A pocas semanas de salir de la Casa Blanca, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva para unificar el estilo de los nuevos edificios federales siguiendo los patrones de la arquitectura clásica, expresando su preferencia por la estética clásica grecorromana por encima de los diseños modernistas o de vanguardia, que considera "discordantes".
Trump decreta que los edificios del gobierno federal deben ser "hermosos"
En la nueva orden de presidencial se elogia la estética de la arquitectura grecorromana. La Asociación Estadounidense de Arquitectos dijo que la orden los ha "horrorizado" y que espera trabajar con el presidente electo Joe Biden.
La orden, titulada "Promoción de una arquitectura cívica federal hermosa" y fue firmada el 18 de diciembre, exige que los edificios federales sean "hermosos" y elogia las características de la arquitectura grecorromana.
En el texto, los diseños modernistas son descritos como "feos e inconsistentes", aunque no define explícitamente qué estándares deben cumplir los edificios para ser considerados bellos.
La orden define la arquitectura clásica como "la tradición arquitectónica derivada de las formas, principios y vocabulario de la arquitectura de la antigüedad griega y romana" y que "abarca estilos como el neoclásico, georgiano, federal, renacimiento griego, bellas artes y art decó".
La norma se aplicaría a las nuevas sedes de juzgados federales, agencias gubernamentales, edificios públicos y demás edificaciones públicas que tengan un valor superior a 50 millones de dólares.
Dice que "se implementará de acuerdo con la normativa vigente y sujeta a la disponibilidad de asignaciones".
Arquitectos, "horrorizados"
La orden ejecutiva crea el Consejo Presidencial para la Mejora de la Arquitectura Cívica Federal cuya misión es presentar un informe al administrador de la agencia de Servicios Generales del gobierno (GDA, por sus siglas en inglés) con recomendaciones para incorporar las nuevas pautas arquitectónicas.
El decreto no ha sentado bien en el gremio. El Instituto Estadounidense de Arquitectos (FAIA) emitió rápidamente este lunes una declaración en la que "se opone inequívocamente" a la orden, aunque expresa cierto alivio porque esperaba que fuese peor.
"Las comunidades deben tener el derecho y la responsabilidad de decidir por sí mismas qué diseño arquitectónico se ajusta mejor a sus necesidades, y esperamos con interés trabajar con el presidente electo (Joe) Biden para garantizarlo", dijo el vicepresidente y director ejecutivo de la FAIA, Robert Ivy.
"Aunque estamos horrorizados con la decisión de la administración de avanzar en el mandato de diseño, estamos contentos de que la orden no sea tan amplia como se pensaba anteriormente", añadió Ivy.
La pasada semana, Trump también firmó otra orden ejecutiva para modificar los estándares que controlan la cantidad de agua que sale por las duchas.
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Hasta ahora, la regulación de los cabezales de ducha solo permitía un caudal máximo de dos galones y medio por minuto, una cantidad que acordó el Congreso en los años 90s y que limita el gasto de forma colectiva, o sea, aunque la ducha tenga otros accesorios para echar agua ese es el límite que podía echar en un minuto en general.
La nueva regla del Departamento de Energía implica que cada cabezal de ducha puede alcanzar el límite establecido por el Congreso, pero de forma individual.
Estas desregulaciones de la administración Trump en la recta final de su gobierno fueron criticadas por activistas y defensores medioambientales, así como por grupos de consumidores, que han manifestado por el impacto que pueden causar.
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