Por qué los carteles ahora están robando agua en California en medio de una gran sequía

En comunidades desérticas impactadas por una intensa sequía, los carteles han emprendido un saqueo masivo de agua para sus cosechas ilegales. Usan pipas, camiones cisterna y camionetas pick up para transportar a granjas clandestinas miles de galones que roban de hidrantes y pozos privados.

Foto Isaias Alvarado
Por:
Isaías Alvarado.
Autoridades arrestaron a 12 de 19 personas presuntamente vinculadas a una banda de narcotráfico. Esto, como parte del operativo Horse Caller. Según el Buró Federal de Investigaciones (FBI), usaban personas denominadas como ‘mulas’, que ocultaban la mercancía en sus cuerpos para ingresarla desde México. El reporte indica que la droga era distribuida en los condados de Orange y Riverside.
Video Vendían heroína vía telefónica: FBI desmantela banda de narcotráfico que operaba en el sur de California

Nunca, en los 10 años que su empresa de seguridad privada lleva operando en el sur de California, Kelly Gregg había tenido dos contratos con agencias de gobierno para investigar quiénes estaban robando agua de los hidrantes para incendios en comunidades desérticas.

Sus guardias suelen portar armas de fuego y en esa tarea fue imprescindible llevarlas en la cintura, porque afectarían los intereses de narcotraficantes que llegaron a esa región para sembrar marihuana de manera ilegal.

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La madrugada del 17 de abril, mientras recorrían el área de Phelan, en el condado de San Bernardino, los vigilantes sorprendieron a un hombre que conectó una manguera a un hidrante y usó una bomba para llenar un contenedor de plástico en un vehículo.

El sospechoso se estacionó a un costado de la carretera 18, cerca del cruce con un camino de tierra. Estaba, literalmente, en medio de la nada.

“Llamamos los alguaciles de San Bernardino y no pasó nada. Porque el robo de electricidad sí es un delito grave, pero el robo de agua, no. Es un delito menor por el que recibes una multa de 500 dólares”, dijo Gregg en una entrevista con Univision Noticias.

“Ese robo de agua era parte de una operación de siembra de marihuana ilegal. No tenían un inmueble, ni electricidad, ni agua, ni otros servicios públicos. Instalaron un campamento en la propiedad de alguien más y empezaron a producir marihuana”.

Dos hombres supuestamente roban agua de un hidrante y llenan recipientes dentro de un camión rentado en una zona desértica del sur de California.
Dos hombres supuestamente roban agua de un hidrante y llenan recipientes dentro de un camión rentado en una zona desértica del sur de California.
Imagen Cortesía Kelly Gregg


Gregg cree que estos delincuentes vigilaron a los elementos de su empresa, True Liberty Protection Services, para poder regar sus plantas sin contratiempos. “Ellos constantemente roban agua. Lo que hacen es que esperan a que pasemos y, cuando ven que nos fuimos, vuelven a conectarse al hidrante. Así que pudieron haber robado agua por meses”, indicó.

- ¿Qué tan peligroso es hacer este tipo de investigaciones?, se le preguntó.

- Todos nuestros guardias están armados. Nos preocupa porque no sabemos con quién nos topamos. Tenemos carteles mexicanos y chinos que están haciendo estas operaciones en la región, afirmó.

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Conforme la sequía de California se vuelve cada vez más extrema, el robo de agua ligado a los cultivos de marihuana ha crecido a niveles alarmantes. Este año van más de 120 denuncias por ese delito, que es más del doble que la década pasada, según datos del gobierno.

Esta práctica ilegal sucede precisamente en las comunidades que tienen menos acceso al líquido y donde ahora los traficantes están haciendo crecer decenas de miles de plantas de cannabis. Bajaron de las montañas, donde antes las cultivaban, para hacerlo en el desierto, creyendo que la despenalización del consumo de la marihuana recreativa les permitiría hacerse pasar como granjas legítimas.

