El gobierno de Trump admite estar 'de manos atadas' por los fallos judiciales que frenan sus políticas migratorias

El viernes tres jueces dictaminaron que el servicio de inmigración no puede activar una nueva regla de carga pública, y la semana pasada otra corte federal prohibió la implementación de una norma que activaba deportaciones expeditas a nivel nacional.

Jorge Cancino
Por:
Jorge Cancino.
Un juez federal de Manhattan, Nueva York, bloqueó este viernes la polémica regulación que el gobierno de Donald Trump anunció en octubre del año pasado y que en agosto se publicó en el registro federal como versión final para entrar en vigor el próximo 15 de octubre.
Video Un juez federal frena la entrada en vigor de la regla de carga pública y la llama "repugnante"

El gobierno de Donald Trump fustigó la decisión tomada el viernes por tres jueces que frenaron la puesta en vigor de una nueva regla de carga pública, que amenazaba con negar la residencia legal permanente ('green card') a inmigrantes que utilizan fondos públicos, aunque estos se encuentren legalmente disponibles.

También criticó un fallo emitido la semana pasada por una corte federal del distrito de Columbia (DC) que detuvo la implementación a nivel nacional de un programa de deportaciones aceleradas (expedited removal), que opera hasta 100 millas de la frontera e impacta a inmigrantes indocumentados que llevan menos de 14 días en el país. De acuerdo a la propuesta de Trump, los arrestados podían ser expulsados del país sin derecho a ser presentados ante una corte de inmigración.

PUBLICIDAD

La Casa Blanca dijo que los fallos judiciales son “impactantes” y le atan las manos al gobierno para “hacer cumplir las leyes de inmigración aprobadas por el Congreso”.


“Para tener un sistema de inmigración legal en funcionamiento que sirva a los intereses nacionales de Estados Unidos, debemos tener reglas, leyes, condiciones y procedimientos para ingresar al país, y la violación de estas leyes y reglas deben hacerse cumplir”, continúa la respuesta del gobierno, citando una frase atribuida a Trump.

El gobierno añade que el presidente “está trabajando incansablemente para restablecer la aplicación de nuestras leyes de inmigración tal como se promulgaron”, pero advierte que este esfuerzo está siendo afectado por “decisiones judiciales activistas” que “restringen a la Administración” la implementación de la ley federal.


Las críticas de la Casa Blanca también abarcan un quinto dictamen emitido en septiembre por un juez federal de California, que prohibió a ICE emitir órdenes de arresto (detainers) de inmigrantes a partir de las bases de datos de cárceles locales.

El fallo del juez André Birotte Jr., de la corte del Distrito Central de California, advirtió que la información almacenada puede estar incompleta o con errores.

Biorotte tampoco permitió que ICE ordene retener a migrantes que son liberados de cárceles en localidades que no han autorizado a la policía a colaborar con los agentes de inmigración (en el marco de los convenios hechos bajo el amparo de la Sección 287g), conocidas como "jurisdicciones santuario".

Un siglo de legislación sobre carga pública

El viernes, el juez federal George Daniels, de la corte federal de distrito de Manhattan, Nueva York, emitió un dictamen de 24 páginas en el que calificó la nueva norma de carga pública como una desviación innecesaria de los procedimientos establecidos durante "más de un siglo".

PUBLICIDAD

Otros dos jueces, uno de California y otro Washington, emitieron fallos similares prohibiendo la entrada en vigor de la medida bajo los mismos argumentos.

Los tres jueces decidieron en favor de demandas presentadas por 21 estados y el Distrito de Columbia (capital), que impugnaron la nueva regla de carga pública del gobierno de Trump inmediatamente después de la publicación en el registro federal de la versión final, en agosto.

La norma había sido anunciada por primera vez en octubre del año pasado por el director interino de la Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración (USCIS), Ken Cuccinelli, un fiel defensor de la política migratoria de tolerancia cero de Trump.

Los argumentos de Trump

Según Trump, el freno a la implementación de las órdenes de arresto (detainers) de ICE, impedirá a la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) “arrestar y expulsar a ciertos extranjeros criminales bajo custodia de las policías estatales y locales”.

Añade que “estos detenidos son la columna vertebral de la aplicación de la ley de inmigración” y sin “los responsables de la gran mayoría de todos los extranjeros criminales expulsados de los Estados Unidos”.


Pero en sus argumentos, la Casa Blanca no hace referencia, por ejemplo, al tipo de crímenes formulados a los inmigrantes y qué motivaron sus deportaciones.

Un reciente reporte del Centro de Información y Acceso de Registros Transaccionales (TRAC) de la Universidad de Syracuse, en Nueva York, revela que durante el año fiscal 2019 un total de 191,061, equivalente al 49.6% de los deportados, tenían cargos por ingreso no registrado al país (entry without inspection), una falta de carácter civil no criminal.

