Fran Goldman, una mujer de 90 años que vive en Seattle, pasaba horas al telefono intentando pautar una cita con el Departamento de Salud del estado de Washington para recibir la vacuna contra el covid-19.
"No fue fácil": mujer de 90 años camina seis millas en la nieve para vacunarse contra el covid-19
Después de mucho insistir con llamadas al Departamento de Salud, Fran Goldman logró concertar una cita para la mañana del domingo. A pesar de que las calles de la ciudad estaban cubiertas por medio metro de nieve, ella hizo a pie el trecho hasta el hospital y luego de regreso a su casa.
"He estado llamando para conseguir una cita en cualquier lugar, cada mañana, cada tarde y a menudo he estado en en la línea por la noche", dijo Goldman en una entrevista publicada el domingo por el diario Seattle Times.
"Nada. Nada", decía Goldman. "Todos los días".
Lo intentó con las farmacias, en las tiendas de comestibles. Su hija Ruth, que vive en Buffalo, Nueva York, se unió a la titánica labor, al igual que una amiga de Arizona.
El viernes pasado, Goldman logró contactar con el hospital infantil de Seattle, que también administra las vacunas. Después del interrogatorio de rigor al otro lado de la línea le preguntaron a qué hora podía asistir. Fijaron la cita para las 09:10 de la mañana del domingo.
Pero el viernes y el sábado una fuerte tormenta de invierno atravesó la región, convirtiendo las calles normalmente lluviosas de la ciudad en un paisaje completamente nevado.
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"No podía creer lo que veían mis ojos", dijo Goldman, recordando el momento en que abrió la ventana de su casa. "Tuve que ponerme mis lentes para asegurarme de que realmente lo estaba viendo".
Pero la tormenta no pudo más que la determinación de la anciana, quien el día convenido se vistió con unos pantalones de lana, una camiseta de manga corta para que la enfermera pudiera inyectarla con facilidad, un abrigo de plumas, un chubasquero y botas de nieve.

Así Goldman, que hace un año fue operada de la cadera, salió a la calle donde se acumulaba hasta medio metro de nieve. Con la ayuda de unos bastones caminó tres millas hasta el hospital. Llegó a su cita con solo cinco minutos de retraso.
"No fue fácil, fue un reto", dijo al periódico Goldman, quien hizo otras tres millas andando de regreso a su casa.
Su hija Ruth no se sorprendió por las acciones de su madre.
"Somos gente de exterior", dijo. "Nos encanta estar al aire libre. Ayer estuve en el lago Ontario con una sensación térmica de 6 grados".







