Retorno a México de solicitantes de asilo en EEUU aumenta “peligros” y “viola el debido proceso”

Jorge Cancino
Por:
Jorge Cancino.
Varias familias en Centroamérica manifestaron que hay un rumor de que si viajan con niños será "más fácil" conseguir asilo político en EEUU. Las autoridades aseguran que de los cerca de 90,000 migrantes detenidos durante este año, 50,000 de ellos son adultos que pertenecen a una familia y 40,000 son niños.
Video ¿A qué se debe el creciente número de niños migrantes en la frontera sur de EEUU?

La expansión de la política adoptada en diciembre por el gobierno de Donald Trump, de retornar a México a ciertos inmigrantes que piden asilo, generó reacciones de grupos defensores de los derechos de los inmigrantes.

“Desgraciadamente estamos en una época muy extraña, porque el gobierno de Washington dice que no tiene la capacidad física de detener a las personas que llegan pidiendo asilo y le ha pedido a México que los retenga”, dijo a Univision Noticias Jaime Barrón, un abogado de inmigración que ejerce en Dallas, Texas. “Se trata de un acuerdo muy extraño y una manera, en mi opinión, cuestionable, para forzar a la gente a que se rinda y no quiera pedir asilo”, agrega.

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“Existe mucho miedo de quedarse en México por meses, quizás años esperando a que un juez de inmigración tome su caso y las autoridades le responsan si le dan el asilo o no. Mientras, esa persona queda desamparada en territorio mexicano”, advierte Barrón.

Medida “cruel”

Para el Southern Poverty Law Center (SPLC), México es un lugar “peligroso” para los migrantes que huyen de sus países, principalmente Centroamérica, y piden asilo en la frontera estadounidenses y son obligados a esperar en el lado mexicano.

“El gobierno de Trump sigue buscando formas más crueles de burlar la ley y hacer caso omiso de la moral básica. Las personas que huyen de la persecución tienen derecho a buscar asilo en Estados Unidos”, agrega.

La medica entró en vigor el pasado 20 de diciembre como parte de la cuestionada política migratoria de tolerancia cero de Trump, enfocada en eliminar la inmigración indocumentada, sin tener en cuenta a los solicitantes de asilo.

Debido proceso en riesgo

El plan "Permanecer en México" está restringiendo el debido proceso migratorio y coloca en riesgo las vidas de los solicitantes de asilo, ha dicho la Asociación Americana de Abogados de Inmigración (AILA), que agrupa a más de 5.700 miembros en todo el país.

AILA insiste en que el protocolo creado por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) “altera drásticamente el procesamiento de las solicitudes de asilo en la frontera y hace que sea mucho más difícil para los solicitantes de asilo recibir un reconocimiento justo y significativo de sus reclamos según lo requerido por la ley estadounidense y el derecho internacional”.

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“El simple hecho que ahora las personas se quedan en México esperando el veredicto de asilo político es una violación del debido proceso”, reitera Lilia Velásquez, profesora adjunta de la facultad de leyes de la Universidad de California, en San Diego. “La gente, cuando llega a la frontera, viene cansada, agotada, llena de miedos y preocupaciones. Y cuando ejerce su derecho de pedir asilo, lo regresan a México a que espere. Y la espera puede demorar mucho tiempo, meses. Están pisoteando sus derechos, es algo no debería estar sucediendo”, añade.

La verdadera crisis

A principios de febrero Mary Bauer, subdirectora legal del SPLC, dijo al concluir una visita a un campamento de migrantes en Tijuana, México, que “efectivamente existe una crisis en la frontera, pero se trata de una crisis enteramente hecha por el presidente” (Trump). “El gobierno ha cerrado el sistema de asilo y está violando la ley estadounidense y el derecho internacional”, agregó.

Debido a esto, miles de personas desesperadas se ven obligadas a esperar en condiciones miserables y peligrosas” en el lado mexicano, primero para encontrar un cupo y presentar una solicitud de asilo, y luego ser retornado a territorio mexicano y esperar a que un juez decida si concede o niega el pedido de protección.

