El gobierno de Trump está destruyendo el derecho de pedir asilo, denuncia Human Rights Watch

El grupo de derechos humanos fustiga la política migratoria y advierte que las vidas de miles de inmigrantes que huyeron de sus países a causa de la violencia y la pobreza, están en situaciòn de riesgo al ser enviados a zonas altamente peligrosas ubicadas en el norte de México.

Jorge Cancino
Por:
Jorge Cancino.
Dicho fallo surgió luego que la Unión de Libertades Civiles acusó al gobierno por separar a las familias bajo acusaciones dudosas y transgresiones menores, incluidas infracciones de tránsito.
Video Juez apoya la decisión del presidente Trump de separar familias en la frontera

El gobierno del presidente Donald Trump “está castigando cruelmente a los inmigrantes y destruyendo el derecho a solicitar asilo en Estados Unidos”, denunció este martes la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) en su Informe Mundial 2020.

El reporte agrega que, simultáneamente, muchos gobiernos estatales y locales han intensificado la vigilancia en comunidades empobrecidas “en lugar de abordar problemas de indigencia, salud mental y pandillas con servicios, medidas de apoyo y desarrollo económico”.

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Desde que llegó a la Casa Blanca el 20 de enero de 2020, Trump lanzó una dura ofensiva en contra de la inmigración legal e indocumentada, en particular contra los inmigrantes que huyen de sus países a causa de la violencia y la pobreza, y buscan asilo, un recurso legal disponible autorizado por el Congreso.

Sin embargo, utilizando órdenes ejecutivas (decretos) y modificando protocolos y reglamentos, Trump ha logrado detener los flujos de migrantes en la frontera, restringir la política de asilo, disminuir drásticamente la cuota de refugiados, aumentar las detenciones de inmigrantes y acelerar los procesos judiciales de deportación.

Vidas en peligro

El reporte anual revela señala además que “el enfoque punitivo del gobierno de Trump hacia los solicitantes de asilo y las personas pobres de color ha separado de tal manera a los migrantes de la protección de sus derechos, que su vida podría estar en peligro”, advirtió en un comunicado Nicolle Austin-Hillery, directora ejecutiva del Programa de Estados Unidos de HRW.

Austin-Hillery dijo además que “para determinados grupos marginados en Estados Unidos, el gobierno parece estar cometiendo un ataque frontal contra sus derechos humanos fundamentales”, entre ellos los inmigrantes.

El 25 de enero de 2017, cinco días después de llegar a la Oficina Oval, Trump emitió dos órdenes ejecutivas, una sobre las jurisdicciones santuario y otra sobre la construcción del mundo en la frontera con México.

En ambos documentos el mandatario decretó que la presencia indocumentada, hasta entonces una falta de carácter civil, constituye una amenaza a la seguridad pública y nacional de Estados Unidos, y estableció nuevas prioridades de deportación.

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Entre ellas, que un inmigrante puede ser expulsado del país si ha sido acusado de cometer un delito y el caso no ha sido resuelto, y también si en uso de su discrecionalidad un agente de inmigración así lo determina.

Derechos en riesgo

En el informe de 652 páginas y que analiza la situación en 100 países, HRW indica que en 2018 el gobierno de Estados Unidos “siguió incumpliendo sus obligaciones con los solicitantes de asilo en virtud del derecho internacional”, todo ello en el marco de la política migratoria de ‘tolerancia cero’.

El cambio de protocolos y reglamentos, sin la participación del Congreso, “dejó a muchos refugiados sin protección efectiva”, añade el informe.

Indica además que en enero del año pasado el gobierno comenzó a devolver solicitantes de asilo a México, a pesar de que sus solicitudes se encontraban en manos de los jueces de inmigración.

Hasta finales de diciembre se estima que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), en el marco del programa Protocolo de Protección de Migrantes (MPP) ha devuelto a México a unos 56,000 solicitantes de asilo a esperar que sus casos sean procesados por las cortes de inmigración estadounidenses.

Los miles de retornados viven “en condiciones a menudo peligrosas e invivibles en México, con obstáculos para obtener representación legal y una audiencia imparcial”, denuncia HRW.

Audiencias vacías

La semana pasada Univision Noticias, citando un reporte del Centro de Información y Acceso de Registros Transaccionales (TRAC) de la Universidad de Syracuse, en Nueva York, reportó que el MPP está provocando que el 50% de quienes solicitaron asilo y fueron regresados a México, reciban una orden de deportación en ausencia.

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El TRAC señaló que, de acuerdo con los registros de la Corte de Inmigración, de todos quienes recibieron una Notificación de Comparecencia (NTA) para asistir a una audiencia, “un sorprendente 50 por ciento no se presentó debido a los muchos desafíos que enfrentan los peticionarios de asilo en las comunidades fronterizas donde se les exigió permanecer”.

La principal causa de inasistencia es la inseguridad que se vive en México, explica el informe del TRAC. “Esto, debido a los muchos desafíos que enfrentan los solicitantes de asilo en las comunidades fronterizas donde se les exigió aguardar”.

