Los ‘mac and cheese’ procesados contienen químicos que pueden resultar tóxicos si se consumen en exceso

Un estudio reciente sobre los ftalatos presentes en los productos de queso ha desatado una polémica en torno a esta popular comida infantil. ¿Hay motivos para alarmarse? Lo explicamos.

María Isabel Capiello
Por:
María Isabel Capiello.
Un niño tendría que comer cinco cajas de macarrones con queso al día para estar potencialmente en riesgo, según la publicación 
<a href="http://www.popsci.com/amp/mac-n-cheese-toxic">Popular Science.</a>
Un niño tendría que comer cinco cajas de macarrones con queso al día para estar potencialmente en riesgo, según la publicación <a href="http://www.popsci.com/amp/mac-n-cheese-toxic">Popular Science.</a>
Imagen Kathy Willens/AP

Esta semana se divulgó un estudio que indicaba que los ftalatos, una variedad de químicos que fueron prohibidos hace años en la fabricación de juguetes infantiles, podrían estar presentes en una de las comidas familiares por excelencia: los macarrones con queso. Pero no te alarmes. Hay que interpretar estos resultados en su justa medida.

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Antes que nada, ¿qué son los ftalatos? Se trata de un tipo de plastificante que sirve para suavizar los productos como juguetes, botellas o empaques, explican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Además, se agregan a las lociones para que penetren más fácilmente la piel y que su fragancia dure más tiempo. También están presente en casi todos los productos lácteos, así como en frutas y vegetales. En pocas palabras: se encuentran casi por todas partes y no porque se agreguen deliberadamente, sino porque se ‘filtran’ desde los empaques durante los procesos de manufactura.

Algunos estudios han sugerido que estos químicos pueden desencadenar problemas hormonales y afectar el desarrollo del feto. También se indaga en su relación con el asma, obesidad o autismo. Pero la evidencia no es contundente. “Sí, son potencialmente tóxicos pero no se ha comprobado una causalidad directa… todavía”, aclara Bill Lasley, investigador de la Universidad de California que trabajó en un estudio en torno al tema encargada por la Agencia Estadounidense de Protección Ambiental (EPA).

El queso en polvo utilizado en las mezclas de macarrones con queso de muchas marcas (incluyendo las orgánicas) tuvo la mayor concentración de ftalatos (hasta cuatro veces más que el resto).
El queso en polvo utilizado en las mezclas de macarrones con queso de muchas marcas (incluyendo las orgánicas) tuvo la mayor concentración de ftalatos (hasta cuatro veces más que el resto).
Imagen iStock

Una ley de 2008 prohíbe que se usen en los juguetes. Esa etiqueta que suele aparecer en muchos contenedores 'BPA Free' indica que el producto es libre de ftalatos. Varios grupos ambientales pidieron a la FDA del año pasado que sacara estos componentes de la comida, los empaques y los equipos de manufactura, pero la solicitud no ha sido procesada por problemas técnicos, según el diario NYT.

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El estudio en cuestión, que no ha sido publicado en una revista científica acreditada, fue encargado a un laboratorio independiente a petición de la Coalición por un Procesamiento y Empaque Seguro de EEUU que se sumó a la campaña de una madre que lidera un movimiento llamado #KleanUpKraft. “Mi hijo nació con un defecto congénito. Nadie puede decir con seguridad qué lo causó o que las comidas que consumí durante el embarazo incidieron, pero este mismo defecto ha sido asociado a los ftalatos”, se lee en una solicitud online que pide a la compañía de alimentos eliminar este químico de sus empaques.

Se analizaron 30 productos de queso y en todos salvo uno se detectó la presencia de ftalatos. El queso en polvo utilizado en las mezclas de macarrones con queso de muchas marcas (incluyendo las orgánicas) tuvo la mayor concentración (hasta cuatro veces más que el resto).

Sin excesos

La dosis es un dato muy importante a la hora de considerar su potencial toxicidad. No se sabe con precisión cuál sería el nivel seguro de consumo de ftalatos en humanos porque los estudios se han hecho en animales. La administración de seguridad alimenticia de Europa se rige por un nivel de 0.05 miligramos por kilo al día en adultos, basándose en un estudio reproductivo hecho en ratas.

Tal y como advierte la publicación Popular Science, usando la data del nuevo reporte sobre los macarrones con queso, un hombre estadounidense tendría que consumir 42 cajas de este producto por día para llegar a una dosis peligrosa de ftalatos en su cuerpo.

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La Agencia Estadounidense de Protección Ambiental (EPA) baja la dosis segura a 0.02 miligramos por cada kilo de peso por día en el caso de infantes. Esto quiere decir que un niño de dos años tendría que comer cinco cajas de macarrones con queso al día para estar potencialmente en riesgo.