Desde diciembre del año pasado, durante el debate sobre el presupuesto en el Congreso, Trump ha presentado el problema en la frontera como una emergencia nacional con el propósito de justificar sus planes de conseguir financiamiento para la construcción de un muro a todo lo largo de la frontera con México, una de sus principales promesas inconclusa de campaña.

Caos en la frontera

El Catholic Charities Legal Services (CLINIC), una de las principales organizaciones de ayuda legal a los inmigrantes en Estados Unidos, señala que la política de Trump en la frontera es totalmente errónea.

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“La caótica implementación de la política confirma esa advertencia y promete despojar a los solicitantes de asilo de sus derechos humanos y legales”, dice Anna Gallagher, directora ejecutiva de CLINIC. "En los últimos dos años, este gobierno ha emitido una política tras otra que desatiende nuestras leyes, exacerba el sufrimiento humano y distorsiona los valores de nuestro país", precisó.

CLINIC ha pedido en reiteradas ocasiones al gobierno que se centre en un enfoque humanitario para proteger a los solicitantes de asilo, y ha apelado a la secretaria del DHS, Kirstjen Nielsen, para que ponga fin a la política migratoria en la frontera, que tilda de “equivocada e inmoral”.

Demanda de ACLU

En febrero la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), demandó al gobierno der Trump para que ponga fin a la política de retorno a México de solicitantes de asilo (la medida no incluye a menores migrantes no acompañados) porque, argumentó, “restringe el debido proceso y coloca en riesgo las vidas de los solicitantes de asilo”.

La ACLU precisa que la política vigente “hace que sea mucho más difícil para los solicitantes de asilo recibir un reconocimiento justo y significativo” por parte de las autoridades estadounidenses, y que la permanencia en territorio mexicano, después de huir de sus países a causa de la violencia y la pobreza, no garantiza que no habrá nuevos y mayores peligros.

“Permanecer en México impone un procedimiento excepcionalmente estricto para el asilo”, dice la ACLU.

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“Devolverlos a México es una situación bien difícil y peligrosa. Y no saben estas personas cuánto tiempo esperaran en México por sus casos de asilo. Pueden ser meses o años”, dice Matt Adams, director del Northwest Immigrants Rights Project en Seattle, Washington. “Bajo nuestras leyes, todos tienen derecho a presentar una petición de protección, pero el gobierno (de Trump) hace todo lo posible por evitar que tengan esa oportunidad”, indica.

Audiencia en corte

La semana pasada, una corte federal de San Francisco que atiende la demanda presentada por ACLU, otros grupos defensores de los derechos de los inmigrantes y 11 solicitantes de asilo, escuchó los argumentos de los abogados de ambas partes para tomar una decisión respecto al futuro de esta política de Trump en la frontera.

La medida fue implementada antes de Navidad en el paso fronterizo de San Ysidro, pero el DHS la extendió luego al cruce de Calexico, ubicado unos 193 kilómetros (120 millas) al este de San Ysidro.

El juez Richard Seeborg dijo durante la audiencia que los demandantes tenían la potestad de presentar el caso y que el tribunal puede escucharlo.

En cuanto a la espera por la resolución de un caso de asilo, los abogados recordaron que las cortes de inmigración permanecen atascadas, y que las demoras pueden ser de meses, quizás años.

De acuerdo con datos de la Oficina de Revisión de Casos de Inmigración (EOIR), a los que tuvo acceso Univision Noticias, al 30 de enero habóa 821,726 casos acumulados en los tribunales de inmigración, son contar otros 350,000 casos de suspensiones administrativas de deportación reabiertos a mediados del año pasado por el entonces fiscal general, Jeff Sessions.