Durante varios días, los vigilantes de True Liberty Protection Services siguieron de cerca las pipas de agua y vehículos sospechosos que circulaban por una localidad en el condado de San Bernardino, en California.
El uso de estos vehículos era muy extraño en la zona, pues los vecinos no los usan porque tienen pozos privados de los cuales extraen el agua que usan cotidianamente.
Los fueron siguiendo por calles y caminos de tierra, hasta llegar a lugares solitarios cubiertos con lonas negras, de donde emanaba un fuerte olor a marihuana.
Kelly Gregg, vicepresidente de la compañía, afirma que llegaron a espiar un camión cisterna del tamaño de los que mueven combustible.
“Es cuando dije: ‘guau, no puedo creer que ahora el agua sea más valiosa que la gasolina’. Porque estos sujetos, en lugar de transportar gasolina llevaban 50,000 galones de agua en cada viaje”, señaló Gregg.
En un tiempo, para despistar a la Policía, los ladrones dejaron de usar pipas y empezaron a transportar el agua robada en contenedores de plástico con capacidad para 330 galones que ponían en camionetas.
“Las monitoreamos y encontramos que ellos movían mucha agua. Unos ejemplos para que te des una idea: en un lugar calculamos que se robaron más de 50,000 galones de agua en un período de 12 horas, en otro sitio fueron 40,000 galones y en un tercero 60,000 galones”, afirmó Gregg.
Más tarde rentaron camiones de U-Hall y otras empresas, dentro de los cuales ponían enormes recipientes que llenaban desde los hidrantes. En la imagen aparecen dos presuntos ladrones de agua.
El ir y venir de vehículos era constante en las comunidades vigiladas por esta empresa. Se reabastecían en 30 minutos y volvían hora y media después, cuando ya habían dejado el líquido en pozos, contenedores y pipas dentro de los campamentos ilegales.
En ocasiones, sin embargo, la única evidencia que encontraron los guardias de esta compañía fueron mangueras tiradas junto a los hidrantes.
Conforme la sequía de California se vuelve cada vez más extrema, el robo de agua ligado a los cultivos de marihuana ha crecido a niveles alarmantes. Este año van más de 120 denuncias por ese delito.
Esta práctica ilegal sucede precisamente en las comunidades que tienen menos acceso al líquido y donde ahora los traficantes están haciendo crecer decenas de miles de plantas de cannabis.
En el Valle del Antílope, el saqueo masivo ha metido en un predicamento a cientos de habitantes y varias granjas dedicadas al cultivo de papa, alfalfa y zanahorias.
Allí se detectaron este año más de 500 cultivos ilegales de marihuana, tres veces más que el año pasado.
Las autoridades estiman que los narcos están consumiendo hasta 5.4 millones de galones de agua por día en los condados de Los Ángeles, Riverside y San Bernardino.
“El robo de agua durante una época de sequía es un gran problema”, advirtió Eric Lindberg, jefe del área de geología de la Junta para la calidad del agua en la región de Los Ángeles.
En los bosques de California, donde aún siguen detectando campamentos clandestinos, los agricultores de los carteles suelen desviar el curso de los arroyuelos y disminuir su cauce con mangueras.
De 30,000 granjas de la hierba que operan en todo el estado, tantas como 24,000 (el 80% del total) no están registradas ante la Junta de Agua de California, es decir, no tienen permiso para usar agua.
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Durante varios días, los vigilantes de True Liberty Protection Services siguieron de cerca las pipas de agua y vehículos sospechosos que circulaban por una localidad en el condado de San Bernardino, en California.
Imagen Cortesía Kelly Gregg

El impacto en el Valle del Antílope

Para mantener sus enormes invernaderos clandestinos han succionado millones de galones de agua de los pozos privados y de estaciones de servicio remotas. En el Valle del Antílope, el saqueo masivo dirigido por operadores de carteles mexicanos ha metido en un predicamento a cientos de habitantes y varias granjas dedicadas al cultivo de papa, alfalfa y zanahorias.

Así lo reveló el jefe de la oficina de Alguaciles del condado de Los Ángeles (LASD), Alex Villanueva, al anunciar hace unas semanas una operación que concluyó con la incautación de unas 373,000 plantas y 33,480 libras de la hierba ya cosechada, que habrían generado una ganancia de casi 1,200 millones de dólares. Es el mayor decomiso en su tipo que jamás se haya dado en esta jurisdicción.

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“Hay varias docenas de granjas que operan en el área. Cada una tiene cientos de acres y sé que al menos dos granjeros se van a salir del negocio el próximo año porque el costo del agua se disparó por la escasez debido al robo de agua”, señaló Villanueva en una conferencia de prensa.

En ese operativo en el que participaron más de 400 policías y agentes federales detectaron que varias pipas eran usadas para transportar el agua que extraían sin autorización. “Les roban el agua, en medio de la noche, de los propios pozos de los granjeros”, señaló el jefe policial.

La llegada de los carteles al Valle del Antílope no pasó desapercibida. De 150 cultivos que los agentes antinarcóticos detectaron en 2020, la cifra se disparó a más de 500 hasta julio pasado.

Sumando los sembradíos ilícitos detectados en condados vecinos, como Riverside y San Bernardino, las autoridades estiman que los narcos están consumiendo hasta 5.4 millones de galones de agua por día en el sur del estado, afectando a miles de personas a quienes el gobierno les está pidiendo conservar el líquido.

