La 'tolerancia cero' acorrala las cortes de inmigración y cierra la puerta de entrada a EEUU

La política de 'tolerancia cero' está causando estragos en la comunidad inmigrante. El cambio de reglas afecta a miles de extranjeros que buscan permanecer legalmente en Estados Unidos y pone en jaque a los tribunales de inmigración.

Jorge Cancino
Por:
Jorge Cancino.
La iniciativa cumple su primer año y, según el Instituto Nacional de Migración de México, en el 2019 miles de personas fueron devueltas al país para que allí esperen el desarrollo de sus procesos que llegan a tardar hasta seis meses. Activistas piden que el programa sea eliminado porque las largas esperas generan impaciencia y problemas de salud entre quienes han aplicado.
Video EEUU ha devuelto a México a 62,000 solicitantes de asilo en Protocolo de Protección Migratoria

Testimonios entregados la semana pasada a la Cámara de Representantes evidenciaron la crisis que viven las cortes de inmigración, ahondada en los últimos tres años con la activación de la política de ‘tolerancia cero’ del gobierno de Donald Trump.

Abogados, jueces de inmigración y defensores de los derechos de los inmigrantes relataron a los miembros del Comité Judicial de la Cámara de Representantes un escenario “abrumado” por nuevas normas y órdenes emitidas por el ejecutivo, que deja a miles de inmigrantes sin la menor posibilidad de obtener beneficios legales, entre ellos el asilo.

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El grupo pintó un “terrible” y “abrumador” retrato plagado de políticas que interfieren el sistema, donde además las violaciones al debido proceso “son rutinarias”, señala un reporte publicado por el Courthouse News Search.

También advirtieron del grave atasco en los tribunales de inmigración, que a finales de diciembre llegó a cerca de 1,100,000 casos.

En diciembre de 2016, dos semanas antes de la llegada de Trump a la Casa Blanca, su antecesor Barack Obama registró poco más de 530,000 casos en espera.

Sin representación

Una de las mayores dificultades denunciada ante el comité es la falta de acceso de los inmigrantes a representación legal, un problema grave que disminuye dramáticamente la probabilidad de conseguir asilo.

La lista añade el exceso de trabajo que enfrentan los jueces, quienes deben cumplir obligatoriamente una cuota anual de 700 casos cerrados por año o de lo contrario quedan expuestos a perder sus trabajos.

“El Departamento de Justicia ha transformado los tribunales de inmigración una especie de línea de montaje para la aplicación de la ley", dijo a los miembros del Comité Judicial Ashley Tabaddor, presidente de la Asociación Nacional de Jueces de Inmigración (NAIJ) y quien ejerce como juez de inmigración en Los Ángeles, California.

Tabaddor, además, acusó al gobierno de “priorizar” la “velocidad sobre la sustancia” en los procesos, todo ello con el objetivo de alcanzar la cuota “poco realista” impuesta a partir del 1 de octubre de 2018 por el entonces fiscal general, Jeff Sessions.

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"Los jueces sienten la presión", testificó el presidente de la NAIJ. "El nivel de hostilidad hacia nosotros, la forma insultante y ofensiva por la cual estamos siendo tratados, la micro gestión de nuestros expedientes diarios francamente no tiene precedentes", agregó.

Independencia en riesgo

Cuando la cuota de 700 casos por año a cada juez entró en vigor, la Asociación Americana de Abogados de Inmigración (AILA), dijo que “esta asombrosa medida la hemos definido como una ‘sentencia de muerte de la independencia judicial’, y significa que los jueces se verán obligados a apresurarse en casos, a menudo, de vida o muerte”.

La asociación, que agrupa a unos 15,000 miembros a nivel nacional, además dijo que la imposición de cuotas “es solo la última de una serie de cambios (hasta ese momento) de políticas que amenazan el debido proceso y evitan que las personas tengan un día en corte justo”.

AILA, un severo crítico de la política migratoria del gobierno y defensora de los derechos de los inmigrantes precisó que, “debido a que los tribunales de inmigración están bajo el mando del Departamento de Justicia -la misma agencia de cumplimiento de la ley encargada de enjuiciar los casos de inmigración en los tribunales federales-, el fiscal general tiene autoridad sobre los fiscales y los jueces”, un problema que, alegan, debe ser resuelto por el bien de la independencia judicial.

Quejas de la ABA

De acuerdo con el reporte del Courthouse News Search, Tabaddor citó ante el Comité Judicial de la Cámara Baja la queja hecha por el Colegio de Abogados de Estados Unidos (ABA) al sistema migratorio y los tribunales, y dijo que la organización “ha presionado reiteradamente al Congreso para crear una organización independiente del sistema judicial” para juzgar los casos de inmigración.

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Tal movimiento, coinciden los denunciantes, distanciaría a las cortes de los “caprichos políticos y prioridades de aplicación” de diferentes gobiernos, entre ellos el de Obama (2009-2017, que deportó a más de 2.5 millones de inmigrantes indocumentados) y el actual.

