Intercambio de información entre el DHS y el Seguro Social pone en alerta a la comunidad inmigrante

La comunidad inmigrante teme que si el DHS se mete en la base de datos del Seguro Social, el gobierno de Trump acceda a la información de millones de indocumentados que viven en el país cuyos datos fueron recabados por la Oficina de Rentas Internas (IRS).

Jorge Cancino
Por:
Jorge Cancino.
La Administración del Seguro Social (SSA) anunció un acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional para obtener información de extranjeros deportados o con salida voluntaria y determinar si son elegibles para obtener beneficios (pago de compensaciones) por haber trabajado en EEUU. Bajo el nuevo programa, indicó, la SSA utilizará esos datos “para determinar si (el extranjero deportado o que abandonó el país) se le suspenden pagos o beneficios, o bien se le pagan sus compensaciones”.
Video El Seguro Social verificará datos de deportados para determinar si pueden o no recibir beneficios

Un programa anunciado esta semana por el gobierno de Donald Trump hizo saltar nuevamente las alarmas en la comunidad inmigrante. A partir del 19 de enero del 2020 el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) compartirá datos de extranjeros deportados con la Administración del Seguro Social (SSA) para revisar si pueden recibir fondos de compensación.

Si bien ya existe una política vigente respecto a los indocumentados —que no tienen derecho a recibir pensiones aunque hayan trabajado toda una vida en Estados Unidos—, las preocupaciones se enfocan en otro asunto todavía más complejo.

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“El programa le dará al DHS la oportunidad de conocer la información de todo el que aporta a sus fondos de jubilación, sean documentados o indocumentados”, dice la abogada de inmigración Bárbara Hines, exprofesora de la Clínica Legal de la Facultad de Leyes de la Universidad de Texas, en Houston.

Y también de personas que reciben beneficios y la ley exige que estén físicamente presentes en el territorio de Estados Unidos.

“Un residente legal permanente (green card) tiene derecho a recibir beneficios del Seguro Social y la ley estipula que esa persona esté aquí”, explica el abogado de inmigración Nelson Castillo. “Pero muchos que lamentablemente fueron deportados aún siendo legales, siguen recibiendo esos fondos estando fuera, sin que la ley lo permita. A eso apunta el programa”, indica.

Otra preocupación se centra en que se conozca la información personal de quienes poseen números de Seguridad Social con restricciones para trabajar legalmente en Estados Unidos. “Es un temor razonable”, añade Hines. “Bajo este gobierno todo es posible. Y tengo mucho miedo de que usen cualquier información para localizar a gente indocumentada, porque esa ha sido y es la meta del presidente Trump”.

Orden ejecutiva

El 25 de enero de 2017, cinco días después de llegar a la Casa Blanca, Trump firmó una orden ejecutiva relacionada con las jurisdicciones santuario.

Según indica el decreto, las agencias del gobierno federal “deberán, en la medida en que sea compatible con la legislación aplicable, garantizar que sus políticas de privacidad excluyan a personas que no sean ciudadanos estadounidenses o residentes legales permanentes de las protecciones de la Ley de Privacidad”.

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“Nosotros estamos monitoreando no solo este nuevo programa, sino también otros similares implementados para perseguir y deportar a inmigrantes indocumentados que llevan tiempo en el país, pagan impuestos y carecen de antecedentes criminales”, dice Angélica Salas, directora ejecutiva de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA).

En el blanco de las inquietudes se ubica el Servicio de Rentas Internas (IRS), cuya base de datos almacena la información de poco más de 6 millones de inmigrantes indocumentados que pagan sus impuestos utilizando un Número de Identificación Único de Contribuyente (ITIN).

“La comunidad no está al tanto de todo lo que piensa hacer el gobierno”, dice Salas. “Para mí es más importante que las organizaciones que monitorean esto y estamos litigando, que nos aseguremos que se respete la privacidad de las personas. Que el gobierno no se meta en las bases de datos para perseguir a la gente”, dijo Salas y gregó: “Están ocurriendo tantas cosas que, cuando se presenta un nuevo ataque o amenaza, todavía estamos litigando el golpe anterior”.

