Por qué hacer ejercicio evita que el cerebro encoja

Cuando hacemos ejercicio, los músculos liberan unas sustancias que informan al resto de los órganos de que la demanda energética está aumentando. Una de las consecuencias es que evitamos que el cerebro encoja como consecuencia natural de la edad.

Por:
Guillermo López Lluch .
Un estudio de la Universidad de California en San Francisco concluye que hacer ejercicio aumenta los niveles de una proteína conocida por sus beneficios para fortalecer la comunicación entre las células cerebrales, lo que podría ayudar a evitar la demencia y otras enfermedades. Según la doctora Patricia Ares Romero, es suficiente caminar 150 minutos a la semana para ayudar mantener activo y saludable este importante órgano. Más noticias aquí.
Video Estudio concluye que hacer ejercicio fortalece y protege al cerebro, incluso, en adultos mayores

“Mens sana in corpore sano”. A menudo usamos esta cita para reivindicar el efecto beneficioso de la actividad física en las capacidades mentales. En realidad, la frase apareció en la sátira X escrita por el cómico romano Juvenal allá por el siglo II y era más extensa: indicaba que había que orar para disponer de un espíritu sano en un cuerpo sano (“orandum est ut sit mens sana in corpore sano”).

¿Pero es cierto eso de que mantener el cuerpo sano, equilibrado y ejercitado ayuda a mantener las capacidades mentales de nuestro cerebro? Pues sí, y hay muchas evidencias científicas que lo demuestran, especialmente en lo que se refiere al envejecimiento.

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El cerebro pierde volumen durante el envejecimiento

A medida que cumplimos años los tejidos y los órganos se degeneran. La capacidad de mantener la funcionalidad de las células va disminuyendo y eso se acompaña de una pérdida de tejido. En el cerebro también ocurre, con la consiguiente neurodegeneración o pérdida de neuronas.

Ya sea en patologías como la enfermedad de Alzheimer o en la pérdida de funcionalidad debida al envejecimiento, en el cerebro se producen diferentes cambios asociados a la perdida de función. Entre ellos, adelgazamiento de la zona cortical, pérdida de tejido gris (cuerpos neuronales) y blanco (conducciones nerviosas), aumento del volumen de los ventrículos (huecos dentro del cerebro donde está el líquido cefalorraquídeo) y disminución de neuronas en diferentes zonas, especialmente en el hipocampo.

En un estudio longitudinal en el que participan centenares de voluntarios desde hace años, el estudio Baltimore, se ha demostrado que la reducción en la capacidad metabólica asociada al envejecimiento se relaciona con el aumento del volumen del ventrículo cerebral –el espacio “hueco” del cerebro–. Y eso lleva a un aumento de la neurodegeneración y de la atrofia del órgano pensante.

Si reducir la capacidad metabólica implica pérdida de volumen cerebral, podemos deducir que una mejor utilización de la energía mediante la práctica del ejercicio podría ralentizar la pérdida de tejido en el cerebro.


Más ejercicio, más memoria

¿Es así? Responder no es sencillo. Sobre todo porque uno de los principales escollos que nos encontramos a la hora de determinar el efecto de cualquier intervención sobre el cerebro es la práctica imposibilidad de comprobar rápidamente sus consecuencias. El cerebro no es como la sangre o el músculo, que rápidamente muestran una respuesta fácilmente medible de manera directa o a partir de componentes sanguíneos. Lo bueno es que la llegada de métodos de imagen cada vez más fiables está permitiendo detectar algunas modificaciones estructurales en ciertas zonas del cerebro.

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Hace ya tiempo que tenemos indicios de que la práctica de ejercicio físico mejora la capacidad cognitiva e incrementa el tamaño de determinadas áreas del cerebro especialmente de las relacionadas con la memoria. Por ejemplo, en 2011 se publicó un artículo en PNAS donde se indicaba que el ejercicio físico aumentaba el volumen del hipocampo, la sección del cerebro donde reside la memoria. En otros estudios en personas mayores se demostró que el ejercicio físico también prevenía la pérdida de volumen en esta zona del cerebro.

Por otro lado, la práctica de ejercicio físico controlado en una población de personas mayores ha sacado a la luz que existe una correlación positiva entre la práctica del ejercicio físico y la cantidad de sustancia gris en otras zonas del cerebro sensibles a la degeneración asociada con el envejecimiento.

Metabolismo, señalización y hormesis: claves para mantener la actividad.

Tendemos a considerar a nuestro organismo como un sistema compartimentalizado. Si tenemos un problema en el hígado, focalizamos en el hígado, y si es en el riñon, pues en el riñón. Pero nuestro cuerpo no funciona así: todo está interconectado. Por eso un problema de riñón puede acabar agravando una cardiopatía, o un problema hepático provocar una isquemia cerebral. En el envejecimiento en concreto, los complejos equilibrios corporales se encuentran en una situación muy precaria.

Cuando nos ejercitamos sometemos a nuestro cuerpo a un estrés moderado, ya que obligamos a las células a aumentar el gasto energético. Eso implica movilizar nutrientes, que deben pasar desde los almacenes a los músculos. A todos los cambios fisiológicos necesarios para hacer frente a este estrés moderado se les conoce como hormesis.

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En el proceso de hormesis, los músculos liberan sustancias que informan al resto de los órganos de que aumenta la demanda energética. Estas sustancias reciben el nombre de mioquinas y se liberan a la sangre, que las distribuye al resto de órganos.

