Por qué el tiempo vuela cuando disfrutas (y parece detenerse cuando lo estás pasando mal)

La gran anticipación ante un evento agradable, como las vacaciones, contribuye a que tengamos la sensación de que se va a esfumar apenas empieza. Lo prueba un nuevo estudio que indica que tendemos a percibir los acontecimientos positivos futuros como más lejanos y de menor duración que los negativos o neutros.

Natalia Martín Cantero
Por:
Natalia Martín Cantero.
Un buen fin de semana parece más lejano y más corto, mientras que un fin de semana terrible parece más cercano al día de hoy y de mayor duración.
Un buen fin de semana parece más lejano y más corto, mientras que un fin de semana terrible parece más cercano al día de hoy y de mayor duración.
Imagen Unsplash

Faltan poco más de dos semanas para que comience la temporada veraniega, así que quizá sea un buen momento para revisitar esa intuición que a todos nos ha asaltado alguna vez: ¿por qué lo bueno, y en concreto las vacaciones largamente anticipadas, parecen esfumarse como por encanto?

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En este bosque se adentra Selin Malkoc, profesora en la Escuela de Negocios Fisher de la Universidad Estatal de Ohio, con su nuevo estudio. "La espera aparentemente interminable del comienzo de las vacaciones, combinada con la sensación de que pasarán volando, lleva a la gente a sentir que el principio y el final de su tiempo libre están igualmente alejados del presente", dijo Malkoc, coautora de la investigación publicada en el Journal of Consumer Psychology hace unos días. “Dicho de otra manera: en su mente, las vacaciones se acaban en cuanto empiezan. No tienen duración".

Malkoc prueba en sus estudios que la anticipación de un acontecimiento negativo —como una intervención médica — invierte los efectos de un acontecimiento positivo: la gente siente que el acontecimiento negativo está a la vuelta de la esquina y que durará mucho tiempo.

El artículo recoge cuatro estudios relacionados que llegan a conclusiones similares. En uno de ellos, 451 participantes consideraron el siguiente fin de semana, que se preveía divertido, terrible o simplemente bueno. A continuación, indicaron lo lejos que les parecía el principio y el final de ese fin de semana en una escala de 0 a 100 (0=muy cerca, 100=muy lejos).

Los resultados mostraron que un buen fin de semana parecía más lejano y más corto, mientras que un fin de semana terrible parecía más cercano al día presente y de mayor duración.



Otro estudio demostró que cuando se pedía a las personas que indicaran directamente cuánto tiempo esperaban que durara un acontecimiento positivo, pensaban que pasaría rápidamente.

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El estudio prueba que algunas intuiciones muy extendidas no son nada descabelladas. Pero, además, estos hallazgos pueden tener implicaciones interesantes a medida que la gente empieza a planear vacaciones y otros eventos agradables tras la remisión de la pandemia. "Si las vacaciones parece que van a terminar tan pronto como comienzan, esto puede hacer que la gente sea menos propensa a planear eventos específicos durante su tiempo libre", dijo la autora.

Lo que queda en la memoria

Un segundo estudio publicado hace unos días se adentra en otro aspecto de nuestra experiencia que guarda relación con la sensación de fugacidad que tantas veces acompaña el periodo vacacional. ¿Qué información se retiene en la memoria a lo largo del tiempo y qué partes se pierden?

Es una gran pregunta que se ha investigado abundantemente a lo largo de los años, y a la que un equipo de investigadores de las Universidades de Glasgow y Birmingham tratan de dar respuesta con un nuevo trabajo publicado en Nature Communications.

La investigación demuestra lo que ya sospechábamos: nuestros recuerdos se vuelven menos vibrantes y detallados con el paso del tiempo, y solo conservamos lo esencial. Además, el proceso de destilar nuestros recuerdos se potencia cuando recordamos con frecuencia nuestras experiencias recientes.

El trabajo podría tener implicaciones para las personas que padecen trastorno de estrés postraumático, ya que experimentan una rumiación constante de sus recuerdos; al cuestionamiento repetido de los testimonios de testigos presenciales e incluso en las mejores prácticas para el estudio de los exámenes.

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Aunque los recuerdos no son copias exactas del pasado (recordar es un proceso altamente reconstructivo), los expertos sugieren que el contenido de un recuerdo podría cambiar cada vez que lo traemos a la mente.



Para este estudio, los investigadores desarrollaron unas pruebas que sondean la calidad de los recuerdos visuales a través de imágenes con un margen de varios días, para concluir que los participantes eran más rápidos en recordar los elementos significativos.

“Muchas teorías sobre la memoria parten de la base de que, con el paso del tiempo, y a medida que las personas vuelven a contar sus historias, tienden a olvidar los detalles superficiales, pero conservan el contenido semántico y significativo de un acontecimiento", dijo Julia Lifanov, autora principal del estudio. "Imagina que recuerdas una cena con un amigo antes de la crisis: te das cuenta de que no puedes recordar la decoración de la mesa, pero sabes exactamente lo que pediste; o recuerdas la conversación con el camarero, pero no el color de su camisa. Los expertos en memoria llaman a este fenómeno "semantización"".

Pues bien. Los recuerdos están sesgados hacia el contenido significativo en primer lugar, y este sesgo se refleja claramente también en las señales cerebrales.

¿Por qué es así? "Nuestros recuerdos cambian con el tiempo y el uso y eso es algo bueno y adaptativo. Queremos que nuestros recuerdos retengan la información que más probablemente sea útil en el futuro, cuando nos encontremos con situaciones similares.

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Los investigadores descubrieron que el sesgo hacia el contenido de la memoria semántica se vuelve significativamente más fuerte con el paso del tiempo, y con el recuerdo repetido.

Los resultados también demuestran que ponerse a prueba antes de un examen (por ejemplo, utilizando tarjetas de memoria) hará que la información significativa se mantenga durante más tiempo, especialmente cuando va seguida de períodos de descanso y sueño.

Así que ya sabes: en lugar de esperar con ansiedad las vacaciones, lo que hará que luego pasen demasiado rápido, tómate tu tiempo para reforzar los recuerdos más preciados de las anteriores.

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