enero del año próximo", agrega. Él cree además que la falta de permisos de trabajo y la poca asistencia que les da el gobierno mexicano para regularizarse es lo que los desalienta a esperar hasta su primera fecha de corte.
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Francisco, de 34 años, quiere regresar a su país por su hijo Andy Javier, de 9 años. “Está sufriendo, mejor le regreso para Guatemala”, explica minutos antes de que parta el autobús del albergue Ágape en Tijuana.
Dos hermanos guatemaltecos de 6 años y 8 años juegan antes de subirse al autobús que les llevará de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala.
<b>Ileidy Díaz, de Guatemala, es la madre de esos niños.</b> Ella explica que su plan era que su esposo en Estados Unidos los pidiera, entre otras cosas porque ella y su hijo están enfermos: ella quería recibir tratamiento para su vitiligo y esperaba que su hijo pudiera ser tratado por una enfermedad en sus ojos. Por ahora, nada de eso ocurrirá. Díaz asegura que ya no quiere que sus hijos sufran más mientras esperan hasta el 14 de enero, cuando le tocará su fecha de corte. Cuenta que en la hielera les maltrataron, que a ella los funcionarios de la Patrulla Fronteriza la obligaron a la fuerza a firmar su regreso a México mientras sus hijos lloraban. "El miedo que eso me generó me hace devolverme a mi país", dice.
José Mario Sarmiento, de Honduras, en un autobús que viaja de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala. “La vi muy difícil,” dice José Mario sobre la razón por la que ha decidido regresarse a su país. Llegó a Tijuana hace mes y medio. Quería cruzar ilegalmente ya que tiene una deportación previa, pero le dio mucho miedo la situación en la frontera y la posibilidad de ser arrestado y tener que pasar mucho tiempo en la cárcel.
Bolsas de basura cargadas de pertenencias de migrantes que se regresan a sus países de origen en un autobús privado con trayecto Tijuana-Tapachula.
<b>José María García, conocido como 'Chema', </b>encargado del albergue para migrantes Juventud 2000, parado frente a la casa ubicada en la zona norte de Tijuana, México, una de las áreas más inseguras de la ciudad. Según él, una parte de los centroamericanos que llegan al recinto deciden cruzar de forma ilegal a Estados Unidos "ya que ven que las posibilidades son cada vez más cerradas para poderse quedar o recibir el asilo", cuenta. Lo hacen, explica "porque cada vez ven más lejano (el fin de sus procesos) o cada vez ven menos las posibilidades de quedarse en los Estados Unidos". En sus estimaciones, 30% de los que llegan a su albergue se marchan o a su país o a la frontera para cruzar sin ser vistos.
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Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Imagen Almudena Toral/Univision
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