Algunas de esas mioquinas alcanzan el cerebro y allí inducen la expresión de genes y proteínas que aumentan la capacidad de las neuronas para establecer nuevas conexiones o reforzar las ya existentes. Una de esas mioquinas es la denominada BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), esencial para que las neuronas establezcan conexiones y así mantenerlas activas. D e esta manera tan simple podemos explicar por qué el ejercicio físico mantiene el volumen cerebral durante el envejecimiento.

Por otro lado, el ejercicio físico también incrementa el flujo sanguíneo y la oxigenación, lo que repercute positivamente en la actividad cerebral también en personas mayores. Además, otros estudios han demostrado que el ejercicio físico moderado produce efectos antiinflamatorios que pueden afectar al cerebro, por ejemplo reduciendo así la progresión del alzhéimer o la demencia senil.

Las evidencias científicas, tanto directas como indirectas, dejan claro que practicar actividad física al envejecer ayuda a prevenir la degeneración del cerebro, dando todo el sentido a la frase “mens sana in corpore sano”.

Más nos vale evitar la inactividad y el sedentarismo si queremos añadir vida a los años y no solo años a la vida.

Guillermo López Lluch, Catedrático del área de Biología Celular. Investigador asociado del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo. Investigador en metabolismo, envejecimiento y sistemas inmunológicos y antioxidantes., Universidad Pablo de Olavide

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Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

<b>Construir músculo</b> es una de las principales maneras de acelerar el metabolismo. El cuerpo quema calorías incluso cuando está en reposo, lo que se conoce como tasa metabólica en reposo. Esta es bastante más alta entre las personas con más musculatura: se estima que cada libra de músculo gasta 6 calorías al día solo para mantenerse.
Para acelerar el metabolismo también puedes 
<b>practicar ejercicio de alta intensidad o HIIT</b> (las siglas de High Intensity Interval Training, en inglés).
<b> </b>Una vez concluido el ejercicio, tu cuerpo sigue quemando calorías, aunque estés tumbado en el sofá. En 
<a href="https://www.univision.com/noticias/salud/las-excusas-mas-habituales-para-dejar-de-hacer-ejercicio-y-trucos-para-no-tirar-la-toalla">este artículo</a> apuntamos algunos trucos para combatir la pereza a la hora de hacer ejercicio.
La teoría del valor de referencia metabólico explica cómo el cuerpo tiende a mantener un peso determinado por el hipotálamo, el "centro del control" del sistema endocrino en el cerebro. Cuando hay alguna variación en el peso (por ejemplo, si sigues una dieta ultra rápida), el hipotálamo hace bajar tu metabolismo para que el cuerpo gaste menos. Así que cuando vuelves a la normalidad, recuperas el peso. Por eso 
<b>hay que evitar las llamadas <a href="https://www.univision.com/noticias/nutricion/por-que-las-dietas-milagro-no-funcionan-y-cual-es-la-mejor-manera-de-perder-peso%3FlayoutType=flex">dietas milagro</a></b>, con las que solemos ganar peso en lugar de perderlo.
Es importante 
<b>mantenerse hidratado</b>, ya que de otra manera el metabolismo se ralentiza. Asegúrate de beber un vaso de agua antes de cada comida (además de a lo largo del día).
Entre los factores que no dependen de nosotros está la 
<b>genética</b> (algunas personas heredan un metabolismo rápido, y otras más lento) o la 
<b>edad</b> (el metabolismo se ralentiza a partir de los 40 años).
Los nutricionistas no dejan de insistir en la importancia que tiene el desayuno en una dieta saludable. La 
<b>primera comida del día arranca el metabolismo</b>, proporciona energía y ayuda a regular el apetito hasta la comida.
Tomar snacks cada tres o cuatro horas es otra manera de mantener el metabolismo activo.
Además de ayudarte a mantener el metabolismo activo y consumiendo energía, 
<b>los snacks son la forma de controlar el apetito y no llegar a la comida o a la cena hambrientos. </b>Por supuesto, estos snacks deben ser sanos: frutos secos naturales y sin tostar, una pieza de fruta fresca, yogurt... Aquí tienes algunas 
<a href="Snacks: https://www.univision.com/noticias/reto-28/en-imagenes-12-snacks-para-controlar-el-hambre-durante-el-reto-28-fotos#1b87af2c0000">sugerencias saludables</a>.
Si te gusta la comida picante, estás de suerte. Un buen número de estudios indican que la capsaicina (ese elemento que explica el calorcito que producen los platos de cocina mexicana) estimula el consumo de grasa corporal y acelera el metabolismo.
Una de las ventajas del café es que acelera el metabolismo (pero solo en el corto plazo). Además, 
<b>la cafeína puede ayudarte a que te sientas menos cansado</b> e incrementar tu resistencia mientras haces ejercicio.
Beber 
<b>té verde</b> o 
<b>oolong</b> acelera el metabolismo durante un par de horas.
Para mantener el metabolismo a tono es fundamental consumir suficiente proteína. Te sugerimos 
<a href="https://www.univision.com/noticias/reto-28/filetes-de-salmon-con-nueces-tostadas-reto-28">esta receta</a> de salmón con nueces tostadas que reune dos favoritos de la alimentación saludable.
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Construir músculo es una de las principales maneras de acelerar el metabolismo. El cuerpo quema calorías incluso cuando está en reposo, lo que se conoce como tasa metabólica en reposo. Esta es bastante más alta entre las personas con más musculatura: se estima que cada libra de músculo gasta 6 calorías al día solo para mantenerse.
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