El gobierno de Trump expande a los brasileños programa que envía a México a solicitantes de asilo

Brasil se une a la lista de países que integran el controvertido programa que obliga a que los peticionarios de asilo en la frontera aguarden por sus casos en las ciudades más peligrosas del mundo.

Jorge Cancino
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Jorge Cancino.
A mediados de 2018, el gobierno admitió que entre el 5 de mayo y el 20 de junio de ese año había separado a 2,654 menores. Pero de acuerdo con informes posteriores emitidos por el Inspector General del Departamento de Seguir Nacional (IG-DHS), las separaciones comenzaron antes y el número de separaciones es mucho mayor que la cifra entregada a la justicia. Se habla de varios miles, un dato que ni siquiera el gobierno puede certificar.
Video El drama de las separaciones familiares de Trump contado a través de las cartas de los niños

Un programa activado en enero del año pasado que retorna a México a migrantes, principalmente originarios de Centroamérica que piden asilo en Estados Unidos, fue ampliado el miércoles y a partir de ahora incluye a brasileños.

“El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) comenzó a procesar a los migrantes brasileños para su regreso a México bajo el Protocolo de Protección de Migrantes (MPP)”, dijo el ministerio en un comunicado.

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La dependencia agregó que “el número de ciudadanos brasileños detenidos en la frontera suroeste aumentó en más de once veces desde el año fiscal 2018 al año fiscal 2019”, una de las principales razones para agregarlos al cuestionado programa.

La semana pasada un reporte del Centro de Información y Acceso de Registros Transaccionales (TRAC) de la Universidad de Syracuse (Nueva York), reveló el martes que los brasileños aumentaron en un 61% 61% (de 10,530 en el 2018 a 16,952 en 2019) el número de casos acumulados en las cortes de inmigración.

Al 30 de diciembre, los tribunales registraban un atasco de 1,100,000 casos, y la lista de países con mayor porcentaje de aumentos la encabezan Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Brasil figura en el décimo lugar de casos acumulados, lista que encabeza Guatemala con 237,061.

Trabajo coordinado

El DHS dijo que continúa trabajando con sus socios en la región (México y Centroamérica), así como con otros países, “para detener el flujo de migración irregular a Estados Unidos”.

Explicó que el MPP es una de las muchas herramientas que ha implementado “para garantizar que aquellos con solicitudes de asilo meritorias sean juzgados oportunamente, mientras que las solicitudes fraudulentas son identificadas con mayor propiedad”.

El MPP fue puesto en vigor a finales de enero del año pasado luego que México se negara a las exigencias del gobierno de Donald Trump de convertirse en tercer país seguro, y con ello otorgarle asilo a los miles de migrantes que huyen de sus países y piden la protección Estados Unidos.

Bajo la lupa

Organizaciones que defienden los derechos de los inmigrantes advierten que el MPP ha colocado a miles de niños y familias en “peligro constante”, y exigen al gobierno de Trump que anule el programa y respete el debido proceso migratorio.

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“Después de un año viviendo bajo esta política, el gobierno de Trump sigue poniendo a familias en peligro”, dice Paola Luisi, codirectora de la organización Families Belong Together de acuerdo con un reporte de Univision Noticias.

“La cantidad de violencia, tortura y abuso contra los que están viviendo en la calle con hogares improvisados sigue subiendo, mientras esperan su oportunidad para encontrar seguridad”, agrega.

Postura oficial

El DHS responde que el MPP “permite que ciertos extranjeros permanezcan en México mientras esperan los procedimientos judiciales en los Estados Unidos”, y que el programa “no limita a ninguna nacionalidad o idioma”.

“El hecho de que los brasileños ahora sean parte del programa muestra que el Departamento, junto con sus homólogos mexicanos, siempre han tratado de expandir el programa de manera segura y responsable”, añade.

El gobierno señala además que “el MPP ha sido un elemento crucial del éxito del Departamento para abordar la crisis actual, asegurar la frontera y poner fin a la captura y liberación”.

El DHS agregó que el MPP “sigue siendo una piedra angular de los esfuerzos del Departamento para restablecer la integridad del sistema de inmigración y aliviar la demora aplastante de los casos de asilo pendientes”.

Sin embargo, abogados consultados por Univision Noticias alegan que el programa limita a los enviados a México para conseguir representación legal, problema que aumenta las probabilidades de perder sus casos de asilo y recibir a cambio una orden de deportación acelerada.