“Tanto el gobierno del expresidente Obama como el de Trump, utilizaron y utilizan la debilidad estructural de los tribunales de inmigración para promover agendas políticas. Ambas administraciones han estropeado esto", dijo Jeremy McKinney, un abogado de Carolina del Norte y miembro de AILA.

McKinney dijo además que “los líderes políticos de todas las administraciones anteriores han utilizado el poder del Departamento de Justicia para barajar los expedientes de los jueces con el propósito de priorizar ciertos tipos de casos de inmigración”.

Postura republicana

Los republicanos del Comité Judicial, entidad controlada por los demócratas, argumentan que el principal responsable de la crisis migratoria en las cortes de inmigración son los propios inmigrantes, una postura similar a la blandida por Trump desde que llegó a la Casa Blanca hace poco más de tres años.

"La gente está violando nuestra ley y cruzando nuestra frontera”, dijo el representante Ken Buck (republicano por Colorado). Agregó que el atasco en los tribunales “es causado por la entrada de más inmigrantes ilegales en este país”.

El legislador por Colorado, al igual que la Casa Blanca, no hizo mención a la vigencia de leyes y reglamentos vigentes aprobados por el Congreso para proteger los derechos de los inmigrantes y prevenir el tráfico humano infantil, entre ellas la Ley TVPRA de 2008 y el Acuerdo Judicial Flores de 1997.

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El primero prohíbe al gobierno deportar aceleradamente a menores y exige que asean los jueces de inmigración quienes determinen sus futuros en Estados Unidos. El segundo prohíbe la privación de libertad de menores en centros del gobierno federal.

Buck tampoco dijo que el asilo es un recurso legal disponible.

Recomendaciones

Entre las recomendaciones sugeridas por el grupo a los integrantes del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, se incluye la contratación de nuevos jueces y personal, nuevas cortes y “más leyes judiciales”, dijo Andrew Arthur, ex juez de inmigración citado por el Courthouse News Search.

Advirtió además que “un futuro Congreso y un Departamento de Justicia con suficiente poder, podrían fácilmente ‘matar de hambre’ a un tribunal de inmigración” si el sistema no se vuelve independiente.

Los reclamos de independencia hechos la NAIJ se vieron afectados en octubre luego de que el Departamento de Justicia presentara ante la Autoridad Federal de Relaciones Laborales (Federal Labor Relations Authority -FLRA-) un recurso para descertificar el sindicato y convertir a los jueces en empleados de ese ministerio.

Tanto abogados como jueces claman porque el gobierno devuelva la independencia a estos tribunales. Simultáneamente, exigen que se proteja y respete el debido proceso migratorio para garantizar la entrega de “decisiones justas, oportunas y recuperar la confianza del público”, alegó AILA en un informe publicado a finales de enero.

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“Este conflicto empeora por el hecho de que los jueces se consideran meramente abogados del gobierno, una categoría que no reconoce la importancia de sus deberes y los pone al capricho del fiscal general”, advierte AILA.

La FLRA deberá entregar una decisión entre mayo y junio.

Para la presidenta honoraria de la NAIJ, Dana L. Marks, “la conclusión es que ganaremos este caso si se decide sobre la ley establecida en lugar de las presiones políticas”.

De lo contrario, agregó, “nuestro sindicato ya no existirá según la legislación laboral y NAIJ perderá el derecho de hablar en muchos entornos. Creemos que silenciar las críticas de la Oficina de Revisión de Casos de Inmigración (EOIR) al sindicato de jueces, es el ímpetu principal detrás de esta acción”, concluyó.

El EOIR es una dependencia que opera bajo el control del Departamento de Justicia.

