Cuando desconectar es un lujo que pocos pueden permitirse: sigue estos trucos para frenar la invasión de las pantallas

Las pantallas cada vez están más presentes en espacios públicos como escuelas u hospitales y, por supuesto, en nuestro hogar. Prescindir de ellas, en particular la del omnipresente celular, va camino de convertirse en un privilegio.

Natalia Martín Cantero
Por:
Natalia Martín Cantero.
El contacto humano se vuelve un bien de lujo cuando las pantallas ocupan el vacío que dejan las estructuras sociales.
El contacto humano se vuelve un bien de lujo cuando las pantallas ocupan el vacío que dejan las estructuras sociales.
Imagen Getty Images/iStockphoto

Ernest Quintana, un residente de Fremont (California) de 79 años internado en el hospital por una enfermedad pulmonar crónica, recibió la noticia de que le quedaba poco tiempo de vida a través de un robot. Cuando la familia se enteró de que los pulmones de Quintana estaban fallando, no había un doctor presente en la sala; en lugar de eso, un robot con una pantalla al pie de la cama y a través de una videollamada les comunicó que el paciente “tal vez no regresaría a casa”.

PUBLICIDAD

La exposición –y, cada vez en mayor medida, deshumanización– que propicia el uso de las pantallas comienza mucho antes, en la infancia. En más y más colegios de EEUU el software reemplaza a los maestros de carne y hueso, con programas que se cursan a través de una laptop. Los niños que pasan más de dos horas al día viendo una pantalla obtienen menores calificaciones en pruebas de lógica y lenguaje, de acuerdo con los primeros resultados de un estudio histórico en torno al desarrollo cerebral de más de 11,000 niños. Este estudio encontró que los cerebros de los niños que pasan mucho tiempo frente a las pantallas son distintos: entre algunos niños hay un adelgazamiento prematuro de la corteza cerebral.

El contacto humano se vuelve un bien de lujo cuando las pantallas ocupan el vacío que dejan las estructuras sociales.
El contacto humano se vuelve un bien de lujo cuando las pantallas ocupan el vacío que dejan las estructuras sociales.
Imagen Getty Images/iStockphoto

Colegios sin tabletas ni computadoras

Mientras escuelas de medio mundo introducen tabletas y computadores en las aulas, los trabajadores adinerados de Silicon Valley se rascan los abultados bolsillos para proteger a sus hijos de la la tecnología. Como apunta el diario The New York Times en este artículo, los niños adinerados están creciendo con menos tiempo frente a las pantallas pero "los niños pobres están creciendo con más. La comodidad que alguien siente al interactuar con otras personas podría convertirse en un nuevo marcador de clase”.

Un movimiento de disidentes dentro del Silicon Valley está cada vez más preocupado por lo que los móviles están haciendo a nuestra mente. Los propios creadores de la tecnología reconocen lo adictivas que son sus creaciones, más todavía para los niños, y algunos establecen un paralelismo entre la industria de la tecnología y las tabacaleras antes de que saliera a la luz el vínculo entre el tabaco y el cáncer.


Una de las declaraciones más gráficas de la gravedad de lo que está ocurriendo procede de Sean Parker, uno de los fundadores de Facebook, que dijo a finales de 2017 que “solo Dios sabe lo que Facebook está haciendo al cerebro de nuestros hijos”. Parker, que fue el primer presidente de Facebook, dijo que todos en esta plataforma eran conscientes desde el principio de que estaban creando algo adictivo, que se aprovechaba de una vulnerabilidad en la psicología humana.

PUBLICIDAD

Conforme aparecen más pantallas en las vidas de las personas de clase media o baja, y sabemos más sobre el efecto que las redes sociales tienen en nuestra salud, van desapareciendo de las vidas de los más pudientes. "Cuanto más medios tienes, más gastas para no tener pantallas cerca de ti. El contacto humano se vuelve un bien de lujo cuando las pantallas ocupan el vacío que dejan las estructuras sociales", apunta The New York Times.

