Muestras de ADN de inmigrantes que propone el gobierno irán a una base de datos del FBI que almacena información de criminales

El nuevo plan parte de la política migratoria de 'tolerancia cero' fue publicado en el Registro Federal por el Departamento de Justicia y abierto a un corto período de comentario público que vence el próximo 12 de noviembre.

Jorge Cancino
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Jorge Cancino.
El Departamento de Justicia dio a conocer este lunes que la evidencia servirá para que el gobierno coteje la información de los extranjeros con historiales criminales y para identificar posibles peticiones de refugio que son fraudulentas.
Video Oficializan plan de Trump para recolectar muestras de ADN de migrantes en la frontera que solicitan asilo

El gobierno de Donald Trump propuso tomar muestras de ADN a los inmigrantes detenidos y enviar los resultados a una base de datos de criminales condenados que administra el Buró Federal de Investigaciones (FBI).

El nuevo plan, parte de la política migratoria de 'tolerancia cero', fue publicado el lunes en el Registro Federal (diario oficial estadounidense) por el Departamento de Justicia y abierto a un corto período de comentario público que vence el próximo 12 de noviembre.

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La norma “propone enmendar las regulaciones que requieren la recolección de muestras de ADN de individuos arrestados, acusados o condenados y de personas no estadounidenses que están detenidas bajo la autoridad de Estados Unidos”, se lee en el documento.

La regla actual

La ley vigente permite que autoridades federales recolecten muestras de ADN de personas que tienen bajo custodia como una medida de identificación regular, a la par de la toma de huellas digitales y fotografías.

Sin embargo, la norma solo apunta a personas arrestadas con cargos penales federales y no incluía a inmigrantes detenidos, entre ellos solicitantes de asilo que aguardan en centros de detención de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) pendientes de que un juez de inmigración decida sus casos.

Entre las personas que no son ciudadanos estadounidenses, la norma, además de los solicitantes de asilo, se incluye a aquellos que no son admitidos legalmente para la residencia permanente o ingresaron al país de manera ilegal (sin presentarse por un puesto de control fronterizo autorizado).

Lo habían anticipado

A principios de febrero del año pasado funcionarios del Departamento de Estado anunciaron que el FBI construiría una base de datos con información de ADN de migrantes detenidos en la frontera.

La herramienta, agregaron, podrá ser utilizada por “otras divisiones” del gobierno, y esto “nos va a permitir identificar mejor a una persona que entró ilegalmente al país", agregaron.

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Funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) también anticiparon en esa ocasión que "ya estamos recolectando datos biométricos tradicionales, esto va a ser un conjunto adicional que nos ayudaría a la identificación futura de las personas".

El gobierno estima que la toma de muestras de ADN permitirá elaborar perfiles “más completos” de extranjeros indocumentados para poderlos deportar, una de las principales promesas de campaña del mandatario.

Respuesta de la ACLU

Tras conocer los planes del gobierno sobre la construcción de una base de datos con muestras de ADN de inmigrantes, la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) dijo que la recolección forzada de estas muestras “plantea serias preocupaciones de privacidad y libertades civiles, y carece de justificación, especialmente cuando el DHS ya está utilizando métodos de identificación menos intrusivos como las huellas digitales”.

“Nuestro ADN no solo revela información profundamente personal sobre nosotros, sino también información sobre nuestros familiares. Esto significa que las políticas de inmigración racistas de la administración también implicarán los derechos de los miembros de la familia en otros países y miembros de la familia aquí, incluidos los ciudadanos estadounidenses”, agregó.

El grupo de derechos civiles dijo además que “este tipo de recolección masiva alterará el propósito de la recolección de ADN, de uno de investigación criminal a la vigilancia de la población, lo cual es contrario a nuestras nociones básicas de libertad y autonomía”.

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La ACLU también formuló una serie de preguntas que hasta ahora no tienen respuestas. Entre ellas: “¿Qué pasa si el gobierno usa la información genética que recolecta para determinar el acceso al empleo, nuestra capacidad de tener hijos o casarnos, y otros beneficios? ¿Qué sucede si se prohíbe a las personas ingresar al país en función de su propensión a ciertas afecciones médicas? ¿Qué sucede si el gobierno decide que quiere saber la identidad de cada persona que asiste a una protesta?”

Las excepciones

La nueva regla incluye algunas excepciones, entre ellas “para extranjeros procesados para admisión legal en Estados Unidos”.

La segunda excepción incluye a los extranjeros detenidos en un puerto de entrada durante la consideración de admisibilidad y no están sujetos a más detenciones o procedimientos.