PUBLICIDAD

Otros 165,531 deportados, equivalente al 43%, tenían otros cargos de inmigración. Solo el 4.9% (18,981 personas) tenían cargos criminales.

Tolerancia cero

Trump insiste en que cuando los delincuentes extranjeros arrestados bajo custodia local son hallados por en una base de datos federal, “si los datos confirman que son deportables, ICE debe detenerlos”.

Añade que una vez ICE es notificado que un extranjero será liberado, puede emitir una orden de detención y mantenerlo retenido hasta 48 horas para que el gobierno pueda tomarlo en custodia.

Bajo este proceso, añade, “los miembros de pandillas, asesinos, violadores, traficantes de drogas y muchos otros delincuentes son retirados de nuestras calles de forma segura todos los días”. Y añade que “sin este mecanismo, miles de delincuentes quedarían libres y cometerían más crímenes en nuestras comunidades”.


Pero las organizaciones que defienden los derechos de los inmigrantes rechazan esta política, argumentando que la mayoría de los extranjeros detenidos por el gobierno no constituyen una amenaza para la seguridad pública y nacional de Estados Unidos, y cuestionan la participación de las policías locales en programas que convierten a personal en agentes federales de inmigración.

La Casa Blanca dice que “las decisiones de los activistas (en referencia a los jueces que han detenido partes clave de la política migratoria de Trump) están socavando los esfuerzos para mantener a nuestras comunidades seguras, proteger nuestra seguridad nacional y hacer cumplir nuestras leyes”.

PUBLICIDAD

Batalla legal

Abogados consultados por Univision Noticias dijeron que en tres casos bajo disputa jurídica, el gobierno apelará las decisiones para poder implementar su política migratoria, y que es probable que la batalla legal llegue hasta la Corte Suprema de justicia.

A su vez, el director interino de la Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración (USCIS), Ken Cuccinelli, dijo confiar en que la acción del gobierno eventualmente prevalecerá.

“Un poder judicial objetivo verá que esta regla se encuentra directamente dentro de la ley existente de larga data”, dijo en su cuenta de la red social Twitter en referencia a la nueva norma de carga pública.

“La ley federal de larga data requiere que los extranjeros confíen en sus propias capacidades y los recursos de sus familias, patrocinadores y organizaciones privadas en sus comunidades para tener éxito”, agregó.

En un segundo tuit, dijo: “La regulación de carga pública define esta ley para garantizar que aquellos que buscan venir o quedarse en los Estados Unidos puedan mantenerse financieramente con éxito y no dependerán de los beneficios públicos mientras buscan oportunidades aquí”.


En agosto, durante una entrevista a Univision Noticias, Cuccinelli defendió la nueva regla de carga pública y advirtió que los migrantes que vienen a Estados Unidos tienen que estar preparados para mantenerse por sí mismos sin la ayuda de beneficios públicos.

"La gente que viene a Estados Unidos debe tener la habilidad de mantenerse, de ser autosuficientes, de superarse con sus propios esfuerzos. Es una historia de muchas familias estadounidenses y tiene que seguir siendo así", afirmó.

PUBLICIDAD

"En Estados Unidos no damos nada, ofrecemos una oportunidad y eso está en la declaración de Independencia que protege la libertad y la búsqueda de la felicidad, no lo garantizamos, es la libertad de buscarlo", añadió.