De todas formas siempre será más sano si preparas la receta en casa. “Lo más seguro es servir comida no procesada a los niños. Los alimentos son la fuente más preocupante de ftalatos”, aclara Shanna Swan, profesora y vicedirectora de investigación en el Centro Médico Mount Sinai, que ha hecho varias investigaciones en torno a los efectos de los ftalatos.

El problema con los alimentos procesados como los macarrones con queso no se limita a los ftalatos. “Aunque abrir una lata o calentar una comida lista en el microondas es más sencillo y rápido, la cantidad de aditivos, sodio y azúcar en estos alimentos procesados es extremadamente alta y por tanto no es buena para la salud de niños y adultos”, afirma Sandra Arévalo, portavoz de la Academia de Nutrición y Dietética.

Por falta de tiempo o cansancio mucha gente recurre a productos procesados que no son saludables debido a su alto contenido de sodio.
Por falta de tiempo o cansancio mucha gente recurre a productos procesados que no son saludables debido a su alto contenido de sodio.
Imagen Steven Hausler/AP

La experta recomienda siempre leer las etiquetas de los productos. “Mientras más larga, menos saludable es el alimento y si ves nombres que no puedes pronunciar, lo mejor es que te abstengas de comprarlo”.

“Hay que volver a los tiempos en los que cocinábamos desde cero. Toma más tiempo pero es la única manera de saber lo que le estás dando a tu hijo”, insiste.

En conclusión: para abstenerte de los ftalatos tendrás que hacer mucho más que evitar que tu hijo coma macarrones con queso instantáneos porque esos químicos están por todas partes. Y no sólo debes tener precaución con estos componentes. Lo mejor es limitar los alimentos procesados en general.

El aceite de coco ha ganado popularidad en los últimos años y se ha convertido en el sustituto de muchos productos de alimentación, e incluso de higiene como el champú, el desmaquillante, la pasta de dientes y el acondicionador.
En la cocina, se usa para hacer salteados, freír, untar en el pan como si fuera mantequilla y hasta para preparar gazpachos.
Pero esta semana, la American Heart Association publicó un 
<a href="http://circ.ahajournals.org/content/early/2017/06/15/CIR.0000000000000510">reporte</a> que corrobora lo que las investigaciones científicas han dicho a lo largo de los años: 
<b>las grasas saturadas (abundantes en el aceite de coco) son malas para la salud y es mejor sustituirlas por las insaturadas</b>.
Aún así, 
<b>existe mucha confusión en torno al tema</b>. Una 
<a href="https://www.nytimes.com/interactive/2016/07/05/upshot/is-sushi-healthy-what-about-granola-where-americans-and-nutritionists-disagree.html?mcubz=0">encuesta</a> que hizo el diario New York Times el año pasado, reveló que el 72% del público cree que el aceite de coco es bueno para la salud, lo que solo suscribe el 37% de los nutricionistas.
El aceite de coco tiene muy buen sabor y hierve a una temperatura más alta que los otros aceites, dos atributos muy útiles en la cocina. Sin embargo, 
<b>está compuesto principalmente por grasas saturadas, que elevan los niveles de LDL (lipoproteínas de baja densidad, colesterol malo)</b>, que causan arterioesclerosis (una condición en la cual se tapan las venas, debido a la acumulación de grasas y que puede desencadenar
<a href="http://www.univision.com/noticias/salud-y-mujer/las-senales-de-un-infarto-son-menos-obvias-de-lo-que-parecen-ella-tuvo-dos-y-no-supo-reconocerlos"> ataques cardíacos</a> o derrames cerebrales).
En vista de que 
<b>el aceite de coco no tiene ningún beneficio que contrarreste su alto nivel de grasas saturadas</b>, la American Heart Association aconseja limitar su consumo. Esto no quiere decir que debas excluirlo por completo de la dieta, sino que, como todo, es preferible que lo uses con moderación.
Las grasas forman parte de una dieta balanceada, pero los especialistas sugieren 
<a href="http://circ.ahajournals.org/content/early/2017/06/15/CIR.0000000000000510">reemplazarlas</a> por las insaturadas. Parte de la confusión acerca de las grasas saturadas radica en que muchas veces la gente las sustituye por carbohidratos y azúcares (aunque sí se puede reemplazar por los carbohidratos presentes en los granos enteros) y de esta manera no mejoran la calidad de su dieta para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular.
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El aceite de coco ha ganado popularidad en los últimos años y se ha convertido en el sustituto de muchos productos de alimentación, e incluso de higiene como el champú, el desmaquillante, la pasta de dientes y el acondicionador.
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