Por qué los recortes a las investigaciones sobre cambio climático ponen en riesgo la lucha contra la malaria

Las altas temperaturas podrían ampliar el alcance de los mosquitos y las enfermedades que transmiten. Ni Estados Unidos ni ningún otro país es inmune a ellas mientras sigan existiendo focos de contagio.

salud the conversation small logo
Por:
Julio Frenk .
Los mosquitos no respetan fronteras, de ahí la importancia de que la lucha contra la malaria sea global.
Los mosquitos no respetan fronteras, de ahí la importancia de que la lucha contra la malaria sea global.
Imagen Philippe Huguen/AFP/Getty Images

Las enfermedades no se frenan por las fronteras. En el Día Mundial de la Malaria es muy importante entender y tomar en cuenta esto.

PUBLICIDAD

Hemos combatido la malaria durante décadas y aún así ha sido la causa de muerte de medio millón de personas en 2015, de las cuales 70% eran niños menores de 5 años de edad.

La malaria o paludismo no es simplemente una enfermedad que está “por allá lejos”. Sin el continuo liderazgo de las Naciones Unidas, enfermedades como el zika y la malaria debilitarán la salud pública en las Américas, incluyendo Estados Unidos.

Read this article in English on The Conversation

Estados Unidos ha sido líder en grandes mejoras en la salud global, pero las recientes recomendaciones sobre políticas públicas erosionarán los esfuerzos por combatir estas amenazas. Como médico de salud pública, otrora redactor de políticas públicas y presidente de una universidad, estoy muy preocupado con estos cambios.


  • Los cortes a los fondos ponen en riesgo a los estadounidenses y a nuestros vecinos

El primer cambio potencialmente peligroso es el que el gobierno ha propuesto hacer recortes dramáticos a las agencias y programas de salud pública de las Naciones Unidas, que buscan combatir enfermedades. Retirar estas inversiones no sólo debilita a las comunidades en el exterior, sino que pone en riesgo la salud de los estadounidenses. Necesitamos unas Naciones Unidas con buenos fondos para que pueda desempeñar su trabajo fundamental que es coordinar la respuesta a pandemias, detener enfermedades prevenibles y atender emergencias de salud global.

Otra medida podría deteriorar la salud en comunidades que viven en las costas, tanto dentro como fuera de Estados Unidos. Una orden ejecutiva propone retroceder en los esfuerzos por combatir el cambio climático, incluso cuando su impacto sobre el ambiente y la salud crecen. Los habitantes de Miami están conscientes de las consecuencias que podría tener el aumento del nivel del mar en sus casas y negocios. Ahora, entendamos el impacto que tiene el cambio climático en muchas enfermedades.

PUBLICIDAD

Un reciente reporte del Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático encontró que los climas extremos aumentan el riesgo a que haya enfermedades que brotan por la picadura de un mosquito. Nuestro planeta está exponiendo a cada vez más personas a enfermedades transmitidas por mosquitos, que migran a nuevos lugares gracias al aumento de la temperatura.

El profesor de la Universidad de Miami, Douglas O.Fuller está documentando los alarmantes patrones de distribución de los mosquitos en el planeta. “A medida que el cambio climático y las zonas bioclimáticas asciendan y reemplacen a zonas temperadas, muchas más personas estarán expuestas a enfermedades” (puedes leer más sobre el tema en este reporte especial sobre cambio climático que elaboró la universidad).


  • Las enfermedades continúan cruzando fronteras

Las Américas son cada vez más vulnerables. El riesgo de intensos eventos climáticos asciende y con ella la posibilidad de un hábitat más grande para enfermedades transmitidas por mosquitos.
Desde 2015-2016 el fenómeno de El Niño afectó Colombia: los casos de malaria llegaron a 83.356 durante este período, casi el doble de los reportados en 2014. En noviembre de 2016, el huracán Matthew tocó las costas de Haití y los casos de malaria llegaron a 21.430, casi 20%más de los que hubo en 2015.

En noviembre de 2016, el huracán Matthew tocó las costas de Haití y los casos de malaria llegaron a 21.430.
En noviembre de 2016, el huracán Matthew tocó las costas de Haití y los casos de malaria llegaron a 21.430.
Imagen Hector Retamal/AFP/Getty Images)

Este año, El Niño Costero azotó a Perú, inundando pueblos donde 672 mil personas estuvieron en riesgo de contraer dengue, chikungunya, zika y malaria.