¿Qué dice la SSA?

La Administración del Seguro Social (SSA) indica que la política vigente “prohíbe que el titular de un número de Seguro Social obtenga beneficios de jubilación y/o discapacidad cuando recibe un aviso del DHS de que el individuo ha sido deportado o retirado de Estados Unidos”.

Los datos sobre las personas deportadas por el DHS se comparan con los archivos del SSA para localizar un Número de Seguro Social (SSN) o para verificar que el SSN reportado por el DHS asignado a la persona deportada es correcto”, dijo Patricia Raymond, portavoz de la agencia.

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La política mencionada por Raymond precisa que el DHS “rutinariamente envía informes a la SSA sobre deportaciones y que mantiene esos datos en sus archivos.


Las explicaciones, sin embargo, no despejan las dudas. Sobre todo, porque el programa anunciado por el DHS no elimina los temores de que el gobierno insista, por cualquier medio legal posible, acceder a la data de los millones de indocumentados que viven bajo las sobras del anonimato.

¿Qué dice la ACLU?

La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) puso en la mira las actividades del gobierno de Trump, sobre todo en materia de inmigración.

En abril del año pasado, el grupo de derechos civiles, bajo el amparo de la Ley de Libertad de Información (FOIA), exigió información sobre si la SSA cumple con la ley federal y no comparte información fiscal confidencial con las autoridades de inmigración.

Explicó que los empleadores deben informar el nombre, el número de Seguro Social y la información de ganancias de cada empleado al IRS en los formularios "W-2". Y que, según las leyes fiscales, estos formularios pueden compartirse con la SSA para la administración del sistema de Seguridad Social.

Las leyes fiscales permiten que el IRS comparta cierta información sobre las ganancias de los trabajadores individuales con la SSA, de modo que se pueda calcular el derecho de cada trabajador a los beneficios del Seguro Social. Los empleadores deben informar el nombre, el número de Seguro Social y la información de ganancias de cada empleado al IRS en los formularios "W-2".


Advirtió además que, si la información de las declaraciones de impuestos se compartiera con las agencias de aplicación de la ley como el DHS, eso crearía un gran desincentivo para que las personas cumplan con las leyes fiscales, en primer lugar.

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Si bien la ley federal requiere que la información tributaria se mantenga estrictamente confidencial, ACLU señala que el DHS ha intentado utilizar lo que se llama información "no coincidente" en las bases de datos de la SSA para llevar a cabo los objetivos de aplicación de la ley de inmigración.

Por eso las preocupaciones tras el anuncio del nuevo programa, porque no se conoce aún el reglamento que normará su uso.

Clima de miedo

Hines advierte que el nuevo programa “es una manera más para que la gente tenga miedo. Y si tiene miedo dejará entonces de aportar, y tampoco algunos accederán a beneficios que realmente tienen derecho de utilizar”.

Agrega que, en cuanto a las personas indocumentadas deportadas, “todos sabemos que no pueden recibir beneficios del Seguro Social, aunque su dinero al final del día se lo queda el gobierno porque no se los regresa cuando se jubilan”.

“Los indocumentados aportan más, mucho más de lo que utilizan, y todo ese dinero se queda en las arcas nacionales. Pero aquí el temor más grande es que el DHS obtenga esta información. Creo que la meta del gobierno en estos tres años es deportar a cualquier persona extranjera que no tenga estatus legal de permanencia en Estados Unidos”, puntualizó.

“No vamos a dejar de estar monitoreando. Si encontramos abusos los vamos a denunciar ante los tribunales de justicia”, aseguró.

Colaboración inquietante

El 26 de enero de 2017, un día después de que Trump firmara la orden ejecutiva sobre las jurisdicciones santuario, Univision Noticias reportó que, de acuerdo con la página web de la Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración (USCIS), para esa agencia “la privacidad es más que un valor fundamental que nosotros, como estadounidenses, acogemos: es la ley”. La página también señala que “todo el personal, incluso los empleados y contratistas federales, son responsables de manejar información personal apropiadamente de acuerdo con sus funciones oficiales”, y que el mal manejo de información “puede constituir un delito, lo cual puede resultar en multas personales”.