Advierte que los extranjeros que entran con documentos “pueden considerarse detenidos cuando, por ejemplo, se los retiene brevemente en los aeropuertos durante el procesamiento de rutina o se los lleva a un lado para una inspección secundaria”. En este caso no se les tomará una nuestra de ADN.

Otra excepción aplica a extranjeros recluidos en relación con la interdicción marítima, porque la recolección de muestras de ADN en situaciones de interdicción marítima puede ser innecesaria y prácticamente difícil o imposible, explica la regla.

El último grupo de exentos mencionado se refiere a aquellos extranjeros que el Secretario de Seguridad Nacional, “en consulta con el Fiscal General, determina que la recolección de muestras de ADN no es factible debido a operaciones, exigencias o limitaciones de recursos”.

Argumentos oficiales

El gobierno escribió en la nueva regla que, “la mayoría de los migrantes son arrestados sobre la base de una conducta que en sí misma es criminal”, un argumento que fue refutado por activistas que defienden los derechos de los inmigrantes.

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“Claro que no”, dice Artemio Arreola, director ejecutivo de la Coalición Pro Derechos Humanos de Illinois. “No son criminales, son personas que huyen de sus países en busca de asilo”, agrega.

“Pero además no se sabe si estas personas han cometido crímenes en sus países porque no hay bases de datos que lo demuestren. Son gente que huyó para salvar sus vidas y vienen a este país en busca de refugio. No son criminales”, reiteró”.

Arreola, sin embargo, dijo que la preocupación no solo debería estar centrada en la toma de muestras de ADN, “sino en quién se encargará de hacerlo y cuánto dinero le dará el gobierno para ejecutar este proyecto”.

“Esto resultará en un gasto millonario para los contribuyentes y el gobierno, antes de ponerlo en funcionamiento, debería transparentar el proceso”, indicó.

