La otra oportunidad para la paz de Colombia es llegar a acuerdos urgentes

“Más allá de protagonismos y luchas personales, de un Uribe herido y ofendido por su antiguo Ministro de Defensa, de un Santos obnubilado, la paz necesita de prontos acuerdos, esta vez entre tres (Uribe, Santos y FARC)”.

Manuel José Rincón D.
Por:
Manuel José Rincón.
Álvaro Uribe Vélez, senador y expresidente de Colombia, rodeado por sus partidarios de la oposición al acuerdo de paz con las FARC, tras una rueda de presna al conocerse el triunfo del No, el 2 de octubre de 2016
Álvaro Uribe Vélez, senador y expresidente de Colombia, rodeado por sus partidarios de la oposición al acuerdo de paz con las FARC, tras una rueda de presna al conocerse el triunfo del No, el 2 de octubre de 2016
Imagen STR/AFP/Getty Images)

Al contrario de lo que la mayoría de la gente cree en Colombia de que ganó el “no”, la verdad es que ganó la paz… Sí, se demorará un poco más en llegar, pero llegará consolidada y no con opiniones divididas, llegará después de que el Sí y el No entiendan que el país necesita de una alianza y no de una división, como la actual, una unión que tendrá que darse en menos de un año para no entrar en otros 50 años de guerra absurda.

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Hay un terreno ganado, pero la paz la firman las élites del poder, aunque se construye en las regiones a pulso de los que han sufrido la guerra. Lo que ayer se vio es que las zonas más dolidas de Colombia, donde más se ha vivido la guerra, votaron por el Sí. La mayoría del No está en las capitales, ahí donde vive la élite que ve la paz en términos económicos, en más impuestos, en la reducción de la pensión militar, la que ve lo material. Esos dos países tendrán que lograr el punto de encuentro para no botar por la borda lo logrado hasta hoy.

En las regiones y pueblos de Colombia, la paz no se ve en términos económicos o en curules en el Congreso, se ve en vidas humanas. En un día, en el enfrentamiento entre guerrilla y paramilitares, Bojayá, un pueblo olvidado al norte del Chocó, perdió 119 vidas, ayer Bojayá votó 96% por el Sí y 4% por el No. Ese es el país del perdón y de la paz. Continuar la guerra no revivirá los muertos, acabarla evitará que continúe aumentando la lista y los odios. Esa enseñanza y perdón de las regiones no debería pasar desapercibida por los políticos del No.

Los grandes se levantan de las derrotas, son los débiles los que en la victoria pierden la humildad y se duermen en los laureles del triunfo, así que ahora la única salida que tiene un país en shock es la unión de esfuerzos. Será difícil, dispendioso, pero tendrá que predominar la inteligencia y la creatividad, más allá de los intereses particulares y los dividendos políticos a los que aspiren las élites del poder.

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Los tiempos son cortos. Una guerrilla como las FARC, dispuesta a dejar las armas en zonas de desmovilización, necesita señales políticas rápidas y no un limbo de incertidumbre, necesita la certitud de que se respete el cese el fuego bilateral y que el grueso de lo acordado en La Habana se mantenga. Nadie negocia para perder, y las Farc ya tienen acuerdos que no querrán desaprovechar.

Los políticos partidarios del No, más allá del diálogo y buscar el sometimiento de las FARC, tendrían que entender que la justicia transicional es el camino, que nadie negocia para ir a la cárcel, que es mejor una guerrilla en el Congreso lanzando ideas que una en los montes tirando bala y que la otra mitad del país, los del Sí, aceptan estas concesiones.

El Presidente Santos, maltrecho y con la credibilidad por el suelo después del plebiscito, tendrá que hacer valer su casta política para lograr el punto de encuentro con su antiguo jefe político. Tendrá que rescatar del baúl, ya no la llave de la paz, sino la vieja intención de Uribe de haber querido negociar con la guerrilla en sus últimos años de presidencia. En su momento, al actual Jefe del Centro Democrático se le acabó el tiempo, pero quiso negociar; ahora el tiempo ha vuelto en bandeja de plata.

Más allá de protagonismos y luchas personales, de un Uribe herido y ofendido por su antiguo Ministro de Defensa, de un Santos obnubilado, la paz necesita de prontos acuerdos, esta vez entre tres (Uribe, Santos y FARC), en medio de un escenario político perverso que le apunta a las elecciones presidenciales del 2018. No es un futuro favorable, pero es lo que hay en medio de un caos que necesita encontrar la luz, un ‘big bang’ del que surja la paz definitiva y no un agujero negro que nos sumerja en más años de guerra.

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Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.

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