Aliados liderados por EEUU reconocen un ataque áreo en Irak donde murieron varias decenas de civiles

Los iraquíes habían denunciado que se trató de un bombardeo de la coalición internacional liderada por EEUU en respuesta a una petición suya para que atacaran a francotiradores de ISIS.

Por:
Univision
Un miembro de las fuerzas iraquíes en la Ciudad Vieja en la zona occidental de Mosul, durante el avance de las tropas para recuperar el control de manos de ISIS.
Un miembro de las fuerzas iraquíes en la Ciudad Vieja en la zona occidental de Mosul, durante el avance de las tropas para recuperar el control de manos de ISIS.
Imagen AHMAD GHARABLI/AFP/Getty Images

La coalición internacional liderada por Estados Unidos en la lucha en Irak contra el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS) admitió este sábado que había atacado un lugar donde podrían haber muerto varias decenas de civiles.

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Más concretamente, decenas de civiles murieron en el oeste de Mosul por los bombardeos aéreos contra el último gran bastión de ISIS, según dijeron responsables iraquíes. Las aviaciones iraquí y de la coalición internacional antiyihadista liderada por Estados Unidos bombardean la segunda ciudad de Irak para apoyar a las tropas que combaten al ISIS en el terreno.

Lo que hizo este sábado la coalición es reconocer en un comunicado que había atacado el lugar: "Una revisión provisional de los datos (...) indica que, a petición de las fuerzas de seguridad iraquíes, la coalición atacó a combatientes y equipamiento del Estado Islámico el 17 de marzo en el oeste de Mosul, en un lugar donde supuestamente hubo bajas civiles", señala el texto.

Algunas fuentes creen que ese ataque ha causado cerca de 200 civiles muertos, incluidos mujeres y niños. Sin embargo, las cifras precisas de esas "bajas" no han podido ser verificadas de forma independiente.

"Hay decenas de cuerpos que siguen sepultados bajo los escombros", indicó a la agencia AFP Bashar al Kiki, el jefe del consejo provincial de Nínive, cuya capital es Mosul. El gobernador de esta provincia, Nawfal Hammadi, habló de más de 130 civiles muertos.

Bajo los escombros de varias viviendas los equipos de rescate continúan sacando cadáveres de familias que se encontraban refugiadas en los sótanos para protegerse de los bombardeos, en el que podría ser el incidente más mortífero de civiles en la guerra contra ISIS.

Las fuerzas iraquíes con apoyo de coalición internacional -liderada por Estados Unidos- están llevando a cabo una incisiva ofensiva para retomar el control de la mitad occidental de la segunda ciudad más grande del país, que en las últimas semanas ha causado miles de desplazados, según ha alertado la ONU.