PUBLICIDAD


  • Juntos podemos acabar con la malaria por siempre

Hay razones para tener esperanza. Sabemos que cuando la comunidad internacional se moviliza, vemos resultados. En los últimos 15 años, investigaciones han fortalecido los sistemas de prevención, control y eliminación de la malaria.
Nuevas estrategias están siendo desarrolladas gracias a una colaboración entre los Centers For Disease Control y la Universidad de Florida, la Universidad del Sur de la Florida, Universidad Internacional de Florida y la Universidad de Miami. Bajo la conducción de la Universidad de Florida, el the Southeast Regional Center of Excellence in Vector-Borne Disease: The Gateway Program ayudará a prevenir la difusión del zika y otras enfermedades en Estados Unidos y el mundo.

Aquí en la Universidad de Miami, el profesor John Beier liderará el proyecto de cinco años que desarrollará una investigación orientada a crear nuevas estrategias para controlar los mosquitos en África y América Latina.

Desde 200-2014, las Américas redujeron los casos de malaria en 67% y en 79% las muertes producto de esta enfermedad. Estamos cerca de eliminar la malaria en la región, pero según la Organización Panamericana de la Salud, más de 132 millones de personas siguen en riesgo de contraer enfermedades transmitidas por mosquitos.

Las enfermedades transmitidas por mosquitos como la malaria representan serias amenazas. 222 millones fueron infectadas en 2015.

La malaria no solo puede matar, sino impedir el crecimiento económico. En los países endémicos, la malaria se lleva el 40% del presupuesto de salud. Esto deja a esos países en riesgo de que surjan otras enfermedades mortales y debilitantes.

PUBLICIDAD

En el Día Mundial de la Malaria es importante comprender el alcance de la malaria y entender que la lucha contra estas enfermedades debe trascender las fronteras, de la misma forma en que lo hacen los mosquitos.

*Julio Frenk es presidente de la Universidad de Miami e integrante del comité directivo de la Fundación de la ONU

Su nombre es Po Them, tiene 29 años y trabaja en una plantación. Su hermano lo trajo a esta clínica, ubicada en una zona rural de Camboya. ¿La razón? Comenzó a sentir de nuevo los síntomas que le provocó una malaria diagnosticada meses atrás.
En esta pequeña casa que funciona como clínica (ubicada a unas dos horas de Phnom Penh, la capital de Camboya), reciben muchos menos casos de malaria que antes. Pero si hay sospechas de la enfermedad, realizan una prueba de diagnóstico.
Tras sacarle la sangre, el doctor la observa con detenimiento bajo el microscopio.
La prueba de diagnóstico rápida solo indica si el paciente tiene la enfermedad, pero no explica cuán avanzada está. En este caso: dio positiva y resultó ser el parásito de malaria más peligroso, el falciparum (que mata si no se trata).
“Me sentía mareado, cuando me di cuenta de que tenía fiebre, compré medicina para la gripe. No sabía que aquí ofrecían tratamiento para la malaria".
El médico le explicó el tratamiento que indica el ministerio de salud, que dura varios días. Reportes indican que muchos lo abandonan antes de tiempo, apenas empiezan a sentirse mejor.
Cuando tuvo la enfermedad hace unos meses, solo tomó siete días de un tratamiento herbal. Nunca había visto esta droga, no la reconocía, y eso podría explicar por qué regresó: el parásito nunca murió.
Como trabajador del campo, Po Them a veces hace dinero y a veces no. Casi toda la plantación donde trabaja se ha contagiado de malaria al menos una vez.
Si la malaria quiere eliminarse, dicen los expertos, no se puede permitir que la gente tenga síntomas por más de 24 horas.
El número de casos en la zona donde vive y trabaja Po Them se ha reducido de manera considerable. No solo por los mosquiteros y los repelentes, sino por los programas de educación.
El doctor y la enfermera del humilde centro de salud son marido y mujer, y aseguran que las herramientas con las que cuentan para eliminar la malaria son útiles pero no suficientes. Eventualmente necesitaremos más, dicen.
1 / 11
Su nombre es Po Them, tiene 29 años y trabaja en una plantación. Su hermano lo trajo a esta clínica, ubicada en una zona rural de Camboya. ¿La razón? Comenzó a sentir de nuevo los síntomas que le provocó una malaria diagnosticada meses atrás.
Imagen Eulimar Núñez
En alianza con
civicScienceLogo