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Pero julio de este año, la USCIS confirmó a Univision Noticias que estaba colaborando con la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE), la agencia encargada de deportar a extranjeros, tras negarles beneficios y castigarlos por violaciones a las leyes de inmigración.

La dependencia dijo que la colaboración fue ordenada por el entonces director, Ken Cuccinelli, “para mitigar la crisis fronteriza” desatada tras la llegaba de miles de personas que huyen de sus países a causa de la violencia y la pobreza, y buscan asilo en Estados Unidos.

“Hay una emergencia nacional en nuestra frontera sur”, dijo Jessica Collins, portavoz de la USCIS por medio de un comunicado. “Debido a que el Congreso se niega a proporcionar los cambios específicos necesarios para cerrar las lagunas legales en nuestras leyes de inmigración, la USCIS continúa asociándose con el DHS y nuestras agencias hermanas para mitigar la crisis”, agregó.

A mediados de noviembre Cuccinelli dejó la dirección de la USCIS para asumir como subdirector interino del DHS.

El asesor del presidente Donald Trump, Stephen Miller, es conocido por su férrea posición en contra de la inmigración, incluso es reconocido como uno de los ideólogos del gobierno en su política antiinmigrante. Uno de sus puntos más polémicos los expuso durante una rueda de prensa en la Casa Blanca donde, en una discusión con el reportero de CNN Jim Acosta, insistió que para aceptar a un inmigrante uno de los requisitos principales debe ser que hable inglés.
La investigadora Jennifer Meldensohn, fundadora de #resistencegeanology, indagó en bases de datos públicas y herramientas web como ancestry.com y familysearch.com. Allí encontró la evidencia de que la bisabuela de Miller, refugiada europea de origen judío que llegó a EEUU a finales del siglo XIX, solo hablaba 
<a href="http://dle.rae.es/?id=cC0P95H">yidis</a>. “Stephen Miller está a favor de los inmigrantes que hablan inglés, pero el censo de 1910 muestra que su propia bisabuela no podía”, publicó Mendelsohn en su Twitter y mostró documentos históricos.
Stephen Miller ha insistido en que solo los inmigrantes con preparación deben ser aceptados en EEUU. Renee Stern Steinig, expresidenta de la Sociedad de Genealogía judía de Long Island y colaboradora del movimiento #resistencegeanology, encontró que al bisabuelo inmigrante de Miller le fue negada la ciudadanía estadounidense en 1932, pero que luego le fue concedida. Steinig publicó los documentos en su cuenta de Facebook y escribió: “Acabo de encontrar la petición de naturalización de Nison (alias Max) Miller, bisabuelo inmigrante del asesor de Trump Stephen Miller. ¡Un tipo de mirada fuerte! Su petición fue rechazada. La razón: Ignorancia” (...). La investigadora también encontró que antepasados de Miller se beneficiaron de la 'inmigración en cadena'.
Durante una entrevista a NPR el jefe del gabinete de Donald Trump y ex secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, justificó el trato de su gestión a los inmigrantes diciendo: “Ellos no hablan inglés. Ellos no se integran bien. Ellos no tienen habilidades. No son malas personas. Ellos están viniendo por una razón. Y yo simpatizo con sus razones. Pero las leyes son las leyes (...)”.
“Aquí está la abuela materna de John Kelly, Teresa, una niña en el censo de 1900”, publicó Mendelsohn junto a los documentos históricos. “Su padre, un jornalero llamado John DeMarco había estado aquí por 18 años. No se hizo ciudadano, no podía leer, escribir o hablar inglés”, aseguró.
El representante republicano de Virginia, Bob Goodlatte, ha respaldado públicamente las políticas del presidente Donald Trump. "No apoyo un camino especial hacia la ciudadanía que recompense a quienes han violado nuestras leyes de inmigración", escribió en su portal web.