“Estos incluyen el secuestro, la violación y otras formas de violencia. Además, tampoco existe un mecanismo confiable para que los Tribunales de Inmigración notifiquen a los inmigrantes sobre la fecha, hora y lugar de su audiencia”, agrega.

Problemas adicionales

Al problema de la inseguridad HRW añade que, los problemas en México incluyen y afectan a solicitantes de asilo con discapacidades u otras afecciones de salud crónicas, a pesar de las directrices iniciales anunciadas de que nadie con “problemas conocidos de salud física/mental” debe ser colocado en el MPP.

En Ciudad Juárez, añade, la organización documentó al menos seis casos, cuatro de ellos menores de edad, de inmigrantes que no debieron haber sido regresados tras pedir asilo en Estados Unidos.

El informe también presenta como obstáculo la regla provisional de tercer país seguro activada en julio, que permite al gobierno de Trump negar asilo a migrantes que, tras salir de sus naciones de origen cruzaron por un tercero antes de presentarse en la frontera.

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La norma señala que el migrante debe demostrar que pidió asilo en el tercer país y su caso fue rechazado antes de hacerlo en la frontera estadounidense.

Si bien la norma excluye a los mexicanos, a comienzos de enero medios reportaron que el gobierno ultima detalles de un programa que le permitirá enviar a mexicanos solicitantes de asilo a Guatemala mientras sus casos son resueltos en los tribunales de inmigración estadounidenses.

Medidas adicionales

El reporte agrega una serie de otras políticas impulsadas por el gobierno de Trump para castigar la inmigración indocumentada y también legal. Entre ellas destaca:


  • Deportar a inmigrantes detenidos en cualquier parte del país que no prueben que llevan al menos dos años en el país.
  • Aumentar el tiempo de encarcelamiento de menores. No permitirles bañarse ni cepillarse los dientes.
  • Instalaciones inapropiadas para detener a inmigrantes menores de edad.
  • Ataque al Acuerdo Judicial Flores de 1997, que prohíbe la privación de libertad de menores de edad y exige al gobierno proteger la integridad de niños migrantes, además de proveerles con información sobre asistencia legal pro-bono.
  • La política de separaciones forzadas en la frontera, que entre el 5 de mayo y el 26 de junio del 2018 afectó a 2,654 niños. Sin embargo, el 25 de noviembre del año pasado la Oficina del Inspector General del DHS denunció que las separaciones comenzaron mucho antes (poco después del 11 de abril de 2017) y que el numero de niños afectados era de miles, una cifra que el gobierno no ha podido establecer debido al desorden y fallos cometidos durante el proceso.
  • Muertes de inmigrantes en los centros de detención.
  • Aumento en el número de inmigrantes detenidos en las cárceles de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE).
  • Asistencia médica deficiente en los centros de detención.
  • Anuncio de una nueva regla de carga pública para negarle la residencia a inmigrantes que utilizan fondos públicos de manera legal.
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El reporte agrega redadas y juicios secretos en la frontera para acelerar la deportación de inmigrantes que piden asilo.

