DALLAS, Texas.- Firulais cruzó en lancha por Panamá, domó el temido tren ‘La Bestia’ en México y entró por El Paso, Texas, acompañando a su fiel amigo Kevin Oviedo, venezolano que migró a los Estados Unidos.
Venezolano cuenta cómo logra traer a su perro ‘Firulais’ desde Colombia hasta Dallas, Texas
El perro ‘Firulais’ fue rescatado en Colombia por Kevin Oviedo y desde ese día han sido inseparables. En abril, Kevin Oviedo, de origen venezolano, emprendió su viaje a Estados Unidos y no dejó a su fiel compañero Firulais, un perro que rescató de la calle cuando estuvo en Bogotá, Colombia. Ahora Firulais y Kevin comparten un apartamento en Dallas, Texas en busca de seguir su ‘sueño americano’.

El atravesar varias fronteras no ha sido fácil, pero Kevin Oviedo dice que él nunca pensó, dar en adopción o abandonar a Firulais, pues lo considera su familia.
“Sencillamente, no era opción dejarlo, ni abandonarlo, ni darlo en adopción, ni nada por el estilo”, cuenta en entrevista, “Si él no estuviera aquí conmigo, créeme que yo tampoco estuviera acá, me hubiera regresado, donde estuviera él estuviera yo”.
Desde hace cuatro años, Firulais y Kevin Oviedo se conocieron en Bogotá, Colombia, donde él lo rescató de la calle y lo hizo su compañero de viaje y ahora de vida.
“A Firulais lo conocí en la calle, lo vi en situación de calle, hace ya cuatro años va para cinco, en la ciudad de Bogotá, Colombia, en un transporte público”, recuerda. “Iba atravesando la ciudad, iba solo y quería una compañía y se me atravesó en el camino y ha sido una excelente compañía”.
Juntos han cruzado Colombia, Ecuador, Perú, México, Panamá, Centroamérica y ahora viven en Dallas, Texas.

Retenes, autobuses que no son ‘pet friendly’ y el calor fueron obstáculos en su viaje a Estados Unidos
Firulais estaba acostumbrado al clima fresco de Bogotá, por lo que el calor húmedo de la selva o el seco del desierto le afectaba en momentos.
Cuando el calor agobiaba a Firulais, Kevin decidía cargarlo así fuera por muchas horas para evitar que su mascota se cansara. También sus viajes los hacían de noche para que no le lastimara tanto el calor y el sol a Firulais.
Esos son los momentos más difíciles en su viaje rumbo el norte de Texas, pero un obstáculo más grande era: autobuses que no dejaban subir animales.
“Lo más difícil fue los pedazos en ciertos Países donde no me dejaban viajar en el bus con el perro. Aun teniendo el dinero para pagar hasta incluso el pasaje de la mascota, era imposible que me dejaran viajar con la mascota en el bus”, recuerda con tristeza Kevin Oviedo.
Si bien no es fácil migrar con una mascota, algunos comentarios de otros migrantes en la ruta alertaban y ponían de nervios a Kevin.
“Eso sí, en el camino se me atravesaron muchas personas diciéndome que: en tan lado o retén los policías me lo iban a quitar, que allí estaba protección animal, que no sé qué broma, que lo dejara y que vendiera el perro”.
Aun así, él siguió y dice que vender a Firulais nunca fue algo que pasó por su mente.
Firulais y Kevin luchan por hacer su vida en Dallas
Tras meses de viaje, el 19 de abril llegaron a la frontera estadounidense y ahora están estables en un apartamento en Dallas, Texas.
Poco a poco han comprado muebles, Firulais tiene su cama y Kevin Oviedo su colchón inflable. Él ha trabajado para comprar un televisor y dejarle caricaturas a Firulais para que no se sienta solo.
Hay algo que impide a Kevin Oviedo, por ahora, tener más trabajo y es que no tiene un auto para trasladarse.
“No tengo el transporte para moverme, porque trabajo sí hay, me he dado cuenta que hay mucho trabajo en el tema de la construcción”, dice.
Por ahora, Kevin está en busca de un auto y de trabajar en la construcción, donde dice que tiene experiencia y puede hacer de todo.
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