Saja, de 13 años, perdió su pierna en un bombardeo en el barrio Bab Al-Nairab, Alepo, hace más de dos años. También perdió cuatro amigos y sus sueños de ser gimnasta. Más tarde su hermano murió en otro bombardeo y su familia ha sido desplazada varias veces. Ahora quiere participar en las olimpiadas especiales. “Me encanta jugar al futbol, Cuando juego futbol siento que no he perdido nada”. Saja tenía 7 años cuando empezó la guera. 2 de marzo de 2017.
Huda y Razan, niñas de 10 años de edad y estudiantes de cuarto grado, juegan en un parque del este de Ghouta, en la zona rural de Damasco, Siria. Cuando sean mayores, Razan quiere convertirse en maestra y Huda quiere ser farmacéutica, como su tía. Las niñas aprovecharon la oportunidad para jugar unos días después de que los combates en la zona finalizaron. 5 de enero de 2017.
Abdulghani, de 9 años, y su hermano Hassan, de 6 años, esperan su turno para llenar los bidones vacíos de un pozo de agua en el este de Alepo, Siria. Cuando se corta el agua de la red principal en el este de Alepo, alrededor de 270.000 personas, incluyendo 100.000 niños, se ven obligados a utilizar agua de fuentes no confiables, incluyendo pozos contaminados. 6 de octubre de 2016.
"Quería ser médico, pero tal vez no sea nada porque nuestra escuela fue atacada". "Solíamos jugar mucho en el patio, pero ahora tengo miedo de venir aquí. Mi padre deberá llevarnos a otra escuela en otro pueblo”, dice Ahmad, un niño del pueblo de Idleb, Siria.
Una pequeña juega con una bola de nieve con sus amigos, en el campamento de desplazados de Al-Nour, Siria. "Desearía tener mi abrigo amarillo que amo. Lo usaba cuando nevaba y nunca sentía frío", dijo.
Razan, de 10 años y estudiante de quinto grado, en su escuela del barrio Al-Midan, Damasco, Siria, donde vive con su familia. La escases de agua en la ciudad, hace que solo reciban el servicio durante dos horas cada tres o cuatro días. "Tenemos miedo de que el agua esté sucia porque mi padre se enfermó hace unos días", dice Razan, "después de recoger agua en bidones y botellas, ayudo a mi madre a hervirla para asegurnos de que esté limpia". 10 de enero de 2017.
Seedra, de 6 años, y su hermana Baraa salen de clases el primer día del semestre en una escuela de Sakhoor, al este de Alepo, Siria. El tercer piso del edificio sufrió grandes daños durante por la guerra y sigue siendo inutilizable por lo que 600 niños son apretados en las aulas de los dos pisos restantes. Según cálculos de UNICEF, de 422 escuelas existentes al este de Alepo, 217 están destruidas, dañadas o inaccesibles. 30 de enero de 2017.
Radwan, de 6 años, frente a la carpa de su familia, en el campamento de desplazados de Al-Nour, Siria. Las dos hermanas de Radwan se ríen mientras él posa para la foto. Radwan y sus hermanas solo tienen zapatillas abiertas y las utilizan mientras despejan el hielo de la entrada de la tienda. "Si quitamos la nieve podemos dormir más calientes y mis pies no estarán fríos cuando salga", dice Radwan.
Hussein, de cuatro años y Khofran, juegan juntos en una sala en Holko, una escuela inacabada en la que 15 familias desplazadas viven ahora en condiciones nefastas. Hussein y su familia huyeron de Deir-ez-Zor, Siria, hace dos años cuando la violencia estalló en su vecindario. Millones de niños han huido de la violencia implacable con nada más que la ropa que llevan encima. Algunos reciben ayuda de UNICEF, que ha distribuido ropa de invierno y mantas térmicas para cerca de 750,000 niños. Cinco de diciembre de 2016.
Zaineb, de 5 años, fue desplazada con su familia de Qamishly, Siria. Hace casi 3 años. Buscaron refugio en una escuela que tiene fallas en la energía. Los habitantes de este lugar dependen del combustible para calentarse, lo que está más allá de sus capacidad financiera. 5 de diciembre de 2016.
Hasan, de 10 años, recoge agua para su familia en un barrio de Alepo, Siria. "Me gusta jugar con mis amigos cuando recolectamos agua", dice. Hace un par de meses, metralla alcanzó su cuello. La lesión afectó el movimiento de la parte derecha de su cuerpo.
Una pequeña de seis años, refugiada en el campamento de Al-Nour, Siria. "Tengo que llevar una jarra de agua todos los días desde el tanque hasta nuestra tienda", contó.
Una niña desplazada en camino hacia Ain Issa, escapa de la violencia en el pueblo de Al-Hisha, en la zona rural de Raqqa, Siria. Algunos de los desplazados llevaban colchones y mantas, otros viajan con su ganado. Ain Issa es el principal punto de parada de las familias desplazadas, a unos 31 millas al norte de la ciudad de Raqqa. 9 de noviembre de 2016.
Nesim y su familia huyeron de la guerra en Qamishli hace casi 2 años y buscaron refugio en "Abd Al-Aziz", Siria. Se refugian en una escuela donde la energía es cortada durante buena parte del día. Nesim estrena su nuevo abrigo donado por UNICEF para conservar el calor. 5 de diciembre de 2016.
Una niña junto a una verja en el área rural de Damasco. 9 de febrero de 2017.
Ahmed, de 10 años, vive con más de 6.000 personas desplazadas en Jibreen, Siria, una antigua bodega convertida en refugio. Ahmed llegó desde del este de Alepo con sus vecinos. Sus padres murieron y no tiene ningún otro pariente que cuide de él o de sus cuatro hermanos.
Una niña come en el refugio de Jibreen, Siria, que alberga a unas 8.000 personas. Unos 31,500 habitantes del este de Alepo han sido desplazados desde el 24 de noviembre y aproximadamente la mitad de ellas son niños. Muchos de estos pequeños solo han tenido acceso a alimentos básicos durante los meses que ha estado sitiada la ciudad. UNICEF está proporcionando alimentos, agua potable, atención médica, vacunas y apoyo psicológico a los niños desplazados. 1 de diciembre de 2016.
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Un niño recolecta leña para calentarse en Dara, Siria. 8 de febrero de 2017.
Un niño juega con un camión de juguete, en Dara, Siria. 8 de febrero de 2017.
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Saja, de 13 años, perdió su pierna en un bombardeo en el barrio Bab Al-Nairab, Alepo, hace más de dos años. También perdió cuatro amigos y sus sueños de ser gimnasta. Más tarde su hermano murió en otro bombardeo y su familia ha sido desplazada varias veces. Ahora quiere participar en las olimpiadas especiales. “Me encanta jugar al futbol, Cuando juego futbol siento que no he perdido nada”. Saja tenía 7 años cuando empezó la guera. 2 de marzo de 2017.
Imagen UNICEF

