Denuncian que el gobierno intenta convertir a funcionarios consulares en policías durante el embarazo

"La política no solo tendrá consecuencias para las mujeres, sino que está escrita de una manera que podría afectar a todos los solicitantes de visa B con problemas de salud” dice la Asociación Americana de Abogados de Inmigración.

Jorge Cancino
Por:
Jorge Cancino.
El editor principal de Inmigración de UnivisionNoticias.com destaca que este viernes entran en vigor las nuevas reglas con las que el gobierno de Donald Trump impediría los viajes de mujeres embarazadas que planean dar a luz en EEUU, medidas que dejan abiertas interrogantes sobre su alcance.
Video ¿En qué consisten las nuevas reglas para reducir el llamado “turismo de nacimiento”? Jorge Cancino nos explica

De “extralimitación peligrosa” tildó la Asociación Americana de Abogados de Inmigración (AILA) la nueva política migratoria anunciada la semana pasada por el gobierno de Donald Trump que restringe el ingreso al país de mujeres embarazadas con visas tipo B, para viajes de turismo o por asunto de negocios.

El gremio, que agrupa a unos 15,000 abogados de inmigración en todo el país, dijo que se “opone” a esta nueva política destinada a combatir el "turismo de maternidad".

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Advirtió además que “la política no solo tendrá consecuencias para las mujeres, sino que está escrita de una manera que podría afectar a todos los solicitantes de visa B con problemas de salud” y que utilizan este documento para poder ingresar y permanecer legalmente en Estados Unidos.

“Preocupaciones legítimas”

“Reconocemos que existen preocupaciones legítimas sobre las personas que potencialmente violan nuestras leyes de visas para obtener la ciudadanía de sus hijos, pero esta regla es una extralimitación peligrosa en lugar de una solución práctica”, dijo Benjamin Johnson, director ejecutivo de AILA.

Tras una revisión de la medida, Johnson dijo que “esta regla no solo presume erróneamente que cualquier mujer embarazada que viaje a este país realmente está obteniendo la ciudadanía de manera subrepticia para un niño, sino que podría usarse para evitar que cualquier mujer en edad fértil pueda obtener una visa de visitante al país”.

El presidente de AILA también dijo que también “es probable que esto afecte gravemente la capacidad de las mujeres extranjeras para realizar negocios en los Estados Unidos, entre otras actividades permitidas”.

Durante el año fiscal 2018 el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) registró más de 45 millones de admisiones de extranjeros con visas tipo B1 y B2 al país. Las visas B1 son destinadas a viajes de negocios, mientras que las B2 se utilizan para turismo, visitas familiares o consultas médicas, entre otras actividades legitimas.

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El recuento de entradas no especifica el número de mujeres embarazadas y cuántas de ellas dieron a luz en Estados Unidos.

Discrecionalidad en la mira

En cuanto a la ampliación de discrecionalidad que otorga la nueva norma a los cónsules para negar peticiones de visa, Johnson dijo que “no se puede esperar que los funcionarios consulares sepan si una mujer está embarazada o puede quedar embarazada durante el período de validez de una visa B”.

Añadió que la posibilidad de que se les solicite a las mujeres que se hagan pruebas de embarazo o sientan presión para hacerlo “seria aborrecible”.

AILA precisó que las visas tipo B se pueden emitir con un período de validez de hasta 10 años, “lo que aumenta la preocupación de que las mujeres en edad fértil no puedan recibir visas válidas durante más de 9 meses en caso de que puedan quedar embarazadas”.

Johnson precisó que “en pocas palabras, el gobierno (con esta nueva norma) niega la igualdad de protección a las mujeres y discrimina a las embarazadas”.

El Departamento de Estado dice que la nueva norma explica que la modificación al reglamento de las visas B, para visitantes temporales por razones de turismo o negocios, establece que viajar a Estados Unidos con el objetivo principal de dar a luz para darle la ciudadanía estadounidense a su bebé “es una base inadmisible para la emisión” del documento de viaje.

“Personas no deseadas”

Los funcionarios consulares “deberán denegar” una visa de no inmigrante tipo B a un extranjero si tiene “razones para creer que tiene la intención de viajar para este propósito principal”, se lee en el anuncio hecho por el gobierno la semana pasada.

