El reto de Biden no solo será deshacer lo hecho por Trump en materia migratoria, sino sacudirse el legado de Obama
La enorme expectativa generada por los anuncios de Biden, que deshará la política migratoria de Trump y enviará al Congreso un plan de reforma migratoria, despierta entusiasmo, pero también recuerda el legado de deportaciones entre el 2009 y el 2012.
Por:
Jorge Cancino.
La vicepresidenta electa, Kamala Harris, dijo en exclusiva a Univision que el gobierno de Joe Biden buscará reducir el tiempo para obtener la ciudadanía, pasando de 13 años a ocho años; además, se pondrán más jueces migratorios para ayudar con los procesos de aquellos que llegan a la frontera y así acabar con los retrasos. Sobre las declaraciones de Trump tras el asalto al Capitolio, Harris dijo que "él continúa perpetuando mentiras y fomentando odio y división en nuestro país". Más información aquí.
Video "Nuestro plan migratorio permitiría que dreamers y beneficiarios del TPS obtengan la green card de manera automática": Kamala Harris
El mandatario, que ganó la elección del 3 de noviembre e impidió un segundo mandato de Donald Trump, ha dicho que no solo deshará la política de ‘tolerancia cero’ sino que enviará al Senado, en los primeros 100 días, un proyecto de reforma migratoria que incluirá un camino a la ciudadanía para mayoría de los 11 millones de indocumentados que viven en el país.
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Pero Biden arrastra consigo el legado migratorio de Barack Obama (2009-2017), gobierno bajo el cual fungió como vicepresidente. Y en ambas administraciones fueron deportados más de 2.5 millones de inmigrantes indocumentados y/o con antecedentes criminales, una cantidad por encima de los registros que hereda el mandatario saliente.
Trump puso en marcha una severa política migratoria basada en más de 400 órdenes ejecutivas, memorandos y cambios de reglamento que convirtieron el sistema migratorio en un laberinto cuyo objetivo fue, por una parte, frenar y castigar la inmigración indocumentada y, por otro lado, poner trabas a la inmigración legal.
Entre las medidas adoptadas en los últimos cuatro años, Trump decretó que la inmigración indocumentada constituye una amenaza a la seguridad pública y nacional, ordenó separaciones forzadas de familias en la frontera, estableció nuevas prioridades de deportación, restringió el programa de asilo, ordenó revisar más de 350,000 ciudadanías, quitó poderes discrecionales a los jueces y causó un atasco histórico en la Corte de Inmigración con casi 1.3 millones de expedientes varados.
El total de casos atascados que deja Trump es de 1,277,152, lo que representa un 140.9% más que el número de casos heredados por el gobierno Obama-Biden en enero de 2017, que bordeaba los 530,000 según datos de la Oficina de Revisión de Casos de Inmigración (EOIR).
Las cifras demuestran que Biden recibe una corte de inmigración con casi 1.3 millones de casos acumulados. Es decir, un 586% más de lo que recibió Obama a principios de 2009 del gobierno de George W. Bush y un 144% más de los que recibió Trump de Obama el 20 de enero de 2017.
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Las deportaciones
En materia de deportaciones Trump no puso ni siquiera igualar la marca dejada por el primer gobierno Obama-Biden. De acuerdo con datos de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE), agencia que encabeza la fuerza nacional de deportaciones prometida por Trump durante su campaña, el número de deportaciones entre los años fiscales 2009 y 2015 fueron:
Los deportados durante el gobierno de Trump:
De acuerdo con las cifras, Trump deportó un 40.6% menos que Obama en sus primeros 4 años. Es decir, Trump expulsó un promedio diario de 649 inmigrantes (27 cada hora) frente a 1,094 diarios registrado durante el primer gobierno de Obama (45.5 cada hora).
Los arrestos
En cuanto a los arrestos, Trump detuvo a menos inmigrantes de los que apresó Obama en su primer gobierno:
Los arrestos ejecutados por ICE durante el gobierno de Trump:
La diferencia entre ambos gobiernos es notable. En el primer año Trump detuvo un 62.5% menos que los arrestos ejecutados por ICE en el primer año del primer gobierno de Obama. Y en el cuarto año la diferencia aumenta a 78.3%, pero se debe tener en cuenta que desde marzo del año pasado el país se encuentra bajo un estado de emergencia debido a la pandemia del coronavirus.
Por último, en cuanto al número de camas diarias disponibles en los centros de detención de ICE, la cifra varió de 33,000 al término del gobierno de Obama a unas 55,000 en marzo de 2020, de acuerdo con datos del Congreso.
El legado de Biden supera en cifras la herencia que deja Trump, pero los daños causados por la política de tolerancia cero del mandatario saliente son enormes, coindicen activistas y abogados consultados por Univision Noticias.