Por años se ha dicho que hacer creer una planta de marihuana requiere hasta seis galones de agua por día durante un período de cultivo de 12 semanas y que del producto de esta ganaban 1,200 dólares. Un estudio reciente de la Universidad de California en Berkeley concluye que estos cultivos requieren menos agua de lo que se creía y que sería similar a los de tomate: un galón por día para cada planta. A pesar de ello, el saqueo sin control de un recurso que escasea tanto debido al cambio climático está afectando la vida de muchos californianos, insisten los expertos.

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“El robo de agua durante una época de sequía es un gran problema”, advirtió Eric Lindberg, jefe del área de geología de la Junta para la calidad del agua en la región de Los Ángeles, en la conferencia. “El mercado ilícito del cannabis lastima a los negocios legítimos que se esfuerzan para cumplir con las regulaciones ambientales y en proteger nuestros recursos naturales”, agregó.

Este funcionario señala que dichos invernaderos suelen contaminar el agua y el subsuelo con potentes pesticidas cuyo uso está prohibido en el país, fertilizantes tóxicos, basura y desechos humanos. También se teme que las bombas de gasolina utilizadas en la succión podrían infectar los mantos acuíferos.

Rex Parris, alcalde de Lancaster, alertó que los sembradíos de marihuana no solo están impactando el abasto de agua, sino que también provocan el hundimiento de esa zona. “Y una vez que se hunde nunca regresa. Estamos hablando sobre si el Valle del Antílope podrá sobrevivir si esto continúa”.

26,000 granjas ilegales

En los bosques de California, donde aún siguen detectando campamentos clandestinos, los agricultores de los carteles típicamente desvían el curso de los arroyuelos y disminuyen su cauce con mangueras que riegan por goteos las plantas. Eso afecta a pobladores y granjeros que, montaña abajo, esperan el líquido.

“Algunos de los problemas más importantes en torno a los sitios de cultivo ilegales son las alteraciones no autorizadas de los lechos de los arroyos, las desviaciones ilegales de agua, la destrucción del hábitat, el uso ilegal de pesticidas y la caza furtiva”, menciona el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California (CDFW) en un comunicado enviado a este medio.

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De acuerdo con la dependencia, sus agentes realizaron 95 arrestos por delitos relacionados con cultivos ilegales de cannabis en 2020 y anticipan un número similar este año. “Es importante tener en cuenta que la mayoría de las quejas por el transporte de agua a granel se originan en áreas donde las actividades comerciales de cannabis están prohibidas y que dependen principalmente del agua subterránea”, destacó la CDFW.

Los comercios legítimos deben proporcionar información sobre la ubicación del cultivo, su tamaño y de dónde proviene la fuente de agua. Luego, el CDFW verifica que el impacto ambiental sea mínimo. En el proceso de permisos, las Juntas regionales de Agua examinan la contaminación asociada con las descargas a lagos y arroyos provenientes del cultivo de cannabis. Ante la sequía, les prohíben desviar agua a nivel de la superficie hasta el próximo 31 de octubre.

El problema es que muy pocos cumplen con las normas: se estima que de 30,000 granjas de la hierba que operan en todo el estado, tantas como 24,000 (el 80% del total) no están registradas ante la Junta de Agua de California, una agencia que en años recientes ha observado un incremento en las quejas de personas que observan cómo pipas roban agua principalmente para sembradíos ilícitos.

"Más valiosa que la gasolina"

Kelly Gregg, vicepresidente de la empresa de seguridad True Liberty Protection Services, dice que cuando sus guardias vigilaban cientos de hidrantes en el desierto de Mojave su investigación se enfocó en seguir las pipas que circulaban por la zona, las cuales llegaban hasta plantíos ilegales de marihuana. Su presencia era obvia, ya que los vecinos no las necesitan pues tienen sus propios pozos.

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“Las monitoreamos y encontramos que ellos movían mucha agua. Unos ejemplos para que te des una idea: en un lugar calculamos que se robaron más de 50,000 galones de agua en un período de 12 horas, en otro sitio fueron 40,000 galones y en un tercero 60,000 galones”, afirmó Gregg.

Para despistar a la Policía, los traficantes dejaron de usar pipas y empezaron a transportar el agua robada en contenedores de plástico con capacidad para 330 galones que ponían en camionetas pick-up. Más tarde rentaron camiones de la empresa U-Hall, dentro de los cuales ponían enormes recipientes que llenaban desde los hidrantes. Sus vigilantes fotografiaron a dos hombres usando ese método. “Cuando los llenaban, cerraban la puerta y no podías ver qué había adentro”, indicó Gregg.