<b>Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años</b> en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Un grupo de migrantes bajo el programa de 'Retorno a México' 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/en-buses-o-en-vuelos-pagados-por-trump-la-angustia-lleva-a-los-centroamericanos-que-esperan-en-mexico-a-devolverse-a-sus-paises">espera para subirse al autobús que les llevará de regreso a su país</a></b>, Guatemala. Un número creciente de centroamericanos están regresando a sus lugares de origen exhaustos por las largas esperas en México como consecuencia de este plan implementado por la administración Trump desde enero. Para sus primeras cortes, 
<b>los últimos que retornaron a Tijuana contaron que tienen que quedarse en México entre seis y nueve meses más.</b>
Una migrante muestra los documentos de la política Protocolo de Protección de Migrantes recibidos de manos de las autoridades estadounidenses antes de ser devuelta a Tijuana. Más de 20,000 migrantes ya forman parte de este programa, por el cual tienen que 
<b>esperar el resto de su proceso migratorio en ciudades fronterizas en las que corren riesgos de seguridad,</b> como Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Matamoros. 
<br> 
<br>
Personal de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) brinda información a una migrante sobre el programa de Retorno Voluntario Asistido en el albergue Ágape en Tijuana, México. 
<b>La OIM está proporcionando billetes de avión pagados con fondos del gobierno de Estados Unidos </b>a los migrantes que quieran regresarse a Honduras, El Salvador y Guatemala. Un funcionario de la OIM explicó a Univision Noticias que, aunque son muchos los que sí se regresan, al menos 50% de los que se anotan en las listas pueden cambiar de opinión en el lapso de una semana.
Iván Vargas, coordinador de la línea de autobuses privada Transporte Turístico Ejecutivo, revisa la lista de pasajeros de una unidad que tiene como destino Tapachula, Chiapas. La imagen fue tomada a las afueras del albergue Ágape en Tijuana, México.
Diana Cruz, de 16 años, dice adiós a sus amigos del albergue Ágape antes de subirse al autobús que llevará a su familia de Tijuana a Tapachula. Esta familia decidió emprender el viaje de regreso a su país de origen, Guatemala, después de ver que el proceso de petición de asilo estaba muy demorado y les obligaba a esperar en México. La hermana pequeña, Atziry, de 7 años, empezó a decirle a la mamá que echaba de menos a su abuela y quería regresarse y 
<b>la madre tomó la decisión de volver para no someter a sus niñas a más sufrimiento.</b>
La frontera entre México y Estados Unidos en El Chaparral, el cruce fronterizo en Tijuana. Decenas de inmigrantes llegan a este punto cada mañana para esperar su turno para entrar y ser entrevistados por la Patrulla Fronteriza. La espera promedio para que llamen un número ahora está en al menos cuatro meses. La mayoría de los migrantes son retornados a México con una fecha para su primera corte con un juez de inmigración. Pero, al final, el caso puede tomarles hasta un año, entre otras cosas, porque sin un abogado el juez los devuelve a México —o a los centros de detención si tienen la suerte de ser admitidos en Estados Unidos— hasta que vuelvan con alguien que los represente.
<br> 
<br>
Una adolescente guatemalteca que prefirió no ser identificada sale del albergue Embajadores de Jesús, antes de subirse a un autobús cuyo destino es Tapachula. Se regresa porque teme que en su corte el juez de inmigración la devuelva a la hielera de la Patrulla Fronteriza y tenga que vivir de nuevo el frío que caracteriza a estos lugares, la mala alimentaci´on y los maltratos de funcionarios que les reiteran que no son bienvenidos en Estados Unidos, según denuncia.
El pastor Gustavo Banda, encargado del albergue Embajadores de Jesús, en el patio trasero de su casa donde organizan cada día donaciones que reciben para los migrantes. "Les están dando una esperanza muy pequeña para que se queden", dice Banda. "Los quieren desanimar porque su cita es hasta enero del año próximo", agrega. Él cree además que la falta de permisos de trabajo y la poca asistencia que les da el gobierno mexicano para regularizarse es lo que los desalienta a esperar hasta su primera fecha de corte.
<br>
Francisco, de 34 años, quiere regresar a su país por su hijo Andy Javier, de 9 años. “Está sufriendo, mejor le regreso para Guatemala”, explica minutos antes de que parta el autobús del albergue Ágape en Tijuana.
Dos hermanos guatemaltecos de 6 años y 8 años juegan antes de subirse al autobús que les llevará de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala.
<b>Ileidy Díaz, de Guatemala, es la madre de esos niños.</b> Ella explica que su plan era que su esposo en Estados Unidos los pidiera, entre otras cosas porque ella y su hijo están enfermos: ella quería recibir tratamiento para su vitiligo y esperaba que su hijo pudiera ser tratado por una enfermedad en sus ojos. Por ahora, nada de eso ocurrirá. Díaz asegura que ya no quiere que sus hijos sufran más mientras esperan hasta el 14 de enero, cuando le tocará su fecha de corte. Cuenta que en la hielera les maltrataron, que a ella los funcionarios de la Patrulla Fronteriza la obligaron a la fuerza a firmar su regreso a México mientras sus hijos lloraban. "El miedo que eso me generó me hace devolverme a mi país", dice.
José Mario Sarmiento, de Honduras, en un autobús que viaja de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala. “La vi muy difícil,” dice José Mario sobre la razón por la que ha decidido regresarse a su país. Llegó a Tijuana hace mes y medio. Quería cruzar ilegalmente ya que tiene una deportación previa, pero le dio mucho miedo la situación en la frontera y la posibilidad de ser arrestado y tener que pasar mucho tiempo en la cárcel.
Bolsas de basura cargadas de pertenencias de migrantes que se regresan a sus países de origen en un autobús privado con trayecto Tijuana-Tapachula.
<b>José María García, conocido como 'Chema', </b>encargado del albergue para migrantes Juventud 2000, parado frente a la casa ubicada en la zona norte de Tijuana, México, una de las áreas más inseguras de la ciudad. Según él, una parte de los centroamericanos que llegan al recinto deciden cruzar de forma ilegal a Estados Unidos "ya que ven que las posibilidades son cada vez más cerradas para poderse quedar o recibir el asilo", cuenta. Lo hacen, explica "porque cada vez ven más lejano (el fin de sus procesos) o cada vez ven menos las posibilidades de quedarse en los Estados Unidos". En sus estimaciones, 30% de los que llegan a su albergue se marchan o a su país o a la frontera para cruzar sin ser vistos.
1 / 15
Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Imagen Almudena Toral/Univision
En alianza con
civicScienceLogo