Otra investigadora, Megan Smolenyak, publicó en su cuenta de Twitter: “Solo por diversión, el abuelo inmigrante de Bob Goodlatte mintió en una respuesta a una pregunta de ciudadanía en el censo de 1920. Pretendió que era ciudadano estadounidense desde 1916 (NO) (...)”, aseguró en la publicación junto a los documentos históricos.
Dan Scavino, director de redes sociales del gobierno de Donald Trump, ha criticado públicamente la inmigración familiar que el gobierno describe califica de "en cadena". En su cuenta de Twitter escribió: “La migración en cadena es escandalosa en EEUU. (Marcó) un récord de 1.8 millones de inmigrantes en 2016, 14 millones desde 2006”.
Mendelsohn indagó sobre los antepasados inmigrantes de Scavino y publicó: “Entonces Dan. Digamos que Víctor Scavino llegó de Canelli, Italia en 1904, entonces su hermano Héctor en 1905, su hermano Gildo en 1912, su hermana Esther en 1913 y su hermana Clotilde y su padre Giusseppe en 1916, y todos vivían juntos en Nueva York. ¿Crees que eso podría contar como migración en cadena?
La colaboradora de la cadena Fox News Tomi Lahren, ha criticado públicamente a los inmigrantes, especialmente a los 
<i>dreamers</i>. En su cuenta de Twitter escribió: “Somos de hecho una nación de inmigrantes. Somos también una nación de leyes. Respeten nuestras leyes y serán bienvenidos. Si no, adiós #DACA”.
Mendelsohn indagó sobre los 
<a href="https://twitter.com/CleverTitleTK/status/904764041662431233">antepasados de Lahren y publicó</a>: “¿Ciudadanos respetuosos de la ley como su tatarabuelo, acusado por un gran jurado de falsificar documentos de naturalización?”, y mostró los documentos históricos.
“No puedes venir a este país con pocas habilidades, poca educación, sin entender el idioma y no puedes venir a nuestro país porque alguien te dice que se siente bien. Eso no es en lo que se basa este país”, 
<a href="https://twitter.com/foxnews/status/995467839900352512?lang=es">dijo Lauren en una intervención en Fox News.</a>
“Excepto que el censo de 1930 dice que la bisabuela 3x de Tomi había estado aquí por 41 años y todavía hablaba alemán. Su segunda bisabuela había estado aquí por 10 años. No habló inglés ¿El bautismo de su bisabuelo de 1895 de MN (Minnesota)? Escrito en noruego”, publicó sobre los antepasados de Lahren la investigadora Mendelsohn y mostró los documentos históricos.
Jennifer Mendelsohn comenzó el movimiento #resistancegenealogy luego de que el congresista republicano Steve King publicara en su Twitter: "No podemos restaurar nuestra civilización con los bebés ajenos".
“Aquí está Freda, la madre de @SteveKingIA, de 4 años, llegando a EEUU con su hermano de dos años y una hermanita en 1894. #BebésdeOtrasPersonas”, publicó la investigadora junto a los documentos históricos.
¿Por qué Estados Unidos se beneficia al tener aquí toneladas de personas de países desastrosos?”, escribió Tucker Carlson, presentador de la cadena Fox News.
Mendelsohn buscó en los archivos históricos y encontró una carta del bisabuelo de Tucker, fechada en 1913, donde cuenta cómo dejó la pobreza de Italia por la promesa de EEUU. “Principalmente debido a la escasez de oportunidades, el aislamiento de la vida en las montañas y los problemas para mantener una población que va en aumento, y finalmente a causa de esa ‘pasión por los viajes’ que alcanza a los jóvenes en un momento determinado, me embargaron un deseo violento de dejar el país y buscar fortuna en el extranjero”, dice el mensaje del bisabuelo del presentador. 
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El asesor del presidente Donald Trump, Stephen Miller, es conocido por su férrea posición en contra de la inmigración, incluso es reconocido como uno de los ideólogos del gobierno en su política antiinmigrante. Uno de sus puntos más polémicos los expuso durante una rueda de prensa en la Casa Blanca donde, en una discusión con el reportero de CNN Jim Acosta, insistió que para aceptar a un inmigrante uno de los requisitos principales debe ser que hable inglés.
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