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AILA dice que “esta nueva política agrega a las mujeres embarazadas y las mujeres que podrían quedar embarazadas a una lista cada vez mayor de personas no deseadas” en Estados Unidos por la Administración Trump.

“Además, esta regla agrega el requisito de que cada solicitante de visa que busque atención médica debe probar que un hospital u organización médica en Estados Unidos ha aceptado al solicitante como paciente, y que el solicitante tiene los medios para pagar los costos médicos”, dice Johnson.

AILA advierte que “dada la limitada información provista en la nueva medida y la falta de notificación y comentarios suficientes del público, el litigio es casi seguro en el futuro inmediato”.

Postura de la Casa Blanca

La Casa Blanca de Trump dijo en su página digital que la nueva política fue adoptada “para poner fin al denominado ´turismo de maternidad´, proteger la seguridad nacional y frenar el abuso de los recursos públicos”.

Afirmó además que el denominado "turismo de maternidad”, una práctica en la que los extranjeros viajan a Estados Unidos con el propósito de dar a luz para obtener la ciudadanía de sus hijos es promovido “por organizaciones traen a un gran número de extranjeros y explotar sistemáticamente esta vía”.

Asimismo, señala que “los grupos de turismo de maternidad cobran decenas de miles de dólares” y que a menudo “no incluyen la cobertura de atención médica”.

“Los grupos se trasladan a Estados Unidos y a menudo son llevados a moteles, cuyos propietarios también son cómplices del plan”, dice el gobierno.

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Aseguró que el Departamento de Estado dejará de otorgar visas de visitante temporales a los solicitantes que viajan para realizar turismo de nacimiento, y que la nueva regla “deja en claro que intentar proporcionar la ciudadanía de manera inadecuada para el hijo a través del turismo de maternidad no es un motivo legítimo para obtener una visa de visitante tipo B”.

<b>Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años</b> en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Un grupo de migrantes bajo el programa de 'Retorno a México' 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/en-buses-o-en-vuelos-pagados-por-trump-la-angustia-lleva-a-los-centroamericanos-que-esperan-en-mexico-a-devolverse-a-sus-paises">espera para subirse al autobús que les llevará de regreso a su país</a></b>, Guatemala. Un número creciente de centroamericanos están regresando a sus lugares de origen exhaustos por las largas esperas en México como consecuencia de este plan implementado por la administración Trump desde enero. Para sus primeras cortes, 
<b>los últimos que retornaron a Tijuana contaron que tienen que quedarse en México entre seis y nueve meses más.</b>
Una migrante muestra los documentos de la política Protocolo de Protección de Migrantes recibidos de manos de las autoridades estadounidenses antes de ser devuelta a Tijuana. Más de 20,000 migrantes ya forman parte de este programa, por el cual tienen que 
<b>esperar el resto de su proceso migratorio en ciudades fronterizas en las que corren riesgos de seguridad,</b> como Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Matamoros. 
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Personal de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) brinda información a una migrante sobre el programa de Retorno Voluntario Asistido en el albergue Ágape en Tijuana, México. 
<b>La OIM está proporcionando billetes de avión pagados con fondos del gobierno de Estados Unidos </b>a los migrantes que quieran regresarse a Honduras, El Salvador y Guatemala. Un funcionario de la OIM explicó a Univision Noticias que, aunque son muchos los que sí se regresan, al menos 50% de los que se anotan en las listas pueden cambiar de opinión en el lapso de una semana.
Iván Vargas, coordinador de la línea de autobuses privada Transporte Turístico Ejecutivo, revisa la lista de pasajeros de una unidad que tiene como destino Tapachula, Chiapas. La imagen fue tomada a las afueras del albergue Ágape en Tijuana, México.
Diana Cruz, de 16 años, dice adiós a sus amigos del albergue Ágape antes de subirse al autobús que llevará a su familia de Tijuana a Tapachula. Esta familia decidió emprender el viaje de regreso a su país de origen, Guatemala, después de ver que el proceso de petición de asilo estaba muy demorado y les obligaba a esperar en México. La hermana pequeña, Atziry, de 7 años, empezó a decirle a la mamá que echaba de menos a su abuela y quería regresarse y 
<b>la madre tomó la decisión de volver para no someter a sus niñas a más sufrimiento.</b>
La frontera entre México y Estados Unidos en El Chaparral, el cruce fronterizo en Tijuana. Decenas de inmigrantes llegan a este punto cada mañana para esperar su turno para entrar y ser entrevistados por la Patrulla Fronteriza. La espera promedio para que llamen un número ahora está en al menos cuatro meses. La mayoría de los migrantes son retornados a México con una fecha para su primera corte con un juez de inmigración. Pero, al final, el caso puede tomarles hasta un año, entre otras cosas, porque sin un abogado el juez los devuelve a México —o a los centros de detención si tienen la suerte de ser admitidos en Estados Unidos— hasta que vuelvan con alguien que los represente.
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Una adolescente guatemalteca que prefirió no ser identificada sale del albergue Embajadores de Jesús, antes de subirse a un autobús cuyo destino es Tapachula. Se regresa porque teme que en su corte el juez de inmigración la devuelva a la hielera de la Patrulla Fronteriza y tenga que vivir de nuevo el frío que caracteriza a estos lugares, la mala alimentaci´on y los maltratos de funcionarios que les reiteran que no son bienvenidos en Estados Unidos, según denuncia.
El pastor Gustavo Banda, encargado del albergue Embajadores de Jesús, en el patio trasero de su casa donde organizan cada día donaciones que reciben para los migrantes. "Les están dando una esperanza muy pequeña para que se queden", dice Banda. "Los quieren desanimar porque su cita es hasta enero del año próximo", agrega. Él cree además que la falta de permisos de trabajo y la poca asistencia que les da el gobierno mexicano para regularizarse es lo que los desalienta a esperar hasta su primera fecha de corte.
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Francisco, de 34 años, quiere regresar a su país por su hijo Andy Javier, de 9 años. “Está sufriendo, mejor le regreso para Guatemala”, explica minutos antes de que parta el autobús del albergue Ágape en Tijuana.
Dos hermanos guatemaltecos de 6 años y 8 años juegan antes de subirse al autobús que les llevará de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala.
<b>Ileidy Díaz, de Guatemala, es la madre de esos niños.</b> Ella explica que su plan era que su esposo en Estados Unidos los pidiera, entre otras cosas porque ella y su hijo están enfermos: ella quería recibir tratamiento para su vitiligo y esperaba que su hijo pudiera ser tratado por una enfermedad en sus ojos. Por ahora, nada de eso ocurrirá. Díaz asegura que ya no quiere que sus hijos sufran más mientras esperan hasta el 14 de enero, cuando le tocará su fecha de corte. Cuenta que en la hielera les maltrataron, que a ella los funcionarios de la Patrulla Fronteriza la obligaron a la fuerza a firmar su regreso a México mientras sus hijos lloraban. "El miedo que eso me generó me hace devolverme a mi país", dice.
José Mario Sarmiento, de Honduras, en un autobús que viaja de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala. “La vi muy difícil,” dice José Mario sobre la razón por la que ha decidido regresarse a su país. Llegó a Tijuana hace mes y medio. Quería cruzar ilegalmente ya que tiene una deportación previa, pero le dio mucho miedo la situación en la frontera y la posibilidad de ser arrestado y tener que pasar mucho tiempo en la cárcel.
Bolsas de basura cargadas de pertenencias de migrantes que se regresan a sus países de origen en un autobús privado con trayecto Tijuana-Tapachula.
<b>José María García, conocido como 'Chema', </b>encargado del albergue para migrantes Juventud 2000, parado frente a la casa ubicada en la zona norte de Tijuana, México, una de las áreas más inseguras de la ciudad. Según él, una parte de los centroamericanos que llegan al recinto deciden cruzar de forma ilegal a Estados Unidos "ya que ven que las posibilidades son cada vez más cerradas para poderse quedar o recibir el asilo", cuenta. Lo hacen, explica "porque cada vez ven más lejano (el fin de sus procesos) o cada vez ven menos las posibilidades de quedarse en los Estados Unidos". En sus estimaciones, 30% de los que llegan a su albergue se marchan o a su país o a la frontera para cruzar sin ser vistos.
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Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Imagen Almudena Toral/Univision
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