El coronel John J. Thomas, portavoz del Mando Central de EEUU (que se ocupa de supervisar las operaciones estadounidenses en Oriente Medio) explicó más temprano al diario The New York Times que estaban investigando si la explosión en Mosul fue causada por un ataque aéreo estadounidense o de la coalición, si fue una bomba o una trampa preparada por los yihadistas.

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"Es una cuestión difícil y tenemos personal trabajando literalmente sin parar durante la noche para entender (lo que pasó", explicó en una entrevista con el diario en la que aseguró que el caso "ha captado la atención al más alto nivel".

Las autoridades iraquíes, sin embargo, aseguraron desde el primer momento saber lo que sucedió.

Según el general Maan al-Saadi, comandante de las fuerzas especiales iraquíes, los civiles murieron por un bombardeo de la coalición a la que pidieron apoyo para eliminar a varios francotiradores que se habían resistido durante horas en los tejados de tres viviendas en el barrio Mosul Jidideh, explica el rotativo.

El militar iraquí aseguró que las fuerzas especiales desconocían que los sótanos estaban repletos de civiles y consideró que "fue una trampa por parte de ISIS para detener las operaciones con bombardeos y volver a la opinión pública contra nosotros".

Esta sería la operación militar estadounidense con más civiles muertos desde que inició guerra de Irak en 2003.

Otro oficial de las fuerzas especiales, que habló con el diario en condición de anonimato por lo delicado del tema, señaló que desde que Donald Trump asumió la presidencia, la nueva administración concede más permisos para realizar bombardeos, frente al gobierno anterior del demócrata Barack Obama, que según dijo, rechazó varias peticiones por el riesgo a herir a civiles.

"Mira tan bajo que ha llegado la escoria de ISIS", manifiesta el uniformado. El menor, de unos siete años de edad, permanece en silencio mientras le quitan la ropa.
Video Soldado iraquí desactiva el cinturón de explosivos que le pusieron a un niño en Mosul

En la última semana, unas 45,000 personas huyeron de los combates en el oeste de Mosul, según Naciones Unidas, un aumento del 22% desde la semana anterior, lo que eleva a unas 135,000 la cifra de desplazados en esta estapa de la ofensiva.

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La oficina de ayuda humanitaria de Naciones Unidas indicó este miércoles que "se están acelerando" la construcción y expansión de campos para alojarlos y recordó que desde que comenzó la gran ofensiva de recuperación de Mosul ha habido unos 330,000 desplazados, de los que sólo 72,000 han podido volver a sus hogares.

El pasado febrero las fuerzas iraquíes declararon la mitad oriental de Mosul "completamente liberada". Este avance obligó al líder del grupo Estado Islámico a abandonar la ciudad, considerada el último gran bastión de ISIS en Irak, y huir al desierto.

El incidente se produce además, la misma semana que el Pentágono investiga otro bombardeo en Siria causó una treintena de civiles muertos, que desplazados de las ciudades Raqa, Alepo y Homs, y se albergaban en una escuela.

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