<b>Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años</b> en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Un grupo de migrantes bajo el programa de 'Retorno a México' 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/en-buses-o-en-vuelos-pagados-por-trump-la-angustia-lleva-a-los-centroamericanos-que-esperan-en-mexico-a-devolverse-a-sus-paises">espera para subirse al autobús que les llevará de regreso a su país</a></b>, Guatemala. Un número creciente de centroamericanos están regresando a sus lugares de origen exhaustos por las largas esperas en México como consecuencia de este plan implementado por la administración Trump desde enero. Para sus primeras cortes, 
<b>los últimos que retornaron a Tijuana contaron que tienen que quedarse en México entre seis y nueve meses más.</b>
Una migrante muestra los documentos de la política Protocolo de Protección de Migrantes recibidos de manos de las autoridades estadounidenses antes de ser devuelta a Tijuana. Más de 20,000 migrantes ya forman parte de este programa, por el cual tienen que 
<b>esperar el resto de su proceso migratorio en ciudades fronterizas en las que corren riesgos de seguridad,</b> como Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Matamoros. 
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Personal de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) brinda información a una migrante sobre el programa de Retorno Voluntario Asistido en el albergue Ágape en Tijuana, México. 
<b>La OIM está proporcionando billetes de avión pagados con fondos del gobierno de Estados Unidos </b>a los migrantes que quieran regresarse a Honduras, El Salvador y Guatemala. Un funcionario de la OIM explicó a Univision Noticias que, aunque son muchos los que sí se regresan, al menos 50% de los que se anotan en las listas pueden cambiar de opinión en el lapso de una semana.
Iván Vargas, coordinador de la línea de autobuses privada Transporte Turístico Ejecutivo, revisa la lista de pasajeros de una unidad que tiene como destino Tapachula, Chiapas. La imagen fue tomada a las afueras del albergue Ágape en Tijuana, México.
Diana Cruz, de 16 años, dice adiós a sus amigos del albergue Ágape antes de subirse al autobús que llevará a su familia de Tijuana a Tapachula. Esta familia decidió emprender el viaje de regreso a su país de origen, Guatemala, después de ver que el proceso de petición de asilo estaba muy demorado y les obligaba a esperar en México. La hermana pequeña, Atziry, de 7 años, empezó a decirle a la mamá que echaba de menos a su abuela y quería regresarse y 
<b>la madre tomó la decisión de volver para no someter a sus niñas a más sufrimiento.</b>
La frontera entre México y Estados Unidos en El Chaparral, el cruce fronterizo en Tijuana. Decenas de inmigrantes llegan a este punto cada mañana para esperar su turno para entrar y ser entrevistados por la Patrulla Fronteriza. La espera promedio para que llamen un número ahora está en al menos cuatro meses. La mayoría de los migrantes son retornados a México con una fecha para su primera corte con un juez de inmigración. Pero, al final, el caso puede tomarles hasta un año, entre otras cosas, porque sin un abogado el juez los devuelve a México —o a los centros de detención si tienen la suerte de ser admitidos en Estados Unidos— hasta que vuelvan con alguien que los represente.
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Una adolescente guatemalteca que prefirió no ser identificada sale del albergue Embajadores de Jesús, antes de subirse a un autobús cuyo destino es Tapachula. Se regresa porque teme que en su corte el juez de inmigración la devuelva a la hielera de la Patrulla Fronteriza y tenga que vivir de nuevo el frío que caracteriza a estos lugares, la mala alimentaci´on y los maltratos de funcionarios que les reiteran que no son bienvenidos en Estados Unidos, según denuncia.
El pastor Gustavo Banda, encargado del albergue Embajadores de Jesús, en el patio trasero de su casa donde organizan cada día donaciones que reciben para los migrantes. "Les están dando una esperanza muy pequeña para que se queden", dice Banda. "Los quieren desanimar porque su cita es hasta enero del año próximo", agrega. Él cree además que la falta de permisos de trabajo y la poca asistencia que les da el gobierno mexicano para regularizarse es lo que los desalienta a esperar hasta su primera fecha de corte.
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Francisco, de 34 años, quiere regresar a su país por su hijo Andy Javier, de 9 años. “Está sufriendo, mejor le regreso para Guatemala”, explica minutos antes de que parta el autobús del albergue Ágape en Tijuana.
Dos hermanos guatemaltecos de 6 años y 8 años juegan antes de subirse al autobús que les llevará de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala.
<b>Ileidy Díaz, de Guatemala, es la madre de esos niños.</b> Ella explica que su plan era que su esposo en Estados Unidos los pidiera, entre otras cosas porque ella y su hijo están enfermos: ella quería recibir tratamiento para su vitiligo y esperaba que su hijo pudiera ser tratado por una enfermedad en sus ojos. Por ahora, nada de eso ocurrirá. Díaz asegura que ya no quiere que sus hijos sufran más mientras esperan hasta el 14 de enero, cuando le tocará su fecha de corte. Cuenta que en la hielera les maltrataron, que a ella los funcionarios de la Patrulla Fronteriza la obligaron a la fuerza a firmar su regreso a México mientras sus hijos lloraban. "El miedo que eso me generó me hace devolverme a mi país", dice.
José Mario Sarmiento, de Honduras, en un autobús que viaja de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala. “La vi muy difícil,” dice José Mario sobre la razón por la que ha decidido regresarse a su país. Llegó a Tijuana hace mes y medio. Quería cruzar ilegalmente ya que tiene una deportación previa, pero le dio mucho miedo la situación en la frontera y la posibilidad de ser arrestado y tener que pasar mucho tiempo en la cárcel.
Bolsas de basura cargadas de pertenencias de migrantes que se regresan a sus países de origen en un autobús privado con trayecto Tijuana-Tapachula.
<b>José María García, conocido como 'Chema', </b>encargado del albergue para migrantes Juventud 2000, parado frente a la casa ubicada en la zona norte de Tijuana, México, una de las áreas más inseguras de la ciudad. Según él, una parte de los centroamericanos que llegan al recinto deciden cruzar de forma ilegal a Estados Unidos "ya que ven que las posibilidades son cada vez más cerradas para poderse quedar o recibir el asilo", cuenta. Lo hacen, explica "porque cada vez ven más lejano (el fin de sus procesos) o cada vez ven menos las posibilidades de quedarse en los Estados Unidos". En sus estimaciones, 30% de los que llegan a su albergue se marchan o a su país o a la frontera para cruzar sin ser vistos.
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Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Imagen Almudena Toral/Univision
El gobierno de EEUU determinó que los inmigrantes que realizan el trámite en Nogales, Arizona, deben esperar en México la audiencia que se les realizará en El Paso, Texas, adonde deben llegar por territorio mexicano exponiéndose a los riesgos que representa transitar por esa zona. Si no se presentan a las citas serían deportados a sus países de origen.
Video EEUU establece una nueva y peligrosa medida para los solicitantes de asilo en El Paso, Texas
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