Quizá tengamos que conformarnos con un robot-médico que nos atienda en el hospital (aunque confiemos en que no sea para comunicarnos nuestra muerte cercana), pero sí podemos poner de nuestra parte para mantener a raya las plataformas basadas en publicidad y reducir el uso del celular. Aquí presentamos unas pautas básicas:

La mejor manera de aprender no es en el aula sino el parque, según la Asociación Americana de Pediatría (APP), que difundió un comunicado hace unos días titulado 
<a href="http://pediatrics.aappublications.org/content/early/2018/08/16/peds.2018-2058">El poder del juego: el papel de los pediatras para mejorar el desarrollo de los niños pequeños.</a>
Los pediatras recuerdan que el juego es la herramienta por excelencia para ayudar a los niños a lidiar con el estrés tóxico, construir buenas relaciones con los padres y mejorar las habilidades necesarias para manejarse en el mundo de hoy.
Los expertos muestran su preocupación por 
<b>la falta de juego en nuestra sociedad </b>y se refieren en su informe a las numerosas investigaciones sobre los beneficios, a todos los niveles, del juego.
“Recomendamos que los doctores receten juegos" a los pacientes más pequeños, dijo el pediatra Michel Yogman, principal autor del informe de la AAP.
A pesar del gran número de estudios que prueban sus ventajas, el tiempo de juego se redujo un 25% entre 1981 y 1997. Por otra parte, el 30% de los niños que van a la guardería ya no tienen recreo. El tiempo ha sido reemplazado por clases, según las investigaciones de Advances in Life Course Research citadas por la APP.
Una investigación nacional entre cerca de 9,000 padres de niños en edad preescolar encontró que 
<b>solamente la mitad salía fuera a jugar o pasear diariamente con el padre o la madre</b>.
<b>Los preescolares ven 4,5 horas de televisión al día como media,</b> indican los pediatras. Esto a pesar de que numerosas investigaciones relacionan el consumo de televisión con una vida sedentaria y mayores riesgos de obesidad, entre otros problemas.
“El uso de medios como televisión, videojuegos, teléfonos móviles o tabletas está disminuyendo el tiempo de juego entre los niños. 
<b>Es preocupante que la inmersión en medios electrónicos capture el tiempo para el juego real, tanto dentro como fuera de casa</b>”, dijo el pediatra Jeffrey Hutchinson, coautor del informe.
Alicia Banderas, psicóloga española autora del libro 
<a href="http://www.aliciabanderas.es/libros/" target="_blank">Niños sobreestimulados </a>señala que en la etapa infantil (de 3 a 6 años) la tecnología es innecesaria. “A esas edades, 
<b>los niños aprenden a través de las sensaciones</b>. Cuando deslizan el dedo índice por la pantalla no se produce ningún aprendizaje”.
"Tu hijo va a ser más inteligente cuanto más juego libre tenga, cuanto más explore por sí mismo", dice Banderas. “Cuando estás frente a una pantalla, con gran estímulo visual, 
<b>terminas por perder el interés ante las cosas naturales, mucho más sutiles</b>. Para seguir teniendo interés necesitas cada vez más y más dosis de estimulación”.
El 
<b>aburrimiento</b>, sostiene Banderas, es algo que tiene que suceder: “Generas estrategias para salir de él, e imaginación. La creatividad surge porque eres capaz de generar soluciones alternativas a un problema”.
La AAP sostiene que
<b> facilitar el impulso natural del niño a jugar </b>contribuye en mayor medida al aprendizaje que las motivaciones externas como las notas.
“La próxima vez que tu hijo te diga que quiere jugar contigo, di que sí”, señala Yogman, coator del estudio.
<a href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Pieter_Bruegel_the_Elder_-_Children%E2%80%99s_Games_-_Google_Art_Project.jpg">Juegos de niños</a> es un cuadro de 1560 de Peter Bruegel que muestra niños de todas las edades (246, según los expertos) entretenidos con todo tipo de juegos. En el mismo cuadro pintado hoy, muchos niños seguramente aparecerían sentados frente a sus pantallas.
1 / 14
La mejor manera de aprender no es en el aula sino el parque, según la Asociación Americana de Pediatría (APP), que difundió un comunicado hace unos días titulado El poder del juego: el papel de los pediatras para mejorar el desarrollo de los niños pequeños.
Imagen Sasha_Suzi/Getty Images/iStockphoto
En alianza con
civicScienceLogo