<b>Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años</b> en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Un grupo de migrantes bajo el programa de 'Retorno a México' 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/en-buses-o-en-vuelos-pagados-por-trump-la-angustia-lleva-a-los-centroamericanos-que-esperan-en-mexico-a-devolverse-a-sus-paises">espera para subirse al autobús que les llevará de regreso a su país</a></b>, Guatemala. Un número creciente de centroamericanos están regresando a sus lugares de origen exhaustos por las largas esperas en México como consecuencia de este plan implementado por la administración Trump desde enero. Para sus primeras cortes, 
<b>los últimos que retornaron a Tijuana contaron que tienen que quedarse en México entre seis y nueve meses más.</b>
Una migrante muestra los documentos de la política Protocolo de Protección de Migrantes recibidos de manos de las autoridades estadounidenses antes de ser devuelta a Tijuana. Más de 20,000 migrantes ya forman parte de este programa, por el cual tienen que 
<b>esperar el resto de su proceso migratorio en ciudades fronterizas en las que corren riesgos de seguridad,</b> como Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Matamoros. 
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Personal de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) brinda información a una migrante sobre el programa de Retorno Voluntario Asistido en el albergue Ágape en Tijuana, México. 
<b>La OIM está proporcionando billetes de avión pagados con fondos del gobierno de Estados Unidos </b>a los migrantes que quieran regresarse a Honduras, El Salvador y Guatemala. Un funcionario de la OIM explicó a Univision Noticias que, aunque son muchos los que sí se regresan, al menos 50% de los que se anotan en las listas pueden cambiar de opinión en el lapso de una semana.
Iván Vargas, coordinador de la línea de autobuses privada Transporte Turístico Ejecutivo, revisa la lista de pasajeros de una unidad que tiene como destino Tapachula, Chiapas. La imagen fue tomada a las afueras del albergue Ágape en Tijuana, México.
Diana Cruz, de 16 años, dice adiós a sus amigos del albergue Ágape antes de subirse al autobús que llevará a su familia de Tijuana a Tapachula. Esta familia decidió emprender el viaje de regreso a su país de origen, Guatemala, después de ver que el proceso de petición de asilo estaba muy demorado y les obligaba a esperar en México. La hermana pequeña, Atziry, de 7 años, empezó a decirle a la mamá que echaba de menos a su abuela y quería regresarse y 
<b>la madre tomó la decisión de volver para no someter a sus niñas a más sufrimiento.</b>
La frontera entre México y Estados Unidos en El Chaparral, el cruce fronterizo en Tijuana. Decenas de inmigrantes llegan a este punto cada mañana para esperar su turno para entrar y ser entrevistados por la Patrulla Fronteriza. La espera promedio para que llamen un número ahora está en al menos cuatro meses. La mayoría de los migrantes son retornados a México con una fecha para su primera corte con un juez de inmigración. Pero, al final, el caso puede tomarles hasta un año, entre otras cosas, porque sin un abogado el juez los devuelve a México —o a los centros de detención si tienen la suerte de ser admitidos en Estados Unidos— hasta que vuelvan con alguien que los represente.
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Una adolescente guatemalteca que prefirió no ser identificada sale del albergue Embajadores de Jesús, antes de subirse a un autobús cuyo destino es Tapachula. Se regresa porque teme que en su corte el juez de inmigración la devuelva a la hielera de la Patrulla Fronteriza y tenga que vivir de nuevo el frío que caracteriza a estos lugares, la mala alimentaci´on y los maltratos de funcionarios que les reiteran que no son bienvenidos en Estados Unidos, según denuncia.
El pastor Gustavo Banda, encargado del albergue Embajadores de Jesús, en el patio trasero de su casa donde organizan cada día donaciones que reciben para los migrantes. "Les están dando una esperanza muy pequeña para que se queden", dice Banda. "Los quieren desanimar porque su cita es hasta enero del año próximo", agrega. Él cree además que la falta de permisos de trabajo y la poca asistencia que les da el gobierno mexicano para regularizarse es lo que los desalienta a esperar hasta su primera fecha de corte.
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Francisco, de 34 años, quiere regresar a su país por su hijo Andy Javier, de 9 años. “Está sufriendo, mejor le regreso para Guatemala”, explica minutos antes de que parta el autobús del albergue Ágape en Tijuana.
Dos hermanos guatemaltecos de 6 años y 8 años juegan antes de subirse al autobús que les llevará de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala.
<b>Ileidy Díaz, de Guatemala, es la madre de esos niños.</b> Ella explica que su plan era que su esposo en Estados Unidos los pidiera, entre otras cosas porque ella y su hijo están enfermos: ella quería recibir tratamiento para su vitiligo y esperaba que su hijo pudiera ser tratado por una enfermedad en sus ojos. Por ahora, nada de eso ocurrirá. Díaz asegura que ya no quiere que sus hijos sufran más mientras esperan hasta el 14 de enero, cuando le tocará su fecha de corte. Cuenta que en la hielera les maltrataron, que a ella los funcionarios de la Patrulla Fronteriza la obligaron a la fuerza a firmar su regreso a México mientras sus hijos lloraban. "El miedo que eso me generó me hace devolverme a mi país", dice.
José Mario Sarmiento, de Honduras, en un autobús que viaja de Tijuana a Tapachula rumbo a Guatemala. “La vi muy difícil,” dice José Mario sobre la razón por la que ha decidido regresarse a su país. Llegó a Tijuana hace mes y medio. Quería cruzar ilegalmente ya que tiene una deportación previa, pero le dio mucho miedo la situación en la frontera y la posibilidad de ser arrestado y tener que pasar mucho tiempo en la cárcel.
Bolsas de basura cargadas de pertenencias de migrantes que se regresan a sus países de origen en un autobús privado con trayecto Tijuana-Tapachula.
<b>José María García, conocido como 'Chema', </b>encargado del albergue para migrantes Juventud 2000, parado frente a la casa ubicada en la zona norte de Tijuana, México, una de las áreas más inseguras de la ciudad. Según él, una parte de los centroamericanos que llegan al recinto deciden cruzar de forma ilegal a Estados Unidos "ya que ven que las posibilidades son cada vez más cerradas para poderse quedar o recibir el asilo", cuenta. Lo hacen, explica "porque cada vez ven más lejano (el fin de sus procesos) o cada vez ven menos las posibilidades de quedarse en los Estados Unidos". En sus estimaciones, 30% de los que llegan a su albergue se marchan o a su país o a la frontera para cruzar sin ser vistos.
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Silvia Gómez, de 25 años, sentada junto a su hija de 9 años en el autobús en el que harán el primer trayecto hasta Tapachula. Se marcha porque su familia en Guatemala se lo pidió. Le dijeron que esperar hasta el 15 de enero de 2020 por su primera corte era un tiempo excesivo para andar con una niña en un albergue. Sus planes no están claros aún: cree que dejará a su hija en Guatemala y regresará a México cuando se aproxime su fecha de entrada a Estados Unidos para presentarse ante el juez de inmigración.
Imagen Almudena Toral/Univision
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