Como resultado de su investigación, la compañía de Gregg tiene ahora una colección de fotos de pipas, camionetas y camiones que fueron siguiendo por calles y caminos de tierra, hasta llegar a lugares solitarios cubiertos con lonas negras, de donde emanaba un fuerte olor a marihuana. A veces, la única evidencia que encontraron fueron mangueras tiradas junto a los hidrantes.

Gregg afirma que llegaron a espiar un camión cisterna del tamaño de los que mueven combustible. “Es cuando dije: ‘guau, no puedo creer que ahora el agua sea más valiosa que la gasolina’. Porque estos sujetos, en lugar de transportar gasolina llevaban 50,000 galones de agua en cada viaje”, señaló.

El ir y venir de vehículos era constante. Se reabastecían en 30 minutos y volvían hora y media después, cuando ya habían dejado el líquido en pozos, contenedores y pipas dentro de los campamentos ilegales. “Trabajan día y noche… porque no tienen ningún servicio público en sus locaciones”.

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En San Bernardino, varios residentes han instalado cámaras de seguridad para vigilar sus pozos y las agencias de gobierno están colocando hidrantes con candados y han retirado los que no consideran necesarios. Gregg cree que otra medida eficaz sería castigar con penas más severas a los ladrones. “Hasta que el sistema judicial de California decida enfocarse en los cultivos ilegales, corremos el riesgo de que vacíen nuestro suministro de agua”, advirtió.

Presuntos sicarios del Cartel de Jalisco sujetan rifles de guerra en el municipio de Aguililla, a 270 kilómetros al suroeste de Morelia, la capital de Michoacán. El poblado fue tomado por esta organización criminal, de acuerdo con la agencia que tomó la imagen, Cuartoscuro.
Los hombres posaron con fusiles de francotirador, rifles automáticos, municiones, vehículos con blindaje casero y un dron. Varios traían las siglas ‘CNJG’ adheridas a sus chalecos.
Michoacán es uno de los bastiones del Cartel de Jalisco. En ese territorio se enfrenta a otras organizaciones criminales, como ‘Los Viagras’ y Carteles Unidos. Disputan el control de un estado donde se encuentra el puerto más grande de México, el de Lázaro Cárdenas, y que tiene una enorme producción de goma de opio y drogas sintéticas.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ) ha catalogado al de Jalisco como el cartel “mejor armado de México” y por información que lleva a la captura de su líder Nemesio Oseguera Cervantes, alias ‘El Mencho’, ofrece una recompensa de 10 millones de dólares.
Esta imagen corresponde a un video que se viralizó en las redes sociales aparecen tantos como 75 integrantes del CJNG al lado de 19 vehículos acorazados, incluyendo ‘camionetas monstruo’. La DEA verificó su autenticidad y lo consideró una muestra de que el Cartel de Jalisco estaba “lleno de poder”.
En un bullicioso paseo en Aguililla, el cartel también exhibió en otra grabación sus trofeos de guerra en la zona: dos vehículos blindados de fabricación casera, semejantes a tanques, de los que presumen como "otro regalito" arrebatado al cartel rival de 'Los Viagras'.
Las huellas de uno de los enfrentamientos armados ocurridos en Michoacán, que es considerado uno de los estados clave en el mapa del narcotráfico de México.
Un informe de la DEA asegura que el CJNG pactó con La Nueva Familia Michoacana para enfrentar a los gatilleros de 'Los Viagras'. Y en el sur del país se alió con la organización criminal Guerreros Unidos, cuyo poder ha crecido porque controla el norte de Guerrero, el territorio mexicano que más cultiva goma de opio, de la cual se produce la heroína.
‘El Mencho’ también acordó con el Cartel del Golfo trabajar en Tamaulipas y Zacatecas, lo cual ha puesto en jaque la importación de heroína y cocaína por las zonas de McAllen y Brownsville, en Texas, según la DEA.
Dicha estrategia le ha permitido al Cartel de Jalisco tener “una presencia significativa en 23 de los 32 estados mexicanos, con la mayor parte de su crecimiento y territorio en el centro de México y en ubicaciones estratégicas en la frontera entre Estados Unidos y México”, apunta la agencia antinarcóticos.
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Presuntos sicarios del Cartel de Jalisco sujetan rifles de guerra en el municipio de Aguililla, a 270 kilómetros al suroeste de Morelia, la capital de Michoacán. El poblado fue tomado por esta organización criminal, de acuerdo con la agencia que tomó la imagen, Cuartoscuro.
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