<b>Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años</b> en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Un grupo de migrantes bajo el programa de 'Retorno a México' 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/en-buses-o-en-vuelos-pagados-por-trump-la-angustia-lleva-a-los-centroamericanos-que-esperan-en-mexico-a-devolverse-a-sus-paises">espera para subirse al autobús que les llevará de regreso a su país</a></b>, Guatemala. Un número creciente de centroamericanos están regresando a sus lugares de origen exhaustos por las largas esperas en México como consecuencia de este plan implementado por la administración Trump desde enero. Para sus primeras cortes, 
<b>los últimos que retornaron a Tijuana contaron que tienen que quedarse en México entre seis y nueve meses más.</b>
Una migrante muestra los documentos de la política Protocolo de Protección de Migrantes recibidos de manos de las autoridades estadounidenses antes de ser devuelta a Tijuana. Más de 20,000 migrantes ya forman parte de este programa, por el cual tienen que 
<b>esperar el resto de su proceso migratorio en ciudades fronterizas en las que corren riesgos de seguridad,</b> como Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Matamoros. 
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Personal de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) brinda información a una migrante sobre el programa de Retorno Voluntario Asistido en el albergue Ágape en Tijuana, México. 
<b>La OIM está proporcionando billetes de avión pagados con fondos del gobierno de Estados Unidos </b>a los migrantes que quieran regresarse a Honduras, El Salvador y Guatemala. Un funcionario de la OIM explicó a Univision Noticias que, aunque son muchos los que sí se regresan, al menos 50% de los que se anotan en las listas pueden cambiar de opinión en el lapso de una semana.
Iván Vargas, coordinador de la línea de autobuses privada Transporte Turístico Ejecutivo, revisa la lista de pasajeros de una unidad que tiene como destino Tapachula, Chiapas. La imagen fue tomada a las afueras del albergue Ágape en Tijuana, México.
Diana Cruz, de 16 años, dice adiós a sus amigos del albergue Ágape antes de subirse al autobús que llevará a su familia de Tijuana a Tapachula. Esta familia decidió emprender el viaje de regreso a su país de origen, Guatemala, después de ver que el proceso de petición de asilo estaba muy demorado y les obligaba a esperar en México. La hermana pequeña, Atziry, de 7 años, empezó a decirle a la mamá que echaba de menos a su abuela y quería regresarse y 
<b>la madre tomó la decisión de volver para no someter a sus niñas a más sufrimiento.</b>
La frontera entre México y Estados Unidos en El Chaparral, el cruce fronterizo en Tijuana. Decenas de inmigrantes llegan a este punto cada mañana para esperar su turno para entrar y ser entrevistados por la Patrulla Fronteriza. La espera promedio para que llamen un número ahora está en al menos cuatro meses. La mayoría de los migrantes son retornados a México con una fecha para su primera corte con un juez de inmigración. Pero, al final, el caso puede tomarles hasta un año, entre otras cosas, porque sin un abogado el juez los devuelve a México —o a los centros de detención si tienen la suerte de ser admitidos en Estados Unidos— hasta que vuelvan con alguien que los represente.
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Una adolescente guatemalteca que prefirió no ser identificada sale del albergue Embajadores de Jesús, antes de subirse a un autobús cuyo destino es Tapachula. Se regresa porque teme que en su corte el juez de inmigración la devuelva a la hielera de la Patrulla Fronteriza y tenga que vivir de nuevo el frío que caracteriza a estos lugares, la mala alimentaci´on y los maltratos de funcionarios que les reiteran que no son bienvenidos en Estados Unidos, según denuncia.
El pastor Gustavo Banda, encargado del albergue Embajadores de Jesús, en el patio trasero de su casa donde organizan cada día donaciones que reciben para los migrantes. "Les están dando una esperanza muy pequeña para que se queden", dice Banda. "Los quieren desanimar porque su cita es hasta enero del año próximo", agrega. Él cree además que la falta de permisos de trabajo y la poca asistencia que les da el gobierno mexicano para regularizarse es lo que los desalienta a esperar hasta su primera fecha de corte.
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Francisco, de 34 años, quiere regresar a su país por su hijo Andy Javier, de 9 años. “Está sufriendo, mejor le regreso para Guatemala”, explica minutos antes de que parta el autobús del albergue Ágape en Tijuana.
Dos hermanos guatemaltecos de 6 años y 8 años juegan antes de subirse al autobús que les llevará de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala.
<b>Ileidy Díaz, de Guatemala, es la madre de esos niños.</b> Ella explica que su plan era que su esposo en Estados Unidos los pidiera, entre otras cosas porque ella y su hijo están enfermos: ella quería recibir tratamiento para su vitiligo y esperaba que su hijo pudiera ser tratado por una enfermedad en sus ojos. Por ahora, nada de eso ocurrirá. Díaz asegura que ya no quiere que sus hijos sufran más mientras esperan hasta el 14 de enero, cuando le tocará su fecha de corte. Cuenta que en la hielera les maltrataron, que a ella los funcionarios de la Patrulla Fronteriza la obligaron a la fuerza a firmar su regreso a México mientras sus hijos lloraban. "El miedo que eso me generó me hace devolverme a mi país", dice.
José Mario Sarmiento, de Honduras, en un autobús que viaja de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala. “La vi muy difícil,” dice José Mario sobre la razón por la que ha decidido regresarse a su país. Llegó a Tijuana hace mes y medio. Quería cruzar ilegalmente ya que tiene una deportación previa, pero le dio mucho miedo la situación en la frontera y la posibilidad de ser arrestado y tener que pasar mucho tiempo en la cárcel.
Bolsas de basura cargadas de pertenencias de migrantes que se regresan a sus países de origen en un autobús privado con trayecto Tijuana-Tapachula.
<b>José María García, conocido como 'Chema', </b>encargado del albergue para migrantes Juventud 2000, parado frente a la casa ubicada en la zona norte de Tijuana, México, una de las áreas más inseguras de la ciudad. Según él, una parte de los centroamericanos que llegan al recinto deciden cruzar de forma ilegal a Estados Unidos "ya que ven que las posibilidades son cada vez más cerradas para poderse quedar o recibir el asilo", cuenta. Lo hacen, explica "porque cada vez ven más lejano (el fin de sus procesos) o cada vez ven menos las posibilidades de quedarse en los Estados Unidos". En sus estimaciones, 30% de los que llegan a su albergue se marchan o a su país o a la frontera para cruzar sin ser vistos.
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Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Imagen Almudena Toral/Univision
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