TAMPA, Florida.- El parque de casas móviles Mariner Cove es hoy un paisaje de devastación. La calma tras el paso del huracán Helene es casi tan inquietante como el rugido del viento y el azote de la lluvia de la noche anterior.
Lo perdió todo por segunda vez: la historia de Julio, un damnificado por Helene
El Huracán Helene dejó más de 80 casas móviles afectadas en el parque Mariner Cove, sumiendo a sus residentes en la incertidumbre y la necesidad de reconstruir; el corte de electricidad y los daños materiales en Clearwater tras el paso del Huracán Helene mantienen a las autoridades trabajando para restaurar la normalidad.
Árboles arrancados de raíz, cables eléctricos colgando peligrosamente y, en medio de todo, las viviendas de cientos de familias completamente arrasadas. Entre ellas, la casa de Julio, un hombre que lo ha perdido todo por segunda vez en menos de un mes.
Julio ha vivido en Mariner Cove durante 17 años. Su casa, una pequeña vivienda móvil pintada de verde, había sido su refugio y el fruto de años de trabajo. Pero el día de ayer, por primera vez en su vida, Julio tomó la difícil decisión de evacuar.
La llegada de Helene, con sus vientos huracanados y la amenaza de inundaciones, lo convenció de que su vida corría peligro. Sin embargo, nunca imaginó que el huracán sería tan devastador.
“Me siento mal porque, con tanto trabajo que uno hace las cosas, y mire cómo de fácil se le pierde todo”, cuenta Julio, parado sobre el lodo, señalando los restos de lo que fue su casa.
Al regresar después del paso de la tormenta, se encontró con una imagen desgarradora: el agua había subido casi cuatro pies, y el piso, que había renovado tras una inundación anterior, estaba destruido de nuevo.
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La intensidad del huracán quedó grabada en el paisaje de Mariner Cove. No solo se ven árboles caídos y cables que cortaron la electricidad, sino también objetos de gran tamaño que fueron arrastrados por la fuerza del agua. Julio cuenta cómo una escalera de cemento que pertenecía a otra vivienda fue desplazada violentamente y terminó incrustada en su casa.
“Si yo salía para afuera, me iba a llegar el agua hasta la cintura”, relata. Mientras mira lo poco que queda de su hogar, se resigna a tener que reconstruirlo todo de nuevo, como ya lo hizo hace menos de un mes. Helene, al igual que la tormenta anterior, no le dio tregua.
Julio no está solo en esta tragedia. Alrededor de 84 casas móviles en el parque fueron afectadas por el huracán, dejando a decenas de familias con daños irreparables. Las autoridades del condado Pinelas ya se han movilizado para evaluar los daños, mientras equipos de electricidad intentan restaurar el servicio en la zona.
El parque, que alguna vez fue un lugar tranquilo, ahora es un amasijo de escombros y desesperanza. Sin embargo, Julio mantiene una entereza admirable. “Es la segunda vez, en menos de un mes”, dice, refiriéndose al esfuerzo que ha hecho por mantener su hogar a flote. Pero ahora, todo el trabajo parece en vano.
Mientras se restauran los servicios básicos y los residentes tratan de recoger lo poco que quedó, la pregunta en el aire es cómo seguir adelante. Julio, como muchos otros, ha perdido casi todo, pero la comunidad de Mariner Cove no se rinde.
La esperanza se mezcla con el cansancio, y aunque las pérdidas son grandes, la reconstrucción comenzará, una vez más, desde cero.