<b>Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años</b> en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Un grupo de migrantes bajo el programa de 'Retorno a México' 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/en-buses-o-en-vuelos-pagados-por-trump-la-angustia-lleva-a-los-centroamericanos-que-esperan-en-mexico-a-devolverse-a-sus-paises">espera para subirse al autobús que les llevará de regreso a su país</a></b>, Guatemala. Un número creciente de centroamericanos están regresando a sus lugares de origen exhaustos por las largas esperas en México como consecuencia de este plan implementado por la administración Trump desde enero. Para sus primeras cortes, 
<b>los últimos que retornaron a Tijuana contaron que tienen que quedarse en México entre seis y nueve meses más.</b>
Una migrante muestra los documentos de la política Protocolo de Protección de Migrantes recibidos de manos de las autoridades estadounidenses antes de ser devuelta a Tijuana. Más de 20,000 migrantes ya forman parte de este programa, por el cual tienen que 
<b>esperar el resto de su proceso migratorio en ciudades fronterizas en las que corren riesgos de seguridad,</b> como Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Matamoros. 
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Personal de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) brinda información a una migrante sobre el programa de Retorno Voluntario Asistido en el albergue Ágape en Tijuana, México. 
<b>La OIM está proporcionando billetes de avión pagados con fondos del gobierno de Estados Unidos </b>a los migrantes que quieran regresarse a Honduras, El Salvador y Guatemala. Un funcionario de la OIM explicó a Univision Noticias que, aunque son muchos los que sí se regresan, al menos 50% de los que se anotan en las listas pueden cambiar de opinión en el lapso de una semana.
Iván Vargas, coordinador de la línea de autobuses privada Transporte Turístico Ejecutivo, revisa la lista de pasajeros de una unidad que tiene como destino Tapachula, Chiapas. La imagen fue tomada a las afueras del albergue Ágape en Tijuana, México.
Diana Cruz, de 16 años, dice adiós a sus amigos del albergue Ágape antes de subirse al autobús que llevará a su familia de Tijuana a Tapachula. Esta familia decidió emprender el viaje de regreso a su país de origen, Guatemala, después de ver que el proceso de petición de asilo estaba muy demorado y les obligaba a esperar en México. La hermana pequeña, Atziry, de 7 años, empezó a decirle a la mamá que echaba de menos a su abuela y quería regresarse y 
<b>la madre tomó la decisión de volver para no someter a sus niñas a más sufrimiento.</b>
La frontera entre México y Estados Unidos en El Chaparral, el cruce fronterizo en Tijuana. Decenas de inmigrantes llegan a este punto cada mañana para esperar su turno para entrar y ser entrevistados por la Patrulla Fronteriza. La espera promedio para que llamen un número ahora está en al menos cuatro meses. La mayoría de los migrantes son retornados a México con una fecha para su primera corte con un juez de inmigración. Pero, al final, el caso puede tomarles hasta un año, entre otras cosas, porque sin un abogado el juez los devuelve a México —o a los centros de detención si tienen la suerte de ser admitidos en Estados Unidos— hasta que vuelvan con alguien que los represente.
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Una adolescente guatemalteca que prefirió no ser identificada sale del albergue Embajadores de Jesús, antes de subirse a un autobús cuyo destino es Tapachula. Se regresa porque teme que en su corte el juez de inmigración la devuelva a la hielera de la Patrulla Fronteriza y tenga que vivir de nuevo el frío que caracteriza a estos lugares, la mala alimentaci´on y los maltratos de funcionarios que les reiteran que no son bienvenidos en Estados Unidos, según denuncia.
El pastor Gustavo Banda, encargado del albergue Embajadores de Jesús, en el patio trasero de su casa donde organizan cada día donaciones que reciben para los migrantes. "Les están dando una esperanza muy pequeña para que se queden", dice Banda. "Los quieren desanimar porque su cita es hasta enero del año próximo", agrega. Él cree además que la falta de permisos de trabajo y la poca asistencia que les da el gobierno mexicano para regularizarse es lo que los desalienta a esperar hasta su primera fecha de corte.
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Francisco, de 34 años, quiere regresar a su país por su hijo Andy Javier, de 9 años. “Está sufriendo, mejor le regreso para Guatemala”, explica minutos antes de que parta el autobús del albergue Ágape en Tijuana.
Dos hermanos guatemaltecos de 6 años y 8 años juegan antes de subirse al autobús que les llevará de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala.
<b>Ileidy Díaz, de Guatemala, es la madre de esos niños.</b> Ella explica que su plan era que su esposo en Estados Unidos los pidiera, entre otras cosas porque ella y su hijo están enfermos: ella quería recibir tratamiento para su vitiligo y esperaba que su hijo pudiera ser tratado por una enfermedad en sus ojos. Por ahora, nada de eso ocurrirá. Díaz asegura que ya no quiere que sus hijos sufran más mientras esperan hasta el 14 de enero, cuando le tocará su fecha de corte. Cuenta que en la hielera les maltrataron, que a ella los funcionarios de la Patrulla Fronteriza la obligaron a la fuerza a firmar su regreso a México mientras sus hijos lloraban. "El miedo que eso me generó me hace devolverme a mi país", dice.
José Mario Sarmiento, de Honduras, en un autobús que viaja de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala. “La vi muy difícil,” dice José Mario sobre la razón por la que ha decidido regresarse a su país. Llegó a Tijuana hace mes y medio. Quería cruzar ilegalmente ya que tiene una deportación previa, pero le dio mucho miedo la situación en la frontera y la posibilidad de ser arrestado y tener que pasar mucho tiempo en la cárcel.
Bolsas de basura cargadas de pertenencias de migrantes que se regresan a sus países de origen en un autobús privado con trayecto Tijuana-Tapachula.
<b>José María García, conocido como 'Chema', </b>encargado del albergue para migrantes Juventud 2000, parado frente a la casa ubicada en la zona norte de Tijuana, México, una de las áreas más inseguras de la ciudad. Según él, una parte de los centroamericanos que llegan al recinto deciden cruzar de forma ilegal a Estados Unidos "ya que ven que las posibilidades son cada vez más cerradas para poderse quedar o recibir el asilo", cuenta. Lo hacen, explica "porque cada vez ven más lejano (el fin de sus procesos) o cada vez ven menos las posibilidades de quedarse en los Estados Unidos". En sus estimaciones, 30% de los que llegan a su albergue se marchan o a su país o a la frontera para cruzar sin ser vistos.
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Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Imagen Almudena Toral/Univision
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