Tres meses y medio después de ser separada de su padre en la frontera sur de Estados Unidos tras ingresar ilegalmente al país, Adayanci Pérez Chávez, de 6 años, llegó a Ciudad de Guatemala el 30 de agosto. En la capital la esperaban sus padres, su hermano Dimaria Leonel, de 3 años, y algunas tías y primos.
Las autoridades entregaron a Adayanci a sus padres tras un vuelo desde Michigan, donde la niña estaba bajo custodia de Bethany Christian Services, una agencia contratada por la Oficina de Reubicación de Refugiados estadounidense que la asignó a dos familias de acogida. Según su padre, Hugo Leonel Pérez Mazariegos, lo primero que la niña le dijo al verle fue: "¿Por qué me dejaste?".
Adayanci es abrazada por su tío Edgar Chavez. Tras un viaje de más de seis horas entre la capital y Santa Ana, la localidad natal de la familia Pérez Chávez en el departamento de San Marcos, a la niña le esperaba una cena familiar para celebrar su regreso. Entre lágrimas de emoción por el reencuentro y abrazos a la pequeña, el abuelo encendió fuegos artificiales.
A la mañana siguiente de su llegada, a Adayanci le esperaba la que debía ser una jornada de celebración: sus profesoras y compañeras le habían preparado una fiesta de bienvenida en el colegio. Su madre, Alma Lucerito Chávez, baña a la niña antes de llevarla a la escuela.
Al llegar a su colegio y ver a sus antiguos compañeros esperándola, Adayanci se escondió detrás de su madre y no quería entrar a la escuela. Una de sus profesoras, Corina, la cargó para meterla en la clase. La niña no quería hablar con sus los otros estudiantes y, aunque había compartido las aulas con ellos hacía unos meses, decía que no los conocía.
Dentro de la escuela, la niña se quedó con la mirada perdida y sin hablar, mientras el resto de niños y profesoras trataban de animarla y expresarle palabras de aliento. "Ya no es la niña que dejé de ver hace cinco meses", lamentaba su maestra Claudia al recordar que antes era mucho más activa.
Adayanci es una de las más de 2,500 menores que fueron separados de sus padres en la frontera como parte de la 'política de tolerancia cero' de Donald Trump. La reunificación de la niña con su familia se aceleró después de que una psicóloga le diagnosticara con "estrés postraumático agudo" como consecuencia de la separación.
Alma Lucerito Chávez sostiene en brazos a su hija que se ha quedado dormida en medio de su fiesta de bienvenida en el colegio. "Yo siento mucho coraje porque cómo es posible que le hicieron esto", lamenta. "Lo que yo estoy viviendo con mi hija a los demás no les gustaría eso de sus hijos porque los niños ya no vienen igual. Vienen espantados".
En Michigan, Adayanci vivió con dos familias de acogida. A Guatemala llegó con una maleta y una mochila llena de ropa y juguetes que le regalaron, además fotos de su estancia en Estados Unidos, como esta en la que la pequeña aparece con sus padres de acogida que fue colocada junto al altar de la familia.
Además de no reconocer a algunos compañeros y miembros de su familia y de tener la mirada perdida en ocasiones, Adayanci llora más de lo habitual y se muestra más rebelde de antes de su partida. Sus padres aseguran que se despierta por la noche, a menudo en medio de pesadillas, y, aunque ha vuelto a la escuela, a veces sale antes de la hora. Los especialistas que vieron a la niña en Michigan atribuyen esos comportamientos al trauma de la separación. De no ser tratada adecuadamente, los psicólogos advierten que podría tener secuelas para toda la vida.
Adayanci posa con su abuelo delante de su casa en Santa Ana. Por sus bajos recursos de la familia y por vivir en un lugar alejado de la capital, a los Pérez Chávez les resulta casi imposible tener acceso a un tratamiento psicológico y terapia.
Por el momento, Alma y Hugo, los padres, solo cuentan con la ayuda de su familia y profesoras para que, con cariño y paciencia, Adayanci vuelva a ser la de antes. Ellos tratan de hacerla sentir cómoda preparándole la comida que más le gusta como los tamales.
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Tres meses y medio después de ser separada de su padre en la frontera sur de Estados Unidos tras ingresar ilegalmente al país, Adayanci Pérez Chávez, de 6 años, llegó a Ciudad de Guatemala el 30 de agosto. En la capital la esperaban sus padres, su hermano Dimaria Leonel, de 3 años, y algunas tías y primos.
Imagen Cindy Karp
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