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“El legado de Trump fue suspender, limitar la inmigración legal, separar familias y enjaular a niños”, dice Víctor Nieblas, expresidente de la Asociación Americana de Abogados de Inmigración (AILA). “Implementó proclamaciones, órdenes ejecutivas, reglas, y decisiones en Corte (de apelaciones, BIA) con la intención de frenar y eliminar el proceso y la estructura de Inmigración en el país”.
“Y lo logró”, señala. “Posicionó a cientos de Jueces de Inmigración para que sigan con su legado, acabó con el proceso de asilo en la frontera y limitó seriamente este beneficio dentro del país”, apuntó.
Nieblas dijo además que “todos estos cambios negativos durarán años para rectificar” y advierte que, para hacer cambios de leyes en el Congreso, como la reforma migratoria, se necesitarán 60 votos en el Senado donde los demócratas solo cuentan con 50.
Para Rebeca Sánchez-Roig, una abogada de inmigración que ejerce en Miami, Florida, y fungió 15 años como fiscal en el Departamento de Justicia, el sistema migratorio que hereda Biden “tomará tiempo” en ser reparado.
“Con más de un millón de casos pendientes en la Corte de Inmigración, pasarán años antes de que los demandados reciban el debido proceso al que tienen derecho, y su caso sea escuchado por un juez de inmigración”, señaló.
Añade que “Trump empeoró el sistema con acciones que resultaron en la detención de ciudadanos extranjeros, y luego negaron y retrasaron los beneficios de inmigración. Sus acciones realmente no tuvieron ningún impacto significativo en las deportaciones; más bien, afectaron negativamente los beneficios y la aprobación de solicitudes/peticiones que aumentarían el número de inmigrantes legales en el país”.
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Sánchez dice, además, que “el presidente electo comprende la importancia de deportar o negarles la admisión a ciudadanos extranjeros con antecedentes penales” y que aquellos extranjeros que no brindan ningún beneficio al país y que no tienen una base legal para recibir beneficios migratorios, no entrarán.
“Por lo tanto, creo que su política de inmigración se enfocará en la remoción de criminales, y no en aquellas personas sin pasado criminal”, indicó.
Biden debe reivindicarse
El legado migratorio de Biden junto a Obama no se ha olvidado. “Ambos deportaron a millones de inmigrantes, en muchas ocasiones sin ninguna justificación. Inaceptable”, dice Gustavo Torres, director ejecutivo de CASA Maryland. “Pero creo que Biden va hacer lo correcto esta vez”, añade.
“Desde el primer día va a eliminar órdenes ejecutivas racistas e impulsar la reforma migratoria. Creo que se va a reivindicar por todo el daño que le hizo a nuestra comunidad. Tiene la visión, voluntad y sobre todo el poder político (senado, cámara y Casa Blanca) para hacerlo”, precisó.
El activista dijo además que “el sistema de migración imperante desde 1965 es injusto y racista” y que Trump “lo utilizó para impulsar su agenda de supremacía Blanca”.
En similares términos reaccionó Angélica Salas, directora ejecutiva de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA).
“Las deportaciones de Obama fueron el resultado de un sistema creado durante el gobierno de Bush alrededor de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001". Pero consideró que Trump “lo que hizo fue quebrarlo, no solo para seguir deportando, sino que él no cree en el sistema legal de inmigración”.
“Para Trump latinos asiáticos y negros no pertenecen a esta nación. Él detuvo el flujo de inmigración legal e indocumentada, y en algún momento llegó a decir que eran personas de ‘países de mierda’ que no deberían estar en este país”.
En enero de 2018, el senador demócrata Dick Durbin, aseguró a periodistas que el presidente Trump se refirió a los inmigrantes de esa manera durante una discusión sobre el futuro del programa de Acción Diferida de 2012 (DACA).
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“Hizo todo más difícil porque no cree que nos merecemos la ciudadanía o entrar legalmente. Causó grandes violaciones de derechos humanos en la frontera, separó familias, cerró la puerta del asilo a los que huyen y les quitó a sus hijos”, dijo.
Salas dijo además que el legado de Trump hay que verlo en su conjunto. “Debemos medir cuánta gente no pudo entrar, cuántos no pudieron pedir asilo, cuántos murieron porque les cerraron las puertas, cuántas vidas humanas han sufrido cruelmente por culpa de esta política migratoria”.
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Contra la inmigración por decreto. Desde que asumió la presidencia, Donald Trump ha utilizado las
órdenes ejecutivas para imponer las políticas de ‘tolerancia cero’ sin pasar por el Congreso. Con este instrumento ha intentado impulsar su proyecto de muro fronterizo, penalizar a las ciudades santuarios, establecer deportaciones expeditas, endurecer los requisitos de asilo, vetar la entrada de ciudadanos de países musulmanes, revisar el programa de visas H-1B y reducir la cuota para la entrada de refugiados. En la fotografía,
la firma de la orden ejecutiva del 25 de enero de 2017, contra las ciudades